Nota 12. Seguimos. Los políticos. Veamos:
1. Suele
decirse que un buen político es aquel que mejor simpatiza a los votantes, por
lo que también suele afirmarse que, en general, los políti¬cos se limitan a
cosechar un estado previo de opinión pública.
|
Gustave Le Bon
En su obra Les lois psychologiques de l'évolution des peuples (Las leyes psicológicas de la evolución de los pueblos – 1894) desarrolla la tesis que la Historia es, en una medida sustancial, el producto del carácter racial o nacional de un pueblo, siendo la fuerza motriz de la evolución social más la emoción que la razón. |
2. Según
este enfoque, los políticos no son sino un “producto” de la sociedad de la que
sur¬gen, y de hecho parece que hay mucho de verdad en esta idea.
3.
Las mejores teorías pierden su novedad si la opinión pública no las respalda.
Son totalmente inoperantes si la mayoría las rechaza.
4. Es
imposible a la larga gobernar, sea cual fuere el sistema político, en
desacuerdo con la opinión pú¬blica. Prevalece siempre, en última instancia, la
cosmología mayoritaria. No es posi¬ble un gobierno impopular y duradero.
Excepciones. A este respecto no existe diferencia entre democracia y
despotismo, autoritarismo. Ludwig von Mises, “La acción humana: tratado de
econo¬mía”, cit., pp. 1.020-1.021).
5. Así,
por ejemplo, Barry Goldwater, 1909-1998 (Senador y candidato a la presidencia
de USA, 1964) y Ronald W Reagan,
1911-2004 (40 Presidente de USA, 1981-89), en sus respectivas campañas
para la presidencia de los Estados Unidos, expusieron un ideario liberal muy
parecido; y sin embargo, uno, Goldwater, perdió las elecciones porque en 1964
la sociedad americana estaba imbuida de los mitos del Estado del Bienes¬tar,
mientras que Reagan las ganó por mayoría absoluta en dos ocasio¬nes a partir de
1980, básicamente porque el centro de gravedad de la opinión pública en los
Estados Unidos se había desplazado de manera masiva en favor de los principios
éticos y teóricos que son propios del sistema capitalista.
6. La
llamada revolución conservadora iniciada por Reagan ha continuado ampliándose
hasta hoy en que el Partido Repu¬blicano tiene una fuerte presencia en ambas
cámaras del legislativo americano, y el Presidente Bill Clinton, 1946-
(1993-2001) se sintió casi obligado, en
su oportunidad, a liberalizar notablemente el contenido de su discurso
político. Citado por Lucas Beltrán en su artículo “Seis nombres para una visión
de Ca¬taluña”, La Vanguardia Española, Barcelona, 2 de septiembre de 1976, p.
7. Por
eso, y en la medida en que sea cierto que los políticos se limitan a cosechar
un estado de opinión, adquiere una rele¬vancia especial la necesidad de
persuadir a los intelectuales y divulga¬dores de ideas, según las
recomendaciones que hemos efectuado y que son las que en última instancia
sugieren el cambio en la dirección adecuada de la opinión pública que tienden a
seguir los políticos.
8.
Sin embargo, la tesis de que el político simplemente cosecha un es¬tado de
opinión no recoge toda la verdad. Más bien nos orientamos a pensar que los
políticos, a pesar de las evidentes restricciones que les imponen el entorno y
la opinión pública, en muchas ocasiones tienen un importante margen de
maniobra, no sólo para actuar en pro de las reformas adecuadas, sino incluso
para movilizar a la opinión pública en favor de las mismas. Por eso estimamos
relevante esa definición ya clásica de la actividad política que formulo
Cánovas del Castillo, para el cual “la política es el arte de realizar, en cada
momento de la historia, aquella parte del ideal que las circunstancias hacen
posible”.
9.
Nótese que en esta definición se habla de intentar conseguir lo más que se
pueda del ideal, por lo que, de acuerdo con la misma, podría y debe¬ría darse
un neto sentido de beligerancia liberal en toda actividad polí¬tica.
10. Los
casos de R Reagan y M Thatcher, 1925-, (1979-1990), impulsando la revolución liberal conservadora
de los años ochenta en Estados Unidos y el Reino Unido, son paradigmáticos y
demuestran cuánto pueden hacer políticos de carisma que, por convencimiento y/o
movidos por las circunstancias, se de-ciden a impulsar la reforma liberal en
sus respectivos países.
11. Y
por eso tiene una gran importancia colocar entre la camada política el mayor
número posible de “políticos profesionales” de formación y compromiso liberal.”
