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martes, 7 de enero de 2014

JOSÉ MACHILLANDA, EL GOBIERNO MILITAR DE MADURO

La incapacidad política de Nicolás Maduro combinada con la inmoralidad extrema de una cúpula militar obcecada por el poder, se han reunido como un hiato para que Venezuela y el mundo el día 27 de diciembre, en la salutación a las Fuerzas Armadas observasen unos ascensos militares a Capitán, Coronel y Contralmirante violatorios a la Constitución, por cuanto ignoran el art. 464 del Código de Justicia Militar. El 27 de diciembre sirvió también para reconocer los miedos de un político incapaz, combinado con la imposición y ambición de los militares golpistas enjuiciados por el Delito de Rebelión en 1992, ahora denominados los Centauros de Chávez que terminaron por bordarle para la desgracia de la Venezuela democrática, decente y digna el Gobierno Militar de Maduro.
El Gobierno Militar de Maduro viene construyéndose como consecuencia del legado perverso desatinado e inmoral del Comandante Chávez, quien en vida y en función de su desquiciado imaginario político real asumió al militar en Venezuela como mejor gobernante que el civil.
Nicolás Maduro como activista comunista desde la década del 70 está convencido que las repúblicas de América Latina poseen ejército pero no tienen Estado y como tal, deja entrever su grave miedo al elemento armado.
El Gobierno Militar se inició con la maniobra del 24 de Junio en el desfile del Ejército, cuando quien lo comandaba apareó la autoridad de Maduro con la de Diosdado Cabello al inventar la entrega de un “parte” al Presidente de la Asamblea Nacional. Se asume que Maduro interpretó tal felonía y reaccionó nombrando el 6 de Julio de 2013 una nueva cúpula militar distante de los Centauros de Chávez con el fin de crear un “madurismo militarista” en el que cumpliera una función moderadora la Ministra de la Defensa, pero los Centauros de Chávez siguieron actuando y cuando en Agosto-Septiembre Maduro por incapaz, no hallaba qué hacer con el país que explotaba por la hiperinflación y el desabastecimiento aceptó el tutelaje militar.
El tutelaje militar que se aplica al gobierno de Maduro, es inicialmente una forma de Gobierno Militar, que no es más que la expresión primitiva de la fuerza y de un grupo de militares inescrupulosos que vigilan, controlan y gerencian el Poder Político, demostrando que quien realmente lo ejerce es el elemento armado. Una acción cívico-militar entre el 7 de Noviembre y el 21 de noviembre para contener lo que Nicolás Maduro llamó “la guerra económica y la especulación” facilitó un futuro Gobierno Militar.
La especulación tomada como una operación cívico-militar es también una expresión del Gobierno Militar de Maduro, en la cual se confundía el gobierno con los hombres de uniformes vigilando y corrigiendo los precios de productos diversos en el sector comercial el cual contó entonces con una Orden de Operaciones realizadas y ejecutadas por la cúpula militar en la que todo el componente armado se puso al servicio del gobierno para que, con la acción política contra la especulación, se intentara contener la masiva deserción del chavismo frente a la incompetencia e incapacidad del gobierno de Maduro, que se hacía mayor por cuanto se acercaba el momento crítico del hecho electoral del 8 de Diciembre.
La maniobra del tutelaje militar, inicio del Gobierno Militar de Maduro, tuvo un momento de especial significado en el discurso del 27 de Noviembre del Comandante de la Fuerza Aérea, quien no pudo ser más adulante y servil en su conducta, cuando se le ocurrió entregarle el símbolo del Ala de Pecho y la Braga de Vuelo con Parches de la Fuerza Aérea tanto a Nicolás Maduro como a Diosdado Cabello. Ese evento es un acto luctuoso, doloroso y sin sentido para muchos oficiales que fue rechazado por pilotos y jefes aéreos, pero también por los jóvenes pilotos que jamás pudieron imaginarse que un comandante de fuerza, que no es piloto y comanda la Fuerza Aérea, se atreviera en su adulancia a violar conceptos doctrinarios de la Fuerza del aire venezolana.
Todo este conjunto de eventos políticos-militares van a culminar en su más vergonzosa expresión, pero también la más grave violación de la Constitución el 27 de Diciembre de 2013. De manera flagrante, ese día, Nicolás Maduro en su condición de Presidente, logra el compromiso en especial del ejército, para formar un Gobierno Nacional como un Gobierno Militar y el Ejército abierta y expresamente se compromete con un proyecto ideológico-político contrario a lo establecido en la Constitución, violando los principios doctrinarios de un componente armado, pero más peligroso aún, violando la ética del militar con lo cual será responsable por el fracaso ya anunciado de este modelo político anacrónico y primitivo donde se ha perdido el signo monetario, la inflación alcanza el 50%, se anuncia una nueva devaluación del Bolívar y el posible incremento de la gasolina, con lo que casi estamos hablando de una posible explosión social.
El Gobierno Militar de Maduro que ha surgido de una combinación nefasta y explosiva entre la incapacidad de los políticos marxistas del chavismo y de una cúpula militar sometida y claudicante al soft power cubano que sólo piensa en su ambición personal, comprobará en el inmediato futuro su gravísimo error ante la historia, ante la sociedad venezolana que está consciente que el elemento armado de acuerdo a lo que sostiene la Constitución, tiene como responsabilidad la defensa y nunca y bajo ninguna circunstancia o razón, el ejercicio del gobierno.
El Gobierno Militar de Maduro no se parece a un gobierno por cuanto los gobiernos surgen como consecuencia del traspaso del poder comitente o poder natural al líder político por la vía del voto del ciudadano, por lo tanto, la incapacidad, el miedo y la violación a la Constitución que Maduro ha realizado, más la inmoralidad y la ambición de la cúpula militar sometida y los Centauros de Chávez, serán más temprano que tarde sancionados por los venezolanos que creemos en la democracia y rechazamos la mezcla explosiva que constituyen los civiles del gobierno revolucionario y los militares obsesionados por ejercer un poder político que no saben y que no les corresponde.
El Gobierno Militar de Maduro es el gobierno de la antipolítica, de la subpolítica y de la impolítica por cuanto en el imaginario político real de Chávez el militar no era el ciudadano-soldado sino el hombre que con la fuerza podía violar la Constitución. También atropellar al ciudadano, violar las leyes y hacerse del gobierno por la fuerza bruta, como por necesidad e incapacidad ahora lo está haciendo Nicolás Maduro con su Gobierno Militar. Pero se olvida Maduro que la legitimidad del elemento militar depende de la aceptación social de sus funciones en Venezuela, todos los venezolanos son contrarios a que el elemento militar esté esparcido y regado por el territorio fungiendo como gobierno, violando la Constitución y terminando de destrozar una institución que en la década del 70 y del 80 era una institución prestigiosa para Venezuela y América Latina.
Finalmente, el Gobierno Militar de Maduro en combinación con la cúpula militar sometida, está dando pie a que se configure en la sociedad venezolana un franco rechazo y repulsa hacia el elemento militar, como consecuencia del nexo perverso entre el elemento militar y el régimen que instaura Nicolás Maduro por incapaz, por sus miedos y por su ignorancia e irresponsabilidad frente a las leyes y la Constitución de la República.

