Nicolás va de
discurso en discurso. Discursos llenos
de revolución, amenazas y gritos.
Con los bolsillos
vacios, este gobierno se quedó sin argumentos, salvo su diaria pelea contra la
guerra económica. ¿Cuál guerra económica?
Me recuerda al
Quijote peleando con las sombras de los molinos de viento.
Una cadena de
decisiones sin tomar profundiza día a día la crisis en la que estamos sumidos.
Un plan de
emergencia económica, con una severa contención del gasto fiscal, una parada en
seco de la emisión monetaria, devaluación de las irreales tasas de cambio
-entre otras medidas- son necesarias. Pero Nicolás solo habla de revolución.
Los dos grandes
temas: economía y seguridad ciudadana no generan discursos, ni pensamiento,
mucho menos acción.
Los días pasan,
los dos problemas crecen, pero Nicolás sigue hablando de revolución y del
próximo triunfo político en diciembre.
Me cuesta trabajo
creer que Nicolás llegará a diciembre sin enfrentar estos dos grandes temas. No
puede esperar que El Picure salte la verja de Miraflores o el dólar paralelo
llegue a 1000.
Nicolás pasará a
la historia. Yo no dije como, eso lo pensó usted.
Enrique Pereira
vienegrande@yahoo.es
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