Al hombre mozo que te habló de amores
Le dijiste, Florinda, que partiera
Porque en las manos te sobraban flores
Para reírte de la primavera.
Andrés Eloy Blanco, Florinda en invierno
GUSTAVO CORONEL |
La Faja del Orinoco ha sido usada y abusada
por los políticos venezolanos. Desde los tiempos en los cuales se le quería
reducir a “un proyecto de investigación”, el lema de los políticos de turno ha
sido: “¡No me la toquen!”. La Faja, han dicho, es el legado para las futuras
generaciones. El intento de utilizar una pequeña parte de su inmenso caudal
para venderlo como Orimulsión fue considerado, por los “patriotas” chavistas y
su tenebroso consejero Bernard Mommer, como un atentado contra la “soberanía”
petrolera. Decir que en la Faja hay bitúmenes, por ejemplo, se convirtió en una
horrible blasfemia. Se prohibió la geología por razones políticas.
Los “patriotas” chavistas decidieron hace
algunos años utilizar la Faja como arma geopolítica, para lo cual urdieron un
fraude llamado “Certificación de Reservas”. Con la complicidad de algunas
empresas contratistas y ante la indiferencia de las empresas presentes en la
zona, decidieron – porque les dio la gana – asumir un arbitrario factor de
recobro del petróleo en sitio de un 20 por ciento, algo no confirmado en lo más
mínimo por la información geológica y de yacimientos existente en la zona, la
cual cubre unos 55.000 kilómetros cuadrados y aún tiene una densidad de pozos
muy pequeña. Como resultado de este aumento decretado imperialmente por Chávez
en el factor de recobro, las reservas “probadas” de petróleo de Venezuela se
duplicaron mágicamente para superar las reservas probadas de Arabia Saudita. La
OPEP aceptó esta nueva cifra sin chistar porque no es de su incumbencia entrar
a cuestionar las cifras de cada país, excepto las de producción y exportación,
ya que existe una cuota que hay que cumplir pero que nadie cumple.
Armado con esta cifra, el difunto sátrapa
comenzó a cacarear que Venezuela era la mayor potencia petrolífera del mundo.
Además decidió que, una vez que las empresas extranjeras habían hecho el
trabajo y las inversiones en las plantas de mejoramiento para ese petróleo,
había llegado el momento de cambiarles el contrato. Se fueron ExxonMobil y
ConocoPhilips, pero al sátrapa eso no le importó. Invitó a empresas de medio
pelo como Petrovietnam, CUPET de Cuba, la de Bielorrusia, chinas y rusas a
llenar ese vacío dejado por las empresas de calidad. Les permitió poseer el 40%
de la propiedad de las nuevas empresas mixtas pero, eso sí, exigió que debían
asumir el 100% de las inversiones y otros gastos. Ahí se trancó el proceso
porque las empresas extranjeras, cada vez más cautelosas, comenzaron a demorar
sus aportes. El resultado ha sido que en los 16 años de satrapía chavista la Faja
ha estado estancada, sin plantas de mejoramiento, sin nueva producción de
significación. ¿Para qué apurarnos, diría el sátrapa, si tenemos suficientes
flores para reírnos de la primavera?
A la Faja Florinda le llegó el verano y hasta
el otoño y, de repente, cercana a su invierno, ve aparecer anuncios como este:
Toyota Motors comenzó a vender en Japón el
Mirai, el primer vehículo de pila de hidrógeno producido en serie para el
público general que sale al mercado. Toyota, mayor fabricante mundial de vehículos,
planea haber manufacturado 700 unidades para final de 2015 y haber vendido unos
400 en Japón, aunque se plantea incrementar su producción si la demanda es
mayor de lo pronosticado. La empresa con sede en Aichi (centro de Japón) tiene
previsto lanzar el vehículo en Europa y Estados Unidos en torno al próximo
verano. El Mirai (que significa “Futuro” en japonés) puede recorrer unos 650
kilómetros con un depósito de hidrógeno, que tarda en recargarse por completo
unos 3 minutos. Al mezclarse el hidrógeno con oxígeno en la pila se produce la
electricidad que mueve el vehículo y el coche emite solo vapor de agua en vez
de gases contaminantes de efecto invernadero.
Ah caramba. Esto sí no lo esperaba Florinda.
El auto aún es muy costoso, unos $60.000 por vehículo. Pero es inevitable que
este precio vaya bajando a medida que se refine la tecnología. Lo fundamental
es que el auto anda, y anda sin petróleo. Y Florinda, con su carga de 290.000
millones de barriles recuperables, según dice la satrapía, está aún casi
intocada, deshojando la margarita: ChevronTexaco, sí, ChevronTexaco, no…. Los
chinos sí, los chinos, no. Sigue la habladera sobre el futuro pero nunca sucede
nada en el presente, excepto un galopante endeudamiento nacional.
Apenas se ven en la zona eventos pomposos e
inútiles como la juramentación de nuevos “cohortes” de combatientes de casaca
roja, 15000 nuevos reposeros, con discursos cursis de Eulogio Del Pino citando
al “comandanterno” y una “soberanía petrolera” que no puede ser más falsa.
En esos discursos Del Pino habla de los
crímenes contra el ambiente en EEUU, mientras enfrente de la tarima del orador
pueden verse las montañas de coque derivadas de la escasa producción de la Faja
llamada Florinda.
No es ya fantasioso pensar que, en algunas
décadas, los venezolanos pasen por la Faja Florinda, raudos en sus autos de
hidrógeno, viendo las oxidadas ruinas de lo que una vez se llamó Faja
“Comandanterno” Hugo Rafael Chávez Frías, un inmenso pueblo fantasma, monumento
a la cursilería, corrupción e ineptitud de los “patriotas” chavistas.
Gustavo Coronel
gustavocoronelg@hotmail.com
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