Esta insólita revolución
bolivariana tiene su historia y su pre-historia, que se remonta a 1957, cuando
el Partido Comunista de Venezuela (PCV), en la clandestinidad y en plena
dictadura de Marcos Pérez Jiménez, decide como estrategia infiltrar las Fuerzas
Armadas. Con la caída del dictador, el 23 de Enero de 1958, y el triunfo
guerrillero en Cuba, el 01/01/1959, el proceso se intensifica y como
consecuencia directa se da el Carupanazo y el Porteñazo. Fracasados ambos
movimientos, igual que la insurgencia guerrillera, los partidos de izquierda se
acogen a la política de pacificación y asumen los procesos electorales siempre
desde la división interna y la fragmentación política y el ventajismo electoral
del sistema, de allí que nunca superaron un 6% histórico de votos.
A pesar de
esta minoridad electoral, su influencia intelectual y política en los sectores
académicos y juveniles universitarios era significativa. En este ambiente de
marginalidad política y al mismo tiempo producto de la penetración de algunos
sectores de la Fuerzas Armadas se empieza a desarrollar una logia conspirativa
militar alrededor de 1983, fuertemente vinculada a los grupos de izquierda ya
mencionados y cuyos nombres visibles eran Douglas Bravo, Luis Miquelena, Kleber
Ramírez, José Vicente Rangel, y otros. Esta logia conspirativa alimentó durante
toda la década de los 80 lo que mediáticamente se conocía como los COMACATES y
que se fueron progresivamente haciendo visibles, especialmente después del
Caracazo y los intentos golpistas de 1992 (4F y 27N). En aquel momento, ya
visibilizados y victimizados, usufructuaron un sentimiento general de simpatía
frente a su insurgencia y denuncia de la crisis que el país venía conociendo,
así como por los abusos y excesos del bipartidismo. Los Ángeles Rebeldes, los
llamo una periodista en un libro emblemático, consolidando su propio mito y
potenciándolos como realidad política con un discurso difuso y confuso, pero
eficaz para el momento y que se puede resumir en el juramento del Samán de
Güere y el Árbol de las Tres Raíces (aprovechando el simbolismo de fuerte
impacto psicológico en torno a tres nombres míticos, Simón Bolívar, Simón
Rodríguez y Ezequiel Zamora).
Este proceso subversivo en las
Fuerzas Armadas y sectores de la izquierda tradicional no es casual que
coincida con el inicio visible y tangible de la crisis del sistema bipartidista
y que empieza a hacerse presente de manera evidente con el llamado Viernes
Negro de 1983 y el Caracazo de 1989. El ciclo inaugurado en 1945, con el golpe
de Estado del 18 de Octubre, consolidado el 23 de Enero de 1958, se cierra en
1998 con el triunfo electoral de Chávez.
Ángel
Lombardi
alr.lombardi@gmail.com
@angellombardi
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