CARTA A SU MADRE
Ingrid Betancourt: 'Aquí la vida no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo'
'El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo'
'Mientras esté viva, mientras siga viva, tengo que seguir albergando la esperanza'
Una de las fotografías que el Gobierno colombiano requisó a guerrilleros de las FARC. (Foto: AP)
Actualizado sábado 01/12/2007 13:51 (CET)
ESTHER MUCIENTES
MADRID.- Cinco años secuestrada son muchos años, cinco años sin libertad son un martirio, cinco años en cautiverio son una lucha. La franco-colombiana Ingrid Betancourt mantienen una dura batalla desde que en 2002 fuera secuestrada por la guerrilla de las FARC.
"Como te decía, la vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa". Deprimida, triste y sin fuerzas, Betancourt describe en una carta enviada a su "mamita" en que se ha convertido su vida en estos últimos y largos años.
La carta, que publica el diario colombiano 'El Tiempo', es una de las varias pruebas de vida que el Gobierno de Colombia arrebató a tres guerrilleros detenidos y que este viernes hicieron publicas. Además de la carta, varias fotografías, entre las que se encuentran otros 15 secuestrados, y un vídeo muestran la debilidad de Betancourt, en unas imágenes donde se observa a la ex candidata presidencial demacrada y triste.
Pero si las fotografías son el reflejo de lo que es Ingrid Betancourt un lustro después, la carta es el espejo de su corazón. Es el único escape que encuentran para expresar tantos sentimientos ocultos durante tanto tiempo.
Su carta continúa con las palabras del que se ha adaptado a la fuerza a vivir sin elección, sin personalidad. "Aquí nada es propio, nada dura, la incertidumbre y la precariedad son la única constante (...). Antes disfrutaba cada baño en el río. Como soy la única mujer del grupo, me toca prácticamente vestida (...). Estoy débil, friolenta, parezco un gato acercándose al agua".
Pero Betancourt abandona la alienación en la que ha caído y recupera el "oxigeno" que la mantienen enganchada a la realidad por unos instantes. Sus hijos, sus seres queridos, su familia. "La felicidad es triste. El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo". Por ello, en las más de 12 páginas que sujetan las palabras de Ingrid, dedica más de la mitad al recuerdo y la melancolía de sus hijos, su "oxigeno", su vida.
'La esperanza es lo último que se pierde', y así lo demuestra Betancourt, que pese a la desesperación de sus líneas siempre deja una puerta abierta para la luz."Sé que lo que estamos viviendo está lleno de incógnitas, pero la historia tiene sus propios tiempos de maduración, y el presidente Sarkozy está parado en el meridiano de la historia. Con el presidente Chávez, el presidente Bush y la solidaridad de todo el continente podríamos presenciar un milagro", mantiene.
Ingrid sigue viva: "Mientras esté viva, mientras siga viva, tengo que seguir albergando la esperanza".
Ingrid Betancourt: 'Aquí la vida no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo'
'El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo'
'Mientras esté viva, mientras siga viva, tengo que seguir albergando la esperanza'
Una de las fotografías que el Gobierno colombiano requisó a guerrilleros de las FARC. (Foto: AP)
Actualizado sábado 01/12/2007 13:51 (CET)
ESTHER MUCIENTES
MADRID.- Cinco años secuestrada son muchos años, cinco años sin libertad son un martirio, cinco años en cautiverio son una lucha. La franco-colombiana Ingrid Betancourt mantienen una dura batalla desde que en 2002 fuera secuestrada por la guerrilla de las FARC.
"Como te decía, la vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa". Deprimida, triste y sin fuerzas, Betancourt describe en una carta enviada a su "mamita" en que se ha convertido su vida en estos últimos y largos años.
La carta, que publica el diario colombiano 'El Tiempo', es una de las varias pruebas de vida que el Gobierno de Colombia arrebató a tres guerrilleros detenidos y que este viernes hicieron publicas. Además de la carta, varias fotografías, entre las que se encuentran otros 15 secuestrados, y un vídeo muestran la debilidad de Betancourt, en unas imágenes donde se observa a la ex candidata presidencial demacrada y triste.
Pero si las fotografías son el reflejo de lo que es Ingrid Betancourt un lustro después, la carta es el espejo de su corazón. Es el único escape que encuentran para expresar tantos sentimientos ocultos durante tanto tiempo.
Su carta continúa con las palabras del que se ha adaptado a la fuerza a vivir sin elección, sin personalidad. "Aquí nada es propio, nada dura, la incertidumbre y la precariedad son la única constante (...). Antes disfrutaba cada baño en el río. Como soy la única mujer del grupo, me toca prácticamente vestida (...). Estoy débil, friolenta, parezco un gato acercándose al agua".
Pero Betancourt abandona la alienación en la que ha caído y recupera el "oxigeno" que la mantienen enganchada a la realidad por unos instantes. Sus hijos, sus seres queridos, su familia. "La felicidad es triste. El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo". Por ello, en las más de 12 páginas que sujetan las palabras de Ingrid, dedica más de la mitad al recuerdo y la melancolía de sus hijos, su "oxigeno", su vida.
'La esperanza es lo último que se pierde', y así lo demuestra Betancourt, que pese a la desesperación de sus líneas siempre deja una puerta abierta para la luz."Sé que lo que estamos viviendo está lleno de incógnitas, pero la historia tiene sus propios tiempos de maduración, y el presidente Sarkozy está parado en el meridiano de la historia. Con el presidente Chávez, el presidente Bush y la solidaridad de todo el continente podríamos presenciar un milagro", mantiene.
Ingrid sigue viva: "Mientras esté viva, mientras siga viva, tengo que seguir albergando la esperanza".
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