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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

lunes, 5 de agosto de 2013

CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN, ADAM SMITH.

El filósofo y moralista escocés Adam Smith (1723-1790) es considerado el fundador de la economía y del liberalismo económico. Aunque ambas reivindicaciones son sumamente cuestionables, porque hubo pensamiento económico y liberal desde mucho antes, la convención tiene algún sentido porque la obra de Smith La riqueza de las naciones (1776) fue el punto de partida de la influyente escuela clásica de economía –con figuras como David Ricardo, Thomas Robert Malthus y John Stuart Mill– e incluyó ideas críticas del intervencionismo y defensoras de la libertad de mercado.

Adam Smith nació en Kirkcaldy, cerca de Edimburgo, en enero de 1723. Su padre murió poco antes de nacer él, y Smith, que nunca se casó, vivió siempre con su madre, a la que sobrevivió apenas seis años. Estudió primero en la Universidad de Glasgow y después en Oxford. A comienzos de la década de 1750 es nombrado catedrático de Filosofía Moral en Glasgow, recibe la influencia de la Ilustración escocesa y anuda una gran amistad con David Hume. En 1759 aparece su primer libro: La teoría de los sentimientos morales, a raíz del cual le ofrecen ser tutor del joven duque de Buccleugh; abandona la docencia y emprende con su pupilo un viaje por el continente europeo. De vuelta a casa en 1767, y con una generosa pensión vitalicia que le concedió el duque, dedica los nueve años siguientes a redactar la Riqueza. Dos nombramientos recibiría desde entonces: comisario de Aduanas de Escocia y rector de su alma mater, la Universidad de Glasgow. Adam Smith murió en Edimburgo en julio de 1790.

Nótese que, en una vida relativamente larga y apacible, el escocés publicó muy poco. De hecho, los dos que hemos mencionado fueron sus únicos libros aparecidos mientras vivió. En 1795 sus albaceas publicaron, con su autorización, Ensayos filosóficos, una colección de estudios sobre diversos asuntos relativos a la filosofía de las ciencias y las artes que prueba la amplitud de sus inquietudes intelectuales. Como Smith ordenó la destrucción de sus otros papeles y manuscritos, sus obras se reducen a estos tres títulos, disponibles todos ellos en castellano –Riqueza y Sentimientos morales, en Alianza Editorial, y Ensayos en Ediciones Pirámide–. Mucho tiempo después de su muerte fueron encontrados unos juegos de apuntes tomados por alumnos suyos, sobre filosofía del derecho y sobre retórica y bellas letras. Han sido publicados en inglés, en la cuidada edición de sus obras; y, en el primer caso, existe una traducción española de Lecciones sobre jurisprudencia, en la editorial Comares de Granada.

El principal problema económico para Smith es el crecimiento, y de ahí el título de su segundo libro. Se aparta de las nociones tanto del viejo mercantilismo –que valoraba los metales preciosos, el saldo exportador en el sector exterior y el fomento de determinadas empresas y actividades comerciales e industriales– como de sus contemporáneos los fisiócratas franceses, que circunscribían la productividad exclusivamente al sector agrícola. Para Smith, el fundamento de la riqueza es el trabajo humano en un marco institucional que promueva la propensión de todas las personas a mejorar su propia condición. Sostuvo que la clave de la prosperidad no estribaba en los recursos naturales sino en un contexto propicio, caracterizado por "paz, impuestos moderados y una tolerable administración de justicia".

Sólo en ese restringido marco institucional cabe el establecimiento de lo que llamó "sistema de libertad natural", en el que cada uno persigue su propio interés en un proceso competitivo que, a través de la "mano invisible" del mercado, fomenta la división del trabajo y los intercambios voluntarios y desemboca en un mayor bienestar general, porque en esas condiciones la riqueza se crea y la holgura de unos no equivale a la miseria de otros.

Se trata, por tanto, de algo muy lejano de la caricatura usual de Smith y del liberalismo como partidarios de un "capitalismo salvaje" sin freno alguno a su cruel explotación. El economista escocés defiende precisamente los frenos, y por eso aplaude la competencia y condena severamente a los empresarios que, con toda suerte de excusas, arrancan monopolios, subsidios y protecciones varias del poder político, a expensas del pueblo.

En ningún caso apoyó Adam Smith (ni ningún liberal) un sistema totalmente anárquico, sin leyes ni normas. Y en ningún caso creyó que el mercado era perfecto y funcionaba mágica y automáticamente, sin fallos ni interferencias. Con realismo admitió que un comercio plenamente libre era una utopía; sus temores ante los prejuicios e intereses que conspiran contra el mercado libre fueron confirmados a lo largo del tiempo, como se vio con el notable crecimiento del Estado registrado hasta nuestros días, en contraste con la prédica generalizada acerca de los peligros de un supuesto liberalismo hegemónico que no es sino una pura ficción.

Otra caricatura de Adam Smith y del liberalismo es su consideración del ser humano como frío artefacto asignativo, sólo preocupado por egoístas intereses materiales y desprovisto de ética alguna. A quien más sorprendería esto sería al propio Smith, que fue, como hemos dicho, catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow y cuyo primer libro, que le interesó hasta el fin de sus días, como lo prueban las importantes modificaciones que introdujo en sucesivas ediciones, fue La teoría de los sentimientos morales.

Jamás respaldó Smith el egoísmo y la inmoralidad. Al contrario, subrayó la preocupación de todos los seres humanos por la suerte del prójimo, y explicó cómo ese proceso de "simpatía" da lugar a principios morales y preceptos legales imprescindibles para la convivencia en paz y libertad. La atención al propio interés no es necesariamente egoísmo, porque es compatible con atender otros intereses, y tampoco es inmoral, puesto que puede cultivarse dentro de límites éticos. La moral, así, opera como freno a nuestra conducta, análogamente a como el mercado limita nuestras aspiraciones y nos fuerza a servir a los demás, a ajustarnos a sus demandas y servirlas si deseamos prosperar.

