En 1999, de regreso a Venezuela, adquirí en dos de las muchas librerías que hay en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, cuatro libros cuyas lecturas me inspirarían para desarrollar, a comienzos del 2002, una teoría comunicacional, La Guerra Comunicacional, tema que desarrollé parcialmente en la conferencia La Propaganda, Comunicación Sin Ética, que bajo el tema ‘Comunicación y Libertad’ dictamos en la UCAB en el 2005 los que egresados de la escuela de Comunicación Social de esa casa de estudios en 1975. Años después convertí el tema en teoría y ésta en un libro (“Leyes y Principios Estratégicos de la Guerra Comunicacional – Ediciones Piscis SA – ISBN 978-980-12-4122-5) y en una serie de conferencias y talleres que, confieso con humildad, no tuvieron la acogida que yo esperaba, pues tan sólo se dictaron tres en Maracaibo entre el 2006 y el 2007 y dos en Coro durante el 2008.
Aquellos libros que comencé a leer en el avión de regreso a Maracaibo y que luego me fue imposible dejar de releer y de estudiar en profundidad, fueron los tres tomos de “De La Guerra” de Karl von Clausewitz y “Las 36 Estrategias Chinas” compilación maravillosa realizada por Gao Yuan. Más adelante en el tiempo cayeron en mis manos los libros “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu y “El Arte de La Estrategia” de Thomas Cleary que orientaron mi entendimiento estratégico de los títulos que adquirí en Maiquetía. La disponibilidad de tiempo libre y los sucesos de abril de 2003 obligaron el análisis crítico de la teoría contrastándola con aquellos acontecimientos y de esa síntesis surgió el concepto de la guerra comunicacional, con su corpus estratégico y táctico.
Pero antes de escribir el libro me propuse validar los 13 principios estratégicos que sostienen a la teoría y los fundamentos tácticos para su ejecución, y de esa validación, realizada por mí, con el soporte de un equipo de investigación interdisciplinario, que realizó trabajos de campo, y con las resultas de asesorías comunicacionales que realicé para las campañas proselitistas –previas y posteriores al 2002- y muy particularmente con el seguimiento de las campañas comunicacionales desarrolladas por Hugo Chávez, se logró convalidar una batería de diez Leyes que han de cumplirse en cualquier enfrentamiento comunicacional. Este es el decálogo:
1º.-Ley de la dirección eficaz: Conoce y domina las tácticas de la comunicación de masas.
2º.-Ley de la territorialidad: El campo de batalla es la mente de los públicos.
3º.-Ley de la evaluación: La evaluación de tu enemigo provee las herramientas para derrotarle.
4º.-Ley de la orquestación: La organización y la coherencia de los mensajes superan las deficiencias estéticas y financieras.
5º.-Ley de la sencillez: El mensaje más sencillo penetra mejor y perdura más tiempo en el recuerdo.
6º.-Ley de la percepción: La percepción es más importante que la realidad.
7º.-Ley de la dispersión: La diversidad simultánea diluye la atención.
8º.-Ley de la Sorpresa: La victoria es de quien ataque por la línea menos esperada.
9º.-Ley de la disolución: La desinformación y el bloqueo a los medios erosionan la efectividad.
10º.-Ley de la superioridad: Sólo el que lidera la opinión de los públicos tiene la ventaja de la credibilidad.
Cabe aquí una aclaración conceptual sobre lo que es y lo que no es ‘guerra comunicacional:
1.- La guerra comunicacional es una Teoría de procesos persuasivos que se rige por 10 Leyes fundamentales y se ejecuta con 13 Principios estratégicos y tácticos. Los procesos persuasivos se inician con la definición del o los objetivos (a corto, mediano y largo plazo), luego con el análisis de los escenarios (reales, posibles, probables, concomitantes e inesperados), para luego seleccionar las estrategias y las tácticas que sean las que garanticen la consecución de los objetivos persuasivos predeterminados.
La introducción de elementos quinta columna en el entorno contrario, (la infiltración a los medios oligarcas, con la que amenaza el Presidente), la generación de discordias y desuniones entre miembros de un grupo o conglomerado, con base a las formas comunicacionales del chisme, la intriga y la desinformación, no son malas per se. Son elementos tácticos que deben ser reconocidos como tales, y para los que las organizaciones deben tener los dispositivos preventivos, identificativos y ejecutivos para enfrentarlos con éxito y con el menor efecto disuasivo dentro de su estructura y sus seguidores.
2.- La guerra comunicacional es la Planificación de campañas cuyos objetivos específicos respondan a la jerarquía y el orden de los objetivos generales; los que se desprenden del análisis de los escenarios y de la adecuación permanente de los objetivos políticos, que varían constantemente, y con ellos deben cambiarse o incrementarse las campañas de información, de desinformación, y las de 'aproximación indirecta', sin descuidar las campañas de 'pulsión interna' que son las que se utilizan para evitar 'troyanos' y 'gusanos' dentro de la organización.
En un escenario de batalla persuasiva, las acciones de inteligencia y contrainteligencia corporativa son tanto o más importantes que las de información.
