Los cancilleres de Mercosur se acaban de reunir con el Secretario General de la ONU, para expresarle su preocupación por el espionaje mundial de EE.UU.
Reclamo de un cinismo brutal, pues el espionaje entre países siempre ha existido y existirá, llámese recolección de “inteligencia” o espionaje a lo James Bond, o con sofisticados sistemas centrados en la guerra de 6º generación, y que será mayor mientras las diferencias entre ellos sea más grande y menor cuando sean más pequeñas y exista mayor confianza mutua. Cinismo, pues ellos también espían, incluyendo en EE.UU. o por lo menos el régimen de Caracas, y porque ellos espían a sus ciudadanos, al menos los de Caracas, Quito y La Paz.
En el caso venezolano debemos recordar el caso de la cónsul en Miami o la compra de secretos nucleares a un argentino-norteamericano o las bravuconadas de “el finado” cuando decía que él sabía todo lo que pasaba en EEUU. “Los tenemos penetrados” dijo una vez. La verdad es que espías cubanos fueron encontrados en los más altos niveles en Washington. Pero por aquello de Cubazuela, él asumió que eran los suyos.
Pero lo que olvidaron esos Cancilleres es que la denuncia más grave, la que hizo que Snowden hablara, es que EEUU estaba espiando a sus ciudadanos. Esto en Venezuela es el pan de cada día. Además de que filtran algunas de esas las grabaciones, videos y correos electrónicos para desprestigiar a la oposición o algún chavista caído en desgracia -caso de Mario Silva, de la Hojilla; y nada pasa.
La tesis es muy sencilla “a nosotros no nos gusta que nos espíen, pero nosotros tenemos derecho de hacerlo ¡No se metan!” y por eso espían a sus ciudadanos ilegalmente. Y lo que es más trágico, en nuestro caso, es que el régimen permite que miles de espías cubanos los hagan sobre nuestros ciudadanos.
Lo importante del caso Snowden, es que su denuncia ha provocado cambios importantes en EE.UU. Obama acaba de prometer una revisión completa de la forma en la que sus servicios de inteligencia utilizan su tecnología para interceptar comunicaciones de los ciudadanos. Y prometió cambios en la Agencia Nacional de Seguridad para garantizar una mayor privacidad y transparencia. Además de modificaciones en la Ley Patriota (Patriot Act) y otras normativas que fueron creadas a raíz de los ataques de 11-S, cuando los ciudadanos aceptaron perder privacidad -y libertad- por seguridad. Pero gracias a las denuncias de Snowden y que en un país democrático los excesos del gobierno se controlan, estos excesos se están revirtiendo. ¿Podría suceder algo así en la Venezuela chavista?
alfredomichelena@gmail.com
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