*EDITORIAL DEL DIARIO 2001 DEL 22/02/2008: ¿CONTROL DE ALIMENTOS TAMBIÉN?
"Me apresuro a reirme de todo, para no verme obligado a llorar".
Pierre A. C. Beaumarchais (autor y compositor francés)
Días ha, el Gobierno anunció la creación de Pdval (Pdvsa Alimentos), una red de bodegas que originalmente atendería a la clase media, pero ante la escasez acentuada de alimentos se vio obligado a extenderlas a las poblaciones de menores recursos bajo el nombre de Pdvalitos comunales.
Sin embargo, estos últimos, hasta donde se tiene conocimiento, se regirán por unos controles de modo de evitar que los miembros de una misma familia acudan a los establecimientos a comprar el mismo día. Se ha creado así una especie de ficha para evitar que más de un miembro de la familia haga compras.
Esta no es la solución tanto perentoria como conclusiva, para paliar la falta de productos alimentarios básicos de la cesta venezolana ausentes de las anaqueles de los supermercados, mercados libres y abastos.
Editorialmente hemos insistido y continuamos insistiendo en la necesidad de retomar la senda del diálogo entre los sectores oficial y privado, que el Gobierno, como rector de los intereses del Estado, emprenda reuniones con industriales, importadores y productores privados de modo que se reactive el aparato productivo del país y pongamos coto a ese cúmulo de importaciones que han llevado a Venezuela a una economía de puerto que aún coyuntural, no se corresponde con los intereses nacionales.
No negamos que en algún momento, bien por razones fortuitas o estacionarias, es imprescindible apelar a las importaciones, porque ningún país en el mundo puede autoabastecerse totalmente por sí mismo, mas no en las magnitudes que han llegado las mismas al presente.
Hay que ir a la mesa, a negociar, a dialogar, allanando diferencias y obtener resultados porque al fin de cuentas el beneficiado o perjudicado es el pueblo, sea cual fuere el estrato social, pero que son los sectores de menores recursos los más sufridos.
Aflige que nuestro país con una producción petrolera generadora de millardos de dólares, con unos ingresos económicos inalcanzables para la gran mayoría de las naciones de la región, su población sea sometida a un control de compras de alimentos a la vez que se le pretenda consolar con que los mismos lleguen por igual a todos.
No es justo que en esta era de bonanza petrolera se acose al productor, al industrial y al comerciante venezolano mientras se favorece las economías de Argentina, Brasil y hasta de Nicaragua. Pensemos en lo nuestro, en Venezuela, de verdad, verdad, no retóricamente.
"Me apresuro a reirme de todo, para no verme obligado a llorar".
Pierre A. C. Beaumarchais (autor y compositor francés)
Días ha, el Gobierno anunció la creación de Pdval (Pdvsa Alimentos), una red de bodegas que originalmente atendería a la clase media, pero ante la escasez acentuada de alimentos se vio obligado a extenderlas a las poblaciones de menores recursos bajo el nombre de Pdvalitos comunales.
Sin embargo, estos últimos, hasta donde se tiene conocimiento, se regirán por unos controles de modo de evitar que los miembros de una misma familia acudan a los establecimientos a comprar el mismo día. Se ha creado así una especie de ficha para evitar que más de un miembro de la familia haga compras.
Esta no es la solución tanto perentoria como conclusiva, para paliar la falta de productos alimentarios básicos de la cesta venezolana ausentes de las anaqueles de los supermercados, mercados libres y abastos.
Editorialmente hemos insistido y continuamos insistiendo en la necesidad de retomar la senda del diálogo entre los sectores oficial y privado, que el Gobierno, como rector de los intereses del Estado, emprenda reuniones con industriales, importadores y productores privados de modo que se reactive el aparato productivo del país y pongamos coto a ese cúmulo de importaciones que han llevado a Venezuela a una economía de puerto que aún coyuntural, no se corresponde con los intereses nacionales.
No negamos que en algún momento, bien por razones fortuitas o estacionarias, es imprescindible apelar a las importaciones, porque ningún país en el mundo puede autoabastecerse totalmente por sí mismo, mas no en las magnitudes que han llegado las mismas al presente.
Hay que ir a la mesa, a negociar, a dialogar, allanando diferencias y obtener resultados porque al fin de cuentas el beneficiado o perjudicado es el pueblo, sea cual fuere el estrato social, pero que son los sectores de menores recursos los más sufridos.
Aflige que nuestro país con una producción petrolera generadora de millardos de dólares, con unos ingresos económicos inalcanzables para la gran mayoría de las naciones de la región, su población sea sometida a un control de compras de alimentos a la vez que se le pretenda consolar con que los mismos lleguen por igual a todos.
No es justo que en esta era de bonanza petrolera se acose al productor, al industrial y al comerciante venezolano mientras se favorece las economías de Argentina, Brasil y hasta de Nicaragua. Pensemos en lo nuestro, en Venezuela, de verdad, verdad, no retóricamente.
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