Maduro angustiado
¿Cómo no va a estar
Maduro angustiado por la posibilidad de un golpe?
Maduro habla a diario
y con angustia de golpes y conspiraciones
que descubre, que desmonta y que aparentemente se reproducen por todas
partes y a toda hora. ¿Por qué se siente
Maduro tan atormentado por un posible golpe? La verdad es que cuando se hace un
reconocimiento de las circunstancias que a él lo rodean, uno llega a la
conclusión de que razón tiene Maduro y mucha para vivir angustiado, para temer
un golpe, y hasta más de uno. Pasemos revista a algunas de esas circunstancias:
Sus aliados
internacionales lo han abandonado o están todos en muy serios problemas: los
cubanos presurosos de restablecer relaciones con los Estados Unidos; Cristina
Kirchner en el final de su mandato con una economía en picada y enfrentando
serias acusaciones de todo tipo. Dilma Rousseff, también con una economía
estancada y abrumada por el escándalo de corrupción en Petrobras, el más grande
en la historia de Brasil. Putin, subsumido en la crisis de Ucrania, sancionado
por la Unión Europea y en severas dificultades por la caída de los precios del
petróleo. Irán, negociando un acuerdo nuclear con los Estados Unidos e
intentando redefinir sus relaciones con ese país.
Hombres muy cercanos
al régimen huyen del país o comienzan a atacar el régimen abiertamente: Leamsy
Salazar se fue al norte con esposa, a contar la historia del cartel de los
soles; Rafael Ramírez va sigilosamente separándose del régimen. En cualquier
momento estalla por allí esa bomba;
Giordani reaparece envalentonado para decir que el país se ha vuelto el
hazmerreír de América Latina, apenas unos meses después que a él lo echaron del
gobierno.
La economía del país
anda por el suelo, con los venezolanos viviendo experiencias dolorosas
totalmente inéditas, de colas, escasez, muertes de enfermos en hospitales por
falta de insumos, inflación desatada, y otras tragedias como la criminalidad
sin control e impune.
Maduro ya no cuenta
con los abundantes ingresos petroleros y el acceso a deuda con los cuales pudo
durante algún tiempo posponer la solución a muchos problemas.
Maduro vive en un
país arruinado institucionalmente, convertido en una selva, sin Poder Judicial,
devorado por la corrupción. Si bien todo eso lo generó el mismo régimen que él
hoy preside y sirvió para sostenerlo durante mucho tiempo, esa misma falta de
institucionalidad se le voltea ahora en su contra. El régimen no tiene ya de
dónde agarrarse que no sea la represión.
Maduro sabe que su
popularidad ha caído muy bajo, que ya ni el chavismo lo quiere.
Maduro sabe, y esto
no es poca cosa, que por problemas mucho menores a los que el país vive hoy, su
comandante eterno encontró justificación para el golpe de 1992.
¿Cómo no va a estar
Maduro angustiado por la posibilidad de un golpe?
Gerver Torres
gerver@liderazgoyvision.org
@gervertorres
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