LA EXPLOSIÓN DE MENTIRAS Y CORRUPCIÓN EN EL GOBIERNO DE CHÁVEZ ASOMA LA CABEZA POR TODAS PARTES
Desde que el rey de España lo mandó a callar, todo le sale mal a Hugo Chávez. A los pocos días, Chávez no pudo ocultar su sorpresa de perder el referéndum del 2 de diciembre, con el que intentaba cambiar su constitución de 1999 por otra claramente comunista y esa misma noche se llevó la segunda sorpresa al no conseguir apoyo militar para imponer un resultado fraudulento.
En Miami surgieron nuevas pruebas de que los chavistas están abandonando el barco. Al hombre del maletín, Guido Alejandro Antonini Wilson --quien viajó a Argentina el 4 de agosto en un avión fletado por el Gobierno Argentino, en compañía de ejecutivos de las petroleras estatales de Argentina y Venezuela--, al aterrizar en Buenos Aires un despistado agente de aduanas le decomisó 800 mil dólares en efectivo que no había declarado. Se trataba de una 'ayudita' de Chávez a la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.
Antonini, quien tiene doble nacionalidad, venezolana y estadounidense, no fue detenido en Argentina y de inmediato regresó a su casa en Key Biscayne, cerca de Miami. Todo parecía estar bajo control, pero el 12 de diciembre fueron detenidos en Miami Carlos Kauffman, Franklin Durán, Moisés Román Majonica y Rodolfo Wanseele, acusados de ser agentes no registrados del Gobierno Venezolano.
Antonini estuvo asociado con los ahora multimillonarios Kauffman y Durán en la venta de armamentos al Gobierno Venezolano. Ellos viajaron en esta ocasión a Miami para solucionar problemas con un banco local donde tienen depositados 25 millones de dólares. Y aprovecharon el viaje para almorzar con Antonini y amenazarlo del peligro que corren sus hijos si revela el secreto del maletín.
Según declaraciones del fiscal federal Thomas Mulvihill, Durán y Kauffman ofrecieron 2 millones de dólares a Antonini por quedarse callado, prometiéndole además que cualquier multa y todos sus gastos legales serían pagados por la petrolera estatal PDVSA. En cuanto al regalito que trató de llevarle a Cristina, le confirmaron que había sido aprobado por "el máximo nivel del gobierno venezolano", incluyendo al vicepresidente Jorge Rodríguez. Rodríguez es el psiquiatra que presidió el Consejo Nacional Electoral durante la reelección de Hugo Chávez en 2006 y Chávez quizás lo nombró vicepresidente pensando que los venezolanos le agradecerían tener a un psiquiatra siempre a su lado.
El problema de los chavistas que vinieron a asustar a Antonini es que las autoridades estadounidenses grabaron todas sus conversaciones y amenazas, por lo que ahora confrontan un juicio por ser agentes no registrados de un gobierno extranjero, mientras que Antonini está protegido como testigo clave y no podrá ser deportado a Argentina.
La explosión de mentiras y corrupción en el gobierno de Chávez asoma la cabeza por todas partes. Mientras esto sucedía en Miami, en Caracas una valiente reportera interrumpía al ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Pedro Carreño, quien declaraba sobre el desarrollo endógeno, la justicia socialista y el canibalismo capitalista, para preguntarle si no era contradictorio decir todo eso y llevar puestos unos zapatos de Gucci y una corbata de Louis Vuitton.
Originalmente publicado en el diario El Comercio (Perú).
Desde que el rey de España lo mandó a callar, todo le sale mal a Hugo Chávez. A los pocos días, Chávez no pudo ocultar su sorpresa de perder el referéndum del 2 de diciembre, con el que intentaba cambiar su constitución de 1999 por otra claramente comunista y esa misma noche se llevó la segunda sorpresa al no conseguir apoyo militar para imponer un resultado fraudulento.
En Miami surgieron nuevas pruebas de que los chavistas están abandonando el barco. Al hombre del maletín, Guido Alejandro Antonini Wilson --quien viajó a Argentina el 4 de agosto en un avión fletado por el Gobierno Argentino, en compañía de ejecutivos de las petroleras estatales de Argentina y Venezuela--, al aterrizar en Buenos Aires un despistado agente de aduanas le decomisó 800 mil dólares en efectivo que no había declarado. Se trataba de una 'ayudita' de Chávez a la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.
Antonini, quien tiene doble nacionalidad, venezolana y estadounidense, no fue detenido en Argentina y de inmediato regresó a su casa en Key Biscayne, cerca de Miami. Todo parecía estar bajo control, pero el 12 de diciembre fueron detenidos en Miami Carlos Kauffman, Franklin Durán, Moisés Román Majonica y Rodolfo Wanseele, acusados de ser agentes no registrados del Gobierno Venezolano.
Antonini estuvo asociado con los ahora multimillonarios Kauffman y Durán en la venta de armamentos al Gobierno Venezolano. Ellos viajaron en esta ocasión a Miami para solucionar problemas con un banco local donde tienen depositados 25 millones de dólares. Y aprovecharon el viaje para almorzar con Antonini y amenazarlo del peligro que corren sus hijos si revela el secreto del maletín.
Según declaraciones del fiscal federal Thomas Mulvihill, Durán y Kauffman ofrecieron 2 millones de dólares a Antonini por quedarse callado, prometiéndole además que cualquier multa y todos sus gastos legales serían pagados por la petrolera estatal PDVSA. En cuanto al regalito que trató de llevarle a Cristina, le confirmaron que había sido aprobado por "el máximo nivel del gobierno venezolano", incluyendo al vicepresidente Jorge Rodríguez. Rodríguez es el psiquiatra que presidió el Consejo Nacional Electoral durante la reelección de Hugo Chávez en 2006 y Chávez quizás lo nombró vicepresidente pensando que los venezolanos le agradecerían tener a un psiquiatra siempre a su lado.
El problema de los chavistas que vinieron a asustar a Antonini es que las autoridades estadounidenses grabaron todas sus conversaciones y amenazas, por lo que ahora confrontan un juicio por ser agentes no registrados de un gobierno extranjero, mientras que Antonini está protegido como testigo clave y no podrá ser deportado a Argentina.
La explosión de mentiras y corrupción en el gobierno de Chávez asoma la cabeza por todas partes. Mientras esto sucedía en Miami, en Caracas una valiente reportera interrumpía al ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Pedro Carreño, quien declaraba sobre el desarrollo endógeno, la justicia socialista y el canibalismo capitalista, para preguntarle si no era contradictorio decir todo eso y llevar puestos unos zapatos de Gucci y una corbata de Louis Vuitton.
Originalmente publicado en el diario El Comercio (Perú).
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