A Laureano Márquez, un humorista serio
La peor situación para un pitcher es no tirar ni un strike para home, y además poncharse en seguidilla, su destino cercano es la salida del manager del dogout, la entrega de la pelota y el camino triste hacia las duchas. Esta es la situación de Esteban. Las Resoluciones del XXXII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela – marxista, leninista – son un yo acuso, que no tiene desperdicios, en una situación que los camaradas afirman “tiende a complicarse”, criticando la “incompetencia, el amparo de la corrupción en los organismos del Estado, las fallas del Gobierno en seguridad, salud, agua y electricidad”, y el “deterioro del proceso político y la crisis socio-económica que afecta el país”. Clarito cantó el gallo.
El Documento del PCV y la Venezuela de Chávez.
Las Resoluciones, sin nombrar directamente a los responsables del fracaso permiten identificar a los culpables. A Giordani- el gurú chavista de la planificación- y demás Ministros del área financiera, les dan hasta con la bacinilla; la crónica periodística expresa: ”Las dificultades provienen de la falta de planificación; de las deficiencias en el manejo transparente de los recursos, que se arbitran y distribuyen sin control alguno; de la tendencia a desarrollar en la población la política clientelar”. Lo citado demanda de las instancias de control de la administración y de la Fiscalía, una investigación seria sobre la denuncia de los kamaradas.
El análisis pecevista precisa, hundiendo el bisturí en el cáncer del régimen, que “Existe una serie de factores, que es necesario seguir combatiendo frontalmente: la corrupción, la burocracia, la impunidad y la ineficiencia; el Ejecutivo debe abrir canales de intercambio con las fuerzas del proceso”. Obviando la última frase plañidera, que es un arrodillarse en busca de cercanías al aparato de Esteban, quien en el fondo los desprecia por no ser suficientemente obsecuentes, constituyen la aceptación de la existencia de esas cuatro plagas, que son consustanciales con los regimenes autoritarios de cualquier signo, especialmente cuando incorporan el militarismo en el ejercicio del gobierno. A pesar de las calificaciones, la critica del PCV es superficial, ligera, plumífera, es querer sin querer, la ruptura que demanda la militancia ético-moral del revolucionario auténtico, casi es un saludo a la bandera, una posada en el camino para tomar aliento, que desafortunadamente termina en la aprobación de los dislates permanentes, levantando la mano en la Asamblea Nacional. El PCV, once años después termina dándole la razón a la oposición en la caracterización del régimen: Chávez y el chavismo, además de su incompetencia genética, están marcados por: “la corrupción, la burocracia, la impunidad y la ineficiencia”.
La caracterización de la corrupción
Por último - o primero, el orden es lo de menos, y es aquí innecesario -, señalan la Resoluciones del Pleno, refiriéndose en especial a los efectos terminales de la corrupción en tiempos de crisis, por el arrebato de las compras nerviosas y comisiones apuradas, por la improvisación y las acciones de control de daños: “a esto se le suma, el impacto de de la crisis en los servicios públicos de energía y agua, la quiebra de varios bancos seriamente comprometidos con la corrupción, el lavado de dinero y, lo más grave, el manejo de activos gubernamentales; la devaluación del bolívar que debilita la economía y la existencia de sectores burgueses medrando dentro del Gobierno y buscando afianzar sus privilegios obtenidos a través de la corrupción”. Chávez que tiene el documento, no ha pronunciado ni una sola palabra, ya no es la voz solitaria de Jerónimo Carrera, de quien denostó recientemente, es todo el Comité Central que le critica acerbamente ante la carencia de realizaciones y el fracaso de su gestiòn, es la dirección colectiva del PCV que le reclama el profundo daño que él y su equipo de gobierno, por acción y omisión, han causado al país, exigiéndole la rectificación necesaria, pera evitar un caos que se avizora, pleno de tormentas sociales. Dos veces cantó el gallo.
El Dueño y la Argentina de Kirchner.
