El pasado 2 de julio se cumplieron dos años de la operación jaque que dio la libertad a Ingrid Betancourt y a un grupo de soldados y policías que tenían secuestrados las FARC. Ese operativo produjo alegría y regocijo a los colombianos que tenían viva la imagen de Ingrid, melancólica, flacuchenta y en una situación anímica que pronosticaba muy cercano el fin.
Hoy dos años después el país despierta con sorpresa y estupefacto ante la increíble noticia de que la señora Betancourt pretende que el Estado colombiano la indemnice a Ella a su Madre y a sus hijos con una suma cercana a los 13 mil millones de pesos por los perjuicios recibidos durante su secuestro.
Hagamos un poco de historia. Estando en la localidad de Florencia, capital del departamento del Caquetá Doña Ingrid iba a ser transportada en un helicóptero del ejército hacia el municipio de San Vicente del Caguán, para presidir allí un acto político. Se presentó de improviso un combate con las FARC y el régimen militar le da prioridad y prelación a estos eventos sobre cualquier otra tarea de las fuerzas armadas; por esa razón y no por otra le fue negado el servicio de transporte a la señora Betancourt, a Doña Clara Rojas su compañera, a un par de escoltas y a una pequeña comitiva que los acompañaba.
Horacio Serpa que se encontraba en Florencia en la misma condición, mucho más juicioso y ante la imposibilidad de ser transportado por la Fuerza Aérea hacia San Vicente del Caguán, abortó el operativo y se regresó a Neiva. Doña Ingrid cabecidura y soberbia decidió transportarse en la carretera Florencia – San Vicente del Caguán por automóvil y bajo su responsabilidad.
Unos kilómetros más adelante en cercanías de Montañitas un retén militar detuvo a Ingrid a Clara y a sus escoltas, les advirtió que había fuerte presencia militar en el tramo Puerto Rico – San Vicente y que el riesgo ya no era potencial sino real; ante la insistencia de Doña Ingrid, el Comandante de ese puesto le hizo firmar un documento que expresaba que había sido advertida del alto riesgo de presencia guerrillera y de que continuaba, conocedora de esa situación bajo su total responsabilidad. Muy cerca de Puerto Rico, Caquetá el carro de Ingrid y su pequeña comitiva fue interceptado por un comando de las FARC; Ella, molesta y sofocada, se les identificó plenamente convencida de que así la dejarían continuar y en su falta de madurez no entendió que al identificarse, se acababa de convertir en un trofeo de primera categoría para ese grupo guerrillero; el jefe del comando subversivo se comunicó por radio con sus superiores que por supuesto le dieron la orden de retenerla e internarse en la selva con Ella.
Conclusión, a Ingrid Betancourt la secuestraron las FARC por un acto de imprudencia suya que no quiso acatar las recomendaciones de los militares, sobre la presencia guerrillera en su trayecto.
Fueron 8 años de sufrimiento para Ella, para su familia y para el Presidente Uribe que fue sometido durante todo este tiempo a una inclemente presión de Doña Yolanda Pulesio su Madre, de Piedad Córdoba, la senadora que trafica con vidas humanas y por Ernesto Samper, representante único del importaculismo y de las soluciones cómodas y oportunistas en este país. Doña Yolanda agredió sin pausa al Presidente Uribe todos los 8 años que duró el secuestro de Ingrid, visitó al Presidente Chávez, visitó al primer Ministro Francés, fue a la OEA, fue a la ONU y en todas partes acusaba al Presidente Uribe y a su gobierno de la tragedia de su hija, por no querer prestarse al famoso y perverso “Intercambio humanitario” para que le entregaran su hija.
Confieso que siempre me cayó también gorda Doña Yolanda Pulesio, pero entendía su dolor de Madre, a pesar de que en múltiples reuniones personales el Presidente mismo le explicó que el “Intercambio humanitario” era la institucionalización del secuestro como arma para negociar con el Estado y para sacar delincuentes de las cárceles.
Hoy, dos años después de la operación jaque, aparece Doña Ingrid con un grupo de abogados chupa sangres presentando unos documentos ante la Procuraduría General de la Nación y ante el Ministerio de Justicia solicitando una indemnización total de 13 mil millones de pesos para toda la familia Betancourt y aspirando una conciliación directa. Cuando esta noticia la conoció el país, generó una ola de indignación y de rabia por esta actitud ingrata, avivata, miserable y oportunista de las señoras Ingrid y Yolanda. No hay derecho a tanta vagabundería, no hay derecho a que después de tanta pleitesía como le rendimos todos los colombianos, resuelva ahora que todos nosotros tenemos que pagarle a su familia, por un secuestro que le hizo las FARC producto de su soberbia, su intolerancia y su impaciencia.
Escuché las palabras de Clara Rojas y luego vi una entrevista con Juan Carlos Lecompte su ex marido y entonces me doy cuenta de que Ingrid Betancourt es muy mala persona, muy desleal con sus amigos, con su pareja y con sus socios, pero allá Ella.
Celebro como el que más, con indignación y rabia que el gobierno nacional haya hecho un rápido y contundente anuncio de que no harán ningún tipo de negociación con la señora Betancourt y con su familia, ni con sus abogados. Ya van ustedes entendiendo queridos lectores la miserableza de la condición humana y ya van viendo por que la Senadora Córdoba que trafica y gana votos con la tragedia humana, el señor Samper que pretende recuperar un prestigio irrecuperable ofreciéndole a los dolientes soluciones estúpidas y ofensivas para la democracia, y ahora Doña Ingrid quien se hace secuestrar por imprudente y tonta, vota a su esposo y maltrata a su secretaria pretende ahora que todos los colombianos le giremos 13 mil millones de pesos a Ella y a su arrogante familia para cancelar todos los perjuicios que Ella misma se produjo. Por eso me caía tan gorda y hoy me cae mucho más Ingrid Betancourt.
alragonz@yahoo.es
no lo iso bien ingrid
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