Pido disculpas por yerros y omisiones en mi columna del pasado lunes. Aparentemente lo comentado no se ajustaba del todo a la realidad. En efecto, sobre el caso del reenganche de los investigadores longevos del IVIC mediante la firma de contratos de trabajo, resulta que no fueron dos quienes aceptaron firmarlos como lo reseñaba el boletín oficial sino que fueron cinco los colegas que lo hicieron. Aun así, siguen siendo contratos de dudosa legalidad. Más que nada por las condiciones y remuneraciones que impone; muy distintas a los que mantienen los pares académicos y que ellos mismos tenían antes de ser cesanteados Con respecto a la otra noticia comentada en ¿Feliz Año?, si bien es cierto que la biblioteca de la Universidad Simón Bolívar no podrá mantener actualizada su colección de revistas periódicas especializadas este año, ella no es la única en ese predicamento. La biblioteca de la Universidad de Los Andes transita por el mismo calvario.
En relación al comentario sobre la crisis energética que azota al país, después del gran recule presidencial, cualquier cosa que uno se atreva a decir corre el riesgo de quedar obsoleta y periclitada. No obstante, al menos la ocasión es propicia para disculparme ante los venezolanos de provincia, por las inmerecidas consideraciones que nos brinda el conductor de la revolución, simplemente, por habitar en la capital Finalmente, en el artículo objeto de esta Fe de errata no se hizo mención a la devaluación. Un asunto que bien lo merecía en atención al marcadísimo impacto que tendrá sobre nuestra actividad. La desatención se debió a que los columnistas de la edición de los lunes de Tal Cual deben consignar sus escritos el viernes previo. Y fue sólo minutos después de remitir el artículo a la redacción del periódico que el Presidente nos dio la mala nueva. ¡Muy tarde para reseñarla! Afortunadamente, podemos rectificar y darle una pasada al tema. A primera vista pareciera que la ciencia y la técnica quedaron protegidas de las terribles consecuencias de la medida cambiaria, al ser privilegiada y puestas en el primer estadio del tobogán devaluacionista. El pasar el valor de un dólar de Bs 2,15 a uno de 2,60 para los requerimientos de la ciencia y la tecnología sólo representa una devaluación del 21%. Y si bien ello no pareciera ser mucho en comparación con lo aplicado a otras actividades, hay que tener en cuenta que casi todos si no todos los insumos para la ciencia y la tecnología son producidos en el extranjero. Para complemento, esto ocurre dentro de un escenario en el que ya los presupuestos de los institutos y centros de investigación, junto al de las universidades autónomas, son notoriamente deficitarios al menos en 50%, si no más.
Sólo si Cadivi deje de ser un filtro y que ocurra un milagro presupuestario, los que hacemos ciencia no las veremos negras este año 2010 para adquirir los reactivos, equipos, revistas e información que necesitamos para hacer el trabajo creativo.
Jaime Requena, Sc.D.
conciencia.talcual@gmail.com
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ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,JAIME REQUENA,
En relación al comentario sobre la crisis energética que azota al país, después del gran recule presidencial, cualquier cosa que uno se atreva a decir corre el riesgo de quedar obsoleta y periclitada. No obstante, al menos la ocasión es propicia para disculparme ante los venezolanos de provincia, por las inmerecidas consideraciones que nos brinda el conductor de la revolución, simplemente, por habitar en la capital Finalmente, en el artículo objeto de esta Fe de errata no se hizo mención a la devaluación. Un asunto que bien lo merecía en atención al marcadísimo impacto que tendrá sobre nuestra actividad. La desatención se debió a que los columnistas de la edición de los lunes de Tal Cual deben consignar sus escritos el viernes previo. Y fue sólo minutos después de remitir el artículo a la redacción del periódico que el Presidente nos dio la mala nueva. ¡Muy tarde para reseñarla! Afortunadamente, podemos rectificar y darle una pasada al tema. A primera vista pareciera que la ciencia y la técnica quedaron protegidas de las terribles consecuencias de la medida cambiaria, al ser privilegiada y puestas en el primer estadio del tobogán devaluacionista. El pasar el valor de un dólar de Bs 2,15 a uno de 2,60 para los requerimientos de la ciencia y la tecnología sólo representa una devaluación del 21%. Y si bien ello no pareciera ser mucho en comparación con lo aplicado a otras actividades, hay que tener en cuenta que casi todos si no todos los insumos para la ciencia y la tecnología son producidos en el extranjero. Para complemento, esto ocurre dentro de un escenario en el que ya los presupuestos de los institutos y centros de investigación, junto al de las universidades autónomas, son notoriamente deficitarios al menos en 50%, si no más.
Sólo si Cadivi deje de ser un filtro y que ocurra un milagro presupuestario, los que hacemos ciencia no las veremos negras este año 2010 para adquirir los reactivos, equipos, revistas e información que necesitamos para hacer el trabajo creativo.
Jaime Requena, Sc.D.
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