Los presidentes del pasado reciente, 1959-1999, unos más, otros menos, efectuaron importantes aportes al país, pero no fueron buenos gobernantes. En algunos casos hubo actos arbitrarios y hasta violaciones a los derechos humanos como reacción, no justificable, al terrorismo de la guerrilla. A pesar de unos pocos lunares, esos gobiernos respetaron a las instituciones. Salvo los casos de Betancourt y de Leoni, todos los otros llegaron al poder como reacción a las frustraciones derivadas de la mala actuación de los presidentes anteriores.
Unos fueron más austeros que otros en lo público y en lo privado. La principal falla de ese pasado fue la creación de un clientelismo político y el querer resolver los problemas con una visión centralista alrededor del petroestado. La consecuencia fue que no lograron reducir la pobreza, ni inculcar en la población una orientación al logro no dependiente de papá Estado. Curiosamente, Carlos Andrés Pérez, cuyo fallecimiento lamentamos, encarnó todo lo positivo y negativo de ese periodo. Aunque el balance de los 40 años mencionados tiende a ser ligeramente positivo, debemos entender que es antipolítico tratar de reivindicar ese pasado, ya que es posible ofrecer una mejor alternativa.
El presente es el resultado de los magros logros de gobiernos anteriores, de la crisis de los partidos políticos y de la apatía de nosotros los ciudadanos de a pie. Teorías tales como que no tendríamos la dictadura actual si no se hubiese destituido a CAP o si Caldera no hubiese indultado al golpista de ayer y de hoy, no tienen una sustentación válida.
El sistema anterior se venía desplomando gradualmente y a Carlos Andrés le tocó en suerte capitalizar los errores del sistema. Fue destituido a pocos meses de finalizar su mandato, en un juicio político y con una sentencia injusta, para intentar paliar la crisis y evitar otra intentona militar o incluso otro Caracazo. Este distinguido venezolano enfrentó su proceso como un demócrata. En su vida demostró respeto por sus adversarios políticos y evidentemente no fue rencoroso. Todo lo contrario al teniente coronel dictador, quien insulta a quienes considera enemigos, los atropella y, más grave aún, todos los días viola la Constitución y pretende implantar un régimen comunista.
El futuro tenemos que visualizarlo con optimismo. A corto plazo tendremos dificultades por la radicalización del autócrata, pero a mediano plazo saldremos de esta dictadura. Gradualmente sus adeptos lo abandonarán ante sus locuras, ineptitudes y atropellos a la Constitución. El secreto está en no dejarse intimidar, interactuar con la población de menores recursos ofreciéndole una mejor alternativa y advirtiéndoles a las focas, especialmente a los jueces, que el tiempo se les acaba y que pueden enfrentar demandas personales o del Estado por los daños y perjuicios ocasionados a los ciudadanos. Las leyes "express" dictadas por los genuflexos diputados son inconstitucionales y como tal deben ser enfrentadas. Sí hay futuro, demos paso a la juventud.
Como en botica: Bravo por la Rectora Cecilia García Arocha, otros Rectores y estudiantes. Les deseamos lo mejor a nuestros Diputados. No es mago, ni sabio, pero el Día de Reyes las focas le preparan un homenaje a Hugo I El Lenguatón. El ciudadano Benavides aspira "ganar" los cuatro soles, pero de aquí al 2012 no le dan los tiempos. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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