En la Semana Mayor se celebra el Sagrado Triduum, el cual comienza con la Misa del Jueves Santo para conmemorar la Santa Cena, el día en el cual Judas Izcariote, traicionó a Jesús. El día Viernes Santo, se celebra la Misa de la Pasión de Jesucristo, (el apresamiento, los azotes, la coronación de espinas, el camino hacia El Calvario y su crucifixión. El último día de Triduum es el Día Sábado Santo o de Gloria, en el que se celebra la misa de Gloria, para conmemorar que Nuestro Señor Jesucristo rompió las cadenas de la muerte y se levantó triunfante de la tumba. La Pascua Florida comienza el Domingo de Resurrección.
Durante estas fechas los cristianos estamos llamados a la meditación y reflexión, son días de reafirmación de nuestra fe, de interiorizar el significado del sacrificio hecho por Jesús para la salvación de todos nosotros, de examinar y valorizar nuestros principios, de reconocer que si Cristo vive en nosotros tendremos la fuerza necesaria para seguir adelante.
Todo este prefacio es necesario tenerlo presente para poder tener fortaleza ante un mundo en el que cada día los principios y la fe se debilitan, ante el ataque llevado a cabo por todos aquellos que pretenden negar la existencia de Dios, o tienen diferentes creencias religiosas.
El Cristianismo y el Judaísmo en el tiempo actual están siendo objeto de una agresión sin tregua, de nada valen las acciones que a favor de la humanidad lleven a cabo, los avances que aporten para contribuir al desarrollo de los pueblos más sufridos, el trabajo que sus fieles y sus líderes lleven a cabo a favor de las comunidades en las que habitan. Todo eso es ignorado, olvidado, dejado a un lado, cuando de criticar y atacar se trata. Solo se sacan a colación los errores y fallas cometidas en alguna oportunidad o las acciones condenables que fueron puestas en práctica por aquellos que habiendo traicionado las enseñanzas que una vez recibieron y los principios a los que juraron lealtad, también se transformaron en traidores a la moral. Pero jamás se acuerdan que estos últimos son un puñado en comparación con los miles que hacen bien.
A la Iglesia Católica se la condena por la cruel Inquisición, condenable por inhumana pero sin tomar en cuenta el período histórico en el que ocurrió, se la condena por las Cruzadas como forma de expandir la religión, olvidando convenientemente el aporte maravilloso que hace en el fortalecimiento de la moral y los principios, ignorando el trabajo misionero, la dedicación de sus fieles a la ayuda de sus congéneres. Otras iglesias cristianas también llevan a cabo igual trabajo y sin embargo también son atacadas y ridiculizadas.
Se pretende borrar a Israel del mapa, pretendiendo desconocer una historia milenaria, se pretende negar el Holocausto cuando la historia de la II Guerra Mundial dejó huellas indelebles en todos aquellos lugares tocados por esta conflagración. Se pretende ignorar que Israel es el país más pequeño del Medio Oriente y está rodeado de enemigos mucho mayores no sólo en extensión geográfica, sino en población. Es la única democracia en la región y es un país con un desarrollo envidiable hasta para las grandes potencias, alcanzado con inteligencia e investigación.
Sin embargo tanto a cristianos como judíos, se los acusa de ser derechistas, criminales, capitalistas, se les aplican todos los epítetos y descalificaciones posibles, pero al parecer nadie ve que en pleno Siglo XXI, los musulmanes aplican la Sharia, ley que prohíbe las libertades de pensamiento, religión, expresión, promueve la discriminación contra las mujeres, los homosexuales, establece penas de muerte entre otras por apedreamiento y lapidación. Los musulmanes en su gran mayoría no se adaptan a las costumbres y leyes de los países en los que se asientan, sino que establecen territorios cerrados, en los que aplican sus leyes y llegan hasta el colmo de no permitir que los nacionales del país entren. Puede que las familias musulmanas hayan vivido por generaciones en un mismo país, pero siguen identificándose más con el país de sus ancestros, que con el país que los acogió,
En pleno Siglo XXI son los dueños del terrorismo que le ha impuesto limitaciones a la libertad de todo el mundo que se considera libre. Todos los días oímos de un “suicidal bomber” que se voló así mismo y de paso a unos cuantos inocentes, para marcar quien sabe que punto.
En estos momentos estamos viendo las luchas que la mayoría de los pueblos del Medio Oriente están librando contra los gobiernos dictatoriales con lustros y décadas en el poder de sus respectivos países, no importa si esos gobernantes son reyes, sultanes, príncipes o simples presidentes, todos ellos son musulmanes, que dicen practicar la religión de la paz, pero no les ha importado masacrar y mantener en condiciones de vida de bajo nivel a sus pueblos, tan musulmanes como ellos, para mantenerse en el poder, con un nivel de vida altísimo sostenido por la corrupción.
En todos estos países tanto cristianos como judíos son perseguidos y expulsados aunque tengan décadas de asentamiento.
Los cristianos y judíos sabemos que hay musulmanes buenos, que realmente viven de acuerdo con los principios de su religión. Hay un grupo reducido de musulmanes que luchan por mostrar cuales son las verdaderas enseñanzas del Islam, que sufren persecución y hostigamiento por esa misma razón. Lo que no podemos entender es el silencio cómplice de la gran mayoría musulmana ante lo que está a la vista.
Los judíos con milenios de lucha saben defender lo que les pertenece, en eso le pueden dar clases a cualquiera. No así los cristianos que en un número bastante alto han descuidado la formación religiosa de sus hijos, sin aparentemente darse cuenta del inmenso caudal de fortaleza que da la religión. Es hora de que los cristianos volvamos a encontrar el camino hacia la Iglesia, a recordar que quien a Dios tiene nada le falta.
Mercedes Montero
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