Durante medio siglo hemos vivido con
angustia, esperanza y preocupación los múltiples esfuerzos realizados por
Presidentes Colombianos con dirigentes de las FARC para poner fin a un
conflicto sangriento debatiéndose entre la Guerra y la Paz sin obtener resultados.
En los últimos seis lustros, las gestiones de
Belisario Betancur, Virgilio Barco, Ernesto Samper, Cesar Gaviria, Andrés
Pastrana y Álvaro Uribe, han presentado propuestas en las que se contó con la
participación infructuosa de facilitadores de diversos países.
Nuestros vecinos Colombianos sufren una
confrontación dolorosa que nos recuerda
la inmortal obra de Leon Tolstoi “La Guerra y la Paz” que narrar 50 anos
de viscicitudes vividas en Rusia desde la Guerra Napoleónica hasta la segunda
mitad del Siglo XIX.
Esta semana, el Presidente Santos y
Timoshenko anunciaron un nuevo intento de negociaciones entre las autoridades
de Colombia y las FARC destinado a solucionar el largo enfrentamiento. Esta
vez han invitado a participar en los
encuentros fijados en Oslo en la primera quincena de Octubre a Cuba y Noruega;
al igual que a Venezuela y Chile. Considero que seria grave que esta reunión se
fije antes del 7 de Octubre, porque significaría una inadecuada ingerencia con
el fin de influir en las próximas elecciones
Los venezolanos vemos con esperanza este
nuevo desafio –al igual que vimos los mecanismos anteriores que lamentablemente
fracasaron- no solo como respuesta humanitaria para que nuestro vecino
solucione al drama que sufre, sino también nosotros encontremos un fin a las
graves penurias que hemos soportado en nuestro territorio. La presencia en
Venezuela de miembros de las FARC; el desequilibrio generado por las narco
guerrillas convirtiendo a Venezuela en un país trampolín del trafico de drogas;
los secuestros que fuerzas irregulares ejecutan en nuestro país; el “boleteo”
contra los ganadores y agricultores especialmente en las fronteras; la
complicidad de altos funcionarios civiles y militares en el trafico de armas,
precursores, y drogas; los miles de
refugiados, son algunos de los interminables problemas que vivimos diariamente,
y que se solucionarían si Colombia lograra tener un exitoso proceso de Paz .
No se trata solo de un problema político o
militar. Constituye una dimensión económica
producida por los recursos del narcotráfico junto a acciones delictivas
en las que el crimen organizado campea con facilidad mientras que ideologías
extremistas pretenden “legitimar” acciones revolucionarias en diferentes foros
mundiales, algunos de ellos realizados en Caracas. El Gobierno Venezolano debe
aprender de los errores del pasado y ser muy cauteloso para no volver a
involucrarse en el debate interno como cuando definió a las FARC como “fuerza
beligerante”; cuando se extralimito en sus funciones como “facilitador”, o
cuando rompió relaciones diplomáticas con el vecino país. Solo con una posición
de Estado, podríamos ayudar todos a generar la Paz y poner fin a la Guerra.
milosalcalay@yahoo.com
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