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lunes, 14 de octubre de 2013

CARLOS ARMANDO FIGUEREDO, PODERES SALVAJES.

Luigi Ferrajoli es reconocido mundialmente como una autoridad en lo que se refiere al estado de derecho y los derechos humanos.

Vale la pena destacar lo que dice el eminente jurista italiano, Luigi Ferrajoli, en un libro publicado en el 2011:

Luigi Ferrajoli
Poderes salvajes. La crisis de la democracia constitucional
Editorial Trotta, Madrid, 2011

p.21
Está en curso un proceso de desconstitucionalización del sistema político italiano. Este proceso se ha manifestado en la construcción de un régimen antiliberal basado en el consenso o, cuando menos, en la aquiescencia pasiva de una parte relevante de la sociedad italiana a una amplia serie de violaciones de la letra y el espíritu de la Constitución. Con todo, su aspecto más grave radica en el rechazo por parte del actual grupo del gobierno, más que de la Constitución de 1948, del propio constitucionalismo, es decir, de los límites y los vínculos constitucionales impuestos a las instituciones representativas. Ello ha dado como resultado la progresiva transformación de hecho de nuestro sistema político en una forma de democracia plebiscitaria, fundada en la explícita pretensión de la omnipotencia de la mayoría y la neutralización  de ese complejo sistema de reglas, separaciones y contrapesos, garantías y funciones e instituciones de garantía que constituye la sustancia de la democracia constitucional. La idea elemental que está en la base de esta pretensión es que el consenso popular es la única fuente de legitimación del poder político y, por ello, serviría para legitimar todo abuso y para deslegitimar críticas y controles. Así, el edificio de la democracia constitucional resulta minado de raíz en su totalidad: porque no se soporta el pluralismo político y constitucional, por la desvalorización de las reglas; por los ataques a la separación de poderes, a las instituciones de garantía, a la oposición parlamentaria, a la crítica y la prensa libre; en definitiva, por el rechazo al paradigma del estado constitucional de derecho como sistema de vínculos legales impuestos a cualquier poder.

Por otra parte, el proceso desconstituyente se ha desarrollado también en el plano social y cultural, con la eliminación de valores constitucionales en las consciencias de una gran parte del electorado: por indiferencia, por falta de sentido cívico o por el cambio de la propia concepción de la democracia en el imaginario colectivo. Veinte años de intentos de contrarreformas constitucionales y de agresiones a la carta de 1948 —sistemáticamente descalificada como vieja y superada, e incluso como responsable de la ineficiencia del sistema político— han producido la caída del valor de la Constitución en el sentido común. Es este, como veremos, el daño más profundo. Una democracia puede quebrar aun sin golpes de estado en sentido propio, si sus principios son de hecho violados o contestados sin que sus violaciones susciten rebelión o, al menos, disenso. Recuérdese el último artículo de la Constitución francesa del año III: “El pueblo francés encomienda la presente constitución a la lealtad de los poderes públicos  y a la vigilancia de los padres de familia, las esposas y las madres, al afecto de los jóvenes ciudadanos, al coraje de todos los franceses”. En estas dos garantías, de carácter político y social —la garantía política de la “lealtad” de los poderes públicos y la garantía social de la “vigilancia” de los ciudadanos—, descansa la efectividad de las garantías jurídicas y, con ellas, del estado de derecho de la democracia. Hoy no es posible confiar en la lealtad de los titulares de los poderes de gobierno, al ser ellos mismos los promotores de la deformación constitucional. Y la vigilancia de una parte relevante de la opinión pública decrece progresivamente, anestesiada por la propaganda.

         Este debilitamiento de la dimensión constitucional de nuestra democracia se interpreta habitualmente en el debate público como el precio pagado por el reforzamientos de su dimensión política, debido a la atribución a los electores del poder de elegir en cada ocasión la coalición gobernante. En otras palabras, como reducción y una desvalorización de la dimensión legal de la democracia en beneficio de la valorización de su dimensión política y representativa, concebida, por lo demás, como el único fundamento de la legitimidad de los poderes públicos.

p.50
Cuando la identificación entre jefe y pueblo no es solo un tesis propagandística sino que se propone como un rasgo constitucional y como una fuente de legitimación de los poderes públicos. El populismo equivale a un nuevo y específico modelo de sistema político. Corresponde a esa forma degenerada de democracia que Aristóteles llamó “demagogia” y definió, con extraordinaria lucidez, como el régimen en el que “el soberano es el pueblo y no la ley […] los muchos tienen el poder no como individuos, sino en conjunto”.8 En tal concepción del pueblo como “conjunto” y en la identificación del jefe con él reside el rasgo característico del fascismo.

p. 51
La existencia de un jefe carismático es siempre incompatible con la democracia, o cuando menos indica un debilitamiento de su dimensión política y representativa y no solo de su dimensión constitucional.

p. 60
…los elevados sueldos de que gozan los “elegidos” –en el parlamento nacional como en todas las instituciones electivas— sus privilegios, el consiguiente cambio de estatus económico, unido  su nombramiento desde arriba generan en todos ellos un interés personal en la conservación del cargo y, con ello, la sumisión a quien los ha nombrado y podría volver a hacerlo o revocarlos, que deforman radicalmente su función pública de representación política.

p. 62
Cuando, además, como sucede en Italia, tal propiedad [de los medios] está en la mayor medida en manos de quien es titular del máximo poder político y tiene el control de gran parte de la televisión pública, el destino del que produce información  y, por ello, de la información misma está a merced de ambos poderes, el privado y el público, sólidamente entrelazados. [N. del t.: se refiere a Berlusconi].

p. 63
Controlando la información, escribió Condorcet, el poder político persigue la homologación ideológica y política, haciendo que “los ciudadanos no aprendan nada que no sirva para confirmarles en las opiniones que sus gobernantes quieren suscitar en ellos17

8 Este bello pasaje de Aristóteles (Política, traducción de J. Marías y M. Araujo, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989m 1292ª, p, 176) ha sido recordado por V. Pazé. “Democrazia e populismo”, Nuvole 40 (2010). En el mismo pasaje, Aristóteles añade: “En las democracias de acuerdo con la ley no hay demagogos  sino que son los mejores ciudadanos los que tienen la preeminencia, pero donde las leyes no tienen la supremacía surgen los demagogos” y “los aduladores son honrados”. Y más adelante: “•Donde las leyes no tienen autoridad no hay república”, (En la versión italiana se dice “no hay constitución”. [N. del t.]”

17 M. Condorcet, Rapport sur l’instruction publique,  Edlig, 1989, p. 95 (traducción castellana de T, del Amo Martín, Cinco memorias sobre la instrucción pública y otros escritos, Morata, Madrid, 2000).

Carlos Armando Figueredo

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MARÍA ISABEL PÁRRAGA B., LOS DOS MIEDOS

Maduro tiene miedo pero los venezolanos también. Quien hoy está al frente del Gobierno por la "carambola" de los deseos de un moribundo y su "cuerdita" de asesores cubanos tiene tanto temor de perder el poder que buscó cobijo en las botas y las charreteras. 

¡Qué paradoja! Este civil en cuestión fue más allá del otrora presidente militar y le entregó completamente el poder a los uniformados. Sí, Maduro tiene miedo hasta de las "sombras" del misterio de su nacionalidad hasta el punto de la torpeza de sus seguidores de "ponerlo a nacer" en varios sitios al mismo tiempo: que si en el Táchira, que si en El Valle, en Los Chaguaramos y más recientemente el mandado hecho por la presidenta del CNE mostrando "de lejitos" un supuesto documento de un "presunto libro" donde se verificaría que el hombre fue dado a luz en La Candelaria. Tanto enredo causa muy mala impresión...