El pensamiento económico de Adam Smith, por tanto, es muy distinto del que vulgarmente se le supone, y difiere también de la ortodoxia económica ulterior, la teoría neoclásica, porque no enfatiza una asignación de recursos técnica a cargo de un homo economicus abstracto sino las condiciones concretas del crecimiento económico, condiciones históricas, institucionales, imperfectas y constreñidas por pautas morales y jurídicas.

Como sucede con varios de los demás integrantes de la Escuela Escocesa de Filosofía Moral –David Hume, Francis Hutcheson, Adam Ferguson y otros–, Adam Smith tiene una visión interesante para una época en la que supuestamente se idolatró la razón y se arbitraron mecanismos y doctrinas sobre un profundo cambio social. Los escoceses eran notablemente cautos al respecto. No tenían en muy alta estima las capacidades de nuestra razón a la hora de organizar la sociedad: Ferguson afirmó que las instituciones humanas brotaban más de la acción de las personas que de su designio preconcebido, y Adam Smith censuró en La teoría de los sentimientos morales a los arrogantes intelectuales que fantaseaban con que la sociedad era muy sencilla y con que se podía disponer de las personas como quien despliega las piezas en un tablero de ajedrez. En su libro sobre economía también desconfió de los políticos que pretenden actuar en pro del bienestar general: el escocés no pensaba que solían hacerlo, y se fijó más en las aportaciones de las personas corrientes, que con su trabajo silencioso y anónimo eran la genuina fuente de La riqueza de las naciones.

La atención a la gente común se observa también en el criterio que desde Smith emplearán los economistas para medir el desarrollo de un país: ya no será nunca más la opulencia de los príncipes o grandes potentados, sino la de los ciudadanos, cuyos intereses en tanto que consumidores era menester proteger de las usurpaciones de sus mandatarios, y de las de los grupos de presión de productores y comerciantes que medraban a su socaire, consiguiendo prerrogativas para limitar la libre competencia.

Aunque numerosos partidarios del capitalismo y el mercado lo esgrimen desde hace mucho tiempo en su apoyo, el liberalismo de Smith fue matizado, tanto que algunos liberales de nuestro tiempo, en particular miembros de la Escuela Austriaca de Economía, lo han acusado directamente de intervencionista. Y no les falta razón, puesto que Smith, aparte de defender una teoría objetiva del valor, fue capaz de admitir, como ya denunció en 1927 el destacado economista de Chicago Jacob Viner, un amplio abanico de intervenciones del Estado en la economía, incluso algunas de honda raigambre mercantilista, como las Leyes de la Usura, que fijaban los tipos de interés, y las Leyes de Navegación, que protegían a los barcos británicos de la competencia extranjera. No puede olvidarse, sin embargo, que los autores no suelen vivir en burbujas, y que su pensamiento debe por tanto ponderarse a la luz del de sus contemporáneos y predecesores. Y en ese caso el liberalismo de Smith y sus sucesores parece más articulado y sólido que el de buena parte de los economistas anteriores.

A lo largo del siglo XX se registró una creciente insatisfacción por los horizontes demasiado estrechos de la llamada "economía neoclásica", y parte de la reacción que eso produjo comportó una vuelta a Smith y a los clásicos. Así sucedió con la teoría del crecimiento económico y con otros aspectos micro y macroeconónicos donde el papel de las instituciones, como había intuido Smith, tenía interés y relevancia. También ejerció un impacto, como cabía esperar, la práctica social y política, puesto que el final de dicho siglo vio caer el comunismo, con lo que pudo comprobarse que, siendo el liberalismo un sistema claramente imperfecto, el intento de sustituirlo por el socialismo real había sido una catástrofe.

Que la crisis del comunismo –o, a otra escala, el abanico de deficiencias del Estado del Bienestar­– haya impulsado la relectura de Adam Smith y otros liberales más o menos radicales es algo que no debería sorprender.

@rodriguezbraun



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ANTONIO JOSÉ MONAGAS, SIMULACRO DE GOBIERNO.

No hay duda de que la gestión del presente régimen, se ha valido de la inercia sobre la cual se impulsó la demagogia que caracterizó el mandato del presidente Chávez. 


No obstante, tan absurda pretensión se ha mostrado aún peor puesto que ni siquiera la legitimidad le augura la más mínima cuota de respaldo político por cuanto es lo contrario lo que le endilga el carácter impositivo del cual se  vale para encauzar el desastre que atosiga la escasa democracia existente.

Todo luce a hipocresía. O cuando menos, pareciera un circo cuyos payasos no provocan risas. 

Sólo llantos, lamentos o expresiones de rabia, dada la impotencia que conmina al venezolano que se empeña en levantar su voz de protesta ante lo que padece. 

De hecho, cuesta mucho respirar algún aire de confianza que anime actitudes que a su vez apunten en la dirección de poner al descubierto los chanchullos de los que se aprovecha el régimen para imponerse con el recurso del abuso cuando expropia propiedades privadas. Cuando cierra establecimientos comerciales, cuando sigue sordo y ciego a las demandas universitarias. Cuando desconoce el alcance de las endemias que resquebrajan la salud del venezolano. Cuando disimula seguridad en nombre de una supuesta paz, mientras alcahuetea robos y violencia de motorizados o grupos mercenarios al mejor estilo miliciano. O cuando vapulea el idioma para incorporar un léxico que abochorna el uso culto de la lengua española.

A pesar de tan deshonrosas realidades, gasta onerosas sumas de dinero para hacer ver a los ojos del mundo que Venezuela es un paraíso. Sólo que no dice que es vergonzosamente un paraíso sin oro ni las cualidades que lo encumbrarían como un país satisfecho en términos de su desarrollo económico y social. Esta falso edén escasamente goza de petróleo del cual se sirve el régimen para comprar falsas adherencias. Todo luce como un espectáculo ramplón. Apenas un menguado simulacro de gobierno.

antoniomonagas@gmail.com

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ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, LA PROCAZ DOCTRINA DEL CHANTAJE. INTERVENCIONISMO ESTATAL

El populismo demagógico lleva décadas estimulando la ilusión del Estado del bienestar. Prevalece allí un sistema mercantilista, en el que se enriquecen funcionarios corruptos y esos que reciben prebendas desde el poder.

