John Maynard Keynes fue sin duda el economista más influyente del Siglo XX. También fue el hombre que cocinó el potaje para convertir los E. U. en un país en el que su gobierno dispone ya de más del 50% del ingreso nacional, creando esa gran capa dependiente propietaria de la frase; “Que te mantenga el gobierno.” Fueron sus ideas responsables de la plaga que postrara a Europa provocándole su euroesclerosis. Pero más aun, Keynes heredó al mundo aquella enfermedad de los años 70 cuando Nixon declarara; “ahora todos somos keynesianos;” Stagflación, severas recesiones del brazo de inflaciones galopantes.
Fue la inspiración para los autores de la docena trágica mexicana, Echeverría y Lopez Portillo, y sus efectos posteriores que de nuevo nos rondan camino a la elección del año entrante.
Aun cuando mentes del calibre de Milton Friedman y los austriacos, Von Mises y Hayek, nos han dado los argumentos para entender el fracaso del Keynesianismo, en este confundido universo todavía tenemos líderes que no lo han asimilado, o peor, lo han asimilado y aprovechado demasiado bien. Obama ha tratado de revivir los EU mediante un plan Keynesiano de reactivación que provoca a expertos predecir un Apocalipsis económico en el corto plazo. De nuevo las anfetaminas, impresión de dinero fiat, gastos del gobierno, déficits, endeudamiento, para activar la demanda y el empleo.
MERCANTILISMO |
Pero no vayamos lejos, Carlos Slim, en una entrevista con diarios en EU, exige al Presidente Calderón el inicio de una estrategia similar. Es decir, el más clásico de los empresarios pegados a la ubre del gobierno, el que más ha lucrado con el viejo status quo mexicano, exige se regrese a los amores de ayer. Después de librar una lucha de más de 20 años para inyectar algo de sanidad a las dementes finanzas del Estado, el Sr. Slim pide regresar a la borrachera de los años 70 y 80 que todavía nos postran de rodillas. Con una desfachatez que impresiona, afirma que el gobierno tiene mayor flexibilidad para clavar las espuelas a la economía ahora que, según él, se han controlado el déficit, entonces, échenle un cinco al piano y que siga el vacilón.
Es intrigante observar cómo un perredista demagogo del calibre de Ricardo Monreal, coincida con el hombre más rico del mundo al exigir el regreso a la tercera dimensión que vivimos durante años, que luego produjera la quiebra del país y la miseria del pueblo. Así como es in entendible el que Kirchner en Argentina abrace las políticas que la desrielaron en su carrera hacia el primer mundo y lo volcaran al remolino de la hiperinflación, es inaudito el que Slim se atreva tan siquiera mencionar ese blasfemia en la esfera económica de la sanidad. Pero tal vez no, al fin que Don Carlos en la Ibero fue alumno de los Jesuitas mexicanos al igual que nuestro flamante ex Presidente Fox.
A pesar de que Slim de inmediato tuvo respuesta de parte de la Secretaría de Hacienda revirando su propuesta sería una regresión al pasado, el dueño del monopolio telefónico insiste pasando a comparar cómo los E. U. este año deban exhibir un déficit del 7% de su PIB, mientras que el de México se puede ubicar en un modesto 1%. Lo que omite exponer Slim es cómo la economía de los E. U. de 15 trillones de dólares, cortesía de los neo keynesianos, su endeudamiento ya llega a casi 100% de su PIB mientras que la economía mexicana, sudando mucho, tal vez alcance un trillón de dólares y su deuda representa más del 120% de su PIB—y ¡Don Carlos, los déficit se tienen que financiar y peor, pagar!
El Sr. Slim debería de tirar los libros de economía de su época en la Ibero y darse a la lectura de ese gran economista francés, Jean Baptiste Say, autor de lo que hoy día se conoce como “La ley de Say.” Say afirmaba que los gobiernos tratando de estimular sus economías activando la demanda y el consumo vía herramientas fiscales, están siempre condenados al fracaso. Say fue el pionero de las ideas para estimular y construir las economías a través de favorecer la oferta—la producción. La oferta crea su propia demanda, afirmaba Say, echando por tierra la teoría del equilibrio perfecto.
En años recientes sus ideas dieron vida a la nueva corriente económica llamada Supply—Side, cuyos máximos representantes son el galardonado premio Nobel Robert Mundell y el maestro Art Laffer. Fueron estos hombres quienes en los años 80 iniciaran la reversa a ese Keynesianismo para regresar al mundo que el maestro Laffer define como; The basics. Fueron ellos también en gran parte responsables por lo que Robert Bartley calificó; “Los siete años de vacas gordas” producidas por Reagan.
Pero parece que lo que realmente pretende Slim es que México regrese a la época de las parrandas sobregiradas, financiadas e inflacionarias puesto que, como me afirma un periodista de Guadalajara, “entonces estábamos mejor.” Aquella bella época en la cual las cuentas eran se baja el cero y no toca. Sin duda en este tipo de ambientes habrá de nuevo infinidad de “actividades estratégicas” que, luego de asomarse al precipicio de la quiebra, nuestro responsable gobierno jamás las abandona pues los intereses de la patria son primero. Previo rescate, después en los activos del gobierno aparecerían otras oportunidades para privatizar estilo Telmex. Y así nace un nuevo monopolio rifado entre mis cuates.
Una verdadera aportación al desarrollo de México, obsequio de Don Carlos, debería ubicarse más en la esfera de la competencia. ¿No estará de acuerdo el Sr. Slim en que quitando las vejigas a Telmex y enviándolo a competir produciría un mejor servicio tan urgente para México? Sin duda aplicándole la misma receta a PEMEX, a la Comisión Federal de Electricidad y a la economía como un todo, podríamos gozar de servicios superiores y a precios razonables. La competencia, la libertad, el riesgo y la creatividad de sus actores, es lo que verdaderamente desarrolla las economías no los sobregiros en las cuentas que sugiere Don Carlos.
¿Qué sucedería si en México se respetaran los derechos de propiedad? Si realmente existiera un estado de derecho. Si le diéramos curso legal a toda esa economía informal que, para evitar los agravios de la burocracia, se sumerge en las catacumbas del mercado negro. Si México se ubicara entre los diez primeros lugares en el índice de libertad económica mundial, y no en el #63 como hoy en día. Los países ubicados en los primeros diez lugares, promedian un ingreso per cápita de $40,000 dólares mientras que México a duras penas alcanza $10,000.
Tal vez si pensáramos en cambiar la cultura de los mexicanos pues, como Harrison afirma, “Subdesarrollo es un Estado Mental,” el terreno recibiría mejor abono para que la cosecha fuera plena y abundante. Me parece que el Sr. Slim tiene muchas otras áreas en donde trabajar antes de de usurpar las funciones de los Chicago Boys, mientras espera hacerse de otro monopolio.
chero@cox.net
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