Después de la
muerte de Hugo Chávez, mucho se ha hablado sobre el legado que dejó en
Venezuela. Mucho, demasiado para mi gusto, se ha elogiado el legado de Chávez,
otros, dicen que Maduro destruyó ese legado y hay otros que afirman que
realmente el legado de Chávez es haber dejado un país carente de democracia y
en ruinas. En fin, es un debate que, transcurridos mas de dos años desde la
desaparición del líder de la intentona golpista de 1992, sigue en la palestra.
Ciertamente,
Chávez conformó a lo largo de sus años en el poder un grupo de seguidores que
se comportan como “groupies” que hoy en día se dedican a recordar el
pensamiento, ideas y programas del difunto presidente. Los chavistas, como
ellos mismos se autodenominan son los llamados a continuar el legado del
“comandante supremo” usando y abusando de las comunicaciones y los privilegios
que les da estar en posiciones de poder.
La realidad del
país no es la que se muestra en los programas de televisión que conforman la
hegemonía comunicacional del gobierno. Esos programas dirigidos por fanáticos
que se dedican a resaltar bondades y mentir sobre una Venezuela que no existe a
la vez que atacan de manera irresponsable y soez a los que se oponen y critican
al régimen, son la mejor muestra de las descomposición del país.
Los fanáticos alienados señalan que con Chávez se acabó la dependencia hacia el imperio y rescatamos la soberanía, cuando hoy importamos la mayoría de los alimentos, dependemos de los préstamos chinos para mantener la economía y políticamente recibimos órdenes de los Castro, además que en nuestra Fuerza Armada, según señalamiento de los expertos en la materia, conviven integrantes de la Fuerza Armada Revolucionaria de Cuba que incluso, dan órdenes a nuestros militares. En definitiva, no somos ni independientes ni soberanos.
Otras de las
grandes mentiras de estos idólatras, que se dedican a repetir mil veces para
ver si se convierte en realidad, es que Venezuela ahora está mucho mejor que
hace 16 años atrás. Solo basta con ver imágenes de la Venezuela de finales de
los 80 o principio de los 90, para que se pueda entender cuanto hemos
retrocedido.
Lo que no dicen
estos fervientes seguidores chavistas es que Venezuela es uno de los países más
violentos del mundo, que tiene la inflación más alta y que en los índices de
corrupción somos unos de los países donde se percibe más corrupción, además se
debe sumar el alejamiento de la inversión extranjera, desmantelamiento de la
empresa privada, la falta de medicinas y comida, la desinstitucionalización y
sobre todo la descomposición social del venezolano, violaciones de derechos
humanos y ausencia de democracia.
Estos fans, fanáticos, seguidores, idólatras o como los quiera llamar, viven su propia realidad y se alimentan de ella, tienen expresiones y vestimentas propias, usan el concepto de justicia de manera errada y tienen una forma de actuar particular. El día que se restituya la democracia en el país y se comience a reconstruir lo que en 16 años se ha destruido, estos personajes de los que hablo entenderán que vivieron y recrearon un país imaginario.
Zulmaire González
zulmairegonzalez@gmail.com
@zulmaire
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