De la mano de un creciente intervencionismo estatal, han logrado una significativa concentración del poder. Lo consiguieron con una deformación del régimen impositivo, que centraliza recursos, quitar autonomía a las provincias y ciudades, violando el espíritu federal de la Constitución.

El esquema político ha sido funcional a este presente. Se han sucedido en forma intermitente, salvo honrosas excepciones, líderes mesiánicos y gobiernos cívico - militares que recorrieron idéntico camino, construyendo este engendro que sigue vigente como paradigma del poder.

La característica principal es la presencia de un Estado central gigante, omnipresente, pero también arbitrario, ineficaz y corrupto, que se apropia de la inmensa mayoría de los recursos al recaudar y disponer sin criterio de los impuestos que pagan todos, que utiliza el monopolio de la emisión monetaria a discreción y manipula cualquier negociación de endeudamiento.

Esta modalidad no se construyó hace semanas, sino que lleva décadas progresando, a veces gradualmente y en otras ocasiones, creciendo vertiginosamente. Bajo esa dinámica, mutó del estado federal al unitario, de un conjunto de provincias y ciudades que tenían la voluntad política de buscar un destino común, a este presente con una nación poderosa que somete a las provincias, bajo el yugo de la redistribución económica.

Los intendentes aliados, los gobernadores amigos, hasta los candidatos del oficialismo, gozan del privilegio del financiamiento ilimitado. El partido del gobierno usa la caja del Estado como si fuera propia y arbitrariamente decide a que ciudades y provincias ayudar, a que dirigente político apuntalar, hacia donde direccionar esfuerzos, como si ese dinero le perteneciera a la facción mayoritaria del poder.

Ya ni siquiera intenta disimularlo. Se hace a cara descubierta y hasta se dice a viva voz sin pudor alguno, que para que los fondos públicos lleguen a una ciudad o provincia, solo hay que apoyar electoralmente al candidato del color partidario del gobierno central.

Se trata de un mecanismo extorsivo, pero que cuenta ahora con el agravante de haberse naturalizado, de no tener siquiera un reproche moral por parte de los votantes. No es una casualidad, sino una filosofía política, que consiste en acumular dineros públicos, mediante el voraz saqueo a los ciudadanos, para luego utilizarlos en provecho propio del poder y chantajear a todos diciéndoles que ese dinero fluirá SOLO si ellos se someten electoralmente ungiendo al personaje indicado por el gobierno.

Los votantes, en ese esquema, son llevados a la posición de rehén. Sus opciones son avenirse a lo que plantea el poder, o ser habitantes de segunda como castigo por no avalar al candidato oficial.

Es grave que un inescrupuloso político lo proponga y que una banda de aduladores aplauda estas indecentes prácticas, pero más trágico es que un grupo de ciudadanos tan numeroso actúe en consecuencia, siendo funcional, para claudicar mansamente a esa inmoral propuesta.

Hacerlo, doblegarse con tanto servilismo utilitario, darle entidad lógica a esa indecente proposición política implica la negación de la dignidad, la prostitución de las ideas, donde se canjean favores económicos a cambio de hacer lo incorrecto, forzando la voluntad de los ciudadanos.

No es un caso aislado, se ha convertido definitivamente en una forma de hacer política, demasiado frecuente, extremadamente popularizada y que parece haber llegado para quedarse.

Los ciudadanos tendrán que comprender que si le fijan precio a sus creencias, serán objetos de uso y material de descarte de una casta política que demuestra su vocación de utilizarlos para sus fines, sin que importen demasiado sus verdaderos intereses y genuinas preocupaciones. Esta forma de hacer política, se está convirtiendo en una regla de juego sin discusión, una pauta incuestionable, un dato de la realidad.

Pero existe un modo concreto de enfrentarlo, que es tener algo de dignidad, asumir que los seres humanos y nuestras convicciones personales no son una mercadería que pueda ser adquirida a la vuelta de la esquina. Para eso resulta vital entender lo que pasa y no estimular con el voto este hábito. Si los votantes deciden acompañar este indecente ejercicio político se convierten en cómplices de la corrupción y en parte vital del sistema que tantas veces critican pero finamente convalidan con acciones concretas.

Es tiempo de repensar la política. Sus actores avanzan siempre que tienen respaldo electoral para hacerlo. Si no se tiene la dignidad cívica suficiente para no dejarse extorsionar, se pierde la autoridad moral para cuestionar al régimen. Mientras tanto se asiste al patético espectáculo que ha montado la procaz doctrina del chantaje.

Twitter: @amedinamendez
albertomedinamendez@gmail.com



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EGILDO LUJÁN NAVA, DÓLARES SÍ HAY, FORMATO DEL FUTURO…

Pasan los días y el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) sigue tomando cuerpo. Es el novel actor principal del nuevo episodio de la novela criolla en la que se ha convertido la comercialización de divisas en Venezuela.

La Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), por obra y gracia del actual equipo gubernamental, sin embargo, mantiene su papel de actor de reparto. Pero de reparto de respuestas disfuncionales a los importadores, al margen de los períodos que establecen las disposiciones gubernamentales. 

Pocas veces lo hace de acuerdo a lo que realmente necesitan aquellas empresas que se empeñan en seguir funcionando, y que para conseguir un solo dólar están obligadas a presentar un rosario de solvencias, además de someterse a las exigencias adicionales de un sector financiero temeroso ante amenazas y señalamientos, aun cuando no hubiera motivos para eso.

Entre maquillajes para el espectáculo, la vestimenta apropiada para la ocasión y las promesas de que la hermandad Sicac-Cadivi podrá hacer posible la recuperación de la economía en lo que resta del año, al extremo de llevar el Producto Interno Bruto (PIB) a niveles superiores al 2%, aquellos que aún no han sido llamados a concursar en las llamadas subastas en las que los que ganan son los que pagan menos por un dólar, se someten al tic.tac. administrado por una burocracia que no se cansa en limitar la producción y justificar la necesidad de importar.

