!No disparen más, por favor, ya basta, por dios!, repetía hasta que
una bomba, como una pedrada, ay, le caería en el brazo derecho AFP
F rente al piquete de gendarmes a quienes suplica, voz en cuello, que
no disparen más, está plantado el padre Alfredo José León Boncía, la
sotana blanca, la nariz roja, la cachucha con el tricolor patrio y las
manos al cielo, construyendo una escena con aire a Pullitzer. Lucía
íngrimo -"no, qué va, nunca estoy solo, dios está conmigo"- en aquel
tramo de la avenida Libertador que empaña el humo de las bombas, de
cuya nube ciega emanaban las toses y los ayes de los afectados por el
picapica. "!No disparen más, por favor, ya basta, por dios!", repetía
hasta que una bomba, como una pedrada, ay, le caería en el brazo
derecho.
Pero nunca explotó. "Los milagros se dan a cada rato", sonreírá
después, a buen resguardo, luego que una vecina, vinagre en mano,
abriera las puertas de su edificio, el Zulia, para él y el puñado de
asfixiados que se salvarían de entrar al Metro; los que lo hicieron
buscando refugio se las vieron negras; el gas del bueno llegó hasta la
estación Colegio de Ingenieros. María Elena León, de las redes
populares, fue una que perdió el conocimiento. "Quédese aquí, que la
cosa también va contra los curas", le aconsejaría la samaritana.
El sábado 22, el cristal con que verán los oficialistas los sucesos
que dan por terminada la marcha convocada para vocear públicamente el
rechazo a la nueva ley de educación "creo que metimos 700 mil
personas", apostaban los numerólogos presentes- sería el espejo en el
que proyectarán la virulencia que no es brizna ni paja a ojos vista;
esa que haya expresión tanto en las andanzas de Valentín Santana o
Lina Ron como en el incendiario verbo presidencial del cual ya tomó
nota la ONU. La supuesta agenda oculta de los "envenenados
estudiantes" es el argumento sobre el cual fundamentarán la represión
y esta, la ocurrencia con la que supuestamente evitan que se pierda el
hilo constitucional. "Mienten, y pecan; si algún joven se alebrestó no
es razón para una reacción semejante, esto ha sido brutal, hubiera
podido haber sangre", considerará moqueando quien se ordenara
sacerdote hace 37 años.
El padre León, que había repartido bendiciones desde el Lido a la
Cantv se topó, en la última estación del vía crucis, con la última
prueba. Cargaba el uno la cámara, el otro el micrófono y uno más los
cables e iban lanzando gritos, el rictus crispado, haciendo
aspavientos, acoquinando; iban los ¿periodistas? de la televisora
Avila como almas que lleva el diablo poniendo en práctica lo que
oficialismo vería como justificación para emprenderla a golpes y
porrazos contra los reporteros de la Cadena Capriles el pasado el 13
de agosto: no asumiendo una línea editorial o haciendo preguntas
agudas ni siquiera entregando volantes: acosaban. "Responda pues ¿la
iglesia está con el pueblo?". "Sí, míreme a mí", les confesaba el
sacerdote de la parroquia Santa Cecilia. "¿No está con la
oligarquía?", repreguntaban. "No, con cada ser humano", decía quien
sintió le pidió al Niño Jesús ser cura. "¿Y por qué está haciendo
usted política? ¡Miren un cura haciendo política!".
El atinaría a decir: "Yo sólo defiendo mis derechos, que la religión
permanezca en las aulas, desde que el mundo es mundo el hombre ha
sentido la necesidad de acercarse a dios y lo ha hecho a través de la
religión, sin religión somos menos humanos, menos buenos".
Fue el día en que se graduaba de arquitecto cuando oyó una voz que le decía: "Hoy te estarías ordenando sacerdote". Poco tiempo después, terció del ministerio de Obras Públicas al ministerio de lo social "en el que está la iglesia toda" y cita a Baltasar Porras, a Urosa y al padre Alfonso Alfonzo Vaz; su colega de 92 años que escribiría esta perla: "Es un disparate llamarse bolivariano y desdeñar la fe, Simón Bolívar iba a misa y alentaba la formación cristiana, además, el acta de declaración de la independencia empieza: en el nombre de dios Todopoderoso".
"Ajá", dice. A propósito de libertad, confía que tuvo un sueño. Que
Chávez se iba tranquilamente, sin guerra.
Porsia, que otros despierten.
