Inténtelo “por favor”, cerremos los ojos –en el sitio que mejor le guste- piense que un ‘ángel luminoso’ viene del cielo enviado por Dios, para decirnos… “Venezolanos, si quieren salir del infierno en que los metió el Hiperlider por vuestra culpa, sólo tienen una posibilidad democrática…Unidad con Unidad”, “y para lograrlo deben enterrar los egoísmos, las ambiciones desmedidas, las venganzas, y dedicarse a fortalecer los consensos, la equidad con justicia, el respeto por los estilos, y hay que ser desprendidos hasta donde nunca lo fueron e ir a votar” y “esta será la recompensa que obtendrán: un parlamento pluralista y soberano, unos poderes públicos independientes y autónomos, un control ético de las actuaciones de la justicia y del ejecutivo, recuperación de la confianza de país y Chávez hasta el 2012”. Abran los ojos “ahora” y entonces se sentirán serenos, voluntariosos y esperanzados ¡que cosa tan maravillosa! Este ejercicio yo lo haré las veces que sea necesario.
La salida política y racional es la unidad, tenemos urgencia de desplegar un vigoroso esfuerzo unificador, hay que ir con humildad a hablar con todos los factores democráticos en cada rincón de la Patria, cada ciudadano es necesario y útil. Debemos respetar, conocer y entender cada visión, posición, mal recuerdo, sospecha, antagonismo, aspiración, consideración o reconcomio. Ello hará mas fácil apartarse y borrarse de la mente y los corazones los desencuentros y errores del pasado; vamos a darle paso a la oportunidad honesta, al debate de altura y la esperanza coherente; debemos conseguir –y se conseguirá- el mejor método concertado para materializar exitosamente la alianza perfecta de los demócratas y donde los venezolanos se sientan ganadores; es esa la única solución, con sentido común y pacífico, la vía para superar la tragedia hegemónica y social en la que estamos inmersos y oprimidos por el régimen rojo-rojito.
La unidad democrática en lo electoral se resuelve con una ‘ALIANZA PERFECTA’ de todos los partidos políticos democráticos, usando sus tarjetas, con sus logos y nombres, para hacerlo no hay otro camino que tener unas “reglas de juego” claras, equitativas y sencillas. Ello permitirá contar con la fortaleza de ser justas, incluyentes, respetadas y acatadas por todos en todas las instancias. Estas reglas deben ser el compromiso democrático y político de tener el mejor equipo de hombres y mujeres para ganar los comicios electorales del año 2010; los cuales se van a desarrollar dentro de una estrategia gubernamental de guerra asimétrica electoral, con énfasis en el miedo, en el terrorismo de Estado, en el populismo engañador y con recursos de todos los calibres estadales e inmorales, con un intento de arrope y empeño muy ventajista (atropellos y violaciones) a favor del PSUV, habrá poca transparencia electoral –como siempre- y mucho acoso y persecución política a los opositores.
El militarismo–comunista va a echar el resto, habrá perversiones y utilizarán unas vivezas nuevas y otras ya conocidas (los multicedulados), han planificado los cuentos –potes de humos- de siempre: magnicidios, paracachitos, autosaboteos y enemigos de fábulas imperiales; ellos saben, que ya no son mayoría “ahora” son escuálidos del socialismo del siglo XXI. A las fuerzas de la democracia y la disidencia nos toca entender “que ganar las mayorías en los órganos del poder popular es posible, pero no es sinónimo de victoria definitiva”, los autócratas no aceptan derrotas y menos las comprenden, sólo se curan las heridas con pólvora y eso es peligroso. Siempre dan señales de que la guerra continuará. Por eso es que cada combate ganado, es el comienzo de la nueva batalla y que sólo en el 2012 se dará la batalla final y después a dedicarnos a reconstruir la Republica, y para ir a esa confrontación y triunfar, hay que convencernos de que tenemos la obligación de construir una mayoría amplia, una gobernabilidad a 20 años mínimos y un programa –plan de gobierno- de economía para el bienestar y justicia social. Para factibilizarlo necesitaremos una gran convergencia patriótica y ahí caben todos los venezolanos de distintas doctrina e ideas, en los que nos encontraremos los humanistas y social cristianos, los social demócratas, los liberales, los republicanos, los socialistas democráticos y también el pueblo desposeído –engañado una vez más- que no le paran a ideologías y que sólo aspiran a salir de la pobreza, vivir en paz en el barrio y la oportunidad de un cogobierno social para gerenciar su bien común.
