*CIPRIANO HEREDIA S. ESCRIBIÓ PARA EL UNIVERSAL: “UNIDAD CHUCUTA”
Caracas, jueves 21 de agosto, 2008
Tras el fin de las postulaciones, bien vale la pena hacer un verdadero balance de la "Unidad" alcanzada en materia de candidaturas. En ese sentido, algunos analistas sólo comentan el aspecto cuantitativo de la misma, destacando que si bien no fue total, se llegó a acuerdos en 19 gobernaciones y en más de 250 Alcaldías de las 328 que van a elecciones. Visto así, pareciera que fue casi un éxito, quedando sólo pendientes por ser resueltos casos emblemáticos como la Alcaldía Metropolitana. No obstante, detrás de esta fachada subyace una realidad distinta que obliga a empezar por preguntarse lo siguiente: ¿se logró en verdad la Unidad? ¿Fue transparente el método aplicado? ¿Cuántos factores participaron y cuál es la fortaleza de los acuerdos alcanzados?
Desde un principio Visión Emergente le apostó con sinceridad y firmeza a la Unidad. Dijimos desde el 23 de enero de este año que la misma era un valor superior más que una necesidad electoral, e igualmente señalamos que para lograrla en la justa dimensión que hace falta tenía que ser amplia y muy transparente a la vez.
Ya sentados en la mesa hicimos propuestas en ese sentido. Pedimos que las encuestas fueran claras, que se supiera siempre quién las pagaba y quién encuestaba, que el cuestionario fuera discutido previamente para evitar el sesgo y que se incluyeran en ellas a todos los candidatos sin importar el partido al que perteneciera o su condición independiente. También exigimos que hubiera la posibilidad de auditarlas. De igual forma, con suficiente tiempo de antelación, pedimos reiteradamente que se atendiera el tema parlamentario con seriedad y que los cargos de diputados regionales y concejales metropolitanos, sobre todo los nominales fueran sujeto de análisis y también de encuestas si no había consenso. De todo esto dejamos constancia en diversas declaraciones y artículos que quedan como testimonio de nuestra postura en este proceso.
Sin embargo, luego de un extenso debate que consumió buena parte del mes de mayo y todo el mes de junio para seleccionar las encuestadoras y hacer el cuestionario único, la última reunión amplia de la mesa se celebró el 02 de julio. De ahí en adelante, sólo cinco organizaciones de las 17 que firmamos el Acuerdo, se arrogaron la potestad de administrar la Unidad en nombre de todos y hacer los anuncios respectivos (algunos hablan incluso del "secuestro" de la unidad), a pesar de los insistentes llamados y diligencias privadas que hicimos los demás firmantes del pacto para ser incluidos en las conversaciones. De hecho, el 25 de julio, ante un tercer anuncio acordado a espaldas de más 10 partidos nacionales, de los independientes y de decenas de organizaciones regionales, y tras el intento fallido de lograr la amplitud, nos dirigimos al país para denunciar tal situación. Aún así, nuestro llamado fue en positivo y expresamos claramente que, lejos de darle un palo a la lámpara, buscábamos que se restituyera la Mesa Amplia de Unidad. Luis Ignacio Planas y José Antonio España mostraron preocupación por el asunto, pero en definitiva la mesa amplia nunca se volvió a reunir.
Por todo lo anterior, a estas alturas afirmamos con propiedad que la Unidad alcanzada es chucuta, porque es el producto de un proceso de acuerdos parciales y de transparencia relativa en muchos casos. De hecho, en cuanto a nuestra experiencia se refiere, dejamos constancia de qué nunca fuimos citados a discutir en ninguna mesa los resultados de cualquier encuesta para tomar decisiones en alguno de los 21 municipios donde presentamos precandidatos, y por ello nos preguntamos: ¿si las decisiones eran las ajustadas al método, por qué éstos 5 partidos no se sentaron con todas las organizaciones o candidatos involucrados en cada uno de los casos? ¿Por qué se supo de antemano en varios sitios a qué partido le correspondería la respectiva Alcaldía antes de saberse el resultado de la encuesta definitiva? La Unidad alcanzada no sólo es chucuta, sino que huele mal en muchos lados y por eso mucha gente se ha rebelado.
Por los momentos, nos administraremos con madurez y cordura apoyando a los candidatos anunciados como "unitarios" en todos aquellos sitios donde el proceso decantó con nitidez, aunque hayamos sido excluidos de su definición. De resto, habrá que darle un chance a eso que Leopoldo López llama "la segunda vuelta de la Unidad" para que puedan enderezarse algunas cargas. Ojalá no se vuelvan a cometer las mismas desviaciones.
