Éste, el de la revolución bolivariana ya está largo. Basta de este capítulo de locura, del que hace rato debimos pasar la página. El año que viene es de cambios, nada justifica prorrogar lo ya agotado y darle días adicionales a un capítulo nefasto en nuestra historia de pueblo.
La mayoría de los venezolanos vio con esperanza -hace ya casi 13 años- el inicio de un nuevo capítulo en nuestra vida republicana. Esa esperanza se ha teñido de rojo sangre. Pasemos la página. Cerrar capítulos en el camino de los pueblos y de los hombres es un imperativo de vida.
Es una necesidad cerrar el capítulo del Estado conducido por un solo hombre, por los caprichos de uno solo, al que se someten todos los poderes públicos. La independencia de los poderes es consustancial a la democracia; por el contrario, el sometimiento de todos a la voluntad de uno es a tiranía. Ningún pueblo puede avanzar cuando uno solo piensa y uno solo decide.
Es imperativo cerrar el capítulo del Estado ciego ante la delincuencia, que se desentiende de homicidios, violaciones y robos. No queremos un Presidente que diga que en Venezuela lo que hay es “una sensación de delincuencia”; queremos un Presidente que tenga la “sensación” de que 150 mil homicidios en menos de 13 años es negación de la vida y expresión de lo que no puede continuar.
Es urgente cerrar el capítulo del Estado sordo ante la corrupción, donde la Policía, los Tribunales, la Fiscalía y la Contraloría no escuchan sino la voz del amo. No queremos un Presidente botarate, que regala afuera lo nuestro, que gasta sin control y dilapida sin temor, quien después de gastar más que ningún otro gobierno en toda la historia republicana, pide prestado sin miramiento, haciendo crecer la deuda pública a niveles nunca imaginados, que heredarán nuestros hijos y nietos, sin beneficio alguno para la patria. Pidieron prestado, dilapidaron y robaron.
Es menester cerrar el capítulo del Estado maula, que se apropia de los bienes de los ciudadanos, que dice “expropiar” cuando lo que está haciendo es confiscar, arrebatar sin contraprestación alguna, por la fuerza y porque le da la gana, y no “por causa de utilidad pública”. La propiedad ha sido envilecida.
Es indispensable cerrar el capítulo del Estado opresor, violador de Derechos Humanos, perseguidor de libertades. Nunca más debemos ver morir a un Señor Brito, ni saber de inhabilitaciones por decreto; tenemos derecho a que se nos devuelvan Radio Caracas TV y los otros medios cerrados, derecho a rescatar la libertad de expresión.
Es indispensable cerrar el capítulo del Estado ineficiente, el de componendas y amiguismo que no sirve para nada bueno. Fin al Estado que en lugar de funcionarios al servicio de la patria, tiene activistas de la causa del Presidente. Los servicios públicos deben funcionar; tenemos derecho a electricidad, agua potable y vivienda, a hospitales que sirvan y escuelas que enseñen, a carreteras transitables y ambiente vivible, en fin, a un país con calidad de vida.
Cerrar el capítulo de Hugo Chávez Frías es una necesidad histórica, de la cual nos vamos a beneficiar todos, incluso quienes hoy puedan sentirse afectados por estas afirmaciones. Del desmoronamiento del país somos víctimas por igual quienes solo usan camisas rojas, como quienes preferimos la policromía. Cerremos el capítulo de Chávez.
PACIANO PADRÓN
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
Twitter: @pacianopadron
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