Hay una propuesta del Arquitecto Iván León de unir el Aeropuerto de La Carlota con el Parque del Este, que se llama “Monumento Único al Libertador Simón Bolívar”
Una ciudad que ha sido tan maltratada
Caracas fue una ciudad de clima agradable, gente amable y una capital bastante bonita. Su casco central guardaba una arquitectura colonial. Durante la segunda mitad del Siglo XX se modernizó muchísimo, aparecieron autopistas y puentes, edificios muy altos, urbanizaciones residenciales para todas las clases sociales, llegó el Metro, el tráfico se incrementó exponencialmente, centros comerciales, centros culturales, universidades, así como también muchas esculturas y murales, algunos parques, como el Parque del Este y el del Oeste, despareció mucho verdor, pues al parecer la preservación del ambiente y los espacios verdes no han formado parte importante dentro de las políticas públicas.
Así fue que vimos caer en el descuido al Parque de Los Caobos, al de los Chorros, el Parque Nacional del Avila invadido y depredado por una turba que no parece tener respeto alguno por el cerro insignia de la ciudad capital. Hemos leído acerca del horror de la propuesta de Jacqueline Farías de hacer un desarrollo habitacional en el Parque Arístides Rojas. Hemos visto inmolar grandes árboles, destruir plazas, cada día los cerros que rodean la ciudad tienen un mayor número de ranchos, también los bordes de las carreteras, de hecho el trayecto desde el aeropuerto Simón Bolívar hacia Caracas, por la autopista o por la carretera vieja cada día muestran una imagen más degradada.
A las esculturas se les ha declarado la guerra, se las roban, les desmiembran, las destruyen. Los murales los cubren con graffiti, les arrancan mosaicos. Los centros culturales han sido desmantelados, cerrados. En la mayor parte del tiempo los teatros públicos son utilizados para el desarrollo de actividades políticas. Las librerías y editoriales, signos evidentes de la cultura y avance de una sociedad, son una especie en extinción, cada día que pasa nos enteramos de una nueva librería o editorial que ha cerrado sus puertas. Los museos han sido saqueados y las obras de arte que se encontraban en oficinas públicas han desaparecido por arte de magia.
Ir al cine, a alguno de los teatros que todavía están abiertos y salir sin disgusto es una proeza. Los venezolanos siempre consideraron “normal” irrespetar una cola, siempre hay un “vivo” que le pide a un amigo o le da una propina a alguien que está en un puesto delantero de una cola para que le compre x número de entradas y no hacerla, sin importarle el abuso que está cometiendo. Si se trata de primero en llegar, primero en sentarse, siempre hay alguien que al llegar comete la grosería de “guardar” puestos a ambos lados, delante y detrás para los amigos, sin respetar la regla establecida. Hoy en día el abuso se ha visto acrecentado, ni aún con compra de asiento reservado la gente respeta, sino que se sienta donde le da la gana, ya que para ellos el desconocer el derecho ajeno ha quedado establecido como forma de relación, en esta tierra de nadie.
Todos conocemos el caos y desbarajuste en lo que ha quedado convertido el Metro de Caracas, otrora modelo de cultura cívica. El tráfico insoportable de Caracas, colas interminables que duran horas, en las que hay que estar con las ventanas cerradas a pesar del calor, ya que mientras el vehículo está estancado en una cola, suceden asaltos a plena luz del día, si se hace resistencia se puede pasar a formar parte de la estadística de mortalidad debida a la inseguridad, en una ciudad en la que pululan los delincuentes.
En los centros comerciales, la gente está expuesta a que la asalten en los ascensores, ser seguido hasta el estacionamiento para robarle el carro o ser desvalijado después de los efectos de la burundanga, ni hablar de todos los cuidados que hay que tener al sacar dinero de un cajero automático, hay que tener cuatro ojos al salir del banco, nunca sacar a relucir un celular, reloj de buena marca, mucho menos caminar con una computadora portátil. Se debe ir vestido de la forma más modesta posible. Si por casualidad una persona ha sido invitada a una fiesta en la noche, es preferible que espere hasta el amanecer para volver a su casa, y, de no ser posible esto último ir y regresar en cambote, con todos los carros llenos de gente.
La basura está regada y acumulada por todas partes, ir al centro de Caracas es como ir a Calcuta, todo está lleno de pordioseros, de la tristeza de ver niños de la calle. Las calles rotas, los edificios descuidados, no hay luz, no hay agua, hacer la compra es el equivalente a un tour por diferentes abastos y mercados, porque por un artículo que se encuentra hay tres o cuatro desaparecidos y todo a precios que escalan a toda velocidad
Los caraqueños cansados y fastidiados de una vida imposible, saludarían algo que les recordara o trajera a sus vidas alegría, solaz, el placer de ir a un sitio que les hiciera ver que la normalidad es algo diferente a la desorganización social en la que transcurren sus días.
Hay una propuesta del Arquitecto Iván León de unir el Aeropuerto de La Carlota con el Parque del Este, que se llama “Monumento Único al Libertador Simón Bolívar”, que trasformaría el área en un Museo Mausoleo, con pasos peatonales y vehiculares, una línea de Metro, un centro de convenciones, un helipuerto, la Comandancia General de la Aviación (remodelada), un monumento a la bandera, el Boulevard Río Guaire, un espacio de usos múltiples con dos niveles, un sótano con un gran estacionamiento público, la Sede del Monumento Único al Libertador, la Sede del Instituto Nacional de Parques, la Sede del Instituto Autónomo de transporte, una torre de gran altura con dos niveles en el tope, entre otros.
Es decir un proyecto en grande, digno de una gran ciudad y un gran país, que además los caraqueños necesitan, que humanizaría a la capital, que representaría algo nuevo para una ciudad que ha sido tan maltratada y para una población que quiere esperanza, amén de la creación de espacios nuevos y puestos de trabajo. Esta propuesta merece ser atendida para su ejecución.
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Tristemente, aún continúa así, Arístides Rojas se salvó, pero no la sede Zoom ni la ferretería por la Av. Andrés Bello, ni la libertador, todo invadido, y con recientes obras de vivienda social en construcción, y la gente ni se queja ni le importa, un par de años más y todo se termina de degradar, Jaquelin Farías vive por La Florida, y ni le importa lo que hace, cuando sales de la casa, ves todo destruido y lleno de damnificados, gente horrible, ya nada tiene arreglo, solo vale la pena irse del país.
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