El 'troyano' y/o la 'cizaña' son recursos que se utilizan en maniobras comunicacionales distraccionistas mucho antes que surgiera la Unión Soviética, Goebbels y Stalin. De hecho han estado presente en todas las culturas de la humanidad y referidas desde la historia antigua como elementos importantes en todas las confrontaciones ideológicas de que se tenga referencia. La conquista de Grecia por Darío El Grande... Los impecables éxitos militares y políticos de Alejandro III de Macedonia (Alejandro Magno), y hasta las recomendaciones sobre la mentira y la desinformación que aparecen constantemente en el libro “El Arte de La Guerra”, de Sun Tzu, son sólo algunos ejemplos de estrategas que planificaron sus campañas militares con base en la información y la desinformación.
3.- La guerra comunicacional es una Doctrina propagandística, cuyo objetivo no es la consecución de la verdad, sino la captación de adeptos a la causa propia, para concienciarlos y convertirlos en propaladores del mensaje, sea éste un mensaje de bien o de mal. Vista así, la guerra comunicacional no es sino la consecuencia inminente de una necesidad doctrinaria; de un proceso político que por un lado facilita el convencimiento y la captación de adeptos, pero simultáneamente desarrolla maniobras divisionistas y distraccionistas dentro de las filas contrarias, con el deliberado propósito de desarticular sus bases filosóficas, crear desconcierto entre sus seguidores y finalmente debilitar al extremo posible las oposiciones ideológicas para imponer, por convencimiento, las ideas que inspiran las políticas de acción.
Sobre el códice de la persuasión comunicacional se estructuraron trece principios estratégicos, siguiendo la disposición que la milenaria sabiduría china le ha dado a la estrategia. Así, las trece estrategias fueron agrupadas en cuatro situaciones: Principios estratégicos de la guerra comunicacional a la ofensiva. Principios estratégicos para la guerra comunicacional a la defensiva. Principios estratégicos para la guerra comunicacional por flanqueo y finalmente, los principios estratégicos para la guerra de guerrillas comunicacional, beligerancia para la que, de acuerdo con las declaraciones realizadas por Tania Díaz, flamante ministra del poder popular para la Comunicación e Información, ya se está preparando el gobierno nacional y para ello ha reclutado a los primeros 79 jóvenes ‘guerrilleros comunicacionales’ que serán formados para "democratizar" la información que se difunde y contrarrestar "el poder de los medios privados".
La titular del Minci La licenciada Tania Díaz activó las operaciones en la Unidad Educativa Gran Colombia, acompañada por el ministro de Educación, Héctor Navarro y de la jefa de Gobierno de Caracas, Jacqueline Faría, quienes juramentaron a 79 participantes. "Vamos a dar inicio a la digna operación Trueno comunicacional", dijo Díaz, al comunicarse por radio con uno de los comandos, y de seguidas señaló que la estrategia de los guerrilleros comunicacionales se basará en "comunicar, movilizar y organizar". La primera orden que impartió a los "equipos de desplazamiento rápido" fue la de "realizar labores de volanteo, perifoneo y empapelado de las estaciones del metro, línea 1".
Resulta cuesta arriba entender y aceptar que una estratega haga pública su estrategia. Ello contradice el espíritu mismo de la estrategia, que no es otro que el de dirigir las maniobras y las tácticas con la astucia y el sigilo necesarios como para no develar los siguientes movimientos de la estratagema. Visto el anuncio de la señora Díaz se puede inferir que desconoce el concepto y la aplicación de la estrategia y que lo que anunció públicamente como ‘estrategia’ no es más que una maniobra táctica. En la ciencia militar se define como maniobra a los movimientos de tropa y de recursos que son necesarios para dar cumplimiento a los comandos tácticos específicos que se derivan de una estrategia global. En este enfoque militarista, las maniobras son un recurso táctico que está involucrado de igual modo en los asedios como en la formación de ataque y también en las diferentes tácticas terroristas.
En la mayoría de los conflictos sociales, tanto los que se reducen a las relaciones interpersonales de un pequeño grupo, como los que se producen a gran escala, la maniobra está presente, bien como instrumento de movilidad social para darle presencia y notoriedad al conflicto (manifestaciones, protestas, guarimbas, emboscadas) bien como herramienta de negociación o de persuasión en los enfrentamientos políticos públicos, en los que se intenta lograr inclusión subrogada de las tesis del contrario a la propuesta del líder, partido, de la ONG o de cualquier otra forma de organización social beligerante, sumisión, adhesión o claudicación en virtud de contar con el respaldo, real o aparente, de la Opinión Pública, o para alcanzar un arreglo conveniente a los intereses en conflicto, negociado entre las partes. Sea para provocar o consolidar un enfrentamiento, sea para conducir un conflicto hacia una solución negociada, la maniobra política sigue siendo un recurso táctico específico para dar alcance a los objetivos propuestos en la estrategia global.
¿Y dónde queda la estrategia de la guerra de guerrillas que pretende impulsar la licenciada Díaz, pero como un verdadero principio estratégico comunicacional? Allá vamos: Los principios estratégicos de la Guerra de Guerrillas comunicacional son tres: El principio de la movilidad y del tamaño, el principio de la segmentación y el principio de la identidad propia. ¿Los conocerá la licenciada Díaz? ¿Los aplicará su ‘comando estratégico’? Sólo puedo sugerirle que adquiera el libro o que le pregunte a la gobernadora del estado Falcón, pues ella puso en práctica (y con todo éxito) estas leyes y principios estratégicos de “La Guerra Comunicacional” para ganar comunicacionalmente en 2008.
Andres Simon Moreno Arreche
andresmorenoarreche@gmail.com
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