Pero es que más allá de las "impresiones" está la verificación palpable y hasta "cuantificable" del fracaso del régimen expresada en la calidad de vida del venezolano. Hoy somos cincuenta por ciento más pobres que hace un año. Y lo peor es que resta y sigue... No saben qué hacer y en un "tira y encoge" de medidas que no terminan de anunciarse, una guerra interna de poderes y de visiones y una carencia evidente de recursos que "se fumaron" entre burocracia, despilfarro y corrupción, lo único que atinan a inventar son conceptos vacíos como el "cadivismo" que, por cierto, también es fruto de su pésima gestión. Maduro vive con miedo y tiene sus razones. Le falta talento, liderazgo y carisma. Por eso no le queda más remedio que gritar a los cuatro vientos cada vez que puede: "yo soy el Presidente" como para convencerse a sí mismo. Pero el temor mayor es que en diciembre puede venir la "hora de la verdad" en cuanto a la medición de fuerzas. Si como todo apunta y la gente así lo asume los comicios municipales se convierten en un referéndum sobre su gestión, la verdad quedará al desnudo. De allí el apuro loco por querer tomar el "control total" a través de una Habilitante. Legalmente, tendrá la herramienta para gobernar por decretos y si la gente "se pone cómica" mostrar los dientes del control militar. Ese es el juego y la forma para imponerse nuevamente será el miedo, ya no solo amenazando con quitarles a los que menos tienen las dádivas que les dan a través de mecanismos que los hagan cada vez más dependientes del Estado, sino procurando que "nada se diga" y "que nada se sepa" por medio de la censura directa a los pocos medios que quedan con independencia editorial.

Los regímenes con miedo se tornan aún más represivos. La gente tiene dos opciones: o sucumbe y se somete o, simplemente dice NO con todas las consecuencias. En esa disyuntiva estamos.

mariaisabelparraga@gmail.com

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LEONARDO PALACIOS, HACIA UN NUEVO CONTRATO SOCIAL.

El país parece una barca a la deriva; sumido en un mar brioso de improvisación.
Una nación aletargada, sin inclinación colectiva a la discusión de su presente y, mucho menos, de su futuro. Presa de frases cocinadas en los hornos desvencijados de la historia secuestrada de una pequeña de la isla antillana, que de tanto exportar una revolución por las armas durante décadas, tanto en Latinoamérica como en el África, logro enclavar la bandera de la denominación en las entrañas de la ex vitrina de la democracia, abolió el avance concertado de sus dirigencia políticas y bienestar colectivo diseñado en torno a un proyecto común.
Cuba ha hecho de Venezuela, un “país de segundo piso”, un “Estado Libre Asociado” de relación extrema y simbiótica, construida sobre la base artificiosa de laboratorio propagandístico de una supuesta inclinación mayoritaria del pueblo venezolano de abandonar la tradición liberal democrática construida sobre una visión libertaria de los derechos fundamentales como sustrato esencial y no instrumental o panfletario de la democracia por un Estado Comunal.
Así como el “gomecismo” es reseñado por Manuel Caballero como aquella etapa histórica que va de 1899 a 1945 dando retroactividad y ultra actividad a la presencia real y a la proyección de una forma de ejercicio del poder por parte de Juan Vicente Gómez, de la mis forma podríamos hablar del “chavismo”, como es la etapa comprendida entre 1992, fecha en que irrumpe abiertamente la figura de Hugo Chávez al escenario político nacional hasta nuestros días.
Es un periodo en que disciplinadamente se manipula la historia, se tergiversan los principios y valores que permitieron construir las bases de la democracia venezolana a partir de 1958 y que vaciaron la razón de ser de un liderazgo prematuramente abollado, clientelarmente descompuesto.
Una etapa inicial de ese periodo sin orientación de su liderazgo, tercamente opuesto a la ejecución de reformas institucionales, que hicieran un país económica, política y socialmente viable.
Un proyecto susceptible de ser comprado por una mayoría ciudadana cada vez mas decepcionada y civilmente entredicha, aislada del acontecer por un régimen de partidos que solo servía de clubes de politicastros que solo buscaban el poder por el poder y usufructuar una oscura redistribución de la riqueza petrolera, marginando y quemando a generaciones que si poseían la formación y el reconocimiento de estadistas, y que por tal razón, veían como se venía encima la estructura de un Estado asmático, incapaz de respirar y absorber los cambios experimentados en los países de la región y que la población reclamaba, sin la oportunidad de ser oídos e involucrados en los asuntos públicos.
Los venezolanos no supimos valorar el “contrato social”, mucho menos reactualizar el espíritu libertario de 1958, que implicaba el diseño y ejecución de políticas públicas, su revisión continua y la canalización del espíritu de lucha favoreciendo la promoción y ascenso generacional y, por consiguiente, la renovación institucional que le servía de base.
Ese contrato (“Pacto de Puntofijo”) permitió “el periodo más largo y civilista de convivencia libre y pacifica que hemos logrado los venezolanos”, (Ramón Guillermo Aveledo).
Sin embargo, ni fuimos capaces de reafirmar su integridad el plan mínimo de acción que refleja su talante democrático en las distintas y amplias manifestaciones que de manera indefinida aquella puede abarcar, con su adecuación a las nuevas exigencias sociales de un mundo globalizado, así como tampoco  defender su significación de logros y aciertos en eso cuarenta años.
Esa actitud ha dado pié a que la ciudadanía haya comprado, y siga comprando con menos pasión y libre voluntad, el “Contrato Social de corte comunista” planteado “escalonadamente” por el chavismo, tal como lo expresa Isabel Pereira en su novísima obra “La quiebra moral de una país. Hacia un nuevo Contrato Social”, el cual tomamos prestado para intitular nuestro columna de esta semana y referirnos a este gran aporte.
La actitud pasiva acusada lleva a sostener erradamente que no existen propuestas alternativas de “convenios de convivencia” verdaderamente democráticos que ofrezcan lineamientos generales y acciones concretas que permitan consensos requeridos para la debida marcha, inclusiva y participativa de su institucionalidad.
En eso ha consistido el éxito del aparato propagandístico del gobierno: hacernos creer a generaciones anteriores a las nacidas bajo su egida y ocultar a éstas que todo tiempo anterior no sirvió, que la democracia liberal constituyo un fracaso y una forma de confiscación de nuestro bienestar. Nos hace sentir que estamos en una lucha sin sentido y sin “contrato social” alternativo, que la única propuesta pensada y con premisas de viabilidad, que compra la mayoría ciudadana, es la chavista.
Las reflexiones que desarrolla Isabel Pereira nos demuestra lo contrario.
Evidencia que existe una posibilidad cierta, viable y eficiente para generar el consenso necesario para redimensionar el Estado hipertrofiado, excluyente y herramienta de promoción de un sector indefinido pero a fin a los designios del cerebro responsable de la motricidad de las extremidades que llevan su conducción; de una Estado que solo tiene como rival “los ciudadanos que penosamente comienzan a organizarse y unirse para enfrentar esta dura etapa de confrontación con (el chavismo) cuyo designio es imponer el comunismo y un partido único de gobierno”.
Esta destacada socióloga propugna por un nuevo “Contrato Social” que inicie “un proceso masivo y gradual de transferencia de poder del Estado al ciudadano, en todos los ámbitos de nuestra existencia; sustituir su predominio como gran maquinaria social y abrir la posibilidad de la autonomía, el respeto, la pluralidad y el acuerdo priven en las relaciones interinstitucionales”.
En  nuestro entender, ello no puede ser de otra forma, es una premisa elemental que debe orientar la acción inmediata de un gobierno que surja de la voluntad popular como alternativa democrática frente a un comunismo totalitario y negador de las libertades.
El nuevo “Convenio Social” esbozado por Pereira, debe construirse como “un gran acuerdo voluntario que define como se distribuye el poder en relación Estado-sociedad y cómo cada una de las personas, sectores o clases participan en el arreglo”.
Lo que se busca no es un plan de gobierno, sino la certeza de establecer un marco de relaciones lo mas simétricas posibles, regidas y controladas por el Derecho en función de la libertad, la seguridad y el bienestar de todos.
El nuevo “Contrato Social” convoca a la necesidad de pasar de un borrador a una versión definitiva, que nos permita gobernabilidad, el desarrollo pleno de la personalidad, la profundización de la libertad en todas sus manifestaciones, borrando cualquier atisbo de la atávica y perniciosa idea que ello solo es posible con la intervención promotora y aseguradora del Estado en todos los órdenes en los cuales se plasma la existencia de una sociedad; lo cual ha llevado a las subterfugios, a la estafa histórica y social de la vigencia paralela del Estado Comunal.
Pereira define una agenda del nuevo “Contrato Social” a partir de los cuales asegura se procede a “construir los acuerdos fundamentales”, que permiten reducir la discrecionalidad de las políticas públicas conjuntamente con la “vigilancia mutua entre instituciones”.
La agenda incluye:
Fundar un capitalismo humanista que “tiene como meta universalizar la calidad de los servicios”; “significa acceso, apertura y oportunidades, pero también solidaridad como condición ética fundamental” con “aquellos grupos y personas con restricciones para desarrollar sus potencialidades”.
Fortalecimiento de las instituciones garantes de la democracia, es decir, el Estado de Derecho como un fin. Las instituciones públicas “deben reflejar este equilibrio entre la amplia y heterogénea gama de intereses que animan a cada sector social”.
En otras palabras, afianzar “la ciudadanía como ejercicio de vida social (…) sustentada en instituciones que tengan dimensiones tanto morales como estructurales que expresen los valores, las normas, la justicia, los intereses específicos de cada grupo y su vigencia legitima”.
Acabar con el monopolio público de los sectores rentables de la economía, lo cual supone (i) el paso de un “Estado propietario” a un “país de propietarios”, en “donde el Estado está al servicio de los ciudadanos, concentrado en la superación de las brechas que designan desigualdades, en el acceso a oportunidades y a la calidad de vida para los ciudadanos”; (ii) apertura a la participación de los venezolanos en la propiedad e inversión en el petróleo y empresas básicas del Estado; (iii) la titularización de los sectores populares, trabajadores informales, microempresarios, agricultores sin títulos de propiedad, comerciantes ambulantes y familias con títulos supletorios como “política contra la pobreza y  promoción de la clase media”; la descentralización del poder que “signifique respeto a los derechos políticos y reclamo antes las responsabilidades individuales y colectivas; que en el plano cultural reivindique las diferencias y consolide los acuerdos, los pactos y el sentido de comunidad” y (iv) valorizar a la clase media como objetivo aspiracional de los sectores más pobres del país. Convertir a “Venezuela en una sociedad que supere el conflicto de clases”, “incorporar a los emprendedores y trabajadores que han construido actividad económica sin ninguna validación jurídica y fiananciera”, ”valorizar el desarrollo humano y el derecho a construir propiedad con valor legal y económico”, alentar “pactos entre los trabajadores y empresarios como expresión de libertad, respeto y compromiso de los responsables de generación de riquezas”
Es urgente la definición del nuevo “Contrato Social” que debe celebrarse a partir de las cenizas, de los escombros del Estado Comunal erigido a partir del 2007 como más ahínco e inocultable objetivo único totalitario, con un movimiento previo de tierra y remoción imponente de la esencia del Estado democrático Social y de Derecho constitucional previsto que supone el consenso y no la imposición, la participación de todos los sectores y no la exclusión, la simbiótica relación Estado e iniciativa privada y no la abolición o destrucción de ésta,  como forma sistémica de acuerdo voluntario de todos los sectores.
En definitiva, “la quiebra moral de un país”, impone como lo expresa Isabel Pereira “un nuevo Contrato Social” en virtud que “es un desafío que tienen los venezolanos para logar un futuro que supere las calamidades de hoy”.
@NegroPalacios

