En efecto, el que padecemos los venezolanos desde hace 12 años se parece más a la Corte de los Milagros de la que nos hablan los relatos de la Edad Media, que a un equipo normal de gobierno.Aquella corte sabemos que estaba formada por embaucadores, echadores de carta, falsos ciegos y mancos, y toda suerte de truhanes y malvivientes.
Por muy críticos que hayamos podido ser con una administración gubernamental en distintas épocas, los cuestionamientos que emergen sobre la actual necesariamente deben ser de otra índole. Sin duda, el parangón resulta dificultoso, habida cuenta de los personajes que llevan las riendas en este caso.
En todo tiempo y lugar, los gobernantes han hecho promesas a granel que han incumplido y también han mentido sobre sus ejecutorias. Nada hay nuevo bajo el sol al respecto.
No obstante, cuando observamos el que tenemos enfrente en nuestro país, los parámetros estallan en cualquier sector que escojamos para su evaluación.
Es sabido, desde que el Grupo La Colina, entre otros, dijo, unos años ha, que el venezolano es un gobierno híbrido, suerte de combinación de rasgos de regímenes autoritarios conocidos, que estábamos lidiando con un fenómeno político singular. Que su tratamiento debía serlo también. Que la composición de esta fuerza llamada chavismo era variopinta, y que esto exigía un esfuerzo de comprensión mayor, a los fines de afinar estrategias e iniciativas políticas para combatirlo.
Así, en relación con la ejecutoria concreta de gobierno, el esfuerzo de comprensión debía ser también especial.
¿Cómo calificar un gobierno que no sabe ni siquiera distribuir bombonas de gas? ¿Cómo catalogarlo cuando sus políticas generan desabastecimiento hasta de toallas sanitarias femeninas? ¿Qué nombre podemos ponerle a un gobierno que en las escuelas no sabe enseñar a escribir su nombre a los niños? ¿Qué diablos realmente es esto que mal administra y despilfarra los dineros públicos y nos está lanzando a la anomia social?
Nunca antes habíamos oído tantos embustes juntos desde las alturas del poder. Y dichos con toda la naturalidad posible que puede admitir un cinismo sin par.
Cómo los venezolanos vamos a creer ofertas fantasiosas al estilo de las de las 2 millones de viviendas en 6 años, a sabiendas de la incompetencia demostrada durante 12 años en ésa y otras materias, y del desastre provocado en las empresas que deberán suministrar los insumos necesarios para tales planes.
Cómo vamos a confiar en unos funcionarios que han hecho de la chapuza su divisa, por carecer de formación y experiencia. Que producen a diario fallas en la telefonía básica, en conexiones de Internet y en la electricidad. Que han creado laberintos kafkianos para cualquier trámite, sobre la base de que todos somos unos corruptos, ignorantes y tracaleros, igual que ellos.
La última década, el gobierno ha sido tomado por asalto por una caterva de incompetentes y corruptos, que pretenden mantenerse allí con embustes y proyectos fantasiosos e irrealizables, que siempre remiten al futuro que no llega jamás.
Afortunadamente, es cada vez menor el número de venezolanos que les creen sus mentiras y ensoñaciones delirantes. La mayoría les dará su merecido en el 2012, que no quepa la menor duda.
Emilio Nouel
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