Amén.
ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO PUBLICACION
ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
una bomba, como una pedrada, ay, le caería en el brazo derecho AFP
F rente al piquete de gendarmes a quienes suplica, voz en cuello, que
no disparen más, está plantado el padre Alfredo José León Boncía, la
sotana blanca, la nariz roja, la cachucha con el tricolor patrio y las
manos al cielo, construyendo una escena con aire a Pullitzer. Lucía
íngrimo -"no, qué va, nunca estoy solo, dios está conmigo"- en aquel
tramo de la avenida Libertador que empaña el humo de las bombas, de
cuya nube ciega emanaban las toses y los ayes de los afectados por el
picapica. "!No disparen más, por favor, ya basta, por dios!", repetía
hasta que una bomba, como una pedrada, ay, le caería en el brazo
derecho.
Pero nunca explotó. "Los milagros se dan a cada rato", sonreírá
después, a buen resguardo, luego que una vecina, vinagre en mano,
abriera las puertas de su edificio, el Zulia, para él y el puñado de
asfixiados que se salvarían de entrar al Metro; los que lo hicieron
buscando refugio se las vieron negras; el gas del bueno llegó hasta la
estación Colegio de Ingenieros. María Elena León, de las redes
populares, fue una que perdió el conocimiento. "Quédese aquí, que la
cosa también va contra los curas", le aconsejaría la samaritana.
El sábado 22, el cristal con que verán los oficialistas los sucesos
que dan por terminada la marcha convocada para vocear públicamente el
rechazo a la nueva ley de educación "creo que metimos 700 mil
personas", apostaban los numerólogos presentes- sería el espejo en el
que proyectarán la virulencia que no es brizna ni paja a ojos vista;
esa que haya expresión tanto en las andanzas de Valentín Santana o
Lina Ron como en el incendiario verbo presidencial del cual ya tomó
nota la ONU. La supuesta agenda oculta de los "envenenados
estudiantes" es el argumento sobre el cual fundamentarán la represión
y esta, la ocurrencia con la que supuestamente evitan que se pierda el
hilo constitucional. "Mienten, y pecan; si algún joven se alebrestó no
es razón para una reacción semejante, esto ha sido brutal, hubiera
podido haber sangre", considerará moqueando quien se ordenara
sacerdote hace 37 años.
El padre León, que había repartido bendiciones desde el Lido a la
Cantv se topó, en la última estación del vía crucis, con la última
prueba. Cargaba el uno la cámara, el otro el micrófono y uno más los
cables e iban lanzando gritos, el rictus crispado, haciendo
aspavientos, acoquinando; iban los ¿periodistas? de la televisora
Avila como almas que lleva el diablo poniendo en práctica lo que
oficialismo vería como justificación para emprenderla a golpes y
porrazos contra los reporteros de la Cadena Capriles el pasado el 13
de agosto: no asumiendo una línea editorial o haciendo preguntas
agudas ni siquiera entregando volantes: acosaban. "Responda pues ¿la
iglesia está con el pueblo?". "Sí, míreme a mí", les confesaba el
sacerdote de la parroquia Santa Cecilia. "¿No está con la
oligarquía?", repreguntaban. "No, con cada ser humano", decía quien
sintió le pidió al Niño Jesús ser cura. "¿Y por qué está haciendo
usted política? ¡Miren un cura haciendo política!".
El atinaría a decir: "Yo sólo defiendo mis derechos, que la religión
permanezca en las aulas, desde que el mundo es mundo el hombre ha
sentido la necesidad de acercarse a dios y lo ha hecho a través de la
religión, sin religión somos menos humanos, menos buenos".
Fue el día en que se graduaba de arquitecto cuando oyó una voz que le decía: "Hoy te estarías ordenando sacerdote". Poco tiempo después, terció del ministerio de Obras Públicas al ministerio de lo social "en el que está la iglesia toda" y cita a Baltasar Porras, a Urosa y al padre Alfonso Alfonzo Vaz; su colega de 92 años que escribiría esta perla: "Es un disparate llamarse bolivariano y desdeñar la fe, Simón Bolívar iba a misa y alentaba la formación cristiana, además, el acta de declaración de la independencia empieza: en el nombre de dios Todopoderoso".
"Ajá", dice. A propósito de libertad, confía que tuvo un sueño. Que
Chávez se iba tranquilamente, sin guerra.
Porsia, que otros despierten.
Amén.
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