"La historia es el esfuerzo del espíritu para conseguir la libertad.". HegelEsfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 725 días. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel
Memoria y… ¿Cuenta? Enrique Pereira
Otra perorata más, cargada de fantasías, imprecisiones, mentiras y vagas referencias al futuro. De las cuentas nada. No será diferente a lo que hace cada año, en que su memoria divaga entre la morocoya y los cuentos de la Barinas de su infancia, al tiempo que trata de convencernos de las maldades del capitalismo y de la gran ayuda que nos prestan los cubanos. Los temas se agotaron.
El país que nos vendió como blindado, es hoy el único en Latinoamérica (a excepción de Haití) reportando crecimiento negativo e inflación de más de dos dígitos. Todo un record que no mencionará en su cuenta, como tampoco hablará de la ampliada producción agrícola, el petróleo, el hierro y el aluminio. No tendrá una sola línea del discurso para referirse al aumento de la producción de viviendas, o de la capacidad de nuestra industria eléctrica. No intentará de convencernos de los avances en la salud, en el programa Barrio Adentro.
Divagará acerca de los logros de la Policía Nacional Bolivariana, de los avances que ha logrado en el Metro de Caracas, de la rapidez solidaria de las respuestas del gobierno a los damnificados de las lluvias y de su actuación para salvar los dineros de los compradores de apartamentos y de los bancos fracasados de sus adeptos boliburgueses. Le dedicará un tiempo para hablar de la cantidad de computadoras portuguesas que han repartido en los colegios, pero no hará ninguna referencia a la fábrica de computadores que fundó en Paraguaná hace cuatro años, o la de celulares de la Carlota, que hace los vergatarios. No se le ocurrirá hablar de cómo su gobierno logró aumentar la producción de cemento, ni de las colas que ahora observamos a la puerta de cada institución bancaria.
Nos venderá una Venezuela con futuro digno, basado en los ejes de crecimiento y en la construcción del socialismo, nos hablará –como siempre lo hace- en futuro: haremos, construiremos, dotaremos, fabricaremos, repartiremos, planificaremos, ejecutaremos, limpiaremos, importaremos, desarrollaremos, expropiaremos, convertiremos, exportaremos, produciremos, abriremos, forjaremos. Puro relincho y gases…como los caballos viejos.
Seguramente nos hará una referencia a sus renovadas relaciones con Colombia, a su posición irreductible ante el imperio yanqui y a las estrechas relaciones que ahora mantiene con los chinos a quienes, en un acuerdo oscuro, parece haberle regalado nuestra soberanía.
Su oficina debe haber trabajado intensamente para construir con filigrana el discursito que habla de lo que a él le parece conveniente, caminando entre las brasas calientes de un pueblo que dejo de creer en cuentos hace mucho rato.
De las cuentas nada. No espere una explicación de lo que hizo con los fondos petroleros que se manejaron sin control, sin transparencia y sin más explicación. La única cuenta válida es la cuenta regresiva que lo conduce a la salida.
La institucionalidad inexistente. Rafael Diaz Casanova
Hemos dedicado varios de los días del descanso de fin de año para reflexionar un tanto sobre la difícil situación que pesa sobre nuestra patria y hemos tratado de identificar algunas de sus muchas causas. Desde hace varios años hemos llegado a la conclusión de que el régimen que nos acogota y trata de descoyuntar el país, ha colocado a Venezuela en situaciones muy similares a las que sufrió la España de los años treinta cuando el fatídico 1936 dio arranque a la mortandad que recibió el nombre de "guerra civil". Para ello leímos un enjundioso y fundamental trabajo de Julián Marías en su libro que tituló "Ser español".
Después de llegar al conjunto de similitudes que allí encontramos, también intentamos encontrar las diferencias. Identificamos dos. En la España del 36 había armas, en número importante y distribuidas en toda la sociedad. En la Venezuela del siglo XXI, las armas las tienen el régimen y los delincuentes, es decir, manos congruentes.
En la España del 36 la miseria campeaba, todos los españoles padecían de hambre. En la Venezuela del XXI el dinero es abundante, mas está del mismo lado que las armas. La lucha que en España tenía poco sentido, en Venezuela es absolutamente desigual.
No sabríamos analizar si las instituciones españolas eran más o menos fuertes. Las venezolanas están destrozadas. Todas son inexistentes o están totalmente postradas ante los deseos del dictador.
Los poderes públicos están constituidos por una manada de aduladores que solo están pendientes de ganar la atención de Miraflores para obtener ventajas ante sus pares. El TSJ imparte toda clase de barbaridades y se olvida de la justicia. La Asamblea Nacional recién reconstruida dictó leyes a diestra y siniestra de manera de bloquear las posibilidades del organismo elegido el 26 de septiembre pasado. El poder moral es lo más cercano a la inmoralidad. El Ejército está constituido por una manada de adulantes mancebos sometidos a los deseos del dictador.
El sistema carcelario de Venezuela creemos que deja pálido al infierno que nos describió el Dante. La salud del venezolano no es una preocupación de los pseudo-gobernantes, así como tampoco lo son la vivienda ni la seguridad del ciudadano. La educación está supeditada al tiempo de la política y en el año 2010-2011 se han perdido más de treinta días oficiales de clases. Su producto final es deplorable.
Del lado de las fuerzas distintas al régimen el panorama no es muy distinto. La unidad fundamental para enfrentar al comunismo que se nos trata de imponer, parece estar sujeta con alfileres. La propiedad está en vías de extinción y las libertades no tienen quien las defienda. Los gremios son instituciones obsoletas y sin fuerza alguna. El conjunto de la oposición es menos homogéneo que lo deseable.
Fedecámaras y sus cámaras afiliadas no tiene la menor capacidad de convocatoria y mucho menos ascendencia sobre sus afiliados, que a la vez son, cada día menos. La Iglesia es una isla que resiste los embates del régimen.
La institucionalidad es un mito y mientras Venezuela no reponga la fuerza de sus instituciones, andará por caminos inciertos.
raulamiel@gmail.com
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