¿Por casualidad ha conocido usted últimamente a alguien que tenga por apodo el destructor? No. Solo acoto que en algunos hogares suele existir algún niño a quien, durante su corta edad y por su forma de proceder e incipiente carácter, le digan cariñosamente destructor, “todo lo destruye desde chiquito”. “Jamás construyo un castillo de arena ni armo un lego”.
Pero puede ocurrir que algún adulto se quede con esa actitud, no supero esa etapa, como ahora podemos prestar atención a alguien que todavía conserve ese carácter destructivo y que el pueblo entero no le quita sus ojos de “observadores pasivos” por como esta destruyendo el país y lo excepcional y lamentable es que algunos lo apoyan y ningún humano y/o institución, política ni civil, nacional y/o internacional, lo detiene. Carece de oposición. La supuesta mayoría opositora se dejo convertir en “rebaño”, carece de “coraje cívico” para una buena parte del pueblo.
A lo mejor, dada las condiciones de esta sociedad y de las organizaciones, principalmente políticas, en estos últimos 11 años, 99 al 2010, estamos esperando sentados, adocenados, que el azar o el tiempo o algún extra terrestre, se encargue de eso; entre tanto, casi todos estamos mirando, imbéciles, tal rebaño de animales, sumisos y serviles, como se manifiesta y representa ese carácter destructivo.
¿Qué le observamos a ese carácter destructivo, destructor?
01. Esta, desde que asumió el cargo, enfocado en lograr que todo el mundo se fije en el, su imagen, su actividad, su palabra, su acción, en fin, su única película y con el como único actor y que todo el mundo tiene que observar obligado. Su necesidad psicológica, patológica, de figura única es más fuerte que el odio, como dice el pueblo.
02. Presentarse, además, como payaso excepcional, alegre y vital, cantando, bailando, recitando, con chistes, etc., haciendo uso de un ardid escénico para transportar al pueblo fuera de su realidad traumática cotidiana a donde lo ha llevado el destructor. Trata de meterle al pueblo en la cabeza de que el es indispensable y de que esa destrucción es necesaria y pasajera porque el les llevara, no dice cuando ni como, al paraíso que esta construyendo en secreto para ellos. Les cuenta un relato espectacular, grandilocuente, inalcanzable en la realidad, pero armónico y una parte del pueblo en 11 años repitiéndolo todos los días se lo cree.
03. La naturaleza en el Estado Vargas, 1999, ocasiono gravísimos daños y luego de 11 años ahí están los testimonios. Y sigue el cuento de resolver prontamente todos esos problemas. Ahora, según el destructor, la naturaleza ha sido manipulada, dirigida por el imperio; pero también es su aliada, continúa con los embustes mas grandes y a mas largo plazo y la gente de Vargas, como en otros estados, todavía vota por esas mentiras, pareciera que les gusta que el destructor les mienta, los engañe, les narre el cuento del gallo pelón y/o van por las “sobras”, por las “dadivas” ocasionales.
04. El destructor piensa y así lo hace saber que no tiene ni tendrá sustitutos, que es y será eterno. Cero movilidades sociales y cero cambios generacionales. No existe ni existirá alguien que lo pueda sustituir, es eterno como los hermanos castro cubanos a quienes sirve. Su única preocupación es conocer el próximo objetivo a destruir. Quienes le apoyan y acompañan ya son especies de robot, pero con “miedo pánico”, como dicen en mi llano, al destructor. Una palabra o una mala mirada bastara para “desaparecerlos”. Viven porque el destructor vive. Tampoco le preocupa al destructor que va a pasar con lo destruido, así se queda.
05. El destructor no mira hacia ninguna parte que no sea un objetivo a destruir, esta empeñado en su único trabajo. Le aterra saber, conocer, oír, a alguien inteligente, creativo, con ideas distintas a las suyas. Se rodea únicamente de personas que atestigüen su eficiencia destructiva en todo. Los cataloga de héroes siervos.
06. No acepta que nadie lo proteja y/o resalte en cuanto a su trabajo destructivo. Cree que es un ser extraordinario, que tiene una misión encomendada por el mas allá, pero quien se la encomendó no es el Dios de los cristianos. El creo su Dios, el mismo; su grupo, su mafia, su culto y el es el sumo sacerdote y justiciero. En consecuencia no le interesa ni le preocupa ninguna crítica, toda observación es una simple habladuría, es una intromisión del imperio.
07. Como el destructor se considera único en su especie tampoco le interesa que nadie, absolutamente nadie, le entienda, le comprenda. En nada puede dañarle el que no le entiendan o le mal entiendan.
08. El destructor es enemigo de las manifestaciones culturales, de la estética, de la forma; pero cuanto si le interesa es que no quede huella de su destrucción. La huella es de otro o de otros no de el. La culpa no es suya, es de otros, incluyendo sus colaboradores.
09. Destruir todo para reconstruir todo con menos sabiduría. ¿Quién hace o puede hacer eso? ¿En donde se puede hacer eso? ¿Lo pudo hacer Rusia? ¿Alemania del Este? ¿China? ¿Cuba? ¿Quién? ¿En cual mente cabe? ¿Un destructor es revolucionario?
10. ¿Cuál será la conciencia del destructor? Desconfía de todos y del curso de todas las cosas porque esta en conocimiento de que todo se le puede ir al infierno en un cerrar y abrir de ojos.
11. El destructor se mantiene en movimiento, no se detiene, porque para el nada se mantiene en el tiempo mas allá de cuanto el le asigna. Aquí la razón por la cual no puede construir nada, tampoco. Aquí la razón por el apego y uso de la fuerza bruta y la violencia, solo así, según el, avanza, sigue en movimiento; pero avanza hacia su propia destrucción, también.
12. El destructor no tiene la capacidad para visualizar cual es la consecuencia de su destrucción. Destruye, también, por el placer de pasar por encima de los escombros y si es posible tomarse una foto y/o una película sobre ellos.
Al final, lo peor, para el destructor no hay sentimientos valiosos, la vida no vale nada y eso queda plasmado precisamente en su inmensa e inimaginable destrucción a la vista, en los medios.
Recordemos a Karl Raimund Popper, 1902-1994, filosofo, austriaco e ingles, refiriéndose a tiempos no buenos: “¿Podemos nosotros hacer algo? ¿Y podemos nosotros evitar que suceda algo?” La respuesta que le dio a Ralf Dahrendorf, 1929-2009, politólogo germano británico, en 1982, fue...”Mi respuesta a esta pregunta es que sí. Creo que podemos impedir muchas cosas”.
¿Y, dejaremos entonces que continué en su afán y tarea destructiva? ¿Usted que hará para impedirlo? ¿Pero, hará algo? ¿Hasta cuando soportamos una supuesta robolucion verborrágica en donde toda solución se reduce al enunciado de una formula? En donde el discurso incendiario sobre la guerra de clases, desde el gobierno, nos ha conducido a la violencia contra todo, en especial contra la vida misma, contra la destrucción de todo productivo y creativo y responsable, hasta llegar a la perdida de los derechos fundamentales del ser humano, la libertad en todas sus manifestaciones, y llegaremos, seguramente hasta la autoliquidación.
¿Permitiremos retroceder al totalitarismo?
“A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente mas tiempo en paz”. Walt Whitman, 1819-1892, poeta estadounidense
Nelson Maica
nelsonmaica@gmail.com
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