Da coraje escuchar y
ver todos los ademanes de los “hijos” del difunto, tratando de mantener viva la
llama de adoración al “padre de la patria perdida”.
Por momentos, no sabemos que decir o que hacer,
si llorar o solo entristecernos al ver esta “patria querida” que nos dejó
Chávez, cuya voz, que nos obligan a escuchar los amantes de la “revolución
bonita” en la gran red de radio, televisión y espacios públicos “rojos”, sin
vergüenza ni timidez; por el contrario, con braveza y petulancia, como si de un
milagro se tratara. Y para completar la estupidez, les ha dado por vociferar,
defender y arrostrarnos el “Chávez nuestro”, esa vocinglería boba que nos trajo
María, no la madre de Jesús, sino el escarnio de mujer, que con ínfulas de intelectual
“adorna” el parlamento nuestro.
Él mismo difunto
declaró para la historia, que legaría al “pueblo” la patria que no pudo
Bolívar. Esa que cantan los eternos enchufados violadores de la Constitución y
que sirve para todo, menos para brindar al pueblo la mayor suma de felicidad
que el Padre de la Patria se propuso para un pueblo libre y en democracia.
Siempre se ha dicho,
que la historia la escriben los vencedores, y en eso estamos. No será la
historia del legado por fraudulenta, sino una nueva historia futurista, más
parecida al pasado que al presente indigno, fratricida, bochornoso, decadente,
corrupto y amoral, donde las arcas del Estado solo sirvieron para construir una
oligarquía de espanto; que amasaron fortunas con el dinero de los venezolanos,
engañando a la claque que construyeron como “tontos útiles” para la revolución
del voto, apoyados por aprovechadores autoproclamados “demócratas
revolucionarios”, que se hicieron duchos en el fraude legal y procedimental y
en la generación de mendrugos. Lacerante es hoy la expresión: ¡Así es que se
gobierna!, coreada por “pendejos rojos”, que igual rezan la oración del
difunto, para nuestra lástima, porque no deja de causarnos desazón tener que
tolerar la inconsciencia de estos pobres venezolanos, que siguen creyendo que
en el más allá ¡Chávez vive! Tan inconscientes, que son capaces de agredir sin
término ni medida a quien les insinúe lo contrario.
Para la nueva
historia, debemos recordar, que ésta se inicia con el triunfo electoral del
teniente coronel Hugo Chávez en 1998, quien había fracasado en un intento de
golpe de Estado en 1992. Ya entronizado, sus seguidores promovieron un
extravagante régimen político, que denominaron: "proyecto",
"proceso" o "revolución". Fue el inicio de la historia que
al presente denominamos: "revolución bolivariana". Un yerro político,
que no solo cambió la vida y el quehacer de los venezolanos, sino que abrió una
grieta en la historia patria, que ha creado dudas sobre su trascendencia y
porvenir, signando nuestras vidas con una mácula irreversible y eterna que nos
entristece. No obstante, como historia, queda inserta en la duda y en la
esperanza del porvenir de quienes han logrado subsistir "sin entregar su
alma al diablo", siempre creyentes en la fe divina. Vale decir: ¡El tiempo
de Dios es perfecto!; máxima expresión de la esperanza, que fundamentamos en el
decir de muchos pro y anti revolucionarios, que "el fracaso del régimen es
ya un hecho incontrovertible", pero se amarga el futuro al decir, que
"…el grueso del daño se sembró durante quince años y algunas de sus raíces
son aún más antiguas. Lo que viene ahora son consecuencias inevitables y lo
peor aún está por venir…". Esto trastorna la esperanza, pero así comienza
la historia…
Enrique Prieto Silva,
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos
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