La prohibición por parte del gobierno de noticias de carácter “violento” tuvo que ser retirada bajo la presión nacional e internacional para devenir en falsas argumentaciones y en una ridícula promesa de acabar con la delincuencia dentro de veinte años. Las risas del presidente de Telesur hicieron mucho daño ante la opinión pública que esta impactada por la inseguridad personal.
La frecuente ausencia de la electricidad en casi todo el territorio nacional y el racionamiento asistemática del agua ambas achacadas a situaciones climáticas fue desmentida por las propias realidades meteorológicas para establecer como variable independiente la desidia e incompetencia gubernamental.
La situación de los contenedores repletos de comida y medicina en malas condiciones para ser consumidas no pudo ser justificada de ninguna manera por los entes oficiales y oficiosos quedando el gobierno con la macula de dicha realidad que confirma la existencia de una economía de puertos asistemática y sin controles para tratar de paliar la crisis de abastecimiento que sufre el país por las irresponsables expropiaciones al sector productivo.
Ante las acusaciones ante los entes internacionales el gobierno tuvo que dar marcha atrás sobre la confrontación con Colombia intentando recomponer sus relaciones con el vecino país el cual obtuvo importantes logros en materia económica al iniciarse el pago mil millonario de la deuda venezolana para con los exportadores colombianos. Los estrategas de la sala situacional gubernamental han logrado suspender la transmisión del programa semanal del comandante para evitar las confrontaciones que allí se originan.
La afirmación de Fidel Castro de que socialismo es comunismo dejo muy mal parado al afán de ocultar la tendencia marxista leninista de la cúpula ideológica gubernamental en su fallido intento de imponer esquemas marxistas ortodoxos a la realidad nacional. Ello ante el rechazo casi unánime de los venezolanos al esquema fidelista calcado de las metodologías fracasadas de la antigua Unión Soviética.
Ante este cuadro adverso en que el oficialismo continuista alcanza un pírrico treinta por ciento en la aceptación de los venezolanos pretende ganar unas elecciones parlamentarias con base en una organización paramilitar de su militancia, el control del aparato electoral, su ventaja histórica ahora desvencijada y el manejo indiscriminado de los recursos del país.
Por su parte la Alternativa Democrática continua con su campaña paraguas denunciando los graves problemas nacionales lo que genera una confrontación bipolar entre gobierno y disidencia sin enfatizar sobre las problemáticas regionales en la cual las débiles y casi desconocidas candidaturas oficialistas tienen todas las de perder sin el porta aviones presidencial. Esto último daría fuerza a las candidaturas en los circuitos y fortalecería los liderazgos regionales.
carlos.padilla.carpa@gmail.com
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