Por último, mucho tenemos que cuidarnos los demócratas venezolanos respecto al tipo de dirigentes que estamos impulsando con este tipo de procesos, en los que se permite que unos pocos decidan en nombre de todos. La arrogancia, soberbia y sectarismo de personajes como Julio Borges, indican que estamos engendrando una suerte de aprendices de Chávez de este lado de la acera, que hoy se creen dueños de la Unidad y la oposición y que mañana si llegan a gobernar también se creerán dueños del país.
cipriano.heredia@gmail.com
Caracas, jueves 21 de agosto, 2008
Tras el fin de las postulaciones, bien vale la pena hacer un verdadero balance de la "Unidad" alcanzada en materia de candidaturas. En ese sentido, algunos analistas sólo comentan el aspecto cuantitativo de la misma, destacando que si bien no fue total, se llegó a acuerdos en 19 gobernaciones y en más de 250 Alcaldías de las 328 que van a elecciones. Visto así, pareciera que fue casi un éxito, quedando sólo pendientes por ser resueltos casos emblemáticos como la Alcaldía Metropolitana. No obstante, detrás de esta fachada subyace una realidad distinta que obliga a empezar por preguntarse lo siguiente: ¿se logró en verdad la Unidad? ¿Fue transparente el método aplicado? ¿Cuántos factores participaron y cuál es la fortaleza de los acuerdos alcanzados?
Desde un principio Visión Emergente le apostó con sinceridad y firmeza a la Unidad. Dijimos desde el 23 de enero de este año que la misma era un valor superior más que una necesidad electoral, e igualmente señalamos que para lograrla en la justa dimensión que hace falta tenía que ser amplia y muy transparente a la vez.
Ya sentados en la mesa hicimos propuestas en ese sentido. Pedimos que las encuestas fueran claras, que se supiera siempre quién las pagaba y quién encuestaba, que el cuestionario fuera discutido previamente para evitar el sesgo y que se incluyeran en ellas a todos los candidatos sin importar el partido al que perteneciera o su condición independiente. También exigimos que hubiera la posibilidad de auditarlas. De igual forma, con suficiente tiempo de antelación, pedimos reiteradamente que se atendiera el tema parlamentario con seriedad y que los cargos de diputados regionales y concejales metropolitanos, sobre todo los nominales fueran sujeto de análisis y también de encuestas si no había consenso. De todo esto dejamos constancia en diversas declaraciones y artículos que quedan como testimonio de nuestra postura en este proceso.
Sin embargo, luego de un extenso debate que consumió buena parte del mes de mayo y todo el mes de junio para seleccionar las encuestadoras y hacer el cuestionario único, la última reunión amplia de la mesa se celebró el 02 de julio. De ahí en adelante, sólo cinco organizaciones de las 17 que firmamos el Acuerdo, se arrogaron la potestad de administrar la Unidad en nombre de todos y hacer los anuncios respectivos (algunos hablan incluso del "secuestro" de la unidad), a pesar de los insistentes llamados y diligencias privadas que hicimos los demás firmantes del pacto para ser incluidos en las conversaciones. De hecho, el 25 de julio, ante un tercer anuncio acordado a espaldas de más 10 partidos nacionales, de los independientes y de decenas de organizaciones regionales, y tras el intento fallido de lograr la amplitud, nos dirigimos al país para denunciar tal situación. Aún así, nuestro llamado fue en positivo y expresamos claramente que, lejos de darle un palo a la lámpara, buscábamos que se restituyera la Mesa Amplia de Unidad. Luis Ignacio Planas y José Antonio España mostraron preocupación por el asunto, pero en definitiva la mesa amplia nunca se volvió a reunir.
Por todo lo anterior, a estas alturas afirmamos con propiedad que la Unidad alcanzada es chucuta, porque es el producto de un proceso de acuerdos parciales y de transparencia relativa en muchos casos. De hecho, en cuanto a nuestra experiencia se refiere, dejamos constancia de qué nunca fuimos citados a discutir en ninguna mesa los resultados de cualquier encuesta para tomar decisiones en alguno de los 21 municipios donde presentamos precandidatos, y por ello nos preguntamos: ¿si las decisiones eran las ajustadas al método, por qué éstos 5 partidos no se sentaron con todas las organizaciones o candidatos involucrados en cada uno de los casos? ¿Por qué se supo de antemano en varios sitios a qué partido le correspondería la respectiva Alcaldía antes de saberse el resultado de la encuesta definitiva? La Unidad alcanzada no sólo es chucuta, sino que huele mal en muchos lados y por eso mucha gente se ha rebelado.
Por los momentos, nos administraremos con madurez y cordura apoyando a los candidatos anunciados como "unitarios" en todos aquellos sitios donde el proceso decantó con nitidez, aunque hayamos sido excluidos de su definición. De resto, habrá que darle un chance a eso que Leopoldo López llama "la segunda vuelta de la Unidad" para que puedan enderezarse algunas cargas. Ojalá no se vuelvan a cometer las mismas desviaciones.
Por último, mucho tenemos que cuidarnos los demócratas venezolanos respecto al tipo de dirigentes que estamos impulsando con este tipo de procesos, en los que se permite que unos pocos decidan en nombre de todos. La arrogancia, soberbia y sectarismo de personajes como Julio Borges, indican que estamos engendrando una suerte de aprendices de Chávez de este lado de la acera, que hoy se creen dueños de la Unidad y la oposición y que mañana si llegan a gobernar también se creerán dueños del país.
cipriano.heredia@gmail.com
Carlos R. Padilla L. "Cuando los pocos toman decisiones por los otros; estos toma sus propios caminos"