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LUIS GARCÍA MORA, AL LÍMITE: EL TIEMPO SE LE ACABA. EL TIEMPO ES SU ENEMIGO

Poniéndose uno telegráfico, vertiginoso, rápido… digamos, amigo Maduro, que usted debe tranquilizarse. Aquietarse. Sí, los venezolanos, sus conciudadanos o sus víctimas, como un todo, lo sentimos precipitado. Confuso. Desordenado. Y no, Maduro, usted es el Presidente de la República. No puede venir ahora, después de que nos metió en este berenjenal, a lucir atolondrado.

Volátil.

Inseguro.

¿Qué es eso de “Yo tengo hoy a la 1:05 de la tarde del 11 de octubre, cinco meses y veintidós días que me juramenté y en ese tiempo la burguesía parasitaria amarilla no me ha dado un día de tregua, no me ha dado un día de beneficio de la duda”?

¿Qué tregua esperaba usted? ¿Cómo es eso de que esto es una “guerra psicológica” de sus adversarios y que “en cualquier país por lo menos un año de beneficio de la duda le dan a cualquier presidente”?

¿Quién le dijo a usted que esto es cualquier país o que usted es cualquier presidente?

No. Esto no es una guerra de ridiculez. Esto es, amigo mío, una República de la Catástrofe.

Y sí: es un berenjenal. Y usted no es Chávez, a quien por cuestiones de su particularísima personalidad, que no vienen al caso ahora examinar, era muy difícil de replicar. (Aunque un afamado columnista chileno, al verlo en aquella famosa asamblea de la ONU donde hedía a azufre infernal, lo catalogó de inmediato como un “payaso pícaro y peligroso”).

No. Bájese de esa nube. Usted no puede seguir con esas tonterías de que “aquí la mezquindad no tiene límites” o “me subestiman, pero bueno, que me sigan subestimando”, cuando la inflación tiene a nuestro país atormentado porque es superior al 49,4% y la inseguridad del salario cotidiano (y de la vida misma) es una de las peores plagas que nos han caído encima.

No: usted se tranquiliza. Y no me llora más.

Ahora bien: póngale gobierno a esta vaina.

Todas las señales económicas son negativas. Y su gobierno no termina de abrirse a la racionalidad de llamar a todos los sectores involucrados para buscarle solución a esta crisis. No digamos a los políticos, ni a Primero Justicia ni a Julio Borges, a quien definitivamente usted y los suyos odian y quieren destrozar a trompadas, ni a la MUD. Pero sí a los sectores privados de la economía y a lo que queda de institucionalidad, ante este fracaso que le golpea en la cara.

Usted insiste en recrudecer la represión y amenaza con radicalizar este proceso fallido; en arrastrarnos y colocarnos en una situación límite. No. No se trata de “no hemos controlado bien” ni de que “hay que controlar aún más y mejor la economía”, como le asegura su místico viejito Rasputín, quien sólo admite que en las raíces de esta crisis de Estado únicamente está la devastadora corrupción general del régimen y no el régimen mismo, que se sostuvo sobre una inmensa chequera y una irracional improvisación. Un hombre, Giordani, que luce aferrado al poder como un rencor.

No, amigo. Se trata de llamar a estabilizar la situación. A comunicar un fuerte (y poderoso) golpe de timón. ¿No le crispan los números las encuestas que le indican que la situación sigue deteriorándose y los bloques siguen moviéndose hacia la oposición?

Se percibe e inquieta el permanente desacomodo interno de su Gobierno. Merentes estaba en el timón de las Finanzas Públicas, aparentemente con Rasputín bien marcado, y la Vicepresidencia le otorgaba una mayor capacidad en la coordinación de esta área económica y ¡zas! En pocas semanas usted se lo vuela, lo deja en Finanzas y trae a Ramírez, mientras grita: “¡Prepárense psicológicamente!” pero se sigue el rumbo de Merentes. Se mantienen los factores de Merentes en CADIVI y el Banco Central, excepto el nuevo tesorero, sobrino de la señora Flores (que también juega). ¿Para dar credibilidad las medidas?