@JMachillandaP
jmachillanda@ceppro.org

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JOSÉ LUÍS MÉNDEZ LA FUENTE, LA FUNCIÓN DE LA OPOSICIÓN

Vistos  los acontecimientos  políticos del año que acaba de terminar y los que ya se han producido en  estos primeros días del mes de enero,  cabría preguntarse si  en Venezuela  existe,  en verdad, eso que la  gente  suele llamar oposición y si, de haberla, cumple la función que se espera de élla. 

Por oposición política se entiende, generalmente, el  conjunto de partidos  políticos que no forman parte de un gobierno y que adversan sus actuaciones. Si a ello le añadimos que además pueden hacer oposición  los denominados grupos de presión,  las ONG y la población, aunque no milite en  ninguna tolda política en específico,  tendríamos que llegar a  la conclusión de que  efectivamente en  Venezuela  si hay una oposición que no coincide con las políticas y decisiones del gobierno desde hace más de una década. Sin embargo, cuando observamos  los resultados de la acción política de esa oposición en  los últimos tres lustros, notamos que no ha habido verdaderos avances, y es que no se puede considerar  como progreso  conformarse con  haber sacado más votos en una elección presidencial que en otra anterior o en una parlamentaria  un numero de sufragios similar o porcentualmente mayor  al del partido de gobierno cuando el número de escaños  ganados no sirve para aprobar, en ningún caso, una iniciativa legislativa de la oposición u oponerse a una de la fracción oficialista.
Ganar espacios no sirve de nada si estos no se usan, o ya están llenos por el oficialismo, como ocurre en el Poder Legislativo, en el Poder Moral, en el  Judicial y en el Electoral, donde la oposición no pinta para nada. Sin lugar a dudas puede afirmarse que la oposición partidista en Venezuela  es  más  formal que real, dada la escasa o nula capacidad de acción a que esta confinada. 
Y para muestra un botón:
No sin cierta perplejidad,  el  2014 sorprendió a todos los venezolanos con la acusación por parte del gobierno, de que  determinados dirigentes  y representantes de la oposición habían pasado  las fechas navideñas  fuera del país, en ciudades  europeas o americanas. La lista de los viajeros fue dada a conocer por la titular del  Ministerio de Relaciones Interiores, organismo que históricamente  ha sido conocido como el “ministerio de policía”, y que en esta ocasión  ha hecho honor a ese nombre  revelando información  que por tocar la privacidad de las personas involucradas, no es de la incumbencia  de nadie más, pero que en todo caso pone de manifiesto  las acciones políticas que ese  ente gubernamental,  supuestamente  subordinado al poder popular como el resto de los demás ministerios, es capaz de ejecutar, no precisamente al servicio del  Estado sino más bien  de  intereses subalternos.
Independientemente de que se trata de una actuación politiquera que debió sorprender a más de uno, incluidos los propios viajeros, resulta ridícula la acusación de abandono del país a los dirigentes políticos de la oposición, representantes de asociaciones  civiles, empresarios y periodistas que decidieron pasar sus vacaciones navideñas en el exterior. Tan ridícula o absurda como si de haber sido al revés,  la oposición hubiese publicado un listado de los dirigentes  del PSUV y miembros del gobierno que salieron al extranjero o se fueron al  interior del país a recibir el año nuevo; aunque en este segundo caso tal señalamiento estuviese más  justificado, dado las responsabilidades legales y constitucionales que tienen quienes son  altos funcionarios.
Similar situación de desplante fue la que se presentó en la Asamblea Nacional con la reelección del señor Cabello como  su Presidente, por tercer año consecutivo, quien  comentó con su peculiar sarcasmo que estuvo pendiente de quienes levantaron  la mano para votar por él, pues le hubiese dado pena haber contado con algún voto de la oposición. Una manera arrogante de decir que la oposición no le hace falta para nada ni al Poder Legislativo, ni al Ejecutivo, ni al gobierno en general.
Una  verdad a medias, porque la oposición le hace falta al gobierno  para exponerla al escarnio público, para  señalarla como chivo expiatorio de lo que muchas veces el  gobierno deja de hacer o hace mal, para demostrar la pluralidad de fuerzas y representatividad del parlamento, la libertad de expresión y, en definitiva,  la legitimidad de la democracia en Venezuela.
      xlmlf1@gmail.com

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CARLOS E. AGUILERA A., ANTE LA INJUSTICIA: DESOBEDIENCIA CIVIL

Amílcar Vasconcellos

El maestro Vasconsello para quien la mejor definición de justicia la extrae del pensamiento de Benito Juárez: “La Justicia es el respeto al derecho ajeno”, pues existirá el clima jurídico necesario para que puedan desenvolverse armónicamente los derechos sociales e individuales generando la equidad”.




Benito Juarez
En un clima de irrespeto a la ley nace la intranquilidad, y con ella el menoscabo del orden jurídico. El respeto a todos los derechos ajenos debe ser total; no nos podemos contentar con amparar algunos y despreciar a otros, quizás llevados por la irreflexiva idea que entre los derechos existen diferencias, gradaciones, causa por la cual a veces se tutelan unos y se desprotegen otros.

No hay motivo lógico para ser tal diferenciación ya que el respeto al derecho ajeno lo podemos imaginar como un muro compuesto de muchos ladrillos, ya que si de esos ladrillos cohesionados que forman el muro, sacamos algunos, el muro se desploma.

De tal manera que la necesidad de la justicia, como lo sostenía el jurista Celso, es reconocer a cada quien lo que le pertenece; lo que no es muy fácil de lograr, por las ambiciones, apetitos y ansias de dominación, que lamentablemente subyacen en el género humano.

Poco a poco lentamente, y a veces en medio de tantos sufrimientos, la humanidad ha ido reconociendo que los hombres, por el mero hecho de serlo, tienen derechos inalienables que ninguna autoridad puede desconocer

Estos derechos fueron ampliamente difundidos por el movimiento Iluminista en el siglo XVIII.

Al comienzo se refirieron a los derechos individuales, derecho a la vida, honor, libertad de pensamiento, etc., y posteriormente fueron ampliándose en el aspecto social, pues se reconoce el derecho a una existencia digna, a la salud, educación, etc. Nadie puede exigir derechos sin cumplir obligaciones, pues al igual que la moneda que tiene sello y cara, el derecho solo subsiste cuando se cumple con el deber.

Es por tanto, actuar ajustado a derecho, obrar de acuerdo con la Ley y la ética. En un régimen de derecho estos principios son insoslayables. Cuando estos principios son violados enerva el  espíritu de los ciudadanos que no tienen otra alternativa que recurrir a la llamada teoría de Rawls, que se circunscribe la aplicación de la llamada desobediencia civil, según su autor, pag. 404, “ en una sociedad casi justa, una sociedad bien ordenada en su mayor parte, pero en la que, no obstante, ocurren violaciones graves de justicia”.