Por eso cada político, líder social, religioso, maestro, soldado, mujer, joven y hombre de Venezuela, debe acudir al llamado patriótico de la unidad democrática; la cual se apuntala al lograr “tanta equidad como sea justo y tanto desprendimiento como sea necesario” y considerando “tanto consenso como sea posible y tantas primarias comos sea necesario”, y se habrá concretado la alianza perfecta. En estos principios están incluidos todos los demócratas de buena fe, sean políticos de oficio o no y los compatriotas de todos los factores sociales.
La salida política y racional es la unidad, tenemos urgencia de desplegar un vigoroso esfuerzo unificador, hay que ir con humildad a hablar con todos los factores democráticos en cada rincón de la Patria, cada ciudadano es necesario y útil. Debemos respetar, conocer y entender cada visión, posición, mal recuerdo, sospecha, antagonismo, aspiración, consideración o reconcomio. Ello hará mas fácil apartarse y borrarse de la mente y los corazones los desencuentros y errores del pasado; vamos a darle paso a la oportunidad honesta, al debate de altura y la esperanza coherente; debemos conseguir –y se conseguirá- el mejor método concertado para materializar exitosamente la alianza perfecta de los demócratas y donde los venezolanos se sientan ganadores; es esa la única solución, con sentido común y pacífico, la vía para superar la tragedia hegemónica y social en la que estamos inmersos y oprimidos por el régimen rojo-rojito.
La unidad democrática en lo electoral se resuelve con una ‘ALIANZA PERFECTA’ de todos los partidos políticos democráticos, usando sus tarjetas, con sus logos y nombres, para hacerlo no hay otro camino que tener unas “reglas de juego” claras, equitativas y sencillas. Ello permitirá contar con la fortaleza de ser justas, incluyentes, respetadas y acatadas por todos en todas las instancias. Estas reglas deben ser el compromiso democrático y político de tener el mejor equipo de hombres y mujeres para ganar los comicios electorales del año 2010; los cuales se van a desarrollar dentro de una estrategia gubernamental de guerra asimétrica electoral, con énfasis en el miedo, en el terrorismo de Estado, en el populismo engañador y con recursos de todos los calibres estadales e inmorales, con un intento de arrope y empeño muy ventajista (atropellos y violaciones) a favor del PSUV, habrá poca transparencia electoral –como siempre- y mucho acoso y persecución política a los opositores.
El militarismo–comunista va a echar el resto, habrá perversiones y utilizarán unas vivezas nuevas y otras ya conocidas (los multicedulados), han planificado los cuentos –potes de humos- de siempre: magnicidios, paracachitos, autosaboteos y enemigos de fábulas imperiales; ellos saben, que ya no son mayoría “ahora” son escuálidos del socialismo del siglo XXI. A las fuerzas de la democracia y la disidencia nos toca entender “que ganar las mayorías en los órganos del poder popular es posible, pero no es sinónimo de victoria definitiva”, los autócratas no aceptan derrotas y menos las comprenden, sólo se curan las heridas con pólvora y eso es peligroso. Siempre dan señales de que la guerra continuará. Por eso es que cada combate ganado, es el comienzo de la nueva batalla y que sólo en el 2012 se dará la batalla final y después a dedicarnos a reconstruir la Republica, y para ir a esa confrontación y triunfar, hay que convencernos de que tenemos la obligación de construir una mayoría amplia, una gobernabilidad a 20 años mínimos y un programa –plan de gobierno- de economía para el bienestar y justicia social. Para factibilizarlo necesitaremos una gran convergencia patriótica y ahí caben todos los venezolanos de distintas doctrina e ideas, en los que nos encontraremos los humanistas y social cristianos, los social demócratas, los liberales, los republicanos, los socialistas democráticos y también el pueblo desposeído –engañado una vez más- que no le paran a ideologías y que sólo aspiran a salir de la pobreza, vivir en paz en el barrio y la oportunidad de un cogobierno social para gerenciar su bien común.
Por eso cada político, líder social, religioso, maestro, soldado, mujer, joven y hombre de Venezuela, debe acudir al llamado patriótico de la unidad democrática; la cual se apuntala al lograr “tanta equidad como sea justo y tanto desprendimiento como sea necesario” y considerando “tanto consenso como sea posible y tantas primarias comos sea necesario”, y se habrá concretado la alianza perfecta. En estos principios están incluidos todos los demócratas de buena fe, sean políticos de oficio o no y los compatriotas de todos los factores sociales.
Juan de Dios Rivas Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
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