El reciente intento del
presidente uruguayo José Mujica -apoyando en esto por sus colegas Dilma
Ruoussef y Cristina Kirchner- de diseñar un mecanismo alternativo que permita
el rápido ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercosur ha fracasado.
Ni la presencia -y enorme
interés en la cuestión- de Hugo Chávez pudieron alterar el resultado. En
efecto, aparentemente los mencionados líderes no lograron convencer al
presidente paraguayo, Fernando Lugo, que los acompañara en sortear por la vía
del consenso las claras disposiciones del tratado con el objetivo de evitar que
la falta de voluntad del Parlamento paraguayo -contrario al acceso de
Venezuela, por las características poco democráticas del gobierno de Hugo
Chávez- continúe postergando ese acceso.
Ocurre que el órgano
legislativo del país hermano, que representa soberanamente a su pueblo, tiene
jurídicamente la llave de ese acceso, lo que no puede tomarse livianamente. El
empellón que finalmente no prosperó hubiera probablemente generado problemas políticos
de envergadura para el propio Lugo, en Paraguay.
Venezuela -que en esto está
"en espera" desde hace trece años y formalmente desde el 2006-
seguirá por ahora en esa incómoda condición. Lo cierto es que se ha respetado
lo dispuesto por el Tratado, que es ley para todos. Lo que cabe aplaudir. Habrá
ahora una "Comisión de Alto Nivel" que, en 180 días, recomendará
acerca de las alternativas (si las hubiera) que puedan existir para -dentro del
respeto al derecho internacional, es de suponer- superar el impasse.
Pronto podría, sin embargo,
haber dos países, ambos bolivarianos, "en la cola". Porque el
presidente de Ecuador, Rafael Correa, acaba de formalizar también el pedido de
acceso de su país. Y previsiblemente enfrentará idénticas dificultades que Venezuela.
Su belicosa y nada pluralista posición contraria a la libertad de prensa no lo
ayudará, es de suponer.
Chávez, refiriéndose a su
manera -sin mayor respeto- a los legisladores paraguayos, los calificó de
"pequeño grupo, con intereses inconfesables", lo que es una
descortesía y supone, además, echar innecesariamente leña al fuego.
Mientras tanto, el ex presidente
uruguayo Luis Alberto Lacalle, desde otra posición, muy diferente, afirmó que
si Venezuela ingresa finalmente al Mercosur, "puede ser el comienzo del
fin" del bloque. En la misma sintonía, el experimentado ex canciller
oriental, Sergio Abreu, calificó muy duramente al fallido empujón del
presidente Mujica, como intento de "golpe de estado internacional".
Lo cierto es que Venezuela
deberá seguir esperando para que, dentro de las reglas de juego preexistentes a
su solicitud, el país pueda ser admitido como miembro pleno del Mercorsur.
El tiempo dirá si ello termina
ocurriendo -o no- antes de las elecciones presidenciales venezolanas del año
próximo en las que -a estar a las encuestas- la oposición unificada podría
tener, en elecciones transparentes, buenas posibilidades de desplazar a Chávez
del timón del poder, en el que el caribeño siempre pretende eternizarse. De
cara a la realidad que se ha impuesto, si esto sucediera las posibilidades de
Venezuela respecto de poder ingresar al Mercosur serían quizás algo mejores.
http://www.lanacion.com.ar/1434661-venezuela-sigue-fuera-del-mercosur
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