El ataque a los sistemas eléctricos provoca una baja en la moral de civiles
La doctrina militar moderna considera un objetivo estratégico el ataque a los sistemas eléctricos para provocar una baja en la moral de civiles, entorpecer operaciones militares y dificultar el desarrollo económico. Para el ingeniero Víctor Poleo, estos objetivos coinciden con la gestión de Alí Rodríguez, como ministro de Electricidad.
En 1930 la Escuela de Tácticas Aéreas de EE UU fue la primera en considerar los sistemas eléctricos como uno de los objetivos cruciales en un conflicto. Sin embargo, algunos teóricos han considerado que los daños colaterales indirectos a la población civil son tan serios que pudieran ser contraproductivos. Así lo señala el mayor de la fuerza aérea de EE UU, Thomas Griffith, de la School of Advance Airpower Studies, en una tesis de grado que tituló, Strategic Attack of National Electrical Systems.
El primer ataque a un sistema eléctrico al inicio de Segunda Guerra Mundial en 1939 fue a la planta de energía de Varsovia. La Luftwaffe estimó que su destrucción aceleraría la rendición de Polonia. Una de las vulnerabilidades de los sistemas eléctricos en un conflicto es su dificultad para ocultarlos. No obstante en Alemania se encontraron generadores y turbinas camuflados en Iglesias, en Japón eran protegidos en fortalezas amuralladas y en Vietnam del Norte bajo tierra.
Obra destructora
Cuando se analizan los efectos que los conflictos han provocado en las infraestructuras eléctricas, lo primera interrogante que asalta es ¿cómo es posible que sin mediar una guerra el sistema eléctrico de Venezuela esté en iguales o peores condiciones que el de Alemania al final de la Segunda Guerra?
No hay exageración. Expertos como Víctor Poleo advierten la posibilidad de que SEN colapse como resultado de “las carencias de planificación, despilfarro, corrupción y desinversión”. “La postración económica de Pdvsa, la entrega de soberanía a intereses iraníes, chinos, rusos y cubanos iniciada por el MRE y el colapso del SEN, -según Poleo- son el resultado de una política intencional y calculada”. “No es casualidad -agrega- que Alí Rodríguez, haya estado a cargo de estas áreas y que hoy todas, en deplorable estado, comprometan el futuro económico de Venezuela”.
Independientemente que se esté o no de acuerdo con Poleo, llama la atención que antecedentes históricos demuestren que no es fácil la destrucción de un sistema eléctrico, incluso, como hemos dicho, en medio de un conflicto militar, a menos que se tenga las ventajas de un “insider”.
De acuerdo a una investigación realizada por el experto Carl F. Kossack en su obra, Study of Capacity Loss: Electric Power Generating Stations, cuando analiza los daños sufridos en el sistema eléctrico de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, concluye que los bombardeos aliados sólo pudieron destruir el 50% de la capacidad de generación eléctrica de Alemania. Es decir, apagones como los ocurridos en Venezuela en los cuales habría colapsado cerca de 90% del SEN nunca ocurrieron en la Alemania en guerra pese a los intensos bombardeos de los Aliados destinados a destruirlo.
Antecedentes y créditos
En el Summary Report de la Guerra del Pacífico de 1946 se indica que tampoco el bombardeo de los B-29 de EE UU a Japón, iniciado en otoño de 1943, fue lo suficientemente efectivo para hacer colapsar su sistema eléctrico. Thomas Griffith, es su tesis ya citada, tampoco cree que los ataques al sistema eléctrico de Corea del Norte contribuyeron a forzar el fin de la guerra.
Otro dato histórico curioso señala que sólo países en guerra han tratado de resolver la emergencia eléctrica acudiendo a plantas de generación aisladas, como lo ha hecho el gobierno bolivariano por recomendación de “expertos” cubanos. Un ejemplo clásico fue Vietnam del Norte. A raíz de que el presidente Johnson ordenara, el 21 de febrero de 1967, bombardear todas sus plantas termales (el Bombing Survey- Headquarters Pacific Air Forces determinó que habían destruido el 85% de la capacidad de generación eléctrica de Vietnam del Norte) fue cuando se vieron obligados a improvisar un sistema de generadores aislados que fue desechados al terminar la guerra.
Enterado por nosotros de estas referencias históricas, Víctor Poleo se limitó a contestar que, efectivamente, la Otan tampoco había podido destruir completamente el sistema eléctrico de eLibia. “Seguramente –agregó- porque al comando general en Bruselas no le ha llegado información sobre los antecedentes y los créditos para la destrucción sistemática de redes eléctricas de este prohombre bolivariano llamado Alí Rodríguez”.
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