Y Ramírez ratifica la misma ruta, aunque ahora con mucho mayor tronío ya que él maneja los dólares de PDVSA y no Merentes.

Al parecer han entendido que no tienen ninguna otra escapatoria que el ajuste, vendiéndole simultáneamente al PSUV radicalismo político. ¿El modelo chino tropicalizado? Sólo si el rumbo del paquete económico puesto en práctica continúa.

Ramírez, quien estaba en caída libre hasta hace ratico pero aguantó, vuelve a imponerse. ¿Por qué? ¿Para trancarle el serrucho a Giordani? ¿Para hacerle a usted el mandado, Presidente, y darle aire con la subasta de esos millones de dólares semanales, aparentando que “aquí no hay un problema de divisas”, cuando las reservas continúan su caída libre?

Cualquier salida pasa por otras devaluaciones que pueden provocar un electroshock político, fondomonetarista, liberal. O podría tornarlo en un ajuste progresivo en el que sólo algunos y determinados rubros y alimentos tengan un tratamiento preferencial, mientras logra que otros factores de la economía se vayan encontrando entre sí.

Pero el impacto no disminuiría.

Tendría usted también que estimular la producción nacional, para lo que hasta ahora no logra encontrar ni la credibilidad ni la confianza.

¿Cree que lo logrará inyectando más radicalismo al país?

No. Sigue usted luciendo muy inseguro. Gelatinoso. Tratando de demostrar que es el Presidente y el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada.

Debe tranquilizarse. El tiempo corre. La crisis se encabrona.

Sí. El tiempo es su enemigo.

Sin embargo, todavía puede abrirse a la totalidad del país y, ¿por qué no?, salvar la República.

Cráteres

- Cierto. Se le pone cuesta arriba el problema a Maduro y entran a ser decisivos Diosdado Cabello y su sector. Según algunos factores, “no hay nada avenido, nada pactado, dentro de los movimientos intestinos del régimen. Conviven hasta el 8-D. Y es falso que no habrá elecciones. Ya Diosdado es dueño de la mayoría de las gobernaciones, con la excepción más visible de la Adán Chávez”.

- Unos cuantos en el Gobierno esperan a que la oposición haga su trabajo y capitalice el descontento y convierta el 8-D en un plebiscito y barra, “ya que, luego de ese resultado electoral, le será difícil a Maduro sacar la cabeza”.

- Hay quien imagina que “en enero se podría presentar la increíble situación de que sea Diosdado Cabello quien se abra a un diálogo real con el país mayoritario, tire un cambio de timón y termine de desbaratar al sector civil de esta dirección”.

- Otro: “La Habilitante puede ser una herramienta para fortalecer a Maduro en su ruta hacia el callejón y convertirlo en el albacea del desastre”.

aguilaluis_7@hotmail.com

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RAFAEL BELLO, HACE FALTA OPOSICION

Ya el venezolano conoce las carencias de lo que significa la opresión totalitaria 

Intolerante el cuadro de carencias que cobra vidas a lo largo y ancho de Venezuela. Se acentúa en todo el ámbito nacional una devastadora actitud contra la condición humana en sus posibilidades elementales de supervivencia. 
Ya el venezolano conoce las carencias de lo que significa la opresión totalitaria. No dudan y lo viven las personas en todos los sectores. A la luz de los hechos, quienes fungen de dirigentes opositores -con las excepciones de rigor- lo desestiman porque el tarjetón electorero del entredicho actor los convida, entretiene y los convierte en cómplices de la tragedia que estremece la nación. No les pasa por la mente que Venezuela se ahoga en sangre cada semana. 


Esa llamada oposición de los convidados al silencio e infamante postración, frente a lo que representa el sentimiento venezolano opositor de cambio hacia los valores sustantivos que fundamentan el sistema democrático, ya no puede representar a los ciudadanos que no se rinden ante la adversidad de la perversidad recurrente. Hace falta ahora más que nunca, la fuerza decisiva de la oposición que defienda la soberanía de Venezuela. 



Este es el clamor nacional. Esa es la postura de un movimiento que ya se expresa con solidez en la defensa de la causa democrática. Una colectividad que no vacila ni teme y no vuelve la mirada cuando se enfrenta al oprobio. Un pueblo que no se acobarda ni se rinde cuando la barbarie amenaza. Es nuestra patria que se abre paso con la fuerza de sus convicciones principistas de libertad y derechos fundamentales. Una sociedad que no deja para después su compromiso histórico de ser libre y dueña de su destino en los recursos que la divina providencia puso en sus entrañas.



Venezuela necesita una oposición a la altura de los ciudadanos que luchan decididos por la libertad.

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CARLOS E. AGUILERA A., HUERFANOS DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

Todo cuanto ocurre en nuestro infortunado país, víctima de la incompetencia, incapacidad, negligencia, tozudez, prepotencia, corrupción, inseguridad, nepotismo, y  de todos los males que le aquejan, nos obliga a pensar que estamos en presencia de un gobierno carente de la más elemental sindéresis e inteligencia emocional, que lo lleva a contradecirse en sus políticas públicas y conducen al país al borde de un precipicio de inexpugnable profundidad.


El concepto de inteligencia emocional, es la capacidad que tenemos las personas  de motivarnos, controlar nuestros impulsos y frustraciones basándonos en la percepción, facilitación, comprensión y regulación de nuestras emociones.

Los venezolanos enfrentamos momentos difíciles, peligros, pérdidas dolorosas, fracasos, riesgos y conflictos, entre otros, que nos obligan a reforzar los objetivos de supervivencia y sentimientos muchos de ellos encontrados, como el miedo con protección, el afecto con la tristeza, el enojo con la defensa y la alegría con el derecho a tener una mejor calidad de vida
Daniel Goleman refiere que la Inteligencia emocional nos permite tomar conciencia, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones de nuestra cotidianidad, trabajar en equipo y brindar nuestro mejor desarrollo personal. Los hombres que poseen una elevada inteligencia emocional, tienden a ser equilibrados, extrovertidos, alegres, suelen comprometerse con las causas y tienen alto interés en habilidades intelectuales, son productivos y ambiciosos, se sienten a gusto consigo mismo y con el entorno social en el que conviven.

La inteligencia emocional puede fomentar el crecimiento de un Estado, institución o de la familia, con la autorregulación, motivación, liderazgo y una comunicación abierta hacia un futuro saludable. Pero ¿qué pasa si esa inteligencia emocional es lo opuesto?. Pues sencillamente aumenta de forma súbita los miedos, el rechazo de quienes se sienten afectados, bien sea por la pérdida del trabajo, despido laboral, enfermedad y de todo cuanto tiene que ver con su estructura anímica y física.

Existe una carencia de principios y valores, por la exigencia, presión y constantes amenazas de quienes detentan el poder desde hace 14 años, pues no les importa el temor, preocupación e incertidumbre de millones de venezolanos que se sienten víctimas de un chantajismo emocional, irracional y egocentrista,  evidente en su mensaje diario en todos los medios de comunicación que conforman su poder mediático, con el que atizan el odio, venganza y  resentimiento. No les importa en absoluto manipular y mentir, pues como afirmara Maquiavelo: “el fin justifica los medios” y por eso, engañar a otros para justificar su conducta los convierte en seudopsicópatas, pues piensan que ellos no son el problema, sino los demás, y por tanto terminan convirtiéndose en unos depredadores sociales.

Una muestra de ello,  es la furiosa arremetida de Maduro contra los medios de comunicación, cuando en días recientes fustigó al diario 2001, al que acusó de cometer delito por un titular que calificó de "grosero y cochino" sobre la escasez de gasolina, cuando afirmo: “ “Llamo al apoyo nacional de todo el pueblo (…) No vamos a dejar que desestabilicen el país. No lo podemos permitir. Alerta al pueblo de Venezuela. A la lucha, a la calle, a defender a esta patria. El 2001 es un periódico que no compra nadie, pero igual tuve que mostrarlo por su titular” (sic)

Por su parte la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, en presurosas declaraciones a los medios públicos (entiéndase canales de TV y emisoras del gobierno) informó que se ordenó investigar al diario 2001 "por crear zozobra en la sociedad con el tema del suministro de gasolina, por lo que aplicarán sanciones fuertes”

Y no conforme con ello, el gobierno usará el Cesppa (Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria),  para limitar la libertad de expresión, por lo que el gremio periodístico solicitará la nulidad de dicho decreto ante el Tribunal Supremo de Justicia, medida que de antemano nos atrevemos en anticipar que no prosperara, dada la circunstancia de que es otro de los poderes secuestrados por el gobierno, por cuanto sería algo así como si el condenado a muerte le pidiese clemencia al verdugo.

Pregunto: ¿Es ésta la libertad de expresión del que tanto alarde hace el gobierno ante propios y extraños, cuando sin el menor rubor y desfachatez viola sistemáticamente la propia Constitución? He aquí lo que reza el texto del artículo 57: ”Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado”. Y de seguidas el artículo 58 contempla: “La comunicación es libre y plural y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo a los principios de esta Constitución, así como el derecho a réplica y rectificación cuando se vean afectados por informaciones inexactas o agraviantes. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir información adecuada para su desarrollo integral”.

El subrayado del párrafo anterior es nuestro,  al tiempo que viene a nuestro memoria las afirmaciones que sobre la conducta de los hombres públicos hace el escocés John Arbuthnot, autor del libro “El arte de la mentira política” (1727), quien entre otras cosas señala contundentemente, que la mentira es una practica indispensable para gobernar y subyugar a un pueblo. Lo dice de manera sarcástica y afirma que la mentira y la política van de la mano. 

¿No parece esto un hecho fortuito, a propósito de esta mal disimulada revolución del siglo XXI?.

Según Arbutthnot,  el arte de la mentira en política es obra del demonio, por lo que algunos gobernantes están obligados a inventar “falsedades saludables” para convencer a las masas y someterlas a su dominio y antojo. Sugiere además con el mismo sarcasmo, que “los mentirosos formen sociedades para que evalúen el éxito de sus engañifas, con una regla principal: inventar cada día una mentira, a veces dos y que posean hasta un calendario que marque el día de decir más embustes”.

Parece que quienes se solazan con el poder han leído sin prodigalidad esta obra, con la que además de desnaturalizar la verdad, difaman y calumnian a quienes los adversan.

Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com //@_toquedediana

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NELSON CASTELLANO-HERNANDEZ, Y SI EL CANTARO SE ROMPE,

El régimen está jugando con fuego, pretende radicalizarse cuando se encuentra al límite de la supervivencia. ¿Cómo sostenerse? cuando ya no cuenta con dólares para financiar su programa de manipulación popular, léase: misiones, becas a desempleados, motorizados, buses para trasladar militantes a sueldo y su milicia privada.

Y eso es lo que necesita para el espectáculo de calle. En verdad le hacen falta dólares para simular que trabaja, pagar deuda, para los militares que lo sostienen de un hilo y para los consejeros castristas.

Le hacen falta recursos para disimular el desabastecimiento que existe. Si a un país le destruyes sus industrias, le ahuyentas los inversores, expropias las tierras donde antes se producían alimentos y las dejas al abandono, es normal que falte de todo.

Si terminas importando los productos básicos que ya no produces, y permites un sistema corrupto que utiliza los dólares para compras que no se distribuyen, las importaciones languidecen y se pudren sin salir de los puertos.

No es difícil prever la situación de peligro de Maduro. Aquí falta de todo, los trabajadores abandonados sin reivindicaciones laborales, escases de luz y agua, menos en Caracas, ya que le temen. Por eso las condiciones están dadas para una reacción popular, producto del descontento.

Como resultado de la mala gestión este régimen, carente de legitimidad, puede bien verse atrapado por el mismo desastre del que es responsable.

El ciudadano más simple sabe, que si de una cartera sacas el dinero para gastarlo a diestra y siniestra, sin volverla a llenar, es imposible mantenerse por largo tiempo.

Este gobierno ha ido muchas veces a la fuente con el mismo cántaro, repitiendo durante 14 años que la culpa no es de ellos. Una extraña manera de no asumir el resultado negativo de su gestión. Esta situación que se repite una y otra vez, ha terminado por erosionar la paciencia y la confianza de todo un pueblo.

Ante el rumor de la calle y el ruido de sables en los cuarteles, los hermanos Castro instruyen a Maduro para profundizar el comunismo en Venezuela, subir el tono de la amenaza, el insulto y la represión.

Los síntomas se manifiestan abiertamente, el régimen solicita una ley Habilitante, su objetivo concentrar en el pupilo todo el poder posible y quitarle fuerza al poder legislativo, donde aún sobrevive la voz de la oposición.

Emplear la fuerza contra cualquier medio opositor y utilizar como excusa la lucha contra la corrupción, para acusar a los dirigentes y diputados emblemáticos de la Mesa de la Unidad. Cualquier excusa es buena para distorsionar leyes y reglamentos. El abuso del poder va resquebrajando ese “cántaro social” que contiene la población Venezolana, que aspira una solución democrática a la crisis que vivimos.

El gobierno pretende presentarse con su cara lavada, ignorando cínicamente, los escándalos de corrupción productos de su “revolución bonita”, que terminó convertida en un chiquero populista-militarista-autoritario.

En París decomisaron un cargamento de 1400 kilos de cocaína procedente de Caracas, contrabando que solo es posible si existe una organización capaz de introducir la droga en el país, almacenarla, colocarla dentro del aeropuerto, chequearla y montarla en el avión, pasando delante de fronteras, aduanas, militares y agentes.

Una revolución que contaba con un comisario del Tribunal Supremo de Justicia, multimillonario que acumuló fortuna producto de su alianza con la guerrilla colombiana, a quien se le entregaron las concesiones del puerto de Puerto Cabello y el aeropuerto de Valencia, el recordado Walid Makled, quien terminó preso como uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, luego de denunciar como financió a ministros, políticos y dirigentes “rojitos”.

Que tuvo como mejor aliado al ex Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia Eladio Aponte Aponte, hombre de confianza del régimen que se prestó a dictar sentencias amañadas, que sirvieran para inculpar inocentes que se atrevieran a contradecir las aspiraciones de los cabecillas de la revolución.

Que insiste en alimentar el odio entre los ciudadanos y en permitir una violencia social, que no tardará en originar reacciones destinadas a la lucha por sobrevivir.
Un régimen que no rinde cuentas de su gestión económica, que oculta las cifras. Que no puede seguir negando las consecuencias de su fracaso y que desgraciadamente sufrimos todos los venezolanos.

La gestión financiera nos acerca a la banca rota, nuestras reservas internacionales han bajado a niveles insostenibles, las reservas de oro desaparecidas. Probablemente comprometidas en las deudas contraídas a futuro, por préstamos que ya gastaron tapando “los huecos” de la mala política económica.

La escasez de liquidez no permite más “morisquetas”, a partir de ahora intentarán sostenerse a través de la fuerza. El régimen es presa del miedo y de la rabia, lo que presagia su final, pero cuidado con que la arrogancia del animal vencedor, no se convierta en el zarpazo de la bestia herida de muerte.