No debemos olvidar que la sociedad ha sido establecida como un sistema de cooperación entre personas iguales, en la que los principios de justicia se han institucionalizado en su posición original como principios de cooperación voluntaria entre personas iguales. (Doctrina Contractual). Se ha aceptado el deber de obedecer una Constitución justa y el procedimiento básico de la regla de las mayorías.

John Rawls
Rawls sostiene que un estado próximo a la justicia requiere un régimen democrático ya que su teoría se refiere al papel que desempeña y a la justificación de la desobediencia civil ante las autoridades democráticas legítimamente establecidas. De tal manera que su autor define la desobediencia civil de la siguiente manera: “Es un acto público, no violento, consciente y político, contrario a la ley, cometido con el propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno”. Cita a título de ejemplo a Howard Zimn quien al referirse a la desobediencia civil señala: “Es la violación discriminada y deliberada de la ley con un propósito social de vital importancia”.

Para Rawls la desobediencia civil es un deber más que un derecho; se actúa porque se considera violado un principio, como es el caso de Venezuela, en el que se ha infringido gravemente el primer principio de la justicia y por tanto es un recurso estabilizador del sistema constitucional – aún cuando voceros del oficialismo lo tildan de acciones conspirativas, fascistas y golpistas – que ayudan a mantener y reforzar instituciones justas.

Concluye el autor señalando que “aunque la desobediencia civil amenaza la concordia ciudadana, la responsabilidad no recae en  aquellos que protestan, sino en aquellos cuyo abuso de poder y de autoridad justifica tal acción; porque emplear el aparato represivo del Estado para mantener instituciones manifiestamente injustas, es una forma de fuerza ilegítima a la que los hombres tienen derecho a resistirse”.

Jürgen Habermas
También Jürgen Habermas acepta la definición de desobediencia civil de John Rawls, y al respecto comenta: “Son irrebatibles las determinaciones fundamentales que se derivan del objetivo de la apelación a la capacidad de raciocinio y sentido de justicia de una mayoría de ciudadanos. La desobediencia civil es una protesta moralmente fundamentada en cuyo origen no tienen por qué encontrarse tan sólo convicciones sobre creencias privadas o intereses propios; se trata de un acto público que, por regla general, es enunciado de antemano y cuya ejecución es conocida y calculada por la policía; incluye propósito de violación de normas jurídicas concretas, sin poner en cuestión la obediencia frente al ordenamiento, jurídico en su conjunto; requiere la disposición de admitir las consecuencias que acarrea la violación de la norma jurídica, manifestación de la desobediencia civil que tiene exclusivamente un carácter simbólico: aquí es donde reside el límite de los medios no violentos de protesta.”

Habermas considera que “la desobediencia civil, por sus características esenciales, se desenvuelve dentro del marco constitucional del Estado democrático, en la medida en que busca configurar de una manera no convencional la voluntad política colectiva, para lo cual los desobedientes deben fundamentar su posición en argumentos que puedan ser objeto de un consenso y no en convicciones privadas, a pesar de que ambos aspectos pueden coincidir”.

Entonces, la desobediencia civil busca identificarse precisamente con los principios políticos comúnmente compartidos que sirven de fundamento a los Estados democráticos. Habermas manifiesta que “esta forma de conducta cívica, a diferencia de otros actos políticamente motivados, no busca la ruptura o reorganización del orden constitucional; los actos de desobediencia civil utilizan la violación de las leyes, en forma simbólica y calculada, para comprometer la conciencia moral de toda la comunidad, forzándola a revisar una cuestión a la luz de sus fundamentos de legitimidad”.

Por ello, según este autor, “la desobediencia civil desempeña un importante papel innovador y correctivo en un sistema democrático y la respuesta que el Estado le dé y su capacidad de incorporarla al proceso institucional constituye la prueba de fuego de la madurez democrática que ha alcanzado”

Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas  (CNP-122)
careduagui@yahoo.com // @_toquedediana

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PEDRO R. GARCÍA, ¿POR QUÉ TEMEMOS EN EL PAÍS A LA REFLEXIÓN POLÍTICA-FILOSÓFICA?

Tal vez una subsiguiente profundización en el tema podría realizarse a la luz de lo que se ha llamado la existencia anónima 

El principal inspirador de este tipo de abstracciones es sin lugar a duda, Soren Kierkegaard. Él como sabemos, hizo la contraposición entre “singular” y masa, la clave de todo el pensamiento y de su entera existencia y función en la vida; y arrastrado por su incontenible pasión religiosa, dejo escrito: “El singular” (Soren Kierkegaard, Diario VIII A, 482).

Igual la respuesta de Heidegger no se aleja mucho de la de Pascal, aunque las categorías que emplea resultan más agudas. A decir del filósofo de Friburgo, la mayor parte de los hombres viven una vida anónima, adocenada, en la que falta el valor para soportar el riesgo de ser uno mismo.

Es el reino del “Ser”, de la forma impersonal. Uno no se atreve a decir “Yo” sino se mimetiza dentro de la masa sin rostro lo que da seguridad. “Nos divertimos como la gente se divierte, vemos y juzgamos la literatura, los deportes, el cine y el arte como se ve y califica, encontramos escandaloso lo que se encuentra escandaloso”.  Martín Heidegger, Ser y el Tiempo, Fondo de Cultura Económica, México, 13era. Reimpreso, 1980, Pág. 143.

Hoy en el país podemos comprobar la claridad de esta denuncia: modos uniforme de referirse, de enfocar los problemas que nos afectan, las inevitables frases hechas, reiterativas comportamientos rituales que suelen manifestarse con mayor énfasis, e impresiona por cuanto existe la cándida seguridad de estar desafiando a una sociedad que de hecho sin nosotros saberlo, nos ha sometido a sus reglas, a los juegos del poder.

Esto aturde e incluso se aloja cómodamente en los terrenos de lo impersonal. “Ser” camina hacia delante dejándose conducir por el flujo frívolo de lo que todos los demás hacen, piensan y dicen, descargando en ellos la responsabilidad de que nosotros mismos somos: El “Ser” puede responder con prontitud de todo porque no hay “Nadie” que pueda ser llamado a rendir cuentas. Cada uno es “los demás” nadie es el mismo. (M. Heidegger Ibídem Pág. 144).

Podemos hoy evidenciar con frecuencia a través de los noticieros y “debates” especialmente en nuestro país, promovidos por los medios,”lo que cuenta es el discurso”. Los mensajes que deberían revelar la realidad, se convierten en un sustituto: “Las cosas son así porque así se dicen” Ibídem, Pág. 188.

De esta manera el aproximarse a un tema, se convierte más bien en un entramparse a aquello mismo que se intenta formular, es un modo de simplificación y vaciado de su contenido: Se ha logrado ya por un largo periodo que no se “hable” de lo esencial de los problemas que nos acucian.

Ejemplo la campaña electoral que culmino con las elecciones el 8 de diciembre nos hizo recordar las fantasías subversivas: A través del espejo, de Lewis Carroll, donde sucede que primero se grita de dolor, luego se empieza a sangrar y finalmente se sufre el pinchazo en el dedo… lo que se tiene que abordar en el debate en el paَís es entre otras cosas es la reconsideración, critica del estamento militar, su dimensión, estructura y composición y las estrictas funciones civilistas de ese mal necesario, que resulta ser la Institución Castrense.

