Sus líderes preparan una propuesta por la cual dos tercios de los territorios podrán derribar cualquier ley federal. El 'Obamacare', el objetivo a batir.
Los activistas más avezados del Tea Party han convenido referirse a Washington DC (Distrito de Columbia) como “Distrito de Criminales”. La anécdota devenida jerga no hace sino verbalizar la desazón y desconfianza del pueblo americano hacia las instituciones federales, controladas por un partido que fue literalmente zarandeado en las recientes elecciones del 2 de noviembre. La falta de fe de los ciudadanos en sus representantes ha cristalizado en la llamada “Enmienda de Revocación”, una propuesta que, de aprobarse, permitiría anular cualquier ley federal con el voto de dos tercios de los estados de la Unión. El traspaso de soberanía a las legislaturas territoriales tiene como objetivo inicial la derogación de la reforma sanitaria diseñada por Barack Obama.
La propuesta, ideada por un conjunto de notables abogados de Virginia y respaldada por el Tea Party y algunas facciones del Partido Republicano, no cuenta con más base jurídica que la propia Constitución estadounidense. “Nuestros Padres Fundadores otorgaron poderes limitados al Gobierno Federal y dejaron la mayoría de ellos para los estados. A día de hoy, Washington ha usurpado este reparto de poder”, explica Marianne Moran, directora ejecutiva del movimiento Restauremos la Constitución. “Por este motivo presentamos la Enmienda de Revocación, cuyo texto es muy simple: cualquier provisión de ley o regulación de Estados Unidos puede ser revocada por los estados, y tal revocación deberá ser efectiva cuando dos tercios de estos estados aprueben resoluciones para el propósito aquí descrito”, agrega.
Según revela Moran, la propuesta cuenta ya con el apoyo de “legisladores destacados en doce estados en los primeros lances de la propuesta”, además del reciente respaldo del nuevo líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric Cantor. Para el fiscal general del estado de Virginia, Ken Cuccinelli, “esta iniciativa restaura el equilibrio de poder entre el Gobierno y los ciudadanos”.
Algunas de las figuras más destacadas del Partido Republicano y seguros candidatos a la nominación como Sarah Palin y Mitt Romney también se han mostrado favorables al proyecto con solventes alusiones a la Décima Enmienda, que establece que cualquier potestad que no esté explícitamente recogida en la Constitución recaerá en los estados y no en las instituciones federales. Para su implementación, la Enmienda de Revocación habrá de ser aprobada tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, y posteriormente ratificada por tres cuartos de los estados miembros (38). Pese al tortuoso camino hacia la ratificación, los resultados de las elecciones legislativas y, sobre todo, el rechazo popular a la reforma sanitaria ofrecen una fiable probabilidad de éxito al proceso.
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