El acoso de los organismos oficiales, como el caso de Consejo Nacional Electoral o del Instituto Nacional de Estadística, o del Indepabis o el Inti, por mencionar algunos entre las decenas de organizaciones de las que se vale el gobierno para enredar y obstruir la institucionalidad democrática y libertades económicas, políticas y sociales, resulta inusitado.
El país está estremecido. El nombre de la revolución ha servido para revolver la institucionalidad del sistema político que le permitió anidar sentimientos y expectativas democráticas durante buena parte de su historia contemporánea. El gobierno se ha valido del poder político para retorcer esfuerzos de construcción de valores y principios de libertad y soberanía. Por consiguiente, los resultados reflejan una administración pública pervertida por efecto de la pasmosa corrupción que ha venido ocurriendo bajo la mirada complaciente de los mayores niveles de autoridad judicial y legislativa que tan escabrosa situación ha permitido.
Con el melodramático cuento de los serios daños generados por deslaves, derrumbes, lluvias e inundaciones, ha aprobado millonarios recursos sin que los mismos se correspondan con los menguados resultados que a todas luces muestra tan penosa situación. Los funcionarios que intervienen el proceso de elaboración y toma de altas decisiones, son siempre los mismos por lo que a decir de los resultados de la gestión acometida, la incompetencia los insume. La ineficiencia y la ineficacia priman toda situación que sirve de razón para que el poder de intromisión de tan conspicuos personajes, evidencie su grado de incapacidad y de precariedad en toda su expresión.
El acoso de los organismos oficiales, como el caso de Consejo Nacional Electoral o del Instituto Nacional de Estadística, o del Indepabis o el Inti, por mencionar algunos entre las decenas de organizaciones de las que se vale el gobierno para enredar y obstruir la institucionalidad democrática y libertades económicas, políticas y sociales, resulta inusitado. Aunque las medidas adoptadas sobre la repatriación del oro o de la movilización de las reservas internacionales, son demostrativas de la desesperación del alto gobierno por terminar de desmontar el ordenamiento jurídico que refiere la propia Constitución de la República. O dicho con palabras del vulgo: “de raspar la olla”. Por esto y muchas otras razones, el gobierno no informa sobre las decisiones tomadas. Pero ¿qué podría informar?
De hacerlo pondría al descubierto sus entuertos lo cual reventaría sus propósitos de seguir arruinando al país en nombre de su nefasta revolución bolivariana. De ahí que el gobierno venezolano seguirá empeñado en obtener el más grueso usufructo por cuanto sus días comenzaron a contarse regresivamente. Es decir que en el fragor de sus ejecutorias, sólo da “patadas de ahogado” toda vez que sabe bien que las tiene perdida. No tiene de otra pues este gobierno sabe que está embadurnado hasta la médula. Incluso, más allá del abuso y la vulgaridad.
VENTANA DE PAPEL
SIN IDEA ALGUNA
Desde que el gobierno le dio por expropiar importantes establecimientos hoteleros administrados por consorcios internacionales como la Cadena Hilton, el turismo que ocupaba dichos espacios se vio mermado. No por lo que estos hoteles comprometían en términos del disfrute y recreación. Pero si, en cuanto al modo de ser conducidos por un gobierno que busca apropiarse injustificadamente de todo lo que a primera vista se le ocurre. Sin el conocimiento exacto de lo que significa el manejo cabal de una red hotelera y sus implicaciones logísticas, creó una organización que denominó Venezolana de Turismo, Venetur, con la idea de desplazar capacidades y voluntades que movilizaban un turismo en el mejor sentido de la palabra. En la actualidad, lo primero que caracteriza el área de recepción de estos hoteles, es la foto del presidente de la República, al lado de la de Bolívar y de Francisco de Miranda. Como si ellos hubiesen exhortado la actividad turística como complemento del necesario desarrollo económico y social de la nación. O acaso lo hubieran concebido como parte de una agenda personal asociada con la salud física, espiritual y emocional de todo ser humano que realmente valorice el descanso como tiempo significativo para el indispensable relax. Además de tan inconciliable y chocante mensaje, estos hoteles vienen padeciendo de síntomas de devastación que sus administradores no alcanzan a comprender. Mucho menos, a ver y atender por cuanto su trabajo está dirigido a exaltar una ideología política que confunde “la gimnasia con la magnesia”. Entonces ¿qué va a quedarle a un país que vino construyéndose con esfuerzo y disposición de muchos que entregaron su vida al desarrollo nacional? Hoteles de cinco estrellas rebajadas a cuatro y tres estrellas, a lo sumo.
