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martes, 13 de octubre de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., UN RÉGIMEN MITÓMANO Y PARANOICO

Según profesionales de la psiquiatría la mitomanía, no es sino  la mentira patológica o pseudología fantástica, que deriva en varios términos aplicados para nombrar el comportamiento de los mentirosos compulsivos o habituales. La mitomanía fue descrita por primera vez en la literatura médica en 1891 por Anton Delbrueck. A pesar de ser un tema controvertido, la mentira patológica se ha definido como una invención inconsciente y demostrable de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables. Se trata de un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva y patológica. El mitómano falsea la realidad para hacerla más soportable e incluso puede llegar a tener una imagen distorsionada de sí mismo.

Por las razones anteriormente indicadas el mitómano no valora las consecuencias de sus mentiras. Por eso adopta ese comportamiento como base de su rol en la sociedad y crea falsos sistemas para sostener todos sus engaños. Miente para ganar prestigio, manipular a los demás o hacer daño. Refieren los psiquiatras que no se trata de un trastorno inofensivo, pues la mitomanía tiene efectos negativos tanto sobre la persona que lo padece, así como en su entorno, pues quién miente compulsivamente llega a creerse sus propias historias y a confundirlas con su vida real.
Y si a este grave síntoma se suma la paranoia, que se observa y escucha a diario en los medios de comunicación del oficialismo y en cadena televisiva, estamos en presencia de una situación de extrema gravedad, lo cual en otros países como sucedió en Ecuador con el presidente Abdala Bucarán, obligó a que abandonara el cargo, no renunció, pues miembros del alto mando militar lo exiliaron forzosamente en Panamá, tras argumentar que su estado mental ameritaba un tratamiento psiquiátrico, pues  además sus desplantes y bufonadas hicieron que el pueblo del hermano país le aplicara el mote del “loco Abdala”.
Entre los rasgos más característicos que identifican a quienes sufren de paranoia –según los psiquiatras – se encuentran la baja autoestima, frialdad emocional, incapacidad para la autocrítica, hostilidad con el entorno, autoritarismo, episodios depresivos, resentimiento, egocentrismo e importante grado de desconfianza. Refieren que al sentir algún tipo de frustración, los paranoicos tienden a apelar al mecanismo de la proyección; por lo tanto, atribuyen a otros sus tensiones y fantasías, además de que no aceptan razones diferentes a las propias, y es la manía persecutoria es una de las sensaciones angustiantes que las afecta. Se sienten perseguidos y acechados por fuerzas poderosas o incontrolables, por eso suelen estar a la defensiva, mirar hacia todas las direcciones y sentirse inseguros aún en situaciones cotidianas.
El temor al rechazo popular que el régimen advierte en los últimos tiempos, hoy más que nunca es más patente y ello se desprende de las recurrentes declaraciones, que a través del monopolio mediático oficial y por cadena de televisión, a diario proclaman Maduro, Cabello y otros capitostes del oficialismo, pues visto el fracaso de sus políticas (¿) sociales, temen con sobrada razón, que esta situación podría dar al traste con un gobierno en el cual ya nadie cree, pese a haber utilizado a diestra y siniestra las estrategias de Joseph Goebbels, para acusar persistentemente a “la oposición, al imperialismo, medios de comunicación, agencias internacionales de noticias, paramilitares, burguesía parasitaria, a la SIP, OEA, Departamento de Estado de EE.UU, Comunidad Europea y Fondo Monetario Internacional”, entre otros, de generar lo que califican como la “guerra económica”, que no es sino un vulgar pretexto para justificar su ineficiencia, incapacidad y negligencia en el manejo de los asuntos de estado.
Al respecto, es necesario hacer acotaciones a tamaños dislates por parte del oficialismo, ya que cualquier organismo internacional podría imaginarse que este país no solo tiene corruptos sino también ignaros, no siendo del todo así, por cuanto pese a que este gobierno no se ha preocupado de los derechos ciudadanos señalados en la Constitución Nacional, sin embargo Venezuela es generalmente un pueblo ávido de cultura, pese a que altos funcionarios del régimen no solo cometen estupideces, sino que se burlan del soberano vaciando el estiércol de su cerebro, al expresar: “es bueno comer piedras fritas y hacer colas felices”.
Un verdadero gobernante no puede dedicarse a la parlanchina tarea de repetir como un loro algunas frases que fueron recogidas al paso; insultar, difamar y exponer al escarnio público a quienes lo adversan políticamente, sino por el contrario está obligado a cumplir con las demandas y necesidades de su gobernados y no esperar que el tiempo obre el milagro, mientras la angustia, desesperación y dolor hacen mella en el alma de miles de familias a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Esas mismas familias que esperan cosas sensatas, reales más no virtuales, de las que están ávidas desde hace mucho tiempo.
La estrategia de Goebbels
Joseph Goebbels fue designado en 1933 ministro de Propaganda del régimen fascista y genocida de Adolf Hitler, y su nombramiento fue producto de la arbitrariedad de un psicópata que ofreció un  imperio de mil años.
La estrategia de Goebbels no se afianzó en el nepotismo, por cuanto en esa época no estaba prohibida, ni tampoco el narcotráfico vinculado por personeros del régimen del sanguinario Führer alemán, por cuanto en ese tiempo las mafias de las drogas estaban lejos de tener el rol estelar que actualmente les permite participar en campañas políticas (Colombia, México, El Salvador, Guatemala), pero esta estrategia si la utilizan  los gobiernos de corte fascista como el venezolano, signados por el populismo y la demagogia.
Lo más importante para Goebbels, convencido de que su misión influía en el pueblo alemán, consistió en que su propaganda era el mejor medio de lograrlo, tanto así que en un discurso que pronunció el 16 de marzo de 1933, manifestó apasionadamente: “ Un gobierno como el nuestro, obligado a tomar medidas de muy largo alcance, tiene que preparar el terreno por medio de la propaganda, con el objeto de atraer a las gentes hacia sus miras; iluminar al público es algo esencialmente pasivo; la propaganda es cosa activa. Estamos decididos a trabajar a las masas hasta que caigan en nuestros brazos”.
Por lo anteriormente indicado, no cuesta