La perseverancia es invencible. Es por ello que el tiempo,en su acción, destruye y derriba toda potencia. Plutarco
1.- EL SOCIALISMO Y LA POBREZA. SAUL GODOY GÓMEZ
2.- CHÁVEZ PREOCUPADO. EDITORIAL. EL PERIÓDICO, GUATEMALA
3.- TIRANOS ANTE EL VIENTO DE LA LIBERTAD. ALFREDO JAEGGLI
La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 653 días, cuenta regresiva inexorable. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel
EL SOCIALISMO Y LA POBREZA. SAUL GODOY GÓMEZ
La pobreza tiene, entre otras, causas económicas, y aunque es un fenómeno complejo, podríamos explicarla como un resultado directo de desigualdades que nacen con el hombre. En una sociedad siempre quedarán personas que reciban menos que otros, si el reparto fuera igualitario y en base a las "necesidades", como pretenden los comunistas, igual, no alcanzaría para todos, somos demasiados, vivir cuesta caro y si el Estado es socialista, de seguro irá en contra de los sectores productivos (quitándoles recursos, controlando sus ganancias) lo que inevitablemente disminuirá la capacidad de esa sociedad de crear riqueza; habrá menos que distribuir. Además, siempre hay prioridades, para los socialistas sería mantener al Estado representado por su líder, su camarilla (partido) y el aparato represivo del que debe disponer, lo que significa una alta erogación de recursos pues sus estilos de vida y gastos de mantenimiento necesitan de gruesas partidas presupuestarias, pero sin ese Estado sería imposible mantener la ilusión de que se está haciendo "justicia social".
El liberalismo clásico y el capitalismo son políticas que han probado históricamente las más capaces de producir riqueza, las que mejor distribuyen los recursos y las que brindan mejor calidad de vida a las sociedades que las ponen en práctica; su promesa es multiplicar los recursos para la prosperidad general en medio de un clima de libertades y reglas claras, pero si hay algo que no intentan es eliminar la pobreza, lo que es imposible, ya que la pobreza, aunque se puede disminuir, no se puede erradicar.
El capitalismo premia el emprendimiento y el trabajo en un ambiente de libre competencia donde entran en juego el interés y la preparación del individuo, el estilo de vida al que aspira y la voluntad que tenga en conseguir sus metas, lo que genera competencia; el que trabaje menos, el que esté menos preparado, al que le falte interés e iniciativa, ganará menos, por lo que siempre existirá la desigualdad en los ingresos. Aparte de estas condiciones, privan los talentos y las habilidades de las personas que en ciertas circunstancias son ventajas que los harán sobresalir sobre el resto de sus congéneres, pero el éxito de éstos se reflejará en la prosperidad general, generarán con sus emprendimientos oportunidades de trabajo, y bienes y servicios necesarios para la sociedad.
Ya lo había observado Benjamín Franklin: "Estoy de acuerdo en hacerle el bien al pobre, pero difiero en la manera de cómo hacerlo. Creo que la mejor manera de hacerle bien al pobre es no hacerle fácil la pobreza, pero sí guiarlos y estimularlos para que salgan de ella". Franklin decía que en sus viajes había observado que mientras más se le proveía al pobre con comodidades y servicios, cuanto más impuestos se les imponían a los ricos para atender a los pobres, mas insolentes, violentos, viciosos y flojos éstos se comportaban. Estas políticas lo que hacían era incrementar la pobreza, advirtió.
El socialismo se vale de los pobres, de la desigualdad para promover la peor solución posible, hacen del Estado un ente interventor y violador de los derechos humanos para poder despojar de riqueza a los que tienen y la han trabajado, y supuestamente dársela a los que menos tienen, bajo la premisa de que los ricos robaron a los pobres y que las nacionalizaciones, las expropiaciones y las confiscaciones son formas de hacer "justicia social", de devolverle a los desposeídos lo que originalmente era de ellos, que más que un argumento, es una excusa, una mentira populista para generar el abuso, el robo y el atraso generalizado.
El Estado socialista no crea riqueza, es incapaz de hacerlo ya que se empeña en destruir el aparato productivo privado y es ineficiente con las empresas públicas; la única manera que tienen de hacer un amago de igualdad en el reparto de los ingresos es, inevitablemente, con el empobrecimiento general, la ruina de la sociedad, que logran fundamentalmente cuando reparten según las necesidades, sin importar el esfuerzo y el trabajo que deben dar los beneficiarios como compensación.
De esta manera pauperizan a las sociedades, las someten con un Estado policial y de control, prohíben derechos fundamentales como la propiedad privada, la libre expresión e información, la libertad de prensa y persiguen a la disidencia con el fin de mantener en el poder a una organización política que goza de todos los privilegios y riqueza en nombre de los pobres.
Y es muy fácil convencer a los resentidos, el resentimiento se alimenta de la envidia y de la creencia que una persona que no trabaja, que nada aporta a la sociedad, que no tiene talentos puede acceder a estilos de vida y a ingresos que no merecen, y puedan, por medio del robo, el asalto, la violación o la simple inscripción en el partido de gobierno, quitarle a los que sí han trabajado y arriesgado sus bienes para obtener una propiedad o industria, para ellos sentarse en la oficina del gerente y con su ignorancia y mala fe arruinar una empresa que nada les ha costado y que no les duele (el caso de la CVG es un ejemplo patético de lo que explico).