Y todo, supuestamente, porque hoy no habría dólares suficientes en el país para atender los requerimientos de la economía. 0 porque, como han dicho voceros públicos, la venezolana es una economía que bien puede funcionar anualmente con menos de 45.000 millones de dólares, lo que justificaría la posibilidad de ahorrar la diferencia que provee la venta cada año de más de 1.5 millones de barriles de petróleo por un valor promedio de cien dólares.

¿Pero realmente es verdad que hoy no hay dólares en el país, a niveles tales que no alcanzan para pagar deudas, atender los requerimientos de la economía y ampliar las reservas internacionales?. La respuesta afirmativa la dejan entrever opinadores de oficio, economistas de las más disímiles tendencias ideológicas y hasta dirigentes políticos alineados con el pensamiento gubernamental, como de la oposición. Y, por supuesto, en el sentir colectivo lo que predomina es, entonces, la certeza de que esa es la verdad resistente ante cualquier prueba revisora.

En otras palabras, con base en ambos puntos de vista, uno infundado y el otro asimilado, Venezuela, durante los años del festín de los ingresos petroleros registrados entre 1999 y 2012, a decir del investigador 0rlando Zamora, sencillamente, se dio el gran banquete con el gasto de un total de ingresos expresados en 1.562.888 millones de dólares, para encontrarse hoy ante la difícil situación de tener que depender del “fíao” (no incondicional) de los chinos, el rebusque de los dólares existentes en cuanta caja pública venezolana pudiera tenerlos, y viéndose obligado a tener que pagarle por adelantado 45 millones de dólares al hermano Evo Morales, Presidente de Bolivia, para que le despache 60.000 toneladas métricas de azúcar, porque sus productores no quieren vivir la experiencia de los panameños. Por supuesto, aquí los productores de caña tienen que estar protestando permanentemente para que les cancelen el arrime de sus cosechas a los centrales gubernamentales, cuya mayor distinción, aparte de su condición de morosos, es que no son realmente productivos, pero esa es harina de otro costal.

Sin embargo, la tesis de pre-colapso es vista como un argumento frágil, inconsistente e insustancial, por aquellos que le hacen un seguimiento en frío a las causas del problema y no a sus consecuencias. Para ellos, sencillamente, el tema de los dólares y de su supuesta escasez, en realidad, está asociado es a las mismas razones por las que los anaqueles del comercio formal no disponen de harina precocida a base de maíz, de arroz, de aceite comestible, de leche en polvo, de leche pasteurizada, de margarina, de carne de res, de carne de pollo. 0 por la que los propietarios de vehículos no ubican los repuestos en cantidad y variedades que necesitan para mantener sus unidades, sólo por citar casos extremos.

Es decir, a una concepción político ideológica en el diseño de las políticas públicas, la manera improvisada de llevarlas a cabo, y la ausencia de experticia en la implementación de dichas medidas, la mayoría de las cuales sólo son posibles mediante el uso de fondos públicos sin control alguno, ni la certificación de la calidad de la obra culminada.

Pero, además, porque esa misma concepción del ejercicio del poder en funciones gubernamentales, ha sido atada a la figura de un dispendio con fines clientelares dentro y fuera del país, lo que ha demandado la necesidad del derroche, como de alianzas geoeconómicas y geopolíticas continentales, cuyo sostenimiento es un costo adicional en dólares para las arcas venezolanas, en detrimento de los requerimientos nacionales.

Ciertamente, es un enfoque político y una concepción para gobernar que, con base en los razonamientos de ciertos voceros gubernamentales, no será objeto de cambios o siquiera de revisiones. Indistintamente de que en las entrañas del ejercicio del poder prevalezca la sensación de que entre la multiplicidad de grupos que se disputan espacios de conducción, sí existen algunos dispuestos a ceder en sus conquistas y a convalidar riesgos relacionados con la necesidad de flexibilizar políticas, incluyendo aquellas que hoy imponen la urgencia de atender cada debilidad de la estructura productiva del país, sea pública o privada.

En otras palabras, los dólares sí existen. Pero hay que ponerlos a disposición del país y de la importancia de solventar sus problemas y necesidades. Lo cual pasa, desde luego, por sincerar cuentas, disciplinar gastos, evitar la impresión de papel moneda para seguir avivando el festín siempre imprescindible con fines electorales y activador incontenible de la inflación, estimular la multiplicación de condiciones jurídicas confiables para que las inversiones privadas nacionales e internacionales se multipliquen, y, por supuesto, convertir a los trabajadores en fuente de producción, productividad y competitividad, nunca más en lo que son hoy. Ellos se autocalifican, sencillamente, adalides de una supuesta lucha de clases conducida desde despachos gubernamentales, a expensas de la caída de la producción, de la desaparición de la productividad de las empresas, y con tanto poder político como es necesario para armar colectivos laborales, además de encabezar verdaderas mafias pseudosindicales.

¿Y eso logrará convertirlo en objetivo gubernamental alguno de los grupos que se disputan el poder, y que se niegan a seguir avanzando aceleradamente sobre los rieles en un viaje hacia un nuevo fracaso gubernamental?. ¿0 acaso será ignorado por el resto de sus competidores, en vista de que lo que cuenta es evitar una inevitable derrota electoral el 8D, por lo que lo más acertado es justificar el diferimiento de esos comicios?. Nadie ajeno al Gobierno lo sabe.

