*UNA MAREA HUMANA GRITA POR EL 'NO' EN EL REFERENDO DE CHÁVEZ
• Decenas de miles de personas se manifiestan en Caracas para rechazar "el socialismo autoritario"
• El jefe del Estado advierte de acciones violentas dirigidas por EEUU en el caso de que gane el 'sí'
Los manifestantes que se oponen a la reforma constitucional impulsada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, inundan la avenida de Bolívar, en Caracas, ayer. Foto: SERGIO CARO TONI CANO / ENVIADO ESPECIAL
CARACAS
Los partidos políticos y los estudiantes, que se han convertido en punta de lanza de la dividida oposición de Venezuela, cerraron ayer con una gigantesca manifestación en la céntrica avenida Bolívar la campaña por el no, cara al referendo del domingo sobre la amplia reforma constitucional propuesta por el presidente, Hugo Chávez, y sancionada por la parlamentaria Asamblea Nacional, camino al socialismo del siglo XXI. Según el alcalde del distrito caraqueño de Chacao, Leopoldo López, "Venezuela eligirá entre dos países: el del socialismo autoritario y el de la democracia".
La avenida Bolívar se llenó de manifestantes con banderas tricolores venezolanas y camisetas con el no, la mayoría blancas o azules, pero también rojas, que hasta ahora eran patrimonio de los chavistas. "¿Qué queremos? La libertad", fue el grito más coreado, entre otras consignas contra "el socialismo a la cubana", la "imposición" y la "opinión única". "Este movimiento es el auténtico poder popular", resaltó en su arenga el dirigente comunal Rafael Sierra, uno de los oradores en el acto.
TENSIÓN LATENTE
Ante la posibilidad de la reelección indefinida del presidente, que la oposición presenta como el más temible de los cambios en la Constitución Bolivariana, Venezuela se muestra radicalmente partida, con una tensión latente tanto en la calle como en el seno de las familias divididas por la política. El no ha ido subiendo en las encuestas y, a pesar de que las más fiables siguen apuntando a un triunfo del sí, muchos prevén que la disputa sobre la legitimidad de las reformas continuará después del referendo.
El militar Joel Acosta, que hace 15 años participó en el cuartelazo dirigido y rendido por Chávez, señaló ayer desde Brasil que no descarta que sectores del Ejército se alcen contra la reforma constitucional, ya que, dijo, "las Fuerzas Armadas están integradas por personas del pueblo y el pueblo venezolano hoy está dividido". En opinión de Acosta, que en 1992 era uno de los hombres de confianza del ahora presidente, "el chavismo es una aberración del movimiento bolivariano" y está basado exclusivamente en el "culto a la personalidad" del mandatario.
El propio Chávez ha venido advirtiendo estos últimos días de que la situación puede complicarse el mismo domingo. Ayer, afirmó: "Tenemos suficientes pruebas de que nuestros adversarios, teledirigidos por el imperio estadounidense, desconocerán el triunfo y tienen un plan para ejecutar acciones violentas tan pronto se anuncien los resultados". El presidente es consciente de que afronta su desafío electoral más complicado y de que no solo tiene enfrente a una oposición hecha trizas en una decena de consultas populares, sino también a muchos desilusionados.
Chávez reconoce que ha sufrido "nuevas y dolorosas traiciones al movimiento revolucionario". No le afectó tanto la de su mujer, Marisabel, abanderada del no, como la de su compadre Raúl Baduel, exministro de Defensa y general retirado que jugó un papel decisivo para restituirlo en el poder en abril del 2002, tras su derrocamiento por un grupo de oficiales en connivencia con los sectores políticos, empresariales y sindicales de la oposición.
Para el general Baduel, que pasó a la reserva el pasado julio, la misma propuesta de cambios "es una oferta deshonesta". La reforma constitucional, dijo el militar, "arrebata al pueblo el poder constituyente y pone a las Fuerzas Armadas al servicio de un proyecto político".
También el partido Movimiento por la Democracia Social (Podemos), se pasó en bloque a la oposición dentro de un malestar creciente. Su dirigente, Ismael García, debutó incluso como presentador de un programa de televisión, Aló, Venezuela, que pretende ser contrapunto de Aló, presidente, el maratoniano programa dominical de Chávez.
Igual que ayer la oposición, los chavistas cerrarán hoy la campaña por el sí en la avenida Bolívar, junto al palacio presidencial de Miraflores, en el que Hugo Chávez puede quedarse para siempre.