Luego de la solicitud de la ley Habilitante, la señal esperada por la jauría, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, comenzó a cumplir las órdenes de la Habana, iniciando una investigación al diario 2001 “por crear zozobra en la sociedad”, por informar a la ciudadanía sobre los problemas de suministro de gasolina. Amenazándolo con “sanciones fuertes”.
Le ha seguido los “carroñeros” de la Asamblea Nacional, negándoles la palabra a los diputados de la oposición, para terminar rasgándose las vestiduras, acusándolos de violar la solemnidad del parlamento.

Olvidaron que el pueblo los vio amenazando, agrediendo e insultando a diputados dentro de la misma Asamblea. Como bestias salvajes con poder, golpeando hombres y mujeres de la oposición que cumplían con el ejercicio de las funciones para las cuales fueron electos.

Maduro será responsable si el cántaro se rompe y se derraman las aguas, no puede seguir empujando impunemente. Ya no inspira miedo.

No obtendrá neutralidad sino que se le exigirá justicia. No es una cuestión de armas o de debilidad, se utilizaran las armas que se tengan para defender la libertad y la democracia, así como él ha hecho con las suyas para destruirla.
 

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JUAN PAEZ AVILA, CAMPAÑA MEDIATICA

En la realización de cualquier elección en el mundo de hoy,  los medios de comunicación social siempre juegan un papel importante, aunque no es el único, y para algunos expertos, ni siquiera el fundamental, no obstante los avances de las redes sociales y su utilización masiva. 

Para lograr éxito en los resultados electorales es necesario el contacto directo de los actores o candidatos  con la ciudadanía y la credibilidad del mensaje y las factibles soluciones a los problemas de la población. 

Las denuncias del cuestionado presidente, Nicolás Maduro, acerca de una campaña mediática en su contra con motivo de las elecciones del 8 de diciembre, orientadas a deslegitimar su truculenta elección del mes de abril, tiene como finalidad crear las condiciones políticas que le permitan convertir su nueva y definitiva derrota en un nuevo triunfo

Los medios de comunicación social privados no tienen por qué hacer ninguna campaña contra su candidatura, porque basta con informar veraz y oportunamente lo que ha hecho y sobre todo lo que ha dejado de hacer de acuerdo con las atribuciones que le otorga la Constitución nacional aprobada en 1999. Empezando porque en los 14 años que estuvo al lado del difunto ex presidente Chávez nunca levantó la voz para proponer la ejecución de alguna obra importante o por lo menos reparar alguna averiada por falta de mantenimiento  El deterioro de toda la infraestructura vial construida en los últimos 50 años, es algo sobre lo cual sólo hay que preguntarle a los venezolanos que la transitan diariamente, para luego informarle a toda la nación. No es ninguna campaña mediática mostrar cómo se cae a pedazos un porcentaje importante de puentes y viaductos. 
No han sido mantenidos los hospitales ni las escuelas, con algunas excepciones desde luego, construidos antes del ascenso al poder de la revolución bolivariana y militarista. De allí que lo que deslegitima al gobierno del presidente Maduro es, además de su cuestionada proclamación y juramentación sin realizar la auditoría que se comprometió con Henrique Capriles y con Unasur, la incapacidad del equipo ministerial, gobernadores y alcaldes escogidos a dedo por el propio jefe del Estado para hacerlos elegir por un CNE dependiente también de Miraflores.
Ninguna campaña mediática puede cambiar la conciencia democrática de la población si no encuentra plena justificación en lo que informa. Por eso, la campaña mediática que ha realizado Nicolás Maduro durante nueve meses, a través de cadenas de radio y televisión, no ha podido convencer, según todas las encuestas publicadas -incluso las mandadas a realizar por el Gobierno-, a la mayoría de los venezolanos para que vayan a votar el 8 de diciembre por los candidatos del oficialismo, escogidos a dedo y muchos cuestionados por  sus aliados por corrputos.

De allí que el llamado de Nicolás Maduro para que los organismos públicos bajo su control, investiguen a los medios de comunicación social porque hacen propaganda de guerra cuando informan sobre la escasez de alimentos, no inclinará al electorado a votar por sus candidatos impuestos contra la voluntad de las bases de su  Partido y contra las aspiraciones de los líderes locales  que han realizado trabajo social entre la población, que conocen y sufren la escasez.

La inmediata amenaza de CONATEL contra Globovisión de abrirle un nuevo procedimiento administrativo, es una clara expresión de amedrentamiento con éste y otros medios de comunicación social por parte del Poder Ejecutivo con, la finalidad de provocar la autocensura y consolidar la hegemonía comunicacional del gobierno, porque la cadena de radio y televisión que posee apenas la oye y ve un 8% de los radioescuchas y televidentes. La campaña mediática la realiza el gobierno todos los días no sólo a través de los medios oficialistas, sino también por los medios privados mediante el abuso de las cadenas, pero como no obtiene un resultado positivo que lo registren las encuestas, porque sólo hace propaganda y no exhibe una obra importante de beneficio social, aunque diga lo contrario, su fracaso se lo endilga a los medios que informan acerca de lo que está pasando en el país, por la crisis económica, social y moral.

El fracaso de las políticas económicas y sociales del gobierno con la invasión de fincas en plena producción y las expropiaciones de industrias, forjadas por generaciones de hombres y mujeres dedicados al trabajo productivo,  que ha generado la disminución de la producción agroindustrial, no la pueden superar los jerarcas del madurismo achacándole a otros la culpa, porque a la larga  la mentira ha sido descubierta por la mayoría de los venezolanos, entre quienes se encuentran miles de chavistas, hoy ya desengañados. Frente a esta realidad, no hay campaña mediática ni represión  gubernamentales que la cambien, porque las personas que van al mercado no encuentran todos los alimentos, y los que por fortuna descubren o hallan,  son muy caros y muchos no los pueden comprar. 

Juan Paez 

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FREDDY NUÑEZ, ABSTENCIONISTAS Y PESIMISTAS

Un Análisis objetivo, permite esperar resultados electorales favorables el 8 de diciembre. 

Es verdad que años de estulticia, de promoción del odio, de violaciones  a la constitución y leyes de la república, de un proceso de destrucción nacional adelantado con sevicia, son capaces de inocular pesimismo. 


Una cotidianidad signada por el absoluto deterioro de la calidad de vida, por la imposición de la mediocridad,  por el reinado de la delincuencia,  la indolencia, la incapacidad y corrupción de los “gobernantes”, produce en muchos ciudadanos una sensación de impotencia. 

Y no es menos cierto que quien no haya militado políticamente, puede ser víctima del derrotismo causado por los reveses que puedan producirse durante la confrontación entre el sector democrático de la sociedad y un gobierno con pretensiones dictatoriales. De esas actitudes se alimenta el régimen. Necesita una ciudadanía desmovilizada, pesimista, que piense, y esto es lo más grave, que no hay nada que hacer. 

En política, sola la persistencia diaria en la lucha, la confrontación en todos los escenarios, y la justa valoración de los hechos que la acompañan, hacen posible la construcción de una opción exitosa. Cada día la realidad demuestra de manera contundente la magnitud de los disparates que constituyen el legado del “gigante destructor”, incapaz -al igual que sus herederos- de entender la historia y empeñado en reeditar la  aberración comunista que solo dejo muerte y miseria en el mundo. Este régimen fracaso, basta estar medio informado para ver el crecimiento de la inconformidad y el desaliento, así como  el cada vez más extendido convencimiento de estar padeciendo una estafa colosal que ha arruinado al país. 

De manera que objetivamente sobran razones para ser optimistas, y el reto es que cada ciudadano,  en vez de rumiar el latiguillo “aquí nadie hace nada”, o pensar en abstenerse como hicieron muchos en las elecciones para gobernadores, regalándoselas al gobierno, se asuma como factor clave en el trabajo por el triunfo de la opción democrática. La política es un asunto tan complejo que hasta el azar juega su papel. 

El “gran destructor” ya no existe, y parte de su legado es un liderazgo aún más mediocre que no puede seguir encandilando con mentiras y ocultar el fracaso. Lo demás corre por cuenta nuestra. 

No confundir la impugnación hecha por Capriles, con el “robo” del voto emitido (lo cual es simplemente imposible), y entender que si a pesar de las triquiñuelas puestas en práctica antes y el mismo día de las elecciones, salimos en masa a votar, esa diferencia de 1.5% que fue en definitiva la supuesta ventaja obtenida por Maduro, puede y debe ser revertida por una avalancha de votos imposible de escamotear. 

En política los deseos no sustituyen la realidad. Cuando un pueblo se decide a cambiar, ni siquiera una dictadura como la de Pinochet lo puede vencer. Aquel que ha pensado abstenerse, o esta pesimista, tiene tiempo para reflexionar. El 8 de diciembre podemos iniciar un camino que impida seis años más de esta tragedia. ¿Hay una propuesta más concreta y posible?.

Freddy Núñez.
freddy ignacio nuñez martinez 


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HUGO ALCONADA MON, CORINA MACHADO: "VENEZUELA NECESITA UN LIDERAZGO MORAL PARA RECUPERAR LA CONFIANZA EN EL PAÍS", LA NACION-ARGENTINA


Foto: Santiago Filipuzzi
María Corina Machado es, acaso, demasiado rotunda en sus comentarios. Tanto, que en cuestión de minutos es capaz de armar un polvorín de palabras. Califica al gobierno de Nicolás Maduro de "neodictadura", afirma que la situación económica, política y social es "insostenible" e "ingobernable" en su país y que, por tanto, es muy probable que el ex canciller de Hugo Chávez y presidente de Venezuela desde hace sólo seis meses no llegue a completar su sexenio. Aun cuando eso no sea lo más relevante porque, dice, las verdaderas decisiones se toman desde Cuba. Casi nada.

-Repasando sus declaraciones más recientes, me impresionó una en particular, cuando afirmó que "Venezuela no aguanta tres años más" con el rumbo impuesto por Maduro.

-¿Qué es lo que te llama la atención?

-Que diga eso.

-Entonces, no has hablado con ningún venezolano recientemente.

-Por el contrario. Sé que les falta desde combustible hasta papel higiénico.

-Exactamente. Por eso el país no aguanta ni seis, ni tres años más.

-Si dijera algo así sobre el gobierno argentino, la acusarían de golpista.

-Ya lo hacen. Me han acusado de golpista por decir la verdad sobre los resultados electorales, sobre la situación de ilegalidad del gobierno o la violación de los derechos humanos. Yo hablo con la verdad y no dejaré de hacerlo.

¿Quién es esta mujer filosa? Según su currículum, una ingeniera venezolana que también estudió finanzas y luego políticas públicas en la Universidad de Yale, que en 2002 cofundó la ONG Súmate para promover la participación ciudadana en la vida democrática de su país.

Que en 2010 renunció a esa entidad y se metió de lleno en la política, que en 2011 fue precandidata presidencial y que ahora es diputada.

Su currículum formal omite, sin embargo, mucho sobre ella. Por ejemplo, que tiene 46 años, tres hijos de 21, 20 y 19 años, que está divorciada y que es considerada una referente ineludible de la oposición venezolana y que, por eso mismo, el chavismo la ubica desde hace años como enemiga de la "revolución bolivariana". Por eso, afrontó acusaciones de todo tipo, incluso ante la justicia, además de romperle la nariz en cuatro partes durante una sesión de la Asamblea Nacional. Pero ella sigue adelante.

-¿Cuál es la situación hoy en Venezuela?

-Insostenible. El país vivió los 15 años de mayor bonanza económica de nuestra historia. Pero en este período se ha destruido completamente su capacidad productiva. No sólo importamos el 80 por ciento de lo que comemos, sino que ya estamos importando gasolina. Y aun así, ante la infinita incompetencia y corrupción de este gobierno, ves a las amas de casa haciendo cinco o más horas de cola para comprar leche, remedios, pan, libros escolares. Estamos en situación de colapso económico. Pero lo más grave, y lo diré aunque me acusen de golpista, es que lo peor está por pasar. Somos como un paciente envenenado al que, en vez de darle el antídoto, le dan más veneno. Hoy, para que tomes como parámetro, en Venezuela hay unas 50 protestas diarias, pero el gobierno se ha encargado de criminalizar y de invisibilizar las protestas.

-¿Cómo se financia, pues, el gobierno hoy?

-Con deuda y emisión. En el año 1998, la deuda pública agregada rondaba los 35.000 millones de dólares; hoy se estima en más de 220.000 millones. Y el dólar está a una tasa oficial de 6,30 bolívares, pero ¿sabes cuál es en el mercado negro? Y te aviso que decirlo en Venezuela es un delito.

-O sea que está por infringir la ley.

-Sí, pero imagino que estando en el extranjero no me vendrán con esa vaina [risas]. Es de casi 50 bolívares. Imagínate, pues, la situación de las finanzas venezolanas. Las reservas venezolanas eran de 32.000 millones hace cuatro años. ¿Hoy? Menos de 800 millones de dólares.

-He leído también que usted afirma que, a este ritmo, las reservas pueden aguantar unos pocos días.

-Al ritmo de las importaciones que ha tenido el país durante los últimos meses, las reservas pueden aguantar unos seis días. Mira este cuadro: destruyeron la capacidad de destrucción en el país. Desde el café, que teníamos 200 años exportando, pasando por la manufactura, destruyeron el comercio, la actividad industrial. todo. Así llegamos al extremo de que el 70 por ciento de lo que se consume en el país es importado, aunque ya casi no hay dólares para importar. Y cuando sí se logra importar comida, los buques no pueden desembarcar porque los puertos han colapsado en cuanto a su capacidad operativa. Hay 800 contenedores en Puerto Cabello con comida adentro y la noticia ahora es que se está pudriendo.

-Lo mismo, recuerdo, ocurrió con maquinaria agrícola argentina, que durante meses quedó arrumbada en los puertos venezolanos, oxidándose.

-Las máquinas se arrumban, la comida se pudre e incluso han repartido medicamentos que vencieron durante la espera. Pero óyeme: no hay capacidad productiva y tienen que importar. Pero para importar necesitan dólares y no tienen dólares. Cuando logran traer los cargamentos, no tienen capacidad de desembarcarlos. Cuando al fin sí logran desembarcarlos, las compañías de transporte en Venezuela se han ido progresivamente paralizando, porque no consiguen repuestos para sus vehículos. Cuando logran transportarlos, los llevan a empresas de refrigeración, pero se va la luz y se pudre. ¿Me entiendes?

-Me recuerda al libro La rebelión de Atlas , de la filósofa estadounidense de origen ruso Ayn Rand. ¿Lo ha leído?

-Sí, claro, cómo no. Es eso. Pero agrégale a lo que ocurre una visión de absoluta dominación de la sociedad. Y no fue que al chavismo le salieron mal las cosas, que sean incompetentes. Esto es intencional. El objetivo es tener una sociedad absolutamente sometida al régimen. Por eso cuando dicen que al chavismo le gustan los pobres, yo respondo que sí, "pero bien pobres".

-Puede ser, pero la sociedad también los vota. Ya van más de 15 años.

-Veintiuna elecciones en 15 años. Pero con un sistema electoral que ha ido construyéndose con la mayor perversión. Entonces impera el terror político. Eso se demostró el 14 de abril [fecha de las elecciones presidenciales]. Y por eso cuando tú enfrentas una neodictadura, y eso es lo que hay hoy en Venezuela con una fachada seudodemocrática, no basta con ser mayoría en las urnas y ganar una elección. Todo el mundo sabe que Nicolás Maduro perdió esa elección. Oficialmente, él ganó por un punto porcentual, pero hay 1,8 millones de votos a su favor seriamente objetados, documentados, con información específica.

-Vale. Pero aun si le concedo ese punto, Maduro ya asumió y le quedan más de cinco años como presidente.

-Mira... Este gobierno es ilegítimo, ilegal e incompetente. Esa combinación hace que Venezuela resulte ingobernable. Por eso, y como en toda democracia que se precie de tal, todo ciudadano tiene derecho a reclamar la renuncia del presidente. El problema es que Venezuela hoy no tiene un régimen democrático. Para eso, la Constitución prevé canales para impulsar la salida del presidente.

-Puede ser así en la teoría, pero hoy el partido de Maduro controla las mayorías en las instituciones, por lo que esas opciones están bloqueadas.

-Hay mecanismos que no dependen de esas mayorías institucionales, como la Asamblea Nacional Constituyente, que necesita la activación de la gente, con dos millones de firmas.

-Antes de eso, de todos modos, se vienen las elecciones municipales del 8 de diciembre. Si ganan los candidatos opositores, ¿qué puede ocurrir con la gobernabilidad de Venezuela?

-¡Es que la gobernabilidad del país está hoy destruida! Las propias facciones del chavismo están enfrentadas a muerte. Chávez controlaba a todos estos grupos, algunos vinculados a actividades criminales, como la mafia rusa, los carteles mexicanos, la guerrilla colombiana y grupos extremistas de Medio Oriente, que han encontrado en la situación actual del país un lugar óptimo para instalarse y cooptar jueces, funcionarios. Pero sin él, sin Chávez, quienes responden a Maduro, a Diosdado Cabello [ex gobernador chavista, actual presidente de la Asamblea Nacional], se enfrentan abiertamente.

-Insisto: ¿qué puede ocurrir si la oposición gana estas elecciones?

-Primero, hay que entender que la situación es hoy mucho más complicada que la ya existente el 14 de abril. Hay zonas del país donde más del 30 por ciento de los votantes han denunciado que padecieron el "voto asistido", es decir, que alguien los acompaña cuando votan en las máquinas. Y tenemos reportes de centros de votación donde a nuestros fiscales los han sacado a patadas. Lo que te quiero decir es que la situación que afrontamos es realmente adversa. Pero que, a pesar de todo, el 14 de abril ganamos y ellos lo saben. Por eso, en esta próxima elección, sabemos que somos muchos más aún los que queremos un cambio de régimen antes de que terminen de destruir el país.

-¿Los referentes opositores están en condiciones reales de asumir el poder, sea mañana o, como prevé la Constitución, dentro de seis años?

-Ése no es el problema más grave. El gran desafío es la ruptura de la cohesión social. Por eso, más allá de la cuestión gerencial, se trata más de un problema de liderazgo para encarar intervenciones profundas. Lo fundamental pasará por contar con un liderazgo moral que permita recuperar la confianza de los venezolanos e internacional en el país.

-¿Es hoy la esposa de Maduro, Cilia Flores, un factor de poder?

-No. Es apenas una agencia de colocación de familiares en cargos públicos. Ni ella ni Maduro ejercen el verdadero poder. Las instrucciones vienen de La Habana. Maduro no toma una decisión sin consultar al Castrocomunismo. Maduro fue impuesto desde La Habana con plena conciencia de cómo violaba nuestra Constitución. Pero en estos días, recurro con mucha frecuencia a lo que ocurrió el 23 de enero de 1958, cuando la caída de Marcos Pérez Jiménez, cuando por una lucha interna entre militares se intentó un golpe de Estado, pero la gente salió a las calles y dijo que la vía correcta era la institucional. Como ahora.

-Lo cual marca una profunda diferencia, entonces, con el golpe de Estado de abril de 2002, el de Pedro Carmona, con el apoyo de Estados Unidos.

-Absolutamente. Cada ciudadano debe asumir su responsabilidad porque aquí está en juego nuestra nación. ¿Qué me dirías tú si el sistema de identificación fuera controlado por los funcionarios chilenos? ¿O que los ministerios y subestaciones eléctricas las controlaran funcionarios brasileños? ¿O que los generales argentinos recibieran órdenes de militares bolivianos? Bueno, todo eso ocurre con Venezuela con funcionarios del gobierno de Cuba. Una violación de nuestra soberanía nacional.

-Yo no veo a los venezolanos reclamando por esto en las calles.

-¡Pero si hay protestas todos los días!

-Hablo de protestas realmente multitudinarias, que generen un sacudón institucional, como los "cacerolazos" más potentes en la Argentina o incluso la movilización social del 19 y 20 de diciembre de 2001.

-Bueno, son procesos sociales. Pero también es una cuestión de liderazgo. Porque la gente está. Venezuela se encuentra en una encrucijada histórica como no la ha tenido en 200 años de historia. Nunca en 200 años las decisiones fundamentales de nuestro país se tomaron fuera de Venezuela.

-Ya aludió a Cuba. ¿Qué pasa con Irán?

-Es una enorme incógnita. De tener una embajada con cuatro o cinco funcionarios, hoy es la embajada iraní más grande en América latina. Y se sabe que Venezuela ha violado resoluciones de las Naciones Unidas para operaciones financieras con Irán y con Siria. El presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, ha reconocido tres envíos de diésel a Siria, que se utilizó para enviar a los tanques sirios contra los rebeldes. ¡Están matando mujeres y niños sirios con combustible venezolano! ¿Y sabes, por ejemplo, que a un diputado oficialista, Abdel el Zabayar, le dieron permiso para ir a combatir junto al ejército sirio? Regresó y fue aplaudido en esa sesión.

-¿Espera algo de Brasil y de la Argentina?

-De Brasil cada vez menos y de la Argentina cada vez más [sonríe]. El cambio de gobierno en Brasil generó fuertes expectativas sobre un cambio de política exterior. Pero estoy profundamente decepcionada. Si Brasil pretende ejercer un liderazgo sobre América latina, debe mostrar coherencia entre sus políticas domésticas e internacionales.

-¿Y la Argentina?

-Los argentinos están planteándose un cambio profundo en su dinámica interna que quizás en el corto plazo nos permita ver cambios sustantivos que se reflejen en su política exterior. Creo que en líneas generales América latina está encarando un replanteo más amplio, y que Brasil aún no ha aprendido esa lección.

-¿Percibe o espera solidaridad externa?

-Hay algunos episodios durante los últimos años que me han llenado de esperanza. Aun cuando algunos gobiernos miran para otro lado, se nos han abierto las puertas en distintos parlamentos en toda América latina. Allí se está generando un movimiento regional que eleva el costo político para esos gobiernos que callan. Así ocurre, por ejemplo, en Colombia con Juan Manuel Santos. Y ni pensar lo que ocurrirá cuando Venezuela cambie. ¿Qué ocurrirá dentro de Bolivia? ¿Y de Ecuador? ¿Y en Colombia? ¿En Nicaragua? ¡Y en Cuba! Pensar que ese cambio se contendrá fronteras adentro de Venezuela es una mezcla de ignorancia, ingenuidad e irresponsabilidad.

-Por último, dada su fuerte ascendencia social al frente de Súmate, ¿qué la llevó a dejar esa entidad y meterse de lleno en la política?


-Crecí diciendo que lo último que haría es política. Pero aquí estoy. Nuestra generación creció con una enorme desconfianza a la política, que veíamos como una cuestión de concesiones y corrupción. Pero desde Súmate me di cuenta de que no bastaba con la conciencia ciudadana, que requería nuevo vigor, nuevos liderazgos, nuevas propuestas. Y a nuestra generación le tocó afrontar una encrucijada histórica sin precedente. ¿Te das cuenta de la oportunidad que tenemos?.


Hugo Alconada Mon 
Twitter: @halconada |

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