Luis Majul, en su libro El Dueño, dedica un capítulo a la corrupción, con motivo de la ejecución de “El Convenio Integral de Cooperación entre la República Argentina y la Republica Bolivariana de Venezuela” . Los entretelones de este Convenio prueban la irresponsabilidad de Chávez en la conducción de la política exterior del país, quien solo tiene en cuenta los réditos que contribuyan a dimensionar su ego a costa de la tesorería nacional. La operación realizada con los argentinos desmonta por completo toda la logorrea del desarrollo endógeno, la sustitución de importaciones y la promoción de exportaciones. La ejecución del Convenio es otra manifestación de las corruptelas binacionales que pareciera regir las relaciones con los países que se amparan en la petrochequera de Esteban.
Señala Majul que se “dispuso la creación de un fideicomiso cuyos fondos provienen del dinero que la Argentina le paga a Venezuela por importar fuel oil para producir electricidad. Por cada venta de combustible, Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) deposita en una cuenta del Bandes (Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela), en Nueva York, millones de dólares. Con ese dinero, el Estado que conduce Hugo Chávez compra productos argentinos”.
Como se desprende de lo señalado, Chávez, además de vender petróleo a precios distintos a los del mercado internacional, acepta que Argentina le cancele con productos manufacturados en ese país. Tan es así, que se describe “-Un negocio espectacular, con ganancia anticipada y garantizada – explicó el dueño de un pool sojero que no fue bendecido por Uberti.”
Vulgar trueque en contra de Venezuela que promociona las exportaciones argentinas, garantizándoles un mercado en el cual, en otras condiciones tendrían que competir en calidad y precio, y al final desestimula la producción nacional, es decir, actúa en contra de la política de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones que Chávez dice propiciar. Este es un gobierno de gestos y palabras, carente de políticas públicas que conduzcan a un desarrollo armónico y promuevan el empleo. Al respecto, y vale la pena la cita, “para tener una idea de la magnitud el proyecto sólo es necesario recordar que, antes del convenio, el intercambio comercial entre la Argentina y Venezuela no llegaba a los ciento cincuenta millones de dólares. Después, y hasta principios de 2.009, los negocios entre ambos países superaron los mil millones de dólares.” ¡Verdadera sustitución de importaciones!.
El Canciller Bielsa y el Embajador Sadous
Ello adquiere relevancia cuando el Embajador Sadous le preguntó a Rafael Bielsa, entonces canciller, qué papel jugaban en la materia Julio De Vido, Ministro de Planificación, y Uberti, “el Señor de los peajes”. La respuesta fue brutal: “- Venezuela no es ni mi responsabilidad ni mi problema – le respondió Bielsa. – Venezuela es de De Vido…y de Néstor – aclaró después. A partir de ese momento, Sadous pasó a ser Embajador virtual, se convirtió en el anfitrión de los negociantes pinguinos. El agregado comercial de la Embajada, Alvarez Tufillo, tomó entonces las riendas de los oscuros negocios que dejaron a su paso la huella de su apellido.
Majul señala que “Para comprender el escándalo de los fideicomisos en Venezuela hay que detenerse en Uberti”. El mismo Uberti de la maleta, de la valija, impune aquí y allá, el valedor de los negocios sucios en Venezuela que no fue nombrado Embajador, a causa de la extraña muerte de un tal “Cacho” Espinosa, ex gerente general de la pesquera Conarpesa, ocurrida en Buenos Aires.
El autor del libro señala también que: “Espinosa había denunciado que Uberti y Rudy Ulloa le habían pedido dinero a la pesquera para la campaña Kirchner Presidente 2003, y que habían amenazado a los directivos de la empresa con denunciarlos por su presunta participación en maniobras vinculadas al narco tráfico, si no ponían la plata. Espinosa se lo contó a Carrió, y diez días más tarde un asesino a sueldo lo mató en la puerta de su casa de Puerto Madrin.” Uberti era el operador directo de De Vido en Venezuela, es decir, de Kirchner, quien tiene más avidez por los reales, que Rico Mac Pato, cual lo señala la obra comentada, y a quien la prensa reciente señala envuelto en una extraña operación de compra de dos millones de dólares, para comprar un hotel en El Calafate, momentos antes que “Kristina” modificara el régimen cambiario argentino.
