En
el desarrollo de mi labor diaria como escribidora de artículos y columnas para
los diarios y páginas web de Internet, lo primero que hago es revisar los
muchos correos que me escriben, donde aparecen denuncias de diversas cosas que
me obligan a escribir sobre la confidencia del lector.
Y
he venido observando, que cuando a los ciudadanos les corresponde presentar una
denuncia o exponer un hecho, desgraciadamente hay muchas personas que tratan de
evitar, por todos los medios, expresar las opiniones que puedan tener sobre
determinados temas por sí mismos, por temor o miedo al qué dirán, por las
repercusiones que sus palabras puedan tener o simplemente por vergüenza y
acuden a mi para que yo sea su portavoz en el diario.
Es
un síntoma que siempre critico a las personas que en muchas ocasiones acuden a
mis correos a denunciar los problemas de sus comunidades, porque quizás ellos
entienden, que si hay algo en lo que me siento con plena libertad y así lo
expreso en mi diario vivir, es no tener miedo en decir y verbalizar lo que
pienso y siento.
La
palabra amigos lectores nos hace libres y a la vez, responsables. Tener el
coraje de atrevernos a manifestar responsablemente es una conducta que
debiéramos tener incorporada en estos tiempos, donde es más fácil cultivar la
libertad de expresión, pero siempre dando la cara.
Por
eso valoro tanto la libertad de opinión e insisto en la importancia de no tener
miedo a decir lo que pensamos o sentimos, pero siempre en un margen de respeto.
Si
bien hay veces en que nos volvemos viscerales ante un hecho particular, lo cual
me ha pasado, debemos tener la capacidad de recapacitar o bien contar hasta
diez cuando estamos exponiendo por escrito ante el lector un determinado
problema para no utilizar un lenguaje intolerante y así no se desvirtúe nuestro
mensaje y comuniquemos lo medular.
Sepan
ustedes que no es necesario ser periodista para tener la valentía de opinar con
nuestro artículo, cuando sentimos que sus hechos nos afectan. Sólo hace falta
tener la convicción plena, de que nuestros
pensamientos valen y que no necesitamos escudarnos en otros para hacernos
escuchar.
Cuando
una persona trata de evitar expresar sus opiniones o no hace lo que le gusta
por miedo o temor a desagrados, lo único que consigue es sentirse mal consigo mismo.
Si
usted se identifica con este tipo de personas, considere que puede expresar sus
opiniones sin temor a no gustar a los demás. Esto es así porque, entre otros
aspectos, cada persona debe tener confianza en sí misma y aceptarse tal como
es: como un ser pensante y opinante.
Sólo
de esta manera amigos lectores, sin temores de ninguna especie, cada uno podrá
ejercer el poder que tiene, para generar los cambios que nuestra sociedad
venezolana tanto necesita en estos cruciales momentos que vive la patria.
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