• Decenas de miles de personas se manifiestan en Caracas para rechazar "el socialismo autoritario"
• El jefe del Estado advierte de acciones violentas dirigidas por EEUU en el caso de que gane el 'sí'
Los manifestantes que se oponen a la reforma constitucional impulsada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, inundan la avenida de Bolívar, en Caracas, ayer. Foto: SERGIO CARO TONI CANO / ENVIADO ESPECIAL
CARACAS
Los partidos políticos y los estudiantes, que se han convertido en punta de lanza de la dividida oposición de Venezuela, cerraron ayer con una gigantesca manifestación en la céntrica avenida Bolívar la campaña por el no, cara al referendo del domingo sobre la amplia reforma constitucional propuesta por el presidente, Hugo Chávez, y sancionada por la parlamentaria Asamblea Nacional, camino al socialismo del siglo XXI. Según el alcalde del distrito caraqueño de Chacao, Leopoldo López, "Venezuela eligirá entre dos países: el del socialismo autoritario y el de la democracia".
La avenida Bolívar se llenó de manifestantes con banderas tricolores venezolanas y camisetas con el no, la mayoría blancas o azules, pero también rojas, que hasta ahora eran patrimonio de los chavistas. "¿Qué queremos? La libertad", fue el grito más coreado, entre otras consignas contra "el socialismo a la cubana", la "imposición" y la "opinión única". "Este movimiento es el auténtico poder popular", resaltó en su arenga el dirigente comunal Rafael Sierra, uno de los oradores en el acto.
TENSIÓN LATENTE
Ante la posibilidad de la reelección indefinida del presidente, que la oposición presenta como el más temible de los cambios en la Constitución Bolivariana, Venezuela se muestra radicalmente partida, con una tensión latente tanto en la calle como en el seno de las familias divididas por la política. El no ha ido subiendo en las encuestas y, a pesar de que las más fiables siguen apuntando a un triunfo del sí, muchos prevén que la disputa sobre la legitimidad de las reformas continuará después del referendo.
El militar Joel Acosta, que hace 15 años participó en el cuartelazo dirigido y rendido por Chávez, señaló ayer desde Brasil que no descarta que sectores del Ejército se alcen contra la reforma constitucional, ya que, dijo, "las Fuerzas Armadas están integradas por personas del pueblo y el pueblo venezolano hoy está dividido". En opinión de Acosta, que en 1992 era uno de los hombres de confianza del ahora presidente, "el chavismo es una aberración del movimiento bolivariano" y está basado exclusivamente en el "culto a la personalidad" del mandatario.
El propio Chávez ha venido advirtiendo estos últimos días de que la situación puede complicarse el mismo domingo. Ayer, afirmó: "Tenemos suficientes pruebas de que nuestros adversarios, teledirigidos por el imperio estadounidense, desconocerán el triunfo y tienen un plan para ejecutar acciones violentas tan pronto se anuncien los resultados". El presidente es consciente de que afronta su desafío electoral más complicado y de que no solo tiene enfrente a una oposición hecha trizas en una decena de consultas populares, sino también a muchos desilusionados.
Chávez reconoce que ha sufrido "nuevas y dolorosas traiciones al movimiento revolucionario". No le afectó tanto la de su mujer, Marisabel, abanderada del no, como la de su compadre Raúl Baduel, exministro de Defensa y general retirado que jugó un papel decisivo para restituirlo en el poder en abril del 2002, tras su derrocamiento por un grupo de oficiales en connivencia con los sectores políticos, empresariales y sindicales de la oposición.
Para el general Baduel, que pasó a la reserva el pasado julio, la misma propuesta de cambios "es una oferta deshonesta". La reforma constitucional, dijo el militar, "arrebata al pueblo el poder constituyente y pone a las Fuerzas Armadas al servicio de un proyecto político".
También el partido Movimiento por la Democracia Social (Podemos), se pasó en bloque a la oposición dentro de un malestar creciente. Su dirigente, Ismael García, debutó incluso como presentador de un programa de televisión, Aló, Venezuela, que pretende ser contrapunto de Aló, presidente, el maratoniano programa dominical de Chávez.
Igual que ayer la oposición, los chavistas cerrarán hoy la campaña por el sí en la avenida Bolívar, junto al palacio presidencial de Miraflores, en el que Hugo Chávez puede quedarse para siempre.
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