La justicia argentina está investigando las operaciones del fideicomiso. A partir del momento que un ex directivo de PDVSA le confió a Sadous antes que este regresara a Buenos Aires: “- Embajador, desparecieron más de noventa millones de dólares de la cuenta del fideicomiso. Los sacó de la cuenta de Nueva York la gente de Chávez”. Sadous llamó inmediatamente a Bielsa: “- Rafael: esto es más grave. Esto es un escándalo. Faltan exactamente 91.300.000 dólares de la cuenta del fideicomiso. Se trata de un claro hecho de corrupción.” No puede existir dúbita que lo expresado evidencia la estructura de la corrupción política bi-nacional.
Bielsa, preocupado e intranquilo, llamó a Roger Capella, para entonces Embajador de Venezuela en Buenos Aires, quien trató de tranquilizarlo con el argumento que el error había sido fruto de la inexperiencia de ambos gobiernos. No contaba con que el Embajador Sadous en un “memorandum con el nombre CAEVENE número 10.097 y de fecha 26 de enero de 2005”, le explicó al canciller la trama secreta de cómo dispusieron de los dineros en dicha cuenta “- no era que habían desaparecido. Lo que hicieron fue tomar los 91.300.000 dólares, ingresarlos en Venezuela, negociarlos en el mercado paralelo… ¡ e hicieron una diferencia de aproximadamente 13 millones de dólares!. Una vez que lo concretaron, devolvieron el dinero a la cuenta de Nueva York, como si no hubiese pasado nada “- testimonió el ex Embajador ante los legisladores que presentaron la denuncia junto con Carrió”. Sin duda aquí se configura un delito tipificado en la Ley Contra los Ilícitos Cambiarios, que al igual que el caso de la maleta, es ignorado por la Fiscal General.
El Juez Ercolini y el Fiscal Pollicita
En enero de 2009 el Juez Julián Ercolini y el Fiscal Pollicita abrieron la investigación de lo que se conoce en ese país como la Megacausa, interpuesta por un grupo de legisladores encabezado por la ex candidadta presidencial Elisa Carrió, que involucra a Néstor Kirchner, Julio De Vido, Carlos Zannini, Ricardo Jaime, Claudio Uberti, y un grupo de particulares considerados como los empresarios “K”, más o menos el mismo tinglado que el fugitivo Alito montó en Venezuela. Valdría la pena que la justicia venezolana averiguara los convenios que firmaron Kirchner y Chávez con una desconocida empresa llamada Ascensores Servas y distintos ministerios del gobierno venezolano, por cuanto dicha empresa no es miembro de la cámara que las agrupa en Argentina.
Carrió y sus colegas ampliaron la denuncia que el Fiscal reprodujo íntegra, acerca del presunto cobro de comisiones a las empresas exportadoras argentinas que participaban en el fideicomiso. De la reproducción de Pollicita hay un párrafo que no tiene desperdicio: “Cuando todos los papeles estaban listos para la habilitación, tanto en Argentina como en Venezuela, Alvarez Tufillo o Uberti se contactaban con los gerentes de las empresas o agentes de exportación, para confirmarles que Claudio Uberti pasaría a conversar. La habilitación estaría condicionada al pago del diez por ciento de la exportación, en Argentina, y el quince por ciento al cobro del fideicomiso en Caracas. Lo que daría un total de 25 por ciento en coimas por cada operatoria de exportación”. ¡Cualquier parecido con la cosa nostra no es mera coincidencia!.