La democratización aun con sus fragilidades no tiene ascendencia pretoriana: es un decidido empeño civilista igualmente es inaplazable un proceso de “evolución” o actualización del quehacer político, esto supone pasar por la criba de la autocrítica de quienes se empeñan en ser actores de primer orden del modelo “democrático venezolano”, ya que se sienten predestinados para “salvar” la Nación, pero siguen sin dar algún tipo de muestra de rectificación, es necesario abrir paso a un profundo y paciente proceso de cambios estructurales en las instituciones especialmente en los partidos políticos, que los lleve a reconducir su acción con parámetros distintos, con claridad doctrinal, humanizados, no clientelares, eficientes, con bases internas ágiles, programáticos, con un acentuado sentido ético, que se planteen el ejercicio del poder desde una perspectiva de una genuina cultura política democrática.

Es inaplazable que los actuales cuadros de las organizaciones reconozcan que la realidad los ha desbordado abiertamente, y que su concepción restrictiva de la democracia ya no satisface las demandas de la mayoría, que dejen de repetir un discurso sostenido en estereotipos conductuales que inducen a la irresponsabilidad, lleno de temáticas marchitas que han contribuido a forjar y mantener la base social del gobierno con todo y los 15 años de precarios logros.

Mientras tanto el mundo se ha articulado de una forma que se ha hecho realidad a despecho de importantes y razonados rechazos, especialmente en lo concerniente a la economía y a la comunicación: mercados financieros integrados, redes de comunicación de fibra óptica, comportamiento planetario desde el cable y los sistemas satelitales.

Sin embargo, este escenario es un espacio fragmentario, conflictivo sin un orden cohesionado y que parece apuntar a su desintegración, a través de la complejización de intereses corporativos.

En los recientes casos de las crisis de Italia, Grecia, Irlanda, Portugal, España, Finlandia, comienzan a vérseles las trazas. Sobresalen gruesos desafíos: proliferación de tecnología militar-nuclear incontrolada, graves riesgos químicos y bacteriológicos (léase caso Japón) potenciales crisis ecológicas, creciente e insostenible presión demográfica con movimientos migratorios a escalofriante escala, vergonzantes hambrunas, complejización de la cuenca petrolera en los países Árabes por colapso de sus descompuestos regimenes, (sostenidos por el orden civilizatorio occidental) y sin posibilidades de transición en paz, ya que los Islamistas están ganando terreno, son cada vez más, toleraran los privilegios del ejército a cambio de asegurar su hegemonía, crimen organizado continental, (Los casos Venezuela-México son espantosos) sin salida aparente, mafia, carteles de drogas, contrabando, prostitución y como bofetada moral al orden civilizatorio, sobretodo el cristiano occidental, la pederastia, prostitución infantil, trafico de órganos humanos y la insostenible cada vez mayor exclusión social.

En este contexto la noción clásica de política esta siendo severamente cuestionada, los marcadores que definían ese orden ya no son validos, los significados no se corresponden con los significantes. En innumerables regiones han comenzado a operar órdenes informales que coexisten conflictivamente con el status, y en correlato con los innegables avances de la revolución científico-técnica se está socavando el esquema de relaciones laborales, con la acelerada intensificación de la automatización de los procesos de producción con la incorporación de tecnologías ahorradoras de “energía” y particularmente de mano de obra. En síntesis estos son los urgentes desafíos que debemos enfrentar toda la sociedad en su conjunto en sus derivaciones, nacionales, regionales y locales, estas son las líneas gruesas de lo que hoy debemos debatir, el sentido de la democracia, la gobernabilidad, la legitimidad, cuya fragilidad ha llevado al Estado y al mercado a ser en gran escala los exclusivos generadores de las relaciones sociales, que se expresan cada día con mayor radicalidad, rechazando la visión colectiva restringida de la democracia, lo político y una insalvable desconfianza inducida a los políticos.

Hay en el mundo un concierto de opiniones dominantes pretendiendo encasillarnos en falsos dilemas y se han reproducido en el país con innegable influjo atrincherados detrás de una reducción extrema en una supuesta confrontación comunismo-democracia-capitalismo, nos vemos hostigados incesantemente por todo tipo de adjetivaciones y estímulos, la atención pasa frenéticamente de uno a otro, sin saber como detenerse para intentar penetrar en el sentido de ninguno de ellos.

Artículos frívolos excesivamente ilustrados de periódicos y revistas, sensualizadas imágenes de la pantalla chica, ritualizaciones, modas, frenesí estético, ostentosas vallas publicitarias, todo tipo de efigies mitopopeyicas y en Internet, todo es “recorrido” por una mirada tanto más ávida, cuando menos capaz, en el fondo de accesar verdaderamente la realidad.

Ese insufrible afán de novedades al que no sin cierta amargura, apelaba ya San Pablo en el Areópago de Atenas.

Retórica, curiosidad, equivoco, di-versión, inmersión frenética en lo efímero con el fin de evitar el encuentro consigo mismo.

Carlos Llano en “Los Fantasmas de la Sociedad Contemporánea” nos ofrece un conjunto de sugerencias, que profundizan, amplían y resumen lo anterior trajinado, y que muy bien podría servir para cerrar esta reflexión.

En el “fenómeno de un claro predominios del facere sobre el agere, términos para los que el castellano nos ofrece una traducción fácil.

Hay un afanoso empeño del hacer cosas exteriores, desde superautopistas, hasta novedosos ordenamientos jurídicos, desde faraónicas presas hasta sistemas políticos, con absoluto abandono de otra acción interior, el agere que se configura así mismo como persona, que me define individualmente destacándome a mi solo, a despecho de toda la relación masiva y despersonalizante que la sociedad impersonal pudiera ejercer sobre mí. Esa acción interna en el mundo me convierte en único e irrepetible como responsable que soy de un destino propio, de una vocación personal a la que ningún otro ser humano puede objetar por mí y que, por ello mismo, yo no puedo transferir a otro, tiene su punto de partida en la vigorización de mi consciencia personal, y es por ello por lo cual la vida adquiere un perfil adecuado y genuino que los demás no podrán imitar”.

“La preeminencia del facere sobre el agere, la indignación hacia las grandes realizaciones objetivas con demerito de mi vida anterior, fue anunciada por San Agustín con palabras que tal vez no encuentren mejor contexto que nuestra sociedad impersonal: Tal parece decía el Obispo de Hipona, que el bien del hombre consistiría en hacer buenas las cosas, la maravillosa perfección de nuestros artefactos con expresión de sí mismo. Ya lo señalo en tono agonista, Juan Pablo II, al clamar si tendría sentido plantearse hablar del sentido de la vida. El sentido es lo que muestra que los humanos damos a la vida y al mundo, frente al abismo del caos al que vencemos surgiendo y al que nos sometemos muriendo. Reveladora victoria y derrota insignificante porque muere el individuo pero no el sentido que quiso dar a su vida. Ese queda para nosotros, sus compañeros de humanidad. Pero el insondable abismo caótico esta también oculto en todos nuestros significado, como su reverso como su ser. 