Lo cierto es que, mientras tanto, tan sólo al bordear la esquina, los venezolanos agobiados por la inseguridad, el desabastecimiento y el desempleo, siguen a la espera de verdaderas soluciones, más allá de las arengas anticorrupción, del sicariato judicial y del velorio de la Constitución. Nada de lo cual es superable, desde luego, si el propósito de quienes gobiernan sigue siendo solamente el de pretender ocultar la crudeza de los problemas a partir de acciones dirigidas a silenciar a los medios tradicionales de comunicación de masas. Y menos cuando las redes sociales siguen fortaleciendo el dedo acusador que esgrime una sociedad muy distante de ser, por cierto, la simple utilera de la novela criolla inspirada en el negocio de los dólares en Venezuela.

egildolujan@gmail.com

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FORTUNATO GONZÁLEZ CRUZ, EL BERENJENAL DEL 8 DE DICIEMBRE, POR LA CALLE REAL

Las elecciones municipales que habrán de efectuarse el próximo 8 de diciembre tienen particularidades especiales, distintas a cuantas se han realizado hasta ahora en Venezuela: Confrontan el modelo de Estado Constitucional con municipios autónomos frente el modelo comunal que propone sustituir al Municipio por la Comuna; los candidatos de la MUD van a sabiendas que atraviesan un berenjenal; los elegidos de la MUD saben que la gestión será para voluntades heroicas por las dificultades que les opondrá el gobierno. Y los candidatos del PSUV saben que la orden es llevar al Municipio autónomo y democrático al degüello.

Los socialistas no creen en la autonomía de ninguna otra institución que no sea el partido, y tratarán de ganar los municipios que puedan para continuar la liquidación de la institución más democrática en la organización política del país. No cabe el Municipio en un modelo de participación tutelada propia de la autocracia que se impone en Venezuela, porque la sumisión al centro es clave para la revolución y su permanencia. Todo debe ser controlado y sometido a la voluntad de la jauría gobernante. Los candidatos del PSUV no podían ser elegidos por las bases sino seleccionados cuidadosamente por los jefes nacionales, para que sean vasallos obedientes y sumisos ejecutores de las órdenes superiores. Su misión en los municipios no será la correcta administración de los asuntos locales, ni la prestación eficiente de los servicios públicos sino la liquidación de la estructura política más antigua, más universal, raíz de la República y escuela de gobierno justamente porque estorba.

Los candidatos de la MUD deben tener esto bien claro; por ello, a la oferta electoral sobre necesidades, aspiraciones y problemas colectivos deben colocar la defensa de la autonomía municipal, que es la expresión local de la libertad política. Una organización nacional de alcaldes y concejales electos de la MUD será indispensable para mantener la coherencia en la acción política de los escogidos por el pueblo, y asegurar gestiones exitosas aún en medio del clima más inhóspito, la confortación más desleal, el arrebato de los gobiernos nacional y estadales de las competencias y de los recursos.

Van a una contienda que se juega en dos planos: el local, donde el liderazgo de cada quien juega, como también el equipo; y el nacional, suerte de plebiscito sobre la ilegitimidad de Maduro y la razón de Capriles. Es una confrontación en la que una vez más se enfrentará David contra Goliat, la oposición va contra todo el Estado incluido el CNE, el ejército, la policía, el funcionariado, el chantaje, el abuso del poder y la repartición de dinero; más incluso que el pasado 14 de abril.

Los venezolanos vamos una vez más a unas urnas secuestradas a ejercer el derecho al voto personal, secreto, valiente, libre. Pase lo que pase, tendremos que dar testimonio de ciudadanía, de compromiso con Venezuela, con nosotros mismos y con nuestros hijos. Que la Inmaculada Concepción, cuya festividad es justo el 8 de diciembre, no proteja.

morochodos@gmail.com



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GERMAN CABRERA T, AMAZONAS: RETRATO DE UN PAÍS, III

Llovió torrencialmente durante toda la noche pero en el cobijo de la habitación Morrocoy, con aire acondicionado y entre sábanas limpias, el clima inhóspito no significó ningún problema.

Temprano por la mañana desayunamos sándwiches aceptables y café en una panadería vecina. El aire, agradablemente fresco después de las lluvias intensas, reconfortaba. A la espera de que los guías nos buscasen en el hotel, decidimos realizar una visita a la Feria de Artesanía Indígena cercana.
En el trayecto cruzamos una linda plaza arbolada por mangos añosos. Estaba anegada y los frutos caídos, ya fermentados, se mezclaban en los charcos sucios con todo tipo de basura urbana.

La mayoría de los kioscos de la feria estaban aún cerrados pero fisgoneando por las rendijas, pude detectar unos pocos objetos Yanomami originales perdidos entre baratijas adocenadas y sin alma. Preguntando precios pudimos hacernos una idea de cuánto podríamos pagar por sus artesanías a los indígenas que visitaríamos en el trayecto fluvial hacia el Autana. Después de todo, con ese objetivo en mente era que habíamos viajado tantas horas en la camioneta. Imaginábamos churuatas autóctonas repletas de arte primitivo y de objetos cotidianos encantadores.

A las 10 de la mañana llegó quien sería nuestro guía, acompañado por el chofer del rústico. Dejamos nuestro vehículo en la entrada del hotel siguiendo las instrucciones del botones: -Estaciónenlo cerca de la puerta donde pueda verlo bien el vigilante nocturno-. Nada tranquilizador.

En el corto trayecto hacia el puerto de Samariapo entablamos fácil amistad con los recién conocidos pero a la mitad del camino nos esperaba la primera alcabala de La Guardia con su característico cartelito metálico y objetos incómodos sobre la calzada. Asomándose por las ventanillas delanteras, los efectivos solicitaron se abriesen las traseras y con actitud de ejército de ocupación nos preguntaron ásperamente si éramos extranjeros.

Linda actitud y linda pregunta para fomentar el turismo.

Después de un breve diálogo en el cual recurrimos a nuestro  mejor histrionismo tropical, nos permitieron continuar. A la segunda alcabala llegamos con todos los vidrios abiertos y otra vez la pregunta se refirió a nuestra nacionalidad. A esa altura ya me sentía como un gringo en Afganistán. -¡Bájense con todo el equipaje!- fue la orden. Sobre una pequeña mesa, entre guacales repletos de productos diversos tal vez decomisados, nos hicieron vaciar el contenido de los bolsos: medias, interiores, franelas, pantaletas y mi gran cuchillo de selva.