El Fiscal Pollicita le solicitó al titular del Juzgado Federal Número 10, Julián Ercolini, quince medidas de prueba de las cuales cinco están estrechamente vinculadas a la corrupción en el manejo del fideicomiso. Para la comprensión de la corrupción política, vale la pena señalarlas:
que libren oficios a De Vido y la Aduana, para conseguir las pruebas sobre los trámites y el pago de las operaciones derivadas del fideicomiso;
que se obtenga el detalle de todas las empresas argentinas que vendieron servicios o productos a Venezuela, en el marco del escandaloso fideicomiso;
que le exijan a la Dirección General de Migraciones las entradas y salidas de Uberti desde y hacia Venezuela;
que se le tome declaración testimonial al ex embajador de Venezuela en la Argentina, Roger Capella, y también al actual Arévalo Enrique Méndez Romero;
que se convoque al consejero comercial Alvarez Tufillo y al ex embajador Sadous;
que se le pida a la Cancillería la remisión del cable interno CAE-VENE número 10.097 del 26 de enero de 2005, emitido por Sadous.
Aún cuando compartimos el criterio de Majul que “El poder solo puede ser investigado a fondo cuando los que lo detentan empiezan a perderlo”, y no abrigamos que los órganos de la justicia venezolana inicien una averiguación ante estos hechos, esperamos que mas temprano que tarde, cuando recuperemos nuestras instituciones, la corrupción no quedará impune, y que tanto los autores como sus cómplices se sentarán en el banquillo de los acusados. Ni un batallón de Ramírez Valdez podrá impedir que Venezuela recupere la democracia. Las Resoluciones del XXXII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela anuncian que la corrupción, la burocracia, la impunidad y la ineficiencia del régimen, empiezan a madurar las condiciones para el retorno de la democracia; las elecciones de septiembre nos convocan a militar activamente en el cambio que Venezuela reclama.
Al final de la lectura del capítulo “¿CON QUIEN HAY QUE ARREGLAR?” del libro de Majul y a medida que íbamos emborronando las cuartillas, se nos fue acentuando una terrible sensación de asco, simple, hondo, asco sin límites.
friosrios@gmail.com
@doserre
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La peor situación para un pitcher es no tirar ni un strike para home, y además poncharse en seguidilla, su destino cercano es la salida del manager del dogout, la entrega de la pelota y el camino triste hacia las duchas. Esta es la situación de Esteban. Las Resoluciones del XXXII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela – marxista, leninista – son un yo acuso, que no tiene desperdicios, en una situación que los camaradas afirman “tiende a complicarse”, criticando la “incompetencia, el amparo de la corrupción en los organismos del Estado, las fallas del Gobierno en seguridad, salud, agua y electricidad”, y el “deterioro del proceso político y la crisis socio-económica que afecta el país”. Clarito cantó el gallo.
El Documento del PCV y la Venezuela de Chávez.
Las Resoluciones, sin nombrar directamente a los responsables del fracaso permiten identificar a los culpables. A Giordani- el gurú chavista de la planificación- y demás Ministros del área financiera, les dan hasta con la bacinilla; la crónica periodística expresa: ”Las dificultades provienen de la falta de planificación; de las deficiencias en el manejo transparente de los recursos, que se arbitran y distribuyen sin control alguno; de la tendencia a desarrollar en la población la política clientelar”. Lo citado demanda de las instancias de control de la administración y de la Fiscalía, una investigación seria sobre la denuncia de los kamaradas.
El análisis pecevista precisa, hundiendo el bisturí en el cáncer del régimen, que “Existe una serie de factores, que es necesario seguir combatiendo frontalmente: la corrupción, la burocracia, la impunidad y la ineficiencia; el Ejecutivo debe abrir canales de intercambio con las fuerzas del proceso”. Obviando la última frase plañidera, que es un arrodillarse en busca de cercanías al aparato de Esteban, quien en el fondo los desprecia por no ser suficientemente obsecuentes, constituyen la aceptación de la existencia de esas cuatro plagas, que son consustanciales con los regimenes autoritarios de cualquier signo, especialmente cuando incorporan el militarismo en el ejercicio del gobierno. A pesar de las calificaciones, la critica del PCV es superficial, ligera, plumífera, es querer sin querer, la ruptura que demanda la militancia ético-moral del revolucionario auténtico, casi es un saludo a la bandera, una posada en el camino para tomar aliento, que desafortunadamente termina en la aprobación de los dislates permanentes, levantando la mano en la Asamblea Nacional. El PCV, once años después termina dándole la razón a la oposición en la caracterización del régimen: Chávez y el chavismo, además de su incompetencia genética, están marcados por: “la corrupción, la burocracia, la impunidad y la ineficiencia”.
