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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

lunes, 9 de junio de 2008

*SIXTO MEDINA ESCRIBIÓ: “EL MEJOR ALIADO DEL TERRORISMO”


*SIXTO MEDINA ESCRIBIÓ: “EL MEJOR ALIADO DEL TERRORISMO”


El terrorismo es un medio por el cual grupos fundamentalistas pretender imponer sus ideas autoritarias. Sabemos que nuestra supervivencia esta amenazada por el terrorismo. Por la violencia delictiva que destruye la convivencia pacifica en libertad y los más elementales derechos humanos. Sean cuales fueren las banderas que identifique a sus militantes, en nombre de todas ellas se hiere y se mata por igual. Sus victimas son mujeres, hombres y niños inocentes que ignoran porque se les niega o viola su derecho a vivir. Su única culpa reside haber estado en el lugar y momento en que se produjo el atentado. Se destruyen nuestras ciudades. Se aborta el despliegue normal de nuestra vida cotidiana.

Pero sepamos que advertir que no sólo es la bestialidad del terror la que nos daña. En su embestida criminal, sus voceros cuentan hoy con un aliado al que hay que hacer referencia. Me refiero a nuestra profunda crisis de valores. A la honda desorientación moral que devora nuestras costumbres. A la crisis espiritual, en suma, que priva de discernimiento a una ciudadanía que, lo quiera o no, se agota en el ejercicio rutinario de sus labores sin acceder al sentido trascendente que infunda a sus vidas, una significación más honda, más perdurable, más decisiva.

Tengamos el coraje de decirlo: el terrorismo es un proyecto de domesticación social, por medio del cual los depredadores totalitarios consiguen la obediencia de la democracia carente de virtud cívica. La unidad frente al terrorismo es irrenunciable, pero a ella deben acudir sólo quienes realmente crean que en una democracia la violencia no tiene ninguna razón política. Con serenidad y calma, conscientes de la superioridad moral absoluta de la sociedad ha llegado el momento de decirle a los nacionalismos que se han acabado los tributos al terrorismo, de manera muy significativa a las organizaciones terroristas de las FARC, ETA y Al-Qaeda. Es cierto que las balas y las bombas matan, sí, pero las palabras, los discursos y los planes también aprovisionan a los terroristas.

Carecemos de una sensibilidad política en un sentido eminente. Se nos pretende que pasemos a consagrar, perfeccionar sin pausa una pericia de seudo especialistas que desconocen el debate ético. A todo ello, perdemos de vista que significa la cultura como bien integrador y forjador de aptitudes propiciatorias de la convivencia, entendida como vocación.

Debemos volver a considerar el estado en que se encuentra entre nosotros, la idea del hombre. Si no hemos perdido una cosmovisión, es por lo menos cierto que la mayoría de nosotros ya no tiene claro en que consiste. Las consignas, las proclamas y los maniqueísmos discursivos no pueden paliar su ausencia. Por el contrario: al proliferar, la hondura de esa falta.

No se trata de crear una ideología. Se trata, sí, de adecuar la resolución con que se emprenda en una política de defensa a un horizonte de valores. Este horizonte de valores, que es preciso rescatar y afianzar en la sensibilidad colectiva, sólo puede ser obra de una concepción educativa en libertad. Es ella, la que debe orientar el quehacer de nuestras escuelas y universidades con su autonomía. Ella , la que debe contribuir a arraigar y extender la comprensión y la practica de la libertad, del espíritu critico y de la pasión solidaria sin los cuales una democracia deja de estar integrada con prójimos y pasa a estarlo por espectros.

El mero utilitarismo no nos ha conducido más que hacia la reciproca indiferencia. El hendonismo ha hecho de nosotros seres ensimismados. La incomprensión de lo que implica el hecho de que el hombre pueda constituirse en un ser espiritual nos ha arrinconado en una visión enajenada del trabajo, de la privacidad y de la vida publica... Asimismo ha empobrecido hasta limites inconcebibles nuestra practica del dialogo.
sxmed@hotmail.com

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