Pero hay algo más grave aún, los gobiernos socialistas financian a otros Estados socialistas para que subyuguen a sus pueblos y arruinen sus economías, todo esto, en nombre de los pobres.
CHÁVEZ PREOCUPADO. EDITORIAL. EL PERIÓDICO, GUATEMALA
El domingo pasado, en el programa gubernamental Aló Presidente, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, condenó nuevamente la intervención de la coalición internacional en Libia y advirtió al presidente de los EE.UU., Barack Obama, que “con Venezuela ni se les ocurra”.
Chávez amenazó que si una intervención de este tipo se llevara a cabo en Venezuela “caerían sobre esta tierra millones de guaicaipuros (caciques indígenas), de lanceros. Con Venezuela ni se les ocurra, señor Obama”. Asimismo, denunció que los bombardeos están causando víctimas civiles: “Claro, lanzan 300 o 400 bombas desde el mar y esas bombas caen donde caen: casas, hospitales (…) Qué cosa tan inmisericorde (…) Son bombardeos indiscriminados (…) Si queremos ayudar a un país en un conflicto interno no es tirándole bombas”.
Chávez acusó a los EE.UU. y a sus aliados de lanzar la ofensiva para hacerse con el petróleo libio y advirtió de que buscan hacer lo mismo con Venezuela creando un clima de violencia que culminaría en las elecciones presidenciales de 2012. “Yo sé de los planes que tienen con Venezuela, violentar el país, crear condiciones para el 2012: ¡que ni se les ocurra!”, dijo el mandatario venezolano.
“Andan diciendo incluso que Chávez ya perdió, y que si gana es por fraude. Ellos tratarán de crear una coyuntura violenta antes, durante o después del proceso electoral, por eso llamo a los venezolanos que son capaces de pensar racionalmente: neutralicemos esos factores violentos, que quieren generar un caos como en 2002”, expresó Chávez.
Cabe señalar que, a raíz de los acontecimientos en Libia, que amenazan con el colapso del régimen de Muammar el Gadafi, se ha especulado que este podría refugiarse en Venezuela, único país que presuntamente se atrevería a brindarle asilo a pesar de estar sindicado de grotescos e imperdonables crímenes de lesa humanidad. En todo caso, debe tenerse presente que, en septiembre del 2009, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le entregó a su “amigo revolucionario” Gadafi el máximo reconocimiento que puede otorgar el Gobierno venezolano: la réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar.
Por supuesto, Chávez omite referirse a los terribles ataques del régimen libio contra objetivos civiles, así como a la supina intolerancia con que el “clan Gadafi” se ha conducido frente a la oposición y la disidencia, así como ante una población libia empobrecida y hambrienta que lucha desesperadamente por mejores condiciones de vida.
TIRANOS ANTE EL VIENTO DE LA LIBERTAD. ALFREDO JAEGGLI
¿Cuándo llegará el viento que sopla a favor de los luchadores por la libertad a Corea del Norte y Cuba? Desesperados ante el viento de la libertad que se inhala en el norte de Africa y Oriente Próximo, Chávez y Evo ya colocaron sus barbas en remojo y gritan contra la intervención humanitaria aprobada por las Naciones Unidas. Lugo, como aprendiz de ellos, también fustiga el despliegue de las fuerzas aliadas frente a la tiranía de Gadafi. No es de sorprenderse, pues el socialismo del siglo XXI apuesta al absolutismo como sistema político de gobierno.
Hace tres meses, la inmolación de un tunecino aceleró la historia en aquella parte del mundo; sin embargo, este viento menguó cuando Gadafi se aferró al cargo y decidió asesinar a su nación para mantenerse en el poder. A la esperanza por la libertad, que regresó el fin de semana pasado con una resolución del Consejo de Seguridad a favor de una intervención militar, le espera un duelo a muerte, pues el Nerón de Trípoli prometió luchar hasta la muerte.
Esta confrontación que sacude al mundo se da por algo tan antiguo como el hombre mismo: el sentido de libertad. La guerra por la libertad se ha desarrollado siempre entre el individuo frente al colectivismo, pues este para imponerse necesita someter a aquel. El hombre es un fin en sí mismo y no un medio para la realización de los demás o de un sistema político como pretenden los gobiernos de Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Bolivia. Anhelo que a ellos llegue este viento que ahora destierra la tiranía de Gadafi.
Chávez y el resto del socialismo del siglo XXI aún tienen la oportunidad para escuchar al individuo y rectificar el rumbo político de sus naciones, caso contrario, indefectiblemente se encaminan al destierro ante el viento de libertad que hoy se encuentra en el norte de Africa y Oriente Próximo. La corriente de este aire llegará a sus países si no rompen las cadenas que hoy mantienen maniatados a los luchadores por la libertad.
Por su parte, Lugo debe cambiar su discurso ante la ola de cambio en el mundo árabe. Al momento de vivir el Bicentenario de nuestra independencia le recomiendo que escuche y lea nuestro Himno nacional, un canto a la libertad y a la defensa por una sociedad libre basada en el respeto al individuo.
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