Es esencial vacunarse contra el comunismo. Mientras la fe en Dios y la resistencia a aceptarlo como una forma de vida exista, hay esperanza de recuperar la libertad.
Una forma efectiva de combatir el comunismo es vacunarse y vacunar a las personas en nuestro entorno contra la mentira, el odio y el adoctrinamiento comunista, por ello es fundamental la preservación de la fe en Dios y la siembra de valores, especialmente en los niños y adolescentes que son los más vulnerables al adoctrinamiento comunista y a la perversa guerra de cuarta generación que implementan los camaradas a través de todos los medios disponibles, incluyendo los colegios, liceos, universidades, otros.
La acción comienza por el propio individuo quien debe profundizar sus conocimientos sobre el tema, para así poder ver lo que no veía y oír lo que no oía. Una vez que la gente entiende cómo funciona el comunismo, sus tácticas, sus instrumentos, su pensamiento, comienza a entender el por qué pasa lo que pasa y por qué, mientras los rojos detenten el poder, seguirá acentuándose la crisis en lo moral, en lo político, en lo social, en lo económico y en lo cultural y cómo enfrentar la realidad totalitaria; cómo protegerse y proteger a la familia del odio, de la mentira y de la manipulación de quienes tienen interés en mantener desinformada a la gente para facilitar su uso en sus fines personales, bien de mantenimiento del poder o bien porque absurdamente aspiran al poder a través del ejercicio de la política convencional en una guerra no convencional, asimétrica y de cuarta generación.
Uno de los mayores peligros que corre la sociedad en estos tiempos es el de la pérdida de la noción entre la verdad y la mentira, el amor y el odio, lo justo y lo injusto, lo honesto y lo deshonesto, lo correcto y lo incorrecto, lo bondadoso y lo maligno, lo responsable y lo irresponsable, lo sensato y lo insensato, lo esencial y lo superfluo, en fin, entre el bien y el mal, entre lo moral y lo inmoral; primordialmente porque los que detentan el poder y los que lo aspiran sin importar lo que se lleven por delante, van pervirtiendo los valores, van banalizando el mal y van logrando la institucionalización como normal de prácticas que son inmorales y que hace 20 años atrás hubiesen sido impensables e inaceptables, como son la renuncia y negociación de los derechos humanos un ej., ha sido la habituación al fraude constitucional, electoral, etc., cuyo corolario ha sido la pérdida de la democracia.
La reunión con la familia y con los amigos para conversar sobre los valores, sobre el comunismo y sus consecuencias, sobre el contexto internacional y sobre qué hacer para que nuestra sociedad no se pierda en la oscuridad roja es esencial en estos tiempos de perversión y desinformación.
Elinor Montes
elmon35@gmail.com
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