Una buena razón para
preferir a María Corina Machado como candidata de la oposición en las
elecciones presidenciales de este año se deriva de que su programa de gobierno
aparece como el que atiende de manera más directa a desatar uno de los más
fuertes nudos del problema venezolano de 2012, el relativo al papel de la
propiedad.
Interesado en una
expresión que hiciera gráfica la idea de que una buena razón para preferir a
María Corina Machado como candidata de la oposición en las elecciones
presidenciales de este año se deriva de que su programa de gobierno aparece
como el que atiende de manera más directa a desatar uno de los más fuertes
nudos del problema venezolano de 2012, el relativo al papel de la propiedad,
recibí este inesperado auxilio de un "Diccionario libre" que está a
la mano en Internet y trascribo sin correcciones:
Corozo. El corozo es la
semilla de una planta silvestre, la cual es tan dura que no se puede cortar,
sino que hay que cortarla con un serrucho. De ésta se hacen unos anillos muy
bonitos a los cuales llamamos "anillos de corozo". Cuando un asunto o
trabajo es difícil de terminar, suele entonces decirse: "vamos a romper
corozos".
Trece años de malogrado
experimento de un socialismo del siglo XXI degenerado en un verdadero sancocho
cruzado de militarismo en mucho heredado de aquel caudillismo criollo
decimonónico que originó el expresivo refrán: "No me diga general, que yo
a naiden l'he robao") y comunismo a la cubana, han llevado a patentizar el
grado de vulnerabilidad que, frente a un gobierno con pretensiones políticas
hegemónicas, pueden llegar a exhibir los distintos estratos sociales de nuestro
país.
Si dividiéramos nuestra
sociedad venezolana de hoy en tres clases sociales principales: la alta, la
media y la baja, ésta podría ser la conclusión a que sería factible llegar hoy
en torno a dicho asunto: que la clase alta (a lo menos, una parte importante de
ella, a la manera de la bancaria), ha prosperado como nunca a la sombra del
actual gobierno, a cambio de la práctica, por su parte, de una genuflexión
política tan económicamente rentable como moralmente deshonrosa; que la media,
haciendo gala del mayor nivel de resistencia frente a la alternación de ataques
y halagos gubernamentales, ha devenido en verdadero muro de contención de las
pretensiones totalitarias del mismo y, finalmente, que la baja ha sido la
víctima privilegiada de una suerte de política de mendicidad inducida,
destinada a convertir a los pobres en mendigos, porque se puede ser pobre e
independiente de criterio político, pero difícilmente el beneficiario de un
salario concedido, por interés político, bajo la forma de una
"misión" gubernamental y ciudadano libre.
Esa clase media
venezolana que ha luchado sin reposo por recuperar una democracia
implacablemente rebanada durante 13 años, ese grupo social que ha puesto de su
seno, en aras de la libertad, heridos y muertos, presos y desterrados, y del
cual más de 20.000 de sus integrantes, empleados en la industria petrolera,
sacrificaron, en gesto sin paralelo, por esa misma libertad, empleos de los
mejores pagados del país, ha evidenciado el valor que puede alcanzar dicho
sistema de gobierno para aquellos ciudadanos que conjugan la condición de
propietarios, de trabajadores o empleados y de personas con educación adquirida
(para comenzar, educación política).
Es dentro de ese cuadro
donde resaltaría con valor de bandera sustantivamente distinta el capitalismo
popular propuesto a los electores del 12 de febrero por María Corina Machado:
se tratarìa de obrar, ya operado el cambio de poder, de modo que el mayor
número posible de venezolanos llegue a alcanzar la condición de pequeños y
medianos empresarios o lo que es lo mismo, de pequeños y medianos propietarios.
Que un designio como el
expuesto pudiera entrañar un paso de siete leguas para el futuro de la
democracia en Venezuela tiene a su favor la prueba de la experiencia: la
historia política y social de las naciones enseña que una democracia estable
únicamente ha sido posible en ellas cuando su evolución social ha desembocado
en la conformación de una clase propietaria con fuerte componente demográfico.
Propiedad y libertad,
propiedad e igualdad resultarían correlativas, como lo comprendieron ya los
fundadores de nuestra República al garantizarlas en las Constituciones de 1811
y 1819.
Cabría, pues, repetir:
si queremos que la coyuntura política actual se resuelva en un cambio que libre
al país en el futuro de aventuras electorales nacidas de la desesperación, a la
manera de la de 1998, debemos votar por una propuesta que, como la de
capitalismo popular, brinde una base distinta y verdaderamente firme a la nueva
experiencia democrática en puertas. Por una propuesta que, lejos de la
superficialidad, la timidez y los complejos ideológicos, "rompa el
corozo".
"Vota duro, tan
duro como el corozo": he aquí una posible fórmula, mitad política, mitad
botánica, para echar a andar en dicho nuevo camino.
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA