En el mes de febrero próximo del 2014, es
decir, el año entrante, se cumplirán tres lustros de gobierno chavista. Quince
años se dice fácil, pero vividos día a día pueden pasar tan rápido como un rayo
de luz o parecer tan eternos como una cadena perpetua. Década y media es el
equivalente a tres periodos presidenciales, de cinco años cada uno, en la
constitución de 1961. Puestos con nombre y apellido, al ciclo democrático que suman
las presidencias de Raúl Leoni, de Rafael Caldera y de Carlos A. Pérez,
entre 1963 y 1979, por mostrar un ejemplo práctico que nos permita hacernos una
idea comparativa entre los tres primeros quinquenios presidenciales de la mal
llamada “IV República”, bajo la égida de la carta magna del 61 y los quince
años de régimen chavista de la presuntuosa e impropiamente denominada “V
República”, que inicia la Constitución Bolivariana del año 1999.
Aunque
se suele decir que las comparaciones son odiosas, se hace inevitable parangonar
o confrontar ambas etapas gubernamentales, no obstante la ventaja política que
supone la continuidad administrativa y partidista de un régimen que sin
interrupciones, como el chavista, lleva quince años en el poder, con
representación plena y mayoritaria en todos los entes públicos, poder
legislativo, electoral, moral, judicial, fiscalía, contraloría, empresas del
estado, institutos autónomos, gobernaciones, alcaldías, etcétera. Ventaja
decimos, porque Raúl Leoni y Carlos A. Pérez, aun siendo ambo socialdemócratas y pertenecer al partido
Acción Democrática, no se parecían en nada. Además, presidieron años con
características económico-sociales muy distintas, estando separados, en lo que
a continuidad política se refiere, por el primer gobierno socialcristiano de la
historia en Venezuela, el de Rafael Caldera.
Es un hecho más que comprobado, sobretodo en
nuestras latitudes latinoamericanas, que la alternancia democrática, aunque es
una cualidad necesaria, interrumpe la continuidad de la gestión del gobierno de
turno, aun cuando se trate de mandatarios que se suceden en la presidencia del
país provenientes de una misma ideología o partido político, lo cual supone una
desventaja que no permite mantener una acción gubernamental continuada, no solo
en políticas públicas, sino también en obras de infraestructura, que al final
significan un atraso para el desarrollo económico y social de una nación.
No obstante, durante aquel ciclo de gobierno
de quince años se hicieron las siguientes obras tangibles: la Represa del Gurí
primera parte, y la ampliación de las centrales térmicas de La Cabrera, Las
Morochas, La Fría y Punto Fijo. Se creó SIDOR. Entró en producción la primera
planta de aluminio de Guayana, Alcasa. Se amplío la petroquímica de Morón y se
construyó el complejo petroquímico El Tablazo. Igualmente se construyó el
Puente Internacional José Antonio Páez, así como la autopista estatal
Valencia-Puerto Cabello y la interestatal Coche-Tejerías, las autopistas
urbanas avenida Libertador, Maracaibo-San Francisco, El Valle-Coche,
Barcelona-Puerto La Cruz-Guanta; también las carreteras Ciudad Bolívar-Ciudad
Piar y Barinas-La Pedrera. Se inauguraron además, grandes obras en Caracas,
como el Complejo Parque Central y el Metro de Caracas, el Poliedro de Caracas,
la Cota Mil, los Distribuidores Ciempiés y La Araña, la Universidad Simón
Bolívar y el Hospital del Seguro Social "Miguel Pérez Carreño". Así
como cientos de miles de viviendas y miles de institutos de educación primaria
y media entre liceos y escuelas públicas.
Cuando buscamos obras en concreto, ya
completadas, en todo lo que va de siglo, solo nos conseguimos con la
construcción de las líneas 3 y 4 del Metro de Caracas, el puente sobre el rio
Orinoco, el viaducto Caracas-La Guaira, esta última por emergencia sobrevenida
al caerse la estructura anterior, algunos tramos de la incompleta autopista
Caracas-Oriente, cuyo inicio se remonta a finales del año 1985, la represa de
Caruachi y algunos tramos, inaugurados en el 2006, del sistema ferroviario central Ezequiel Zamora,
quizás el proyecto más importante y menos conocido del gobierno del Presidente
Chávez. El número de kilómetros construidos en vialidad urbana e interurbana,
tampoco soporta una comparación, ni el de escuelas, viviendas, hospitales y
centros públicos de asistencia medica gratuita.
Desde 1999 hasta ahora, no ha habido
interrupción alguna, al menos por razones de alternabilidad política, que
permita la excusa de que tal o cual plan gubernamental u obra pública no se ha
realizado o no se ha podido ejecutar a tiempo.
Puede ser que con los 50 años más que pidió
recientemente el ministro de Energía y Petróleo y ahora Vicepresidente del Área
Económica del Consejo de Ministros, Rafael Ramírez, para enderezar todos los
desequilibrios que encontró, no aclaró si incluía los de los últimos quince
años, la comparación entre ambos periodos gubernamentales quede emparejada.
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