“Enfermedad
holandesa o “mal holandés” tiene su origen, como su propio nombre indica, en
los Países Bajos donde, a comienzo de la década de los años setenta,
aparecieron importantes yacimientos de gas que incrementaron fuertemente las
exportaciones de dicho producto y, como consecuencia, la entrada de divisas en
el país.
Esta entrada de divisas condujo a que el tipo de cambio (cotización)
del florín holandés se apreciara alcanzando un nivel que ponía en peligro la
competitividad externa del resto de los bienes y servicios que exportaba
Holanda y, consecuentemente, de los niveles de actividad y empleo dependientes
de éstos”.
Esta “enfermedad” se produce cuando una
mercancía ocasiona un aumento sustancial de los ingresos en un sector de la
economía y no tiene contrapeso o es complementado por un mayor ingreso en otros
sectores de la misma.
En Venezuela, históricamente, este aumento de divisas ha
limitado severamente la facultad de nuestro país para crear y mantener otras
industrias. Aunque es justo reconocer que nuestro país con todas y las
carencias que generó en su transcurso, pasó, en tan solo 50 años de ser una
pequeña aldea rural a uno en verdaderas vías de desarrollo
El actual desgobierno, por razones
estrictamente políticas, ha hecho caso omiso a una “solución estructural” de
los heredados y ya graves problemas sociales, que incluyen: educación, salud,
infraestructura, agricultura y las industrias nacionales, causando que
Venezuela a pesar sus ingentes ingresos quede cada vez mas muy detrás de otros
países tercer mundistas, o industrializados.
En teoría, el nivel de la enfermedad depende
(en nuestro caso) de los precios de los productos básicos, que condicionan los
ingresos, del avance de la locomotora que los genera, de la marcha de su
política industrial y de la articulación de las políticas monetarias,
cambiarias y fiscales que la contengan, o la potencien.
Los casos más claros de enfermedad holandesa
se dan en países petroleros como Venezuela, en la que en el precio del petróleo
genera fuertes entradas de divisas y como consecuencia la apreciación o
revaluación de su moneda, hasta el punto que ha asfixiado al resto de la actividad
económica. En nuestro país este fenómeno se da porque el ingreso masivo de
moneda extranjera ha fortalecido la moneda local en comparación a la de sus
socios comerciales. Lo que termina haciendo a los sectores Productor y
exportador más vulnerables y menos competitivos, dado que comparativamente sus
costos de producción suben desproporcionalmente respecto a otros países con
monedas más estables.
El tipo de cambio, que no es otra cosa que el
precio en términos de moneda nacional de una divisa extranjera; como
consecuencia de la apreciación, abarata las importaciones, genera un fuerte
aumento de las mismas y encarece las exportaciones. Dañando irreversiblemente
el aparato productivo.
Si esto es así; ¿cómo es que es posible que
nuestra economía haya estado creciendo en términos reales?
¿Cómo es posible que la pobreza haya
disminuido en términos REALES y no solos en términos de la simple repartición
improductiva de los ingresos petroleros?
Una de las formas de combatir la enfermedad
holandesa es frenando la apreciación de la moneda, lo que en nuestra
circunstancia equivale a devaluar y luego de ello a un obligatorio mejoramiento
de la competitividad y eficiencia de los demás sectores. Pero, con la
concurrencia de un sector privado diversificado como única y real alternativa
para lograrlo.
Un tipo de cambio apreciado, provoca que los
recursos sean reasignados desde los sectores manufactureros a los segmentos no
transables. Esto distorsiona la estructura de la economía al distraer los
fondos que tendrían que dirigirse a los sectores que aportan más valor
agregado(*) como son; Agricultura, construcción, Manufactura, tecnología y los
efectos de encadenamiento.
(*)VALOR AGREGADO. Suma del valor añadido en
los procesos productivos de cada uno de los sectores de la economía.
Esta enfermedad se hace mucho más grave
cuando es el Estado el administrador, porque los ingresos que se producen, en
nuestro caso INMENSOS, operan a favor del deseo de perpetuidad en el poder, de
quienes lo detentan, a costa de los intereses de sus congéneres.
A lo mejor es que los cubanos no entienden el
holandés, o a lo mejor sí y por eso es…
Amanecerá y veremos
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