A propósito de la alocución de H. Capriles
anoche 24.04.13
“El
valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor” Francisco
de Quevedo
Amigos:
Los usurpadores del poder han pasado
de la angustia al miedo y la diferencia entre uno y otro concepto está en la
inmediatez de aquello a lo que se le teme, a la auditoría sobre el proceso
electoral. La crisis de angustia y el subsiguiente miedo desestabiliza a la
sociedad.
Henrique Capriles se ha expresado esta noche
señalando que ha llegado el momento de asumir la noble tarea de recuperar la
democracia para la sociedad, por ello la férrea voluntad ciudadana,
legítimamente representada por la sociedad civil y las organizaciones políticas
democráticas que hacen vida en el país, nos convocan hoy a una férrea unidad
para, dentro del marco de la legalidad y la constitucionalidad, defender los
derechos electorales violados a todos los venezolanos.
Se ha repetido infinidad de veces que el país
vive una grave crisis, pero, los usurpadores se niegan a visualizar su
profundidad y trascendencia, la crisis va mucho más allá de lo político y de lo
económico, afecta profundamente a la sociedad misma, a la familia, al futuro
del país, hemos llegado a una encrucijada, a un punto de no retorno y de eso
debemos estar conscientes. El autoritarismo populista del régimen nos lleva al
paroxismo de la mediocridad y la corrupción
de la función pública, la amoralidad electoral profundizan la quiebra
del país y la legalidad del sistema político usurpado aun cuando nunca ha
tenido bases sólidas, el descalabro ético tiene consecuencias institucionales
de mucha gravedad, a pesar de ello todavía quedan algunos tontos –cada día
menos- que se alimentan de promesas, consignas,
mentiras y mitos.
La profundidad de la crisis exige sensatez y
mucho coraje, nunca en la historia de Venezuela se había presentado un contexto
tan complejo, razón por la cual la ciudadanía debe estar atenta, alerta, presta
a intervenir con los medios cívicos y constitucionales a su alcance para
preservar las libertades públicas y los derechos ciudadanos sin miedo al
terrorismo verbal y físico.
Lo que en nuestro país se llama “revolución”
no es una ideología, es una simbología asociada al poder y el dinero, la cual
hoy está debilitada y se aproxima su muerte política, como le está sucediendo,
los pocos restos que todavía le siguen se preparan ya para su disipación
definitiva, no es posible ante niveles tan bajos de demagogia, populismo,
adulación, resentimiento y mentira sustentar un régimen en los estertores de su
vida pública, en Miraflores, el Capitolio, el CNE, el TSJ, el MP, etc, parecen
los muertos vivientes de las películas de terror, el usurpador mayor y su
segundón teniente requieren desesperadamente que se les profese o se simule
profesar una lealtad incondicional y como tiene justificadas dudas de todo su
entorno el pavor que ello le causa me permite recordar a Sófocles: “Para quien tiene
miedo, todo son ruidos”.
Estamos en el umbral de una nueva Venezuela
llena de esperanzas y de proyectos de libertad, con valentía frente al
hostigamiento gubernamental; es la hora
de decidir entre la dignidad ciudadana o la amoralidad del envilecimiento
servil.
No despreciemos la angustia y el terror que
se le tiene a la auditoría electoral,
ciertamente están derrotados, hay que estar vigilantes y, sin ablandarnos. Debemos superar nuestros miedos
para evitar ser esclavos de ellos, en consecuencia, defendamos cada uno de
nosotros nuestras convicciones guiados por la voz de la conciencia, con la
fuerza de la razón, jamás con la razón de la fuerza, recordemos, el miedo va
acompañado con la desconfianza, la inseguridad y la falsa creencia de que todo
está perdido, que nada tiene solución, bajo esa premisa siempre seremos
esclavos de quien detenta el poder, ahora es cuando debemos luchar sin
desfallecer por nuestra dignidad. A
pesar de lo dicho debemos recordar las palabras de Julio César: “En el miedo extremo no hay
piedad”.
Venezuela está enferma, casi agonizante; y
ese estado no es más que el resultado de las diversas violaciones de las que
sido víctima el país durante los últimos 20 años de una larga historia de traiciones y mentiras, repleta de hombres
sin liderazgo corruptos y ambiciosos que se mataban unos a otros para poder
obtener el poder y los últimos 15 años no son la excepción, son los más letales
para el país. Es obvio que para la
banda usurpadora el bienestar de las personas y del país es algo vano; es el
dinero y el poder, y no el bien del país, lo que les interesa; si bien es
indignante que para el PSUV (Pajarito Silbador Único en Venezuela) y heredero
se aprovechen de la necesidad de ciertos grupos sociales, lo que en verdad es
preocupante es que esa necesidad exista, y más aún, que esa condición llegue a
tal extremo que las personas signa con los ojos vendados ante la ignominia
“madurista/cabellista”, así como los diputados serviles, dóciles a las órdenes
de sus amos y aquellos que han vendido su curul por una arepa rellena, jóvenes nuevos en política arrastrándose en
una carrera detrás de unos mediocres sin dotes de estrategas que lo único que
les queda por hacer es esconderse detrás de los “fustanes” del difunto. Maduro busca aferrarse al poder aferrarse el poder para poder crear
su propio poder, a sabiendas que Cabello “le late en la cueva” y es su peor
enemigo.
Capriles es el presidente del cambio, ganador absoluto de las preferencias
electorales; ganó las elecciones y le
robaron la presidencia, lo que es acreditado por la vocería nacional e
internacional tuvo una intensa campaña por todo el país para mantener encendida
la llama de su movimiento democrático, la cual, aún mantienen encendida con un
discurso fuerte, sincero y cierto, pero moderado y dispuesto al diálogo decente
y honesto, pero, irónicamente, sometido a la delincuencia electoral y la guerra
sucia de la que ha sido víctima. Ahora, si bien muchos venezolanos están
hipnotizados por los anuncios oficialistas, nosotros, los que tenemos el
privilegio de pensar con libertad de conciencia y escribir lo que pensamos, no
podemos conformarnos sólo con eso, con pensar y escribir, debemos juzgar las
situaciones políticas en su justa medida y defender nuestros principios
ciudadanos en la Venezuela de hoy, ensangrentada, traicionada y esquilmada por
la delincuencia común y la política rojita,
es solamente la Venezuela que lamentable y equivocadamente se ha forjado
en los últimos 15 años, debemos luchar contra
el monstruo de la continuidad delictiva y fascista del chavismo.
Activémonos con Capriles de inmediato.
llanerodigitalcalabozo@gmail.com
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