¿POR QUÉ TANTO SEDENTARISMO?
No hay duda de que la dinámica social y económica y hasta política, deja poco tiempo para disfrutar el deporte como eje de otra dinámica que, aunque diferente, es vital para consolidar la salud física y emocional de toda persona. Así que no hay excusa que valga para diferir o desplazar la actividad deportiva por otras que ningún provecho arroja. Mucha gente reconoce esto cuando vive el arrepentimiento de quien por sedentario, cae en las fauces de alguna enfermedad. Ejemplos así, los hay muy cerca. Sin embargo, nunca es tarde cuando la dicha llega, No sólo por lo que reza el sabio aforismo que así lo deja ver. Es también por los saludables efectos que brinda la práctica de un deporte aun cuando no se haga con la regularidad y disciplina que exige. Pero así puede comenzarse pues igualmente sus resultados vienen tan inmediatos como se vaya al encuentro de su realización. Y es que no sólo sus frutos redundan en beneficio de una mejoría de las funciones orgánicas que pudieran ser diversas e inimaginables. Es además la posibilidad real de aumentar el bienestar y la vitalidad, combatir el estrés. Pero sobre todo, porque induce paz interior y la sublimidad de la espiritualidad a niveles que sólo puede apreciar y experimentar quien a bien tomaría la sana decisión de vivir el deporte como parte sustancial de vida. Entonces, ¿por qué tanto sedentarismo?
SEMBRANDO MÁS INCERTIDUMBRE
La coacción que ejerce el gobierno en su temor por verse fuera del poder mediante el voto de la sociedad demócrata venezolana en D-2012, ha llegado a límites inauditos. Por ejemplo, la incertidumbre que roza las ejecutorias gubernamentales, ha colocado a los representantes del oficialismo “en volandillas”. Particularmente, a quienes desde la Asamblea Nacional se han dado a la tarea de complicar la normativa que configura la inconmovible Ley de Arrendamientos. No sólo porque afectaría a propietarios. También a arrendatarios toda vez que la relación entre estos agentes de la economía focal puede devenir en un retroceso del bienestar social de una buena parte de la población que vive del alquiler de una sección de su vivienda principal. Así como también, de la posibilidad que puede brindarse una persona que por necesidad busca un espacio para vivir con alguna holgura e independencia. Más, cuando por causa de las inconsistencias del debate legislativo, siguen en jaque aspectos relacionados con el canon de arrendamiento, depósito, lapsos de alquiler y otro rubros que complican la respectiva operación la cual pudiera leerse como un gesto de solidaridad y cooperación social y económica entre factores que comparten necesidades económicas y sociales. De manera que mientras más pueda azuzarse el retardo de dicha ley en manos del sector oficialista de la Asamblea Nacional, más podrá sembrarse incertidumbre en la población que vive a expensa de tan apremiantes necesidades.
INTOLERANCIA A LA PRENSA LIBRE
El cierre del semanario Sexto Poder, ha causado enorme revuelo y molestia dentro de los círculos sociales y movimientos políticos que exigen respeto por las libertades de prensa, comunicación, opinión, expresión, información y de pensamiento. El miedo gubernamental a que le digan o, al menos, le insinúen verdades que pueden ocultar, encubrir o solapar por intereses vinculados con operaciones que transgreden preceptos constitucionales, es mayúsculo. Sobre todo, cuando los medios de comunicación se atreven a hacer ver. La intolerancia es la medida de sus acciones. La gestión de organismo como Conatel, valiéndose del carácter coercitivo de la ley Mordaza, apunta a esa dirección. Particularmente, cuando se aprovecha de la misma para infundir terror jurídico a través de amenazas y confiscaciones que no tienen razón ni sentido alguno. Mediante la contención que induce la presencia de factores militares, funcionarios de esta oficina, de alguna manera, producen consternación. Por eso que en sus actuaciones y decisiones se omite la tolerancia a todo lo que está asociado con las libertades y derechos civiles lo que es propio de gobiernos autoritarios, intemperantes e intransigentes.
antoniomonagas@gmail.comEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.