Varias veces me han pedido que sea “balanceada”. Me dicen: “¡mira las carreteras! ¡los hospitales nuevos! ¡la inversión en educación!” El problema es que si yo escribiera loas a las carreteras, no sería honesto de mi parte ya que esta columna siempre se ha tratado sobre la libertad individual, sobre si con cada cambio en la política económica o en las leyes del país somos individuos más o menos libres.
Si uno cree que la libertad es un valor que está por encima de consideraciones materiales o personales –precisamente porque es necesaria para progresar– ¿por qué la vamos a ignorar cuándo está siendo amenazada? Algunos pensarán, “bueno, sí están coartando la libertad de opinar, pero las carreteras están maravillosas y nos han dado hospitales nuevos”. Y probablemente lo considerarán un buen intercambio: libertad a cambio de seguridad o de mejores servicios públicos (si es que de verdad más gasto equivale a mejor calidad y/o más cantidad).
Pero la bloguera cubana, Yoani Sánchez, dice que “La propuesta de usar la libertad como forma de pago a cambio de ventajas materiales es una fórmula que trasciende los sistemas sociales y se presenta como un procedimiento psicológico para dominar la voluntad ajena... El derecho a la libre expresión y a la libre asociación, claramente expresado en una base jurídica sólida, es la garantía de que el resto de los derechos serán respetados”.
¿De qué nos sirven las carreteras si cuando pase el tiempo y no estén bien mantenidas no tendremos las garantías legales para quejarnos? ¿De qué sirven los hospitales o colegios nuevos si solo los valientes y sacrificados se atreverán a exigir una mejor atención o una mejor educación?
¿Podemos celebrar la inauguración de un puente nuevo mientras en el mismo país y al mismo tiempo hay personas que están siendo perseguidas por una justicia que evidentemente está al servicio de un proyecto político?
¿Podemos celebrar un colegio nuevo mientras a una señora común y corriente, Irma Parra, se le monta una inquisición del Siglo XXI –¿paga o no paga impuestos? ¿afilia o no afilia a sus empleados?– por haberle mostrado un dedo al presidente? Lo siento mucho pero no puedo.
No puedo porque me parece que es francamente humillante que utilizando a personas como ella se nos intimide a todos.
Además que no puedo porque creo que cuando a los individuos se les permite ser libres en todas sus dimensiones, cada uno puede contribuir más al desarrollo de su país. Los milagros económicos en países tan distintos como Alemania, Suecia, Hong Kong, entre otros, fueron hechos por personas libres. No se les pidió que sacrifiquen libertades fundamentales como el derecho a expresarse ni tampoco se les pidió que entreguen la justicia a una fuerza política.
Esto se trata de libertad. El principal obstáculo de todo proyecto autoritario no es “la prensa corrupta” o algún otro fantasma de turno, es la libertad de cada persona que se niegue a seguir órdenes e insista en actuar de manera independiente del poder. Es decir, tal vez usted o tal vez yo.
@gabricalderon
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