Era tal el interés con que apretaban entre sus dedos cada prenda que no pude menos que comentar fingiendo naturalidad: -No van a encontrar nada ilegal-, atrevimiento al que el efectivo respondió con autoridad indiscutible: 

-¡¡Estamos haciendo nuestro trabajo!!-

Luego mi mujer, con fingida ingenuidad femenina preguntó a su vez:

-¿Y qué es lo que buscan si se puede saber-?

-Drogas- dijo uno, -O cartuchos- agregó el otro.

Un cargamento de drogas o de proyectiles adentro de 4 pantaletas y 4 interiores pensé sin por supuesto decir nada.

A todo esto uno de los efectivos había separado a un lado mi cuchillo y cuando comenzamos a guardar la ropa lo alejó un poquito más mientras yo cavilaba: -Perderé el viaje y aquí quedaré preso, pero este carajo ni de vaina se va a quedar con mi cuchillo-.

German_cabrera_t@yahoo.es  


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NELSON CASTELLANO HERNÁNDEZ, RELACIONES EXTERIORES CON LA UNIDAD


La imagen internacional de un país es el producto de una serie de acciones, posturas, apoyos a principios y valores que lo definen.

Es consecuencia de un proceso de años, en los cuales se va conquistando el respeto de otras naciones, es arduo el camino para conseguirlo y muy fácil de destruir, nos espera una larga tarea que debemos enfrentar con entusiasmo y profesionalismo.

Solo así superaremos la imagen de país tercermundista, que intenta comprar voluntades para proyectos descabellados, a costa de los intereses nacionales.

El régimen actual abandonó nuestra política de Estado, los conceptos fundamentales de una república democrática y los valores defendidos por Venezuela a nivel internacional, colocó la diplomacia al servicio de un proyecto político.

Tiene años desarrollando una diplomacia bélica, con injerencia en las políticas internas de países vecinos y amigos naturales. Señalada por su apoyo a grupos extremistas, ha permitido la penetración cubana en asuntos de seguridad nacional y perdido espacios de representación en Latinoamérica.

Ha despilfarrado los recursos a cambio del sostén al proceso autoritario que promueve. Se han contraído compromisos internacionales perjudiciales a los intereses nacionales, destinados a favorecer intereses propios a su proyecto: fondos rápidos, armas, apoyos de otros regímenes corruptos, apoyos a proyectos antiamericanos y antisionistas.

Esto ha traído como consecuencia la pérdida de credibilidad internacional, la inclusión de Venezuela en la lista de países que apoyan el eje del mal y la pérdida de influencia seria en la región.

Un nuevo gobierno debe recuperar la confianza de los países, expresando un mensaje dentro de los organismos internacionales, basado en una concepción moderna del Estado, enmarcado en los principios internacionales de justicia social internacional, de respeto a los valores democráticos y por el desarrollo integral de los pueblos. Un mensaje único deberá presentarse ante las organizaciones: ONU, Unesco, CEE, OEA, Mercosur y Pacto Andino, al cual debemos volver.

Deberá promover la integración en Mercosur, bajo el cumplimiento de las condiciones de respeto de los valores democráticos.

Un estudio inmediato deberá realizarse para definir qué compromisos internacionales deberemos mantener y cuáles suspender, tomando en cuenta: los intereses políticos ineludibles, la posibilidad de anularlos por anticonstitucionales y por qué no se cumplieron las normativas establecidas dentro de las leyes. Ej. Ratificación de su contenido por la Asamblea Nacional. Venezuela deberá presentar el principio de responsabilidad compartida frente a países que decidieron contraer compromisos, a sabiendas que el régimen actuaba fuera de la ley.

Paralelamente tendremos que garantizar la protección de los intereses de países aliados y que deseen cooperar con la recuperación del país, es necesario recordar que muchos de nuestros sistemas se encuentran intervenidos por La Habana y es probable que tengamos necesidad de desmontar sistemas de espionaje y boicot.

Necesitamos diseñar una acción geopolítica en la región, que contemple un proyecto distinto para América Latina.

La Cancillería venezolana en conjunto con otros sectores del gobierno, deberá participar en un programa para conseguir cooperación internacional para el rescate de nuestras empresas y mercados, para conseguir inversión, que incluya las garantías necesarias dentro de un marco jurídico.

Este ministerio  promoverá el regreso del talento venezolano y tendrá que acostumbrarse a comunicar sobre los logros en beneficio de su pueblo. Es necesario implementar el concepto de "Diplomacia Cultural", a fin de alcanzar una dimensión internacional, solucionar conflictos, promover el turismo, el regreso de capitales y la creación cultural.

Los pasos para realizar todo esto, presentados en blanco y negro a las instancias que promoverán la nueva política de relaciones exteriores, esperan por condiciones propicias para ser realidad.

nelsoncastellano@hotmail.com



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SUSANA MORFFE, LIDERES NATOS O CORRUPTOS NETOS (ENTRE CIELO Y TIERRA)


¿Realmente son democráticas, transparentes y con sentido de unidad las elecciones municipales? La respuesta no es fácil construirla, porque cada uno de los habitantes de la tierra venezolana, tiene una enorme lista de quejas y reclamos para no acudir el 8 de diciembre a votar. Más aún cuando en la actualidad, el estandarte de la lucha política es la corrupción. Ojala sea cierto, que los electores se emocionen con el  acto de votación y no los invada, la desidia, decepción y la incredulidad en los actores que persiguen el poder.

Al estilo de las corridas de toros, comienza la fiesta brava de elecciones municipales para elegir autoridades en los cargos, donde no escapa la corrupción con los “reyecitos” locales. Todos conocen los antecedentes de quienes hoy se lanzan al ruedo y otros con claras intenciones de repetir. De manera que la sirvenguenzura es de lado y lado. La gente sabe quien es quien, sin embargo, ciertas “majestades” se desenvuelven campantes con un falso rol de honestidad. Más de dos mil cargos entran al “coso” de la corrida y se cuentan al menos 40 mil toritos, (no me consta si serán de pura casta) para dar las mejores embestidas y  bañarse con el dulce y alucinante sabor de la victoria o la endiablada y amarga derrota.

