30-11-2007 02:55:12
AFP
Grafiti en Caracas de «La última cena», en el que Jesús aparece rodeado por los hermanos Castro, el Ché, Mao, Lenin, Marx, Bolívar o el propio Chávez con su Constitución
MANUEL M. CASCANTE
ENVIADO ESPECIAL
CARACAS.
AFP
Grafiti en Caracas de «La última cena», en el que Jesús aparece rodeado por los hermanos Castro, el Ché, Mao, Lenin, Marx, Bolívar o el propio Chávez con su Constitución
MANUEL M. CASCANTE
ENVIADO ESPECIAL
CARACAS.
La prohibición de publicar encuestas de intención de voto desde el pasado lunes no ha frenado la guerra de sondeos entre los defensores del «sí» y del «no» en el referéndum para la reforma constitucional del próximo domingo. Así, los medios internacionales se han convertido en correa de transmisión de los estudios realizados por encargo tanto del oficialismo como de los opositores a Hugo Chávez Frías.
Los últimos muestreos -no menos de media docena-, lejos de despejar el panorama, contribuyen a dificultar todavía más las predicciones. Mientras algunos análisis otorgan mínimas ventajas (en torno a cinco y diez puntos) a cualquiera de las dos opciones, otros prefieren no mojarse y concluyen con un empate técnico entre ambas tendencias.
Las proyecciones sí coinciden en que un aumento de la participación -prevista ahora en el 60 por ciento del censo- favorecería a los adversarios de esa nueva Carta Magna que propone concentrar aún más poderes en la figura presidencial. En cualquier caso, la lucha se presenta más cerrada que nunca, y difícilmente el referéndum va a suponer otro paseo militar de Chávez por las urnas (que ha salido airoso de diez consultas populares consecutivas).
Es una evidencia que el mandatario no las tiene todas consigo y deja entrever cierto nerviosismo: no por casualidad se prodiga en los medios públicos con una insistencia superior a la que en él es habitual. Chávez, que no da puntada sin hilo, habría aprovechado el incidente con el Rey de España en la pasada Cumbre Iberoamericana para desatar el sentimiento nacionalista en Venezuela y vincularlo a su persona.
Es una evidencia que el mandatario no las tiene todas consigo y deja entrever cierto nerviosismo: no por casualidad se prodiga en los medios públicos con una insistencia superior a la que en él es habitual. Chávez, que no da puntada sin hilo, habría aprovechado el incidente con el Rey de España en la pasada Cumbre Iberoamericana para desatar el sentimiento nacionalista en Venezuela y vincularlo a su persona.
«Conflictos inventados»
De igual manera habría ocurrido en la crisis desatada con la vecina Colombia. Según quienes lo conocen, Chávez es, ante todo, un hombre astuto, y sus provocaciones al presidente Álvaro Uribe responderían a un plan calculado y no al calentón de alguien que parece decir lo que piensa sin pensar en lo que dice. La apelación al patriotismo y haber convertido el referéndum en un plebiscito le habrían granjeado apoyos entre unos seguidores ya bastante convencidos a fuerza de petrobolívares. Según Leopoldo López, alcalde opositor del distrito de Chacao, se trata de
«conflictos inventados para distraer la atención».
Mientras, el «Bloque del «no»» cerraba ayer su campaña con una manifestación en la avenida Bolívar, un feudo del chavismo que hoy servirá también de escenario a los partidarios del «sí». La céntrica vía capitalina ha sido motivo de disputa entre ambos bandos y otra muestra de la arbitrariedad de los poderes públicos.
Los estudiantes han sido la fuerza motriz de la oposición a la reforma constitucional, y los partidos -muchos de los cuales propugnaban la abstención en el referéndum- estuvieron a remolque hasta los últimos días. Los universitarios han tomado el relevo a unas fuerzas políticas desfondadas y sin crédito entre la ciudadanía, tras los continuados errores que contribuyeron a apuntalar al actual gobernante. Gracias a la iniciativa de los bachilleres, todos los adversarios de Chávez están dispuestos a plantar cara en los colegios electorales.La penúltima estrategia de los opositores consistiría en no abandonar las calles tras ejercer su derecho cívico.
El Gobierno califica tal actitud como una incitación a la violencia, y se pone la venda antes de la herida al amenazar con la utilización de todos los recursos de la violencia institucionalizada (y la desorganizada, pues son decenas de miles los milicianos armados por Chávez quien, más militar que demócrata, prefiere «un hombre, un fusil» a «un hombre, un voto»). Esta advertencia es interpretada por los opositores como la posibilidad de que el mandatario decretara el estado de excepción y anulase la consulta en el caso de resultar derrotado.
El Gobierno califica tal actitud como una incitación a la violencia, y se pone la venda antes de la herida al amenazar con la utilización de todos los recursos de la violencia institucionalizada (y la desorganizada, pues son decenas de miles los milicianos armados por Chávez quien, más militar que demócrata, prefiere «un hombre, un fusil» a «un hombre, un voto»). Esta advertencia es interpretada por los opositores como la posibilidad de que el mandatario decretara el estado de excepción y anulase la consulta en el caso de resultar derrotado.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.