La caracterización de la corrupción
Por último - o primero, el orden es lo de menos, y es aquí innecesario -, señalan la Resoluciones del Pleno, refiriéndose en especial a los efectos terminales de la corrupción en tiempos de crisis, por el arrebato de las compras nerviosas y comisiones apuradas, por la improvisación y las acciones de control de daños: “a esto se le suma, el impacto de de la crisis en los servicios públicos de energía y agua, la quiebra de varios bancos seriamente comprometidos con la corrupción, el lavado de dinero y, lo más grave, el manejo de activos gubernamentales; la devaluación del bolívar que debilita la economía y la existencia de sectores burgueses medrando dentro del Gobierno y buscando afianzar sus privilegios obtenidos a través de la corrupción”. Chávez que tiene el documento, no ha pronunciado ni una sola palabra, ya no es la voz solitaria de Jerónimo Carrera, de quien denostó recientemente, es todo el Comité Central que le critica acerbamente ante la carencia de realizaciones y el fracaso de su gestiòn, es la dirección colectiva del PCV que le reclama el profundo daño que él y su equipo de gobierno, por acción y omisión, han causado al país, exigiéndole la rectificación necesaria, pera evitar un caos que se avizora, pleno de tormentas sociales. Dos veces cantó el gallo.
El Dueño y la Argentina de Kirchner.
Luis Majul, en su libro El Dueño, dedica un capítulo a la corrupción, con motivo de la ejecución de “El Convenio Integral de Cooperación entre la República Argentina y la Republica Bolivariana de Venezuela” . Los entretelones de este Convenio prueban la irresponsabilidad de Chávez en la conducción de la política exterior del país, quien solo tiene en cuenta los réditos que contribuyan a dimensionar su ego a costa de la tesorería nacional. La operación realizada con los argentinos desmonta por completo toda la logorrea del desarrollo endógeno, la sustitución de importaciones y la promoción de exportaciones. La ejecución del Convenio es otra manifestación de las corruptelas binacionales que pareciera regir las relaciones con los países que se amparan en la petrochequera de Esteban.
Señala Majul que se “dispuso la creación de un fideicomiso cuyos fondos provienen del dinero que la Argentina le paga a Venezuela por importar fuel oil para producir electricidad. Por cada venta de combustible, Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) deposita en una cuenta del Bandes (Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela), en Nueva York, millones de dólares. Con ese dinero, el Estado que conduce Hugo Chávez compra productos argentinos”.
Como se desprende de lo señalado, Chávez, además de vender petróleo a precios distintos a los del mercado internacional, acepta que Argentina le cancele con productos manufacturados en ese país. Tan es así, que se describe “-Un negocio espectacular, con ganancia anticipada y garantizada – explicó el dueño de un pool sojero que no fue bendecido por Uberti.”
Vulgar trueque en contra de Venezuela que promociona las exportaciones argentinas, garantizándoles un mercado en el cual, en otras condiciones tendrían que competir en calidad y precio, y al final desestimula la producción nacional, es decir, actúa en contra de la política de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones que Chávez dice propiciar. Este es un gobierno de gestos y palabras, carente de políticas públicas que conduzcan a un desarrollo armónico y promuevan el empleo. Al respecto, y vale la pena la cita, “para tener una idea de la magnitud el proyecto sólo es necesario recordar que, antes del convenio, el intercambio comercial entre la Argentina y Venezuela no llegaba a los ciento cincuenta millones de dólares. Después, y hasta principios de 2.009, los negocios entre ambos países superaron los mil millones de dólares.” ¡Verdadera sustitución de importaciones!.