Se escucha que ahora los corruptos enjuician a los honestos, pero esa locura tiene mucho tiempo presentándose en el país. Otro ejemplo claro, de vieja costumbre, es la apertura a la mediocridad por encima de la excelencia. Enchufados o no, todos están pegados al regazo de la Venezuela, que solo produce por y para un solo lado y los corruptos van a repetir en los cargos municipales. Nadie se ha escapado de un desliz corrupto, mientras el dinero sea el objetivo desde el poder.

De este modo, seguimos en un cíclico desafío para elegir líderes natos y corruptos netos. Y la senda para romper con el nudo, es que cada elector se aparte del facilismo, el amiguismo, el compadrazgo y el conformismo que da la pedidera de dinero, la falsa creencia que con largas colas para comprar  comida y bolsas gratis o promesas prefabricadas, van a mejorar su calidad de vida en la desangrada Venezuela. Tenemos que exigir líderes auténticamente comprometidos con las comunidades, no al servicio de los partidos políticos o de intereses para engordar las arcas personales.

La permanencia de la corrupción en el país, dependerá del compromiso de cada quien para enfocar su existencia de vida, donde cualquier cosa debe tener el precio del esfuerzo, de la capacitación y la confianza que puede brindar un gobierno con individuos honestos, capaces de mejorar la existencia de los ciudadanos, con ejemplos de libertad y condiciones  favorables para todos. Lo quieran llamar democracia, socialismo, comunismo o cualquier barbaridad entre las ideas de “reyecitos”  batracios, la Venezuela que somos todos, no debe permitir  el atraso como un comodín. Vamos a dejar que los reptiles se arrastren por el suelo, pero a cambio, tenemos que dominar el vuelo del ave que busca ascender.

susana.morffe@gmail.com

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JOSÉ PONS BRIÑEZ, LAS MUERTES DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA

A pesar de lo complejo del tema hemos escogido para la referencia en general, las experiencias en Latinoamérica que a nuestro parecer han sido las más duras; destacan la de Chile con Pinochet por las del gobierno venezolano en manos de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, logrando concebir que estos sectores de derecha política, diríamos de extrema derecha dejan una profunda herida en los corazones de estos pueblos y una dura reflexión para los tiempos de hoy.


Chile reconoce a más de 40.000 víctimas de la dictadura de Pinochet, La comisión pública que recibió e investigó nuevas denuncias de violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado en la dictadura del general Augusto Pinochet entregó un informe de 60 páginas al presidente Sebastián Piñera que incorporó otras 9.800 víctimas y 30 casos de personas desaparecidas o ejecutadas. Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD)

Esto nos indica que las madres, y demás familiares quedaron suspendidos en la vida por tan feroz, salvaje y inhumano acto de funcionarios y colaboradores de este régimen. Lo que no conlleva a pensar que los valores e ideales de desarrollo, logrados o no, se alcanzaron con sangre de los oriundos e injustificada cualquier acción de compensar la permanencia del poder en ninguno de estos ciudadanos. Resaltando sin duda alguna, que el “festín” de muertes, son responsables todos los del gobierno.

Por otro lado, El filósofo izquierdista argentino Oscar del Barco reconoció: “Los llamados revolucionarios se convirtieron en asesinos seriales, desde Lenin, Trotzky, Stalin y Mao, hasta Fidel, Raúl Castro y Ernesto Guevara”. Estos mismos opinan que más de ciento quince mil cubanos han muerto o desaparecido gracias a los hermanos Castro 5.700  cubanos han sido fusilados en la Cuba de Fidel Castro. El castrismo nació -y se ha mantenido- chorreando sangre por todos sus poros.

La opresión, iniciada en las mentes criticas, encarceladas y muertas de una u otra forma, forman el cimiento de otro de la mas grandes cementerios de Latinoamérica  que nos conduce a lograr determinar los aspectos que giran alrededor de estas “cámaras de gases” productoras e muerte. Hoy por hoy, como

Tergiversar la historia, ofensas y descalificaciones a los adversarios, el mito revolucionarios y el anti imperialismo, predica de un humanismo con carácter totalitario, empobrecimiento sistemático, fusilamientos injustificados, torturas y persecución y el culto a la personalidad de los héroes de la revolución, Fidel, Che, entre otros son algunos de los ingredientes que versan entre la muerte y el exilio en Cuba por 55 años.

He allí que la muerte sea de Derecha o Izquierda en América, son objetos de análisis y la gran vergüenza que proporcionan a nuestros Pueblos; solo deberá de interpretarse que tal indignación se transforme en acciones políticas de la gente de nuestros pueblos, oponerse a este actuar o a las pretensiones de estas prácticas deberá ser suficiente para despertar el alma libertadora de América.

…Manos a la Obra!

joseponschene@hotmail.com

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CARLOS BLANCO, UN AMOR QUE SE VA..., TIEMPO DE PALABRA

Lo peor que le puede ocurrir a quienes están en el poder es no comprender su naturaleza. Nicolás y sus anexos no lo comprenden. Acá se ha sostenido que Chávez llegó a Miraflores en hombros de muchos ricos venezolanos, no de los pobres. Aprovechó con su inigual talento las debilidades coyunturales y estructurales de las élites venezolanas que al ver desgastados a AD, a Copei, a Carlos Andrés Pérez y a Rafael Caldera, y a eventuales relevos como el MAS y La Causa R, tomaron el camino de construir, apoyar, amamantar, acurrucar, a quien se les asomó en el radar. 

No entendieron la naturaleza de Chávez y por casi una década, desde 1992 cuando emergió del cuartel, lo alimentaron, pasearon, consintieron, hasta que ese primer "flaco" de la contemporaneidad engordó y tuvo colmillos suficientes para merendarse a la mayoría de sus adinerados autores.

