Cuenta la leyenda que tras derrocar a su padre, Saturno obtuvo de su hermano mayor, Titán, el favor de reinar en su lugar. Aunque Titán puso una condición: que Saturno debía matar a toda su descendencia, para que la sucesión del trono se reservase a los hijos de aquél.
De esa manera, Saturno tuvo varios hijos que devoró ávidamente, como había convenido con su hermano. En cambio, en esta Venezuela al revés, nuestro gubernamental Saturno de Sabaneta más que comerse a sus hijos se devora a sí mismo.
Para entender lo que le está pasando a nuestro Saturno patrio hay que alejarse del microscopio. Todo para poder ver con claridad que quien realmente ha enfermado es una persona, no una célula. Una persona con una vida, que quizás es la que ha originado esa enfermedad.
Es decir, una persona con una determinada personalidad, que está viviendo su vida y de repente un día siente que algo anda mal y acude al médico. Éste le hace una serie de pruebas y diagnostica que esa persona ha desarrollado una enfermedad llamada “cáncer”. Esa persona, con esa personalidad y con esa vida, ha generado en su cuerpo el cáncer.
No ha sido infectada por ningún virus, ni ha sufrido ningún atentado o accidente, ni sufre algo congénito, simplemente su cuerpo ha enviado la orden a un grupo de células para que se multipliquen a un ritmo anormal y no mueran, creando así un “tumor”.
A su vez, este tumor se irá nutriendo y creciendo indefinidamente, destrozando las células circundantes e incluso enviando células a otra parte del cuerpo, dando lugar a una “metástasis”. En consecuencia, el cuerpo, por sí mismo, ha empezado un proceso de autodestrucción, pues eso es precisamente lo que es el cáncer.
Pero algo le estaba pasando a ese cuerpo para que decida que no quiere seguir viviendo. ¿Qué debe ser tan terrible, tan insoportable, que es mejor la muerte? La respuesta sólo la sabe la persona que ha desarrollado la enfermedad.
Sólo la persona que ha empezado ese proceso de autodestrucción sabe en el fondo de su ser qué cosas (circunstancias, heridas, presiones, obligaciones, crueldades, personas, actitudes, pérdidas, carencias, frustraciones, etc.) son las causas que han hecho su vida tan insoportable que su cuerpo ha decidido que no las puede soportar más y que prefiere morir.
En el fondo todos los enfermos con cáncer saben cuáles son esas causas o cosas, pero muchas veces no son conscientes de ellas. Pero esos motivos están ahí.
Ahora bien, el autoconocimiento es el único camino para llegar a esas preguntas tan cruciales sobre las causas del cáncer para conseguir detener el proceso y regenerarse. Si no encuentran los motivos o causas que hicieron que su cuerpo decidiera enfermar es muy difícil que éste deje de hacerlo.
Una vez conozca los motivos que lo enfermaron, podrá cambiar la manera como entendía esas cosas para pasar a entenderlas y vivirlas de una manera sana. Pero si la persona no entiende esos mensajes por simple ignorancia, o porque nadie le ha dicho que lo que intenta comunicarle su cuerpo es que hay una herida emocional que ha de ser sanada, todo seguirá igual.
Así que, la herida necesita que la persona deje de hacer aquello que le hizo enfermar para poder sanar.
Finalmente, cuanto más tiempo siga la persona con la misma actitud, más grande será su tumor y, por ende, seguirá devorándose a sí mismo.
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