El Canciller Bielsa y el Embajador Sadous
Ello adquiere relevancia cuando el Embajador Sadous le preguntó a Rafael Bielsa, entonces canciller, qué papel jugaban en la materia Julio De Vido, Ministro de Planificación, y Uberti, “el Señor de los peajes”. La respuesta fue brutal: “- Venezuela no es ni mi responsabilidad ni mi problema – le respondió Bielsa. – Venezuela es de De Vido…y de Néstor – aclaró después. A partir de ese momento, Sadous pasó a ser Embajador virtual, se convirtió en el anfitrión de los negociantes pinguinos. El agregado comercial de la Embajada, Alvarez Tufillo, tomó entonces las riendas de los oscuros negocios que dejaron a su paso la huella de su apellido.
Majul señala que “Para comprender el escándalo de los fideicomisos en Venezuela hay que detenerse en Uberti”. El mismo Uberti de la maleta, de la valija, impune aquí y allá, el valedor de los negocios sucios en Venezuela que no fue nombrado Embajador, a causa de la extraña muerte de un tal “Cacho” Espinosa, ex gerente general de la pesquera Conarpesa, ocurrida en Buenos Aires.
El autor del libro señala también que: “Espinosa había denunciado que Uberti y Rudy Ulloa le habían pedido dinero a la pesquera para la campaña Kirchner Presidente 2003, y que habían amenazado a los directivos de la empresa con denunciarlos por su presunta participación en maniobras vinculadas al narco tráfico, si no ponían la plata. Espinosa se lo contó a Carrió, y diez días más tarde un asesino a sueldo lo mató en la puerta de su casa de Puerto Madrin.” Uberti era el operador directo de De Vido en Venezuela, es decir, de Kirchner, quien tiene más avidez por los reales, que Rico Mac Pato, cual lo señala la obra comentada, y a quien la prensa reciente señala envuelto en una extraña operación de compra de dos millones de dólares, para comprar un hotel en El Calafate, momentos antes que “Kristina” modificara el régimen cambiario argentino.
La justicia argentina está investigando las operaciones del fideicomiso. A partir del momento que un ex directivo de PDVSA le confió a Sadous antes que este regresara a Buenos Aires: “- Embajador, desparecieron más de noventa millones de dólares de la cuenta del fideicomiso. Los sacó de la cuenta de Nueva York la gente de Chávez”. Sadous llamó inmediatamente a Bielsa: “- Rafael: esto es más grave. Esto es un escándalo. Faltan exactamente 91.300.000 dólares de la cuenta del fideicomiso. Se trata de un claro hecho de corrupción.” No puede existir dúbita que lo expresado evidencia la estructura de la corrupción política bi-nacional.
Bielsa, preocupado e intranquilo, llamó a Roger Capella, para entonces Embajador de Venezuela en Buenos Aires, quien trató de tranquilizarlo con el argumento que el error había sido fruto de la inexperiencia de ambos gobiernos. No contaba con que el Embajador Sadous en un “memorandum con el nombre CAEVENE número 10.097 y de fecha 26 de enero de 2005”, le explicó al canciller la trama secreta de cómo dispusieron de los dineros en dicha cuenta “- no era que habían desaparecido. Lo que hicieron fue tomar los 91.300.000 dólares, ingresarlos en Venezuela, negociarlos en el mercado paralelo… ¡ e hicieron una diferencia de aproximadamente 13 millones de dólares!. Una vez que lo concretaron, devolvieron el dinero a la cuenta de Nueva York, como si no hubiese pasado nada “- testimonió el ex Embajador ante los legisladores que presentaron la denuncia junto con Carrió”. Sin duda aquí se configura un delito tipificado en la Ley Contra los Ilícitos Cambiarios, que al igual que el caso de la maleta, es ignorado por la Fiscal General.
