En días pasados recibí de Jackeline Sandoval de Guevara, Directora Ejecutiva de la Fundación Debido Proceso un artículo sobre este tema, no trataré la definición de delito político pero si me referiré a los presos políticos en Venezuela.
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Aquellos que por las más inverosímiles razones caen en desgracia con el actual gobierno pasan a engrosar la lista de presos políticos. Ellos son movidos como las cuentas de un ábaco, entre los que están presos sin juicio, los que están siendo enjuiciados con diferente longitud en tales procesos, aquellos que han sido juzgados con sentencias que varían en años de encarcelamiento, siendo comunes las de treinta años de prisión. Aquellos que siguen detenidos para prevenir que cometan otro “abominable” crimen y aprendan a portarse bien. Aquellos que salen liberados, algunos de ellos con una cabuya simbólica en el tobillo, es decir están sometidos a estrictas reglas de comportamiento, y, si las “violan” vuelven al calabozo Hay algunos que aún habiendo sido absueltos, continúan presos.
Como se pueden imaginar las cuentas del ábaco se mueven de un lado hacia el otro, pero siempre hay presos políticos, cuando se supone que en un gobierno que dice ser demócrata no debería haber alguien preso por pensar diferente, por expresar lo que piensa, por protestar cuando considera que es procedente protestar, cuando le ha sido violado su derecho, por defender lo que es su propiedad, por su derecho al trabajo, porque se le ha achacado un crimen sin prueba alguna en su contra, cuando ha sido acusado, sometido a juicio, juzgado y condenado, sin respetar el debido proceso, su derecho a ser juzgado en libertad, con jueces que tienen parcialidad, por haber sido encarcelados como presos comunes, lo cual en nuestro país es el equivalente a vivir sobre el filo de la navaja, ya que en la cárceles venezolanas el derecho a la vida está en juego cada día y la prisión como oportunidad de regeneración es el equivalente a una utopía.
Oficialmente el número de presos varía hacia arriba y hacia abajo, actualmente hay una lista que varía entre 29 y 31 presos políticos que aparece agregada a estas líneas, la razón para esta inclusión es la de mantener en la memoria del colectivo el nombre de aquellos que se encuentran privados de su libertad injustamente, aquellos que no pueden compartir con su familia, abrazar a su esposa y a sus hijos, visitar a sus padres, celebrar cumpleaños, Navidades, Año Nuevo, aniversarios, graduaciones, nada con sus respectivas familias, ni siquiera el sol de cada día, ni siquiera la privacidad de un baño, ya que estas instalaciones son compartidas con muchos otros presos.
Recordémoslos aunque sea para dedicarles una oración que les de fuerza a sus almas, para que no pierdan la esperanza y mucho menos la fe. Sirvan esta líneas para decirles que el sol nace cada día y con cada día se renueva la esperanza, que algún día que ojalá sea más temprano que tarde recuperarán la libertad que nunca debieron haber perdido.
Mercedes Montero
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