Pendemos, sobre el abismo y concientes de él. Por eso la razón humana no es mera fábrica de instrumentos ni se contenta con encontrar respuestas a preguntas aún no definitivas. Y también por eso la filosofía no es solo razón sino imaginación creadora: y cito a (George Steiner en Errata), “Es la mediación de los imaginario, de lo inverificable (lo poético) y las posibilidades de la ficción (mentira) y los saltos sintácticos hacia mañanas sin fin lo que ha convertido a los hombres y mujeres, a mujeres y hombres, en charlatanes, en murmuradores, en poetas, en metafísicos, en planificadores y en rebeldes ante la muerte”.

No quisiera concluir sin recordar el penetrante testimonio de Teresa de la Parra, quien habla de “nuestro sentimentalismo criollo que quiere siempre con dolor y se exalta hasta la tragedia en los casos de ausencia de enfermedad o muerte”.
Viene a completar en su intuición lo narrado por Gallegos, a tal punto identifica querer y dolor, el dolor de la patria le parece la expresión más alta de patriotismo.

“En nuestra literatura, los que se van para siempre, los que se encierran en si mismo son los que más aman a la patria”.
Se trata de un fuga, de un alejarse del mal presente. El venezolano abandona la patria en busca de la patria plena y con ello huye de si mismo en busca de si mismo.

La religión cristiana promete salvar el alma y resucitar al cuerpo; la ciencia a través de la nanotecnología promete prolongar sine die la vida del hombre, en cambio la filosofía no salva, ni resucita, ni alarga, sino que solo tiene la modesta pretensión de llevar hasta donde pueda el sentido de lo humano, la exploración de los significados y significantes. Ni rechaza la realidad de la muerte, como el miedo y el odio que de ella brotan: intenta pensar y repensar los contenidos de la vida y sus límites…y lo hace con tal empeño que más de las veces provoca burla o conmiseración…

pgpgarcia5@gmail.com

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lunes, 6 de enero de 2014

GABRIEL S. BORAGINA, LOS CONTROLES DE PRECIOS

Los controles de precios son una de las consecuencias de la inflación. Se trata de una medida política que los gobiernos adoptan para tratar de "solucionar" un problema que ellos mismos han creado, es decir, la inflación, cuando la solución real pasa por el hecho de que los gobiernos no emitan dinero, ni manipulen la tasa de interés.
Los precios son las señales que guían al mercado:
"Por esto es que resultan contraproducentes los controles de precios. Pongamos un caso dramático. Supongamos que se trata de un laboratorio de productos farmacéuticos que vende un producto que resulta esencial para salvar las vidas de cierta población en la que se ha propagado una plaga. Si el gobierno impone precios máximos (es decir inferiores al precio de mercado), lo primero que ocurrirá es que se expandirá la demanda puesto que un precio inferior permite que un número mayor de personas puedan adquirir el bien. Ahora bien, si sacamos una fotografía del instante en que se controlaron precios, debemos tener presente que no por el mero hecho de que aparece un número adicional de demandantes automáticamente se incrementará la oferta. Por tanto, en ese primer momento, habrá un faltante artificial, es decir, habrá un número insatisfecho de personas que tienen la necesidad más el poder de compra y, sin embargo, el remedio no se encuentra disponible."[1]
Es más, la oferta no se incrementará, sino que, por el contrario, se contraerá, en razón del precio político que representa el precio máximo. La creación de esta demanda verdaderamente artificial, lo único que logra es hacer que el precio de mercado del producto controlado sea cada vez mayor. Es decir, empeora la situación de esos mismos nuevos demandantes. Sigue el Dr. A. Benegas Lynch (h):
"En un segundo paso se observará que, debido al precio máximo, los márgenes operativos resultan más reducidos, lo cual, a su vez, hará que los productores marginales (los menos eficientes, pero eficientes al fin según los precios libres) se retiren de esa actividad. Esto es así debido a que los nuevos precios artificialmente impuestos estarán pasando una señal en la que se lee que esos productores marginales se han convertido en ineptos para seguir en ese renglón. Cuanto mayor la diferencia entre el precio de mercado y el precio político mayor será la cantidad de oferentes que serán persuadidos a retirarse. Esta contracción agudiza el faltante artificial con lo que aumenta la cantidad de frustrados que deberán discriminarse según el criterio de los que llegaron últimos a la cola, los más débiles para pelearse o lo que fuere."[2]
Con ello, se afecta a tanto a productores como a comerciantes del renglón. Como se observa con toda claridad, se produce un doble perjuicio, tanto del lado de la oferta como del lado de la demanda. En suma, todos pierden a raíz del congelamiento de precios.
"Aumenta más aún el problema si nos detenemos a considerar lo que ocurre a continuación: el sistema de señales hace que se alteren las prioridades de la gente ahuyentando productores actuales y potenciales del área en la que requiere atención para combatir la plaga. Supongamos que antes del establecimiento del precio máximo, debido al urgente requerimiento de la droga en cuestión, los márgenes en esa área eran del siete por ciento y que el de las camisas era del cinco por ciento. Ahora que se impuso el precio político en el producto farmacéutico digamos que el margen operativo se redujo al cuatro por ciento. Veamos lo que ocurre. Mirando las señales de precios los operadores serán engañados ya que las prioridades se alteraron artificialmente. Ahora aparecen como prioritarias las camisas y en segundo término los remedios de los que hablamos (o tercero, cuarto, según el nivel en el que la autoridad política establezca el precio o más bien número). En resumen, con esta política se produjo una escasez artificial y se logró ahuyentar inversiones del área con lo que, en definitiva, se habrá matado a más personas."[3]
Por obra de "un economista desconocido llamado Ludwig Erhard [que] fue nombrado director económico de las zonas ocupadas por los norteamericanos y los británicos"[4], el despegue de la Alemania de posguerra se debió a la derogación de los precios contralados :
"La revolución de Erhard se llevó a cabo en dos fases. En un primer momento, el 20 de junio del 48, se creó una nueva moneda, el marco alemán. Al día siguiente, mercancías que habían desaparecido porque la gente no confiaba en la moneda volvieron a aparecer. El segundo paso fue más difícil. Erhard sabía que el efecto de la reforma monetaria sólo perduraría si el marco reflejaba el precio verdadero de los bienes y servicios. Eso significaba abolir el racionamiento y los controles de precios, algo que no había sido aprobado por las autoridades aliadas. Aun así, el 24 de junio Erhard siguió adelante con su plan. Los beneficios fueron inmediatos. El dinero reflejaba su verdadero poder de compra. La gente perdió el miedo a vender mercancías y las colas desaparecieron. Los incentivos empresariales se volvieron una realidad, y así comenzó la extraordinaria prosperidad alemana de la posguerra."[5]
En otras palabras, el camino inverso de la prosperidad económica es precisamente aplicar precios controlados a los bienes y servicios. Ello garantizará en muy poco tiempo una fenomenal crisis, y en poco tiempo más la pobreza y miseria más generalizada que pueda concebirse. Máxime si se tiene en cuenta que esta, sólo en parte es una de las pésimas medidas que toman a diario los gobiernos de nuestros días. Sobre todo en la Latinoamérica populista de los Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia y el comunismo castrochavista venezolano.

