GUSTAVO PARDO |
En un
reciente artículo escrito en el diario español ¨El País”[i] por el empresario cubano-americano Carlos
Saladrigas; el autor recordaba que ¨tras la sorpresiva elección del presidente
Obama en el 2008”, había escrito un artículo en el cual sustentaba ¨la ventana
de oportunidad que se presentaba para comenzar a romper el inmovilismo que ha
caracterizado la relación entre los dos países por más de medio siglo”. Más
adelante, Saladrigas se refiere a que el presidente Obama ¨desde entonces
hablaba de actualizar una política exterior hacia Cuba”.
Saladrigas
también se refiere a que Obama relajó ¨las restricciones de viajes y remesas a
la isla”. Estos hechos provocaron la distención necesaria, para que en un plazo
breve se produjera el inicio de negociaciones entre ambos países.
Pero, ¿Qué
sucedió? Como ya se ha convertido en un hábito recurrente, el régimen castrista
¨apretó” la turca, y tomó de rehén a Alan Gross, condenándolo a 15 años de
prisión. Nuevamente, se respiraron aires de tirantez en las relaciones
bilaterales. Una vez más, la izquierda internacional se identificó con el
pequeño ¨David” y el castrismo reasumió la condición deseada: plaza sitiada.
Saladrigas
también se refiere a que ¨los tiempos y los entornos cambian”, afirmando que.
¨Desde 2009 (…), Cuba ha comenzado a transitar”; y las ¨reforma” son
¨inevitables”. El autor considera que ¨el fracaso del modelo económico es
obvio”; además, razona que la crisis por la que atraviesan, tanto ¨el carisma
de Fidel y los logros sociales de la revolución”; obligaran al general Castro a
¨canjear su única restante fuente de legitimidad —ser víctima de la agresión de
EE UU— por la legitimidad de proporcionarle a su pueblo crecimiento económico,
estabilidad doméstica y una visión de futuro”.
¿Alguien
puede cuestionar la validez de dichas afirmaciones? En realidad, no. Hasta el
más inexperto analista político, coincidirá con el análisis realizado por
Saladrigas. Es más, este análisis queda absolutamente ratificado por las
acciones efectuadas el pasado 17 de diciembre por la Casa Blanco y el
Departamento de Estado. Indudablemente, es un análisis realista y
lógico.
El pasado 30
de diciembre, al Castrato se le dio una oportunidad única de exponer al mundo
un rostro nuevo: la tolerancia. ¿Cuánto habrían avanzado los propósitos
declarados de la izquierda internacional, los países del Alba, la Unión Europea
y hasta de la propia administración Obama, para legitimar al Castrismo? La
política castrista habría obtenido un éxito rotundo.
Pero, Tania
Bruguera intento asomarse por ¨la reducida ventana de Raúl “, puso a
prueba la disposición del régimen de La Habana para mostrar un ¨nuevo rostro”;
y se dio a la tarea de convocar a los cubanos a tener un minuto de sinceridad,
a decir lo que realmente sienten y piensan, a tener un minuto de libertad en un
espacio abierto. Pero, ella ni siquiera pudo mirar de cerca al Martí
de la Plaza, porque ella fue detenida y conducida a una dependencia policial,
siempre bajo el control de la Contrainteligencia cubana. Nuevamente, los
Castros acuden a su técnica más usada y repetido a través de estas más de cinco
décadas de tiranía: crear la crisis que conduzca al enfrentamiento con
¨Goliat”. Y así lo hizo. Aunque no creo que estos hechos logren detener la agenda
establecida por la administración Obama hacia el Castrismo, si considero que el
exilio debe procurar sintonizar su voz y sus acciones para ser parte activa en
los cambios que se avecinan en Cuba a pesar de los Castros.
Pero, esta
actitud no demerita en nada los pronósticos de Saladrigas, al contrario, da una
mayor vigencia y validez a su propuesta de ´renovar las agendas”; porque
Saladrigas se halla consciente de la inevitable necesidad que el general Castro
tendrá de efectuar ¨cambios reales” para garantizar la supervivencia de lo que
queda de este sistema. Saladrigas afirma que al general Castro le tocó hallar
la forma ¨de cómo lograr el delicado balance de canjear su única
restante fuente de legitimidad —ser víctima de la agresión de EE UU— por la
legitimidad de proporcionarle a su pueblo crecimiento económico, estabilidad
doméstica y una visión de futuro”.
Para lograr
estos objetivos, el General tendrá que hallar sus propios métodos y agenda: a
nosotros nos corresponde elevar constantemente nuestras demandas de democracia
y libertad; ganar cuanto espacio nos sea posible (dentro y fuera de la Isla),
sincronizar y aplicar nuestras propias estrategias; y, sobre
todo, ¡actuar!, tal y como lo ha hecho Tania Bruguera.
Gustavo
Pardo
masonhabana78@yahoo.es
@GustavoPardo18
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