¿Comprendió Chávez la naturaleza del poder? Asunto difícil de definir, pero cuando murió estaba en la cúspide de una victoria que, según los entendidos, es el mejor momento de abandonar el mundo de los vivos para convertirse en eterno, al menos, por ahora.

Chávez tuvo destrezas indudables. No dio cuartel a sus enemigos y solo recurrió al diálogo cuando estaba contra las cuerdas. En la mayor parte de las situaciones su contrincante, la oposición democrática, en vez de avanzar como él hacía cuando tenía ventaja, se sentaba en la mesa que el Comandante gustaba servir a su antojo, con sus pociones y elíxires somníferos. Chávez abandonó en 2002 los requiebros con la mayor parte de las élites que le permitieron llegar a Miraflores y se envolvió en el discurso sobre, hacia, y desde la pobrecía urbana. Nada de clase obrera, ni de trabajadores organizados; se volcó hacia la informalidad social, lo que antes se denominaba la "marginalidad", pero sobre todo con un subsector peculiar con el que llegó a una zona de complacencia, que fue el malandraje citadino, cuyo lenguaje Chávez tenía -o adoptó- con toda la procacidad de los guapos de esquina.

Sin embargo, no pudo construir nada. ¿Logros? Muchos en materia de destrucción institucional y creación de sectores sociales vinculados al Estado, como nunca antes, a través de las "misiones", pero nada de una institucionalidad alternativa. No fue un edificador o constructor, no dejó estructuras trascendentes, salvo la sustitución de las viejas élites políticas y económicas, por unas nuevas con algún elemento de reciclaje de los sectores más fermentados de historias antiguas. No es poca cosa; ni se intenta minimizar su impacto histórico. Sustituir a Gonzalo Barrios o Luis Beltrán Prieto, por Diosdado Cabello, o Arístides Calvani, Isidro Morales Paúl, Enrique Tejera París, por Elías Jaua, o Miguel Rodríguez y Ricardo Hausmann por Jorge Giordani, no es irrelevante, pero de todos modos es circunstancial. Chávez no produjo una obra que permanezca en la historia salvo, como se ha dicho, la masiva destrucción institucional.

Lo más trascendente de Chávez fue en la eficacia del disfraz democrático de su autoritarismo rampante. Logró dejar islas de competición electoral real, algunos municipios, gobernaciones, diputaciones, que fueron la coartada para el control fraudulento del lomito institucional, con la Presidencia de la República como trofeo indiscutible e indisputable. ¿Qué lo facilitó? La estrategia de ofensiva permanente, brutal, sin ningún escrúpulo moral que la detuviera. Chávez ejerció el poder con la fuerza y por esa razón solo se detuvo ante la fuerza, como en 1992 y en 2002; del resto no se frenó nunca, ni siquiera ante derrotas electorales: el referéndum constitucional que perdió, lo hizo papilla con leyes y con la reforma reeleccionista; las gobernaciones y alcaldías que perdió, las trituró con la creación de cargos, como lo evidencian Jacqueline Farías y Elías Jaua como reemplazos ilegales de Antonio Ledezma y Henrique Capriles.

Más que un maestro del poder, Chávez fue un maestro del miedo, necesario para el ejercicio autoritario del poder pero insuficiente para el hombre de Estado. Carente de principios, tenía el talento para saber dónde le apretaba el zapato. Podía ser marxista y cristiano, cultor de la tercera vía o de la quinta si se presentaba el caso; encantador en el tú-a-tú era capaz de mentir sin que se le moviera el músculo del arrepentimiento o la vergüenza. Fue diestro en el manejo del miedo que, lubricado con petróleo, funcionaba casi sin chirridos. Logró simbolizar las hambres retrasadas de quienes se cansaron de vivir en las orillas del antiguo régimen. Puede que no haya entendido la naturaleza del poder, pero sí las debilidades de las élites que derrumbó y de las que creó.

LA SUCESIÓN.

Maduro intenta replicar la estrategia de Chávez, y se ha quedado con el esqueleto de esa estrategia pero sin los músculos y la piel. Lanza la jauría policial y militar, los "colectivos" y los perros de presa del sistema judicial, pero no logra convertir el terror en fortaleza propia. Las ofensivas de Chávez semejaban el avance de un ejército victorioso; las de Maduro son la desbandada de un ejército derrotado que aplica la violencia y quema casas, levanta alcantarillas y destruye el equipamiento en la medida en que se retira.

Maduro toca la vena del gusto a empresarios ávidos de dólares y cree que los coopta, atrae o somete. Nada de eso. Han de tragar sapos vivos para mantener sus negocios pero no le comunican un ápice de legitimidad al hombre que vegeta en Miraflores. Reaccionan como el siervo sometido a la espera del momento del motín. Toda esa historieta de magnicidios, golpes de estado y conspiraciones atribuidas a la oposición, no es mas que la simulación indispensable para darle razones a la represión.

Los "locos", según la autoinculpación de Cabello, se han quedado al mando, por cierto, con este personaje en la sala de máquinas tocando todos los botones. Éstos sí es verdad que carecen del sentido del poder, aunque han desarrollado el de la represión, con el grave peligro que confunden ambos. No es lo mismo mandar a dar unos planazos que lograr una alianza; no es lo mismo allanar a Mardo que explorar algún entendimiento -regularización de la guerra- con la oposición. No es lo mismo buscar legitimidad que ejercer el terror.

Nicolás se ha lanzado por la pendiente represiva pero en esa misma medida su problema de legitimidad aumenta. No importa que los diarios y las televisoras lo llamen "presidente", cosa irrelevante si de salvar el pellejo se trata. Carece de sentido del poder, no sabe que es una filigrana que se construye a diario, que mas que una mandarria es un tejido, que mas que un diktat es una persuasión. Cada vez más parece que su salida constitucional del poder es una posibilidad a la que el propio Nicolás dedica un camión de ganas.

www.tiempodepalabra.com
Twitter @carlosblancog

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