[1] Alberto Benegas Lynch (h) Las oligarquías reinantes. Discurso sobre el doble discurso. Editorial Atlántida. pág. 114-116
 [2] A. Benegas Lynch (h) Las oligarquías...Ob. Cit. pág. 114-116
 [3] A. Benegas Lynch (h) Las oligarquías... Ob. Cit. Pág. 114-116
 [4] Sam Gregg "No hubo milagro alemán". Publicado el 2 de Julio de 2008 - Fuente: http://www.fundacionburke.org/2008/07/02/no-hubo-milagro-aleman/
 [5] Gregg S. "No hubo..." Óp. Cit. Pág. 1

Gabriel S. Boragina
gabriel.boragina@gmail.com

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LEANDRO AREA, LA POLITIZACIÓN DEL RESENTIMIENTO

El resentimiento es asunto complejo y perverso. Difícil para ser tratado en pocas líneas. A él se han dedicado bibliotecas enteras desde que la humanidad comenzó a expresar sus pensamientos en palabras, silencios y otras formas de decir. Propiedad de quien lo padece, tiende o puede ser contagioso. 

Peor aún cuando se convierte en plan de acción premeditado para inocular a otros de los desengaños ficticios o reales de los que se sufre, porque es en principio una enfermedad individualizada que puede convertirse en forma alterada de convencimiento, en discurso político y acción virulenta.
Hay quienes afirman que el resentimiento está en el origen del hombre y por razones hereditarias o sociales acompaña la actividad humana desde siempre, convirtiéndose en productor de hechos individuales o colectivos de menor o mayor significación. Por lo tanto, su estudio y el de quien lo padece, es de necesidad innegable pues permite explicar no solamente el acontecer cotidiano sino además los hechos históricos. Al mismo tiempo, facilita la predicción de conductas y, en lo posible, las evita, las combate o las atenúa.
Por otra parte están los que de forma tácita o expresa otorgan al resentimiento una connotación más bien positiva al razonar que esa enfermedad, especie de odio que persiste, es motor de la historia y productor de cambios. La percepción del mundo a partir de esa premisa es justificadora y alentadora de conflictos, guerras, invasiones y otras formas agresivas de la conducta humana. Según esta visión, la envidia, el rencor, el desprecio, la venganza y otros, serían energía positiva en los seres humanos que al darle sentido colectivo, “conciencia de clase”, permitiría la unidad de los que no tienen nada que perder más que sus cadenas. En una sociedad de privilegios, de injusticia, el resentimiento cobra forma de arma política.
La democracia, hasta ahora, como arquitectura de existencia plural es el sistema que engendra el menor conflicto posible, al ser una forma de vida que persigue el equilibrio social a través de la movilización, la permeabilidad y el ascenso, que son los mecanismos inclusivos que mitigan, gradualmente, la escasez de lo posible y encuentran alternativas para la solución de problemas haciendo viable el principio de la igualdad de oportunidades para todos los miembros de la sociedad.
En Venezuela el tema ha sido abordado por los que nos ocupamos de la actividad política y de la preocupación histórica. Últimamente se ha convertido en bandera proselitista. Hay una evidente manipulación de esas fuerzas oscuras que se esconden y enseñan en el perifoneo nacional, parapetadas al cobijo del poder, que al sentirse débiles más uso hacen de la arenga incendiaria, del manejo del miedo y de la invasión del otro, que es tan profunda y peligrosa como la de los espacios físicos. Cuando se politiza el resentimiento se comete un acto de irresponsabilidad mayúscula. Se crea un huracán que conoce a los que lo crearon y sin distingo nos pasa a todos por encima. 
Miremos la historia que está llena de esa experiencia traumática que es la de despertar odiando a los demás sin saber por qué. A eso es a lo que no podemos llegar por obra y desgracia de la irresponsabilidad del poder.
leandroareap@yahoo.es

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ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, LA FUENTE DEL CHAVISMO SE SECÓ

 “A fonte chavista secou” tituló un análisis del prestigioso periódico paulista O Estado de Sao Paulo publicado el 27 de diciembre pasado. 

Las consecuencias que extrae de esa sequía – inevitable producto de los delirantes excesos del desquiciado teniente coronel que tienen a Venezuela al borde del colapso económico – son más que evidentes: corren los becados del continente tras alternativas plausibles para enfrentar sus propios fracasos económicos, productos del mismo delirio, pero a costas del petróleo venezolano. Unos se alinean con el aborrecido Fondo Monetario Internacional, otros buscan cobijo a la sombra del espíritu de beneficencia de los Estados Unidos, más populista y desorientado que nunca, otros simplemente observan en silencio y con su lideresa haciendo mutis, como la Argentina de Cristina Kirchner, el último y más pervertido derivado del peronismo. Huele a Apocalipsis.
En el fondo, la diosa fortuna acompañó a Chávez tanto en la vida como en la muerte. El principal responsable por esta vorágine de crisis y contra crisis que nos amenaza y ya comienza a agobiar a algunos países de la región – en nuestro propio país aún no termina de asomar sus tenebrosas consecuencias, aunque un 60% de inflación es como para poner el grito en el cielo – no tuvo que dar la cara. Que ante la dimensión del descalabro no hubiera podido resolver con un simple “por ahora”, como lo hiciera amparado en la concupiscencia de las fuerzas armadas el 4 de febrero del 92. Su reinado será visto como la pesadilla de 14 años de verano: vino, vio, venció y destrozó. La única verdad que debiera reposar como su epitafio, si fuera sepultado, debiera ser en rigor la insólita afirmación que según cuenta la historiadora Herma Marksman, su amante, le confesaría en un momento de intimidades: “no se qué me pasa, que destrozo todo lo que toco”.
Si el continente comienza a resentir, asumir y responder a las transformaciones que su muerte acarreara – un desastre anunciado -, una parte importante de sus naciones buscando otro referente ante la desaparición del Mesías y algunas, como Chile, reacomodando sus fuerzas en función de las nuevas circunstancias – de Argentina aún no se sabe nada, de Chile, un leve giro a la izquierda, de Brasil el temor ante una segunda vuelta – lo insólito es que el país que menos ha reaccionado al violento cambio de las circunstancias provocado por su muerte ha sido el nuestro, la madre del cordero. Suena paradojal e insólito, pero la oposición venezolana, que se ha ganado con derecho el rebautismo como simple sector democrático, ante la verdadera carencia de políticas alternativas que puedan ser valoradas como oposición, aún no asume el profundo cambio que ha vivido el país tras la muerte de su único referente político.
Suena estrafalario decirlo, pero es la verdad. La muerte de Chávez le quitó a los sectores democráticos su única bandera de combate: salir de Chávez. Sin responder a la dramática transición hacia el nuevo escenario que causara su desaparición. Ni pensar y actuar en función de un proyecto democrático verdaderamente alternativo. 
En ese sentido hay que reconocer la capacidad del régimen por responder adecuadamente: encontrar no un sustituto, lo que era prácticamente imposible ante el provocativo carisma y el insólito talento mediático de Hugo Chávez, sino una figura capaz de acoplarse a los deseos del verdadero poder dominante: la alianza de los militares venezolanos con los del gobierno de Cuba comandados por Raúl Castro, en Nicolás Maduro. 
Un clásico aparatschick capaz de conciliar los intereses en pugna, con un solo propósito estratégico: transitar de un régimen caudillesco y personalista hacia un régimen corporativo, militar, enmascarado en la escasa civilidad con que cuenta. Si bien condenado a someterse a la encuesta de las mayorías. Sus logros obtenidos el 8 de diciembre, así sea de la mano de la ingeniería manipulativa cubana – el Dakazo –, el agotamiento de los últimos recursos financieros, el uso de toda la maquinaria electoral del poco Estado que resta y la disposición del liderazgo opositor a participar del juego acatando las condiciones impuestas por el ministerio de elecciones del régimen, son de enorme importancia. Impone el marco referencial para el futuro inmediato de la política venezolana. Y asume la ofensiva en el manejo de la crisis.
Las violentas reacciones a las propuestas alternativas de algunos sectores democráticos, en particular la Constituyente y un cambio en la conformación, organización y sentido de la MUD, sin permitir mayores discusiones al respecto, demuestran el encasillamiento de la nomenclatura partidista dominante en el mantenimiento del status quo. Suena extraño hablar de conservadurismo en el seno de organizaciones carentes de todo poder real que conservar, visto que el poco que detentan depende en rigor de la buena pro del régimen. Pero lo cierto es que el signo dominante de la política democrática venezolana es el conservadurismo, el terror a nuevos horizontes, el rechazo al cambio y la insistencia en acoplarse a la dialéctica del Poder. Si existe un atributo, imprescindible en tiempos de adversidades, que está absolutamente reñido con el actual discurso opositor, ese es el de la imaginación. 
Al parecer, la enemistad con el pensar y la osadía de la inteligencia de han convertido en seña de identidad de nuestros hombres de acción. 
O asumimos el riesgo de imaginar y rompemos ese perverso círculo vicioso o estaremos condenados a perseverar en nuestra decadencia.
@sangarccs

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ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, EL SILENCIOSO DETERIORO DE LA SOCIEDAD, DESDE ARGENTINA

El análisis político empuja invariablemente a revisar la coyuntura y detenerse para visualizar el contexto, pero siempre con la mirada en el próximo turno electoral, en los candidatos y los partidos y, pocas veces, en las soluciones que pueden venir de la mano del recambio institucional.
Pero otro fenómeno más relevante subyace, que proviene del humor social, de las conductas cotidianas y las expectativas particulares de sus miembros. 
El ritmo de los acontecimientos y la vorágine de los sucesos, consumen demasiada atención, dejando atrás otras posibles lecturas, tan o más importantes, como las que se derivan de la actitud de las personas.
La política mal concebida y la democracia mal entendida, se han ocupado de colocar al corto plazo como prioridad y, bajo esa perspectiva, los sueños parecen diluirse, achicándose en su trascendencia hasta casi desaparecer.
El gran motor de la humanidad ha sido siempre la capacidad individual de proyectarse. Cuando una comunidad tiene porvenir, la natural esencia de la especie, convoca a dejar volar la imaginación, potenciándolo todo.
Los que han logrado progresar de forma sostenida, no viven preocupados por lo que sucederá el mes entrante o el año en curso. Ellos presupuestan y planifican creando en sus mentes escenarios favorables, positivos, plagados de confianza en lo que viene, y es por eso que apuestan con convicción.


No los alarma una repentina modificación de los códigos universales de convivencia. Saben que el actual y el próximo gobernante, de cualquier signo político, no se atreverá a replantear lo medular del sistema vigente.
Cuando las pautas generales son inmutables, todo se planea con otros horizontes, períodos más ambiciosos y desafiantes, pero fundamentalmente bajo el paradigma de animarse a construir utopías.
Si los ciudadanos creen que existe un futuro, que los gobiernos acatarán las reglas de juego garantizando la seguridad jurídica necesaria, que los políticos renunciarán a la habitual voracidad de quedarse con el esfuerzo ajeno y, que se respetarán las libertades y la propiedad privada, pues entonces, los individuos actúan positivamente y de forma predecible.
Es en ese contexto que nacen los gran emprendimientos, los proyectos de largo aliento y son esas aventuras empresarias, de riesgo, las que generan empleo genuino, oportunidades para todos, mejoras salariales legítimas y el deseable y ansiado desarrollo que trae consigo calidad de vida para todos.
Con proyectos pequeños, mezquinos, que ponen foco en la inmediatez que propone la consigna del "sálvese quien pueda", nadie invierte su capital, ni se endeuda para emprender, porque no sabe si muy pronto será la próxima víctima del Estado depredador y sus manipuladores circunstanciales. Es en ese marco en el que todos consumen para evitar que los ahorros sean aniquilados por la inflación o por los saqueadores de siempre, invitando a la perversa lógica de que el mañana no existe y solo importa el presente.
Así, descaradamente, se induce a vivir el hoy, a gastar en lo que sea, bajo la falacia económica de que el consumo genera crecimiento, siendo que la pieza clave del rompecabezas es el ahorro y la inversión que es lo que efectivamente asegura una prosperidad sustentable en el tiempo.
Los individuos son naturalmente racionales, en todo caso son los políticos vulgares los que operan disparatadamente provocando estos dislates. Los hábitos sociales no se modificarán por mero voluntarismo. Los actores precisan para ello, vislumbrar un verosímil cambio de rumbo, una renovación en el comportamiento político, un entorno amigable con el capital, con las inversiones y con la propiedad privada. Sin esas reglas elementales, se continuará en el sendero  de lo inminente y perentorio.
Casi sin que nadie se de cuenta, en un proceso paulatino pero disimulado, la sociedad se va degradando, incentivada por una cultura destructiva del valor trabajo, en la que ganarse la vida es solo sobrevivir para solo subsistir sin crecer, para ofrecer a los hijos y las familias algo de  sustento y no la posibilidad de un mañana considerablemente superior.
Los que han logrado mejorar su estándar de vida, son los que se permitieron soñar, los que disfrutan de la movilidad social que admite la chance de que alguien que nace sin nada pueda aspirar a ser millonaria en poco tiempo, pero que también posibilita que quien no administra bien su vida, sus energías y recursos, se desplome a la misma velocidad.
Esas son las sociedades que incitan a trabajar, a no dormirse, a estudiar y capacitarse siempre, para estar a tono con lo que cada comunidad demanda. Son ámbitos que premian a los mejores y castigan a los abúlicos, a los delincuentes y a los aprovechadores del sacrificio de todos.
Lamentablemente, en estas latitudes, son demasiadas las naciones que han elegido el camino inadecuado, fomentando la holgazanería, estimulando a los cautelosos y desalentando a los más audaces, esos que pueden constituirse en la locomotora del progreso.
Es patético, pero los políticos contemporáneos no tienen intenciones de alterar ese derrotero. Pero es igualmente grave que una innumerable cantidad de ciudadanos mediocres prefieran descansar sobre el esmero de otros sin hacerse cargo de las oportunidades que les podría brindar una comunidad con otras reglas. Mientras tanto, casi sin darse cuenta, se asiste al silencioso deterioro de esta sociedad.
albertomedinamendez@gmail.com

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ISA DOBLES, MORIR CON ILUSIÓN

Esto no es Venezuela. Estas calles sucias y vacías, esta angustia sorda que aprieta el corazón, este “espionaje” vivo, dispuesto a cualquier cosa que atente contra venezolanos decentes, esta frialdad deshumanizada y cruel… un engaño histórico que despejará el tiempo para asombrar al mundo.

Nadie cree en nada y nada es todo.

No hay libertad de expresión pero el impugnado que ostenta el poder y los intelectuales y periodistas a sueldo afirman sin que les tiemble la voz que en ningun otro pais del mundo la prensa tiene mas garantías y libertad que aquí, donde solo hay una voz y una mentira repetida.
Salimos a recorrer las calles…y nos saludaba, en cualquier esquina, la basura amontonada, el hedor inaguantable, y caras tristes y con una soledad en la expresión que es el miedo al asesino que está en cualquier parte o el hambre que se disfraza en el discurso mentiroso.

La Ministra hermana de Jorge Rodríguez, Delcy, viola ética y leyes. Y el “ilegítimo” Maduro afirma que ella está haciendo lo que debe hacer: informar.

¿Por qué no informa sobre el papel toilet que no aparece? ¿Sobre la leche, que afecta la nutrición de los niños y la desesperación de los padres? ¿Por qué no informa sobre los titulares que en distintos lugares del mundo señalan el narco tráfico y los militares?

Aquí ya más de la mitad de Venezuela no puede expresarse, lo que no acepte la línea dictatorial, son apátridas, burgueses, traidores, y un largo etc. de calificativos insultantes.

Estamos divididos en “patriotas” y “traidores”.

La única voz traspasó sin freno ni pudor lo político para convertirse en un acoso y un ataque personal invadiendo todo… lo único que no ha hecho y porque no le conviene es entrar al baño donde cada uno hace lo que tiene que hacer porque quedan mal en el momento de buscar el papel. Son dueños de los medios y sin lógica, sin honor. 

Escupen improperios, destrozan reputaciones. La mentira y el cinismo en el verbo en la mirada… el militarismo consentido, amamantado con sobornos y regalías, mentes lavadas en seco adoctrinadas de odio y disfrazadas de una historia burda, forjada en un culto idólatra y demencial.

Los usurpadores del destino nacional tienen la ventaja del poder, no necesitan investigar hechos que no le convienen, ni presentar evidencias de lo que acusan pero en conchupancia con la inteligencia cubana, rusa, china, cualquiera que pague y preste, conducen la información.

La democracia, disfrazada tambien en el discurso, resulta más dura, más lejana…

En esta desigualdad, este acoso, este espionaje, estos personajes diabólicos, inconcebibles, la Venezuela que defiende la libertad y sus derechos, no puede descansar ni dar descanso a su propio espíritu. El liderazgo político, acusado de todo lo más deshonroso imaginado, golpeado brutalmente por gorilas en chaquetas tricolor, tiene que responder a ella, hay que reforzar la voz y acercarse a la emoción contenida del pueblo, no puede aislarse en conciliábulos cerrados porque sería una inmensa desolación.

Aquí no se puede, hoy, frenar emociones. Hay que avivarlas y compartirlas. Aquí no se puede descansar.

Pero sí tenemos que nutrir nuestra capacidad de reto, de respuesta. En este momento el liderazgo tiene que actuar, no enseñar credenciales fuera de tiempo. Hay que dar respuesta al alma de Venezuela manoseada y humillada. No podemos permitirnos morir sin ilusión. Lo que haya que cambiar hay que cambiarlo. ¡Y ya!

@IsaOropeza

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FERNANDO OCHOA ANTICH, NAUFRAGIO EN EL GOLFO DE VENEZUELA

    Nuestra política exterior, durante estos ya largos quince años de gobierno, se ha caracterizado por un permanente olvido de nuestros objetivos nacionales para verse subordinada  a los intereses ideológicos de lo que han llamado “el socialismo del siglo XXI”. 

     

Esta verdad ha empezado a tener consecuencias: la crisis con Guyana es un buen ejemplo. La ligereza de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro ha comprometido la vigencia del Acuerdo de Ginebra,  al preferir satisfacer los intereses cubanos en el Caribe que defender los derechos venezolanos en la Zona en Reclamación y garantizar nuestra salida al Atlántico.  Otro caso, realmente preocupante, es el irresponsable manejo de la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el golfo de Venezuela y, en general, nuestra política con Colombia.

          Si algo caracterizó a la democracia venezolana fue su continuidad en la política exterior. Esto se logro mediante el diseño de una política de Estado que, sin importar el partido gobernante, se orientaba a través de principios y de una estructura burocrática constituida por funcionarios de carrera que alcanzaron un elevado nivel de eficiencia y profesionalismo. Los aciertos de esta política fueron muy numerosos. Sólo recordaré cuatro: el respaldo a la democracia  en la  América Latina,  el impulso a la integración regional, la defensa intransigente de nuestra soberanía territorial y la firma de ventajosos acuerdos de delimitación de áreas marinas y submarinas en el Caribe. En el caso específico de las relaciones con Colombia se establecieron, en el Acuerdo de San Pedro Alejandrino en 1989, dos principios fundamentales: la bilateralidad y la globalidad.

   Sorprendentemente, en el año 2009, se estuvo a punto de firmar el acuerdo Gómez-Rondón, en el cual Venezuela incumplía el principio de la globalidad y abandonaba su tradicional posición histórica frente al Golfo de Venezuela al aceptar para el trazado de la línea propuesta como límite el método denominado de la equidistancia y de la línea media. Además, el trazado de la línea Castilletes hacia el punto medio entre la península de la Goajira y la de Paraguaná irrespetaba la tradicional posición venezolana: la prolongación de la dirección general de la frontera terrestre. Este inmenso error tuvo su origen en la absurda designación de Pabel Rondón como embajador en Colombia y al mismo tiempo presidente de la Comisión Negociadora en reemplazo del general José Antonio Olavarría, quien había logrado consistentes avances en dichas conversaciones.

Esta falta de continuidad en la conducción de las negociaciones fue aprovechada por Pedro Gómez Barrera, presidente de la Comisión Colombiana, para convencer al embajador Rondón, quien demostró tener muy poco conocimiento sobre el tema, de las ventajas de dicho acuerdo. También influyó el interés que tuvo Hugo Chávez en transformarse en un factor dominante en la política colombiana, con la finalidad de imponer un gobierno cercano ideológicamente a la Revolución Bolivariana. La actitud firme y patriótica de Francisco Nieves Croes, miembro de la Comisión Negociadora, quien denunció ante la opinión pública los inconvenientes de dicho acuerdo y la presión de la Armada evitó que naufragaran nuestros intereses en el golfo de Venezuela. Los venezolanos deben estar atentos. Nicolás Maduro puede tener las mismas ambiciones de Hugo Chávez…

fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich

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