El Juez Ercolini y el Fiscal Pollicita
En enero de 2009 el Juez Julián Ercolini y el Fiscal Pollicita abrieron la investigación de lo que se conoce en ese país como la Megacausa, interpuesta por un grupo de legisladores encabezado por la ex candidadta presidencial Elisa Carrió, que involucra a Néstor Kirchner, Julio De Vido, Carlos Zannini, Ricardo Jaime, Claudio Uberti, y un grupo de particulares considerados como los empresarios “K”, más o menos el mismo tinglado que el fugitivo Alito montó en Venezuela. Valdría la pena que la justicia venezolana averiguara los convenios que firmaron Kirchner y Chávez con una desconocida empresa llamada Ascensores Servas y distintos ministerios del gobierno venezolano, por cuanto dicha empresa no es miembro de la cámara que las agrupa en Argentina.
Carrió y sus colegas ampliaron la denuncia que el Fiscal reprodujo íntegra, acerca del presunto cobro de comisiones a las empresas exportadoras argentinas que participaban en el fideicomiso. De la reproducción de Pollicita hay un párrafo que no tiene desperdicio: “Cuando todos los papeles estaban listos para la habilitación, tanto en Argentina como en Venezuela, Alvarez Tufillo o Uberti se contactaban con los gerentes de las empresas o agentes de exportación, para confirmarles que Claudio Uberti pasaría a conversar. La habilitación estaría condicionada al pago del diez por ciento de la exportación, en Argentina, y el quince por ciento al cobro del fideicomiso en Caracas. Lo que daría un total de 25 por ciento en coimas por cada operatoria de exportación”. ¡Cualquier parecido con la cosa nostra no es mera coincidencia!.
El Fiscal Pollicita le solicitó al titular del Juzgado Federal Número 10, Julián Ercolini, quince medidas de prueba de las cuales cinco están estrechamente vinculadas a la corrupción en el manejo del fideicomiso. Para la comprensión de la corrupción política, vale la pena señalarlas:
que libren oficios a De Vido y la Aduana, para conseguir las pruebas sobre los trámites y el pago de las operaciones derivadas del fideicomiso;
que se obtenga el detalle de todas las empresas argentinas que vendieron servicios o productos a Venezuela, en el marco del escandaloso fideicomiso;
que le exijan a la Dirección General de Migraciones las entradas y salidas de Uberti desde y hacia Venezuela;
que se le tome declaración testimonial al ex embajador de Venezuela en la Argentina, Roger Capella, y también al actual Arévalo Enrique Méndez Romero;
que se convoque al consejero comercial Alvarez Tufillo y al ex embajador Sadous;
que se le pida a la Cancillería la remisión del cable interno CAE-VENE número 10.097 del 26 de enero de 2005, emitido por Sadous.
Aún cuando compartimos el criterio de Majul que “El poder solo puede ser investigado a fondo cuando los que lo detentan empiezan a perderlo”, y no abrigamos que los órganos de la justicia venezolana inicien una averiguación ante estos hechos, esperamos que mas temprano que tarde, cuando recuperemos nuestras instituciones, la corrupción no quedará impune, y que tanto los autores como sus cómplices se sentarán en el banquillo de los acusados. Ni un batallón de Ramírez Valdez podrá impedir que Venezuela recupere la democracia. Las Resoluciones del XXXII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela anuncian que la corrupción, la burocracia, la impunidad y la ineficiencia del régimen, empiezan a madurar las condiciones para el retorno de la democracia; las elecciones de septiembre nos convocan a militar activamente en el cambio que Venezuela reclama.
Al final de la lectura del capítulo “¿CON QUIEN HAY QUE ARREGLAR?” del libro de Majul y a medida que íbamos emborronando las cuartillas, se nos fue acentuando una terrible sensación de asco, simple, hondo, asco sin límites.
friosrios@gmail.com
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