12. Se
trata de que conozcan los principios en los que se basan las reformas y las
principales consecuencias, implicaciones y ar¬gumentos en favor de las mismas,
de manera que lleguen a ser capaces de exponer el ideal liberal de una manera
que pueda ser entendida y resulte atractiva para la mayor parte de la
ciudadanía.
13. La
capacidad de un profesional de la política para articular a nivel popular los
principios, convencer e ilusionar en el proyecto liberal a las masas tiene un
valor incalculable.
14.
Desde este punto de vista, resulta muy útil agrupar, como un ejercicio mental
(Ud. puede hacer el suyo) a los profesionales de la política en cuatro grandes
grupos, que serían los siguientes:
15. Primero:
Los políticos profesionales exclusiva y netamente pragmáti¬cos. Son aquellos
que no conocen los principios liberales ni sus impli¬caciones. Nada saben ni
tampoco les interesa saber del ideario liberal, pues su único interés está en
lograr y mantener el poder político, para lo que les basta con sus habilidades
personales. Lamentablemente, este conjunto de políticos, ignorantes y
pragmáticos, ha sido hasta ahora el más numeroso de entre los que constituyen
la clase de profesionales de la política, que en su mayoría está compuesta por
juristas, profesores, intelectuales o periodistas cuya única experiencia y
habilidad política radica en su capacidad para divulgar ideas carentes de
fundamento. (Sobre el origen y el papel del político profesional como divulgador
de ideas de segunda mano sugiero leer el trabajo clásico de Max Weber “El
político y el científico”, publicado con una introducción de Raymond Aaron por
Alianza Edito-rial, Madrid 1981).
16.
Segundo: Políticos pragmáticos que, sin embargo, algo han aprendido sobre los
principios e implicaciones esenciales de la teoría liberal. Estos políticos
tienen una intuición y un conocimiento sobre el correcto fun¬cionamiento de los
procesos de interacción social que han adquirido o bien formándose, o bien como
resultado de la experiencia que conlleva el pasar varios años ejerciendo el
poder. Gracias a este mayor conoci¬miento, son, por tanto, al menos conscientes
del grave daño que hacen cuando patrocinan medidas de intervención sobre el
cuerpo social, aun¬que, dada su escasa convicción y carácter eminentemente
pragmático, sería ilusorio pensar que puedan llegar a adquirir algún complejo
de culpa por su responsabilidad en los efectos dañinos que generan las medidas
intervencionistas que patrocinan a nivel político.
17.
Tercero: Políticos bien formados en el ideal liberal que procuran, al menos
tímidamente, dirigir su acción política en la buena dirección. Se trata de un
grupo de profesionales de la política que, imbuidos del idea¬rio liberal, hacen
lo posible por minimizar el daño que naturalmente genera su actividad, si bien
es cierto que, en la mayor parte de las ocasiones, quedan desconcertados ante
las graves dificultades y restriccio¬nes del día a día y es poco lo que de
manera efectiva pueden hacer para impulsar en la práctica las reformas
liberales. (También deben incluirse en este grupo aquellos políticos que, sin
razón o con ella, creen que las circunstancias políticas no permiten llegar más
lejos, y permanecen agazapados a la espera de que las circunstancias cambien y
puedan con¬vertirse en políticos del grupo cuarto, capaces de impulsar reformas
radicales. Que esta justificación corresponda a la realidad o sea una mera
ilusión auto justificativa de las propias carencias es algo que habrá que
enjuiciar en cada caso his¬tórico concreto).
18. Cuarto:
Políticos que conocen la teoría liberal y que son capaces de dirigir la marcha
de los acontecimientos políticos hacia los objetivos finales. Sus principales
características son: 1) su capacidad para articu¬lar el ideario liberal de una
manera optimista y atractiva para las masas de votantes; 2) capacidad de
convencer a la ciudadanía de la necesidad de las reformas; y 3) capacidad de
ilusionar a la mayoría del electorado con su proyecto. Este último cuarto grupo
está constituido por un pu¬ñado de políticos excepcionales. Muy afortunadas
deben considerarse aquellas naciones en las que, en algún momento histórico,
surja algún “político pura sangre, líder,” dotado de todas estas características.
Son los casos, y ni siquiera a lo largo de la totalidad de su actividad
política, de L W Erhard, 1897-1977, (1963-1969), Alemania; Reagan, USA;
Thatcher, Inglaterra y Vaclav Klaus, 1941-, (1992-1997-2003), Republica Checa,
entre los que han tenido éxi¬to en el impulso, desarrollo y culminación de
importantes reformas de tipo liberal; y de Vargas Llosa, Perú, 1936, (candidato
1990) y Antonio Martino, Italiano, 1942, entre los que lo in¬tentaron y, por
una u otra razón, no pudieron lograrlo. Todos ellos son un ejemplo y tratar de
imitar por todo político profesio¬nal que quiera triunfar a la hora de llevar a
la práctica sus convicciones liberales.
19. Siguiendo
a los ingleses, sería conveniente ubicar a los políticos, cada vez, en alguno
de estos cuatro grupos, por un comité de observadores liberales y publicar sus
resultados regularmente, con la finalidad de dejar en evidencia a los que
tuvieran una actuación más contradictoria y/o dañina, a la vez que se
incentivara una sana competencia entre los políticos liberales por ascender en
la escala de clasificación, formarse y procurar mejorar en su comportamiento
profesional.
20. Es
evidente que las actividades reseñadas deberían dirigirse con carácter
prioritario a formar e influir en un gru¬po tan numeroso y preparado como sea
posible de políticos, de manera que logremos que sean capaces de ubicarse en
los grupos tercero y cuarto que acabamos de describir.
21. Para
alcanzar este objetivo debe utilizarse una combinación tan variada como sea
posible de ac¬tividades, entre las que han de tener un carácter protagonista
las de los institutos liberales ya mencionados, sobre todo a la hora de
conectar los principios de la teoría y ética liberal con su aplicación práctica
en forma de medidas políticas concretas, dirigidas en la buena dirección hacia
los objetivos finales, que estén bien articuladas en términos políticos y sean
atractivas para amplias capas de la población. Las reformas, además, deben ser
concebidas de tal manera que contengan elementos que las hagan de facto
irreversibles, por favorecer a grupos importantes y muy numerosos de ciudadanos
que, al beneficiarse de las mismas, son gana¬dos definitivamente para la causa
liberal.
22. Un
ejemplo de reforma liberal irreversible fue la privatización de las viviendas
inglesas de titularidad municipal, que fueron vendidas por el go¬bierno de
Thatcher a sus inquilinos (en su mayoría millones de modestos trabaja¬dores)
que se convirtieron así en pequeños propietarios a los que ya ningún parti¬do
ni siquiera de izquierdas osará expropiar.
23. Introducir
de forma creativa todos los elementos posibles para hacer políticamente
irreversibles las reformas liberales es, por tanto, de una importancia
trascendental.
Tips:
• La
primera obligación de un ciudadano es defender a su patria. La entrega a los
castros es criminal.
• El
mal llamado estado de bienestar se convirtió en el bienestar del estado, no de
los ciudadanos. Es un modelo fracasado. Ej.: Francia, España, Grecia, Portugal,
etc.
• ¿Qué
paso con el supuesto estado federal descentralizado que es Venezuela, de
acuerdo con “la bicha”?
• Es
un derecho circular libremente y cruzar las fronteras.
• Hay
que establecer un tope legal a los impuestos y a las deudas del estado.
• Recordar
es vivir.
• “Declaro
que no permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle, sino dejo de
llamarme …. …… …..”. 1988. ¿Quién miente?
• “Acabaremos
con todos los corruptos”. 1998. ¿Quién es más corrupto?
• “Acabare
con la violencia”. 1998. ¿Con cuál, por que crece exponencialmente?
• “No
cerraría medios de comunicación”. 1998. Mentira.
• “No
hay intención de nacionalizar absolutamente nada”. 1998. Mentira.
• Paquete
rojo. Otra vez, van 5. ¿Para beneficiar a quien? ¿Mentira?
• Efectos
que causa la medida:
• Afecta:
El nivel de liquidez de las empresas porque incrementa de manera violenta el
monto de las deudas contraídas en moneda extranjera. Los productos importados
y/o con componentes importados costaran un 46,5% más.
• Afecta:
El crecimiento del país, empleo y a la actividad productiva.
• Afecta:
Las Finanzas públicas y aumenta el déficit fiscal
• Afecta:
A la moneda porque perdió valor con relación a otras monedas extranjeras
• Afecta:
La confianza en la propia moneda
• Afecta:
Porque hay más demanda de la moneda extranjera
• Afecta:
Porque el gobierno le quita los dineros al pueblo para usarlos en su propio
beneficio
• Afecta:
Porque se evidencia falta de confianza en la economía del país, en la
estabilidad económica y política del país.
“La libertad de expresión es decir lo que la gente
no quiere oír”, George Orwell, 1903-1950, escritor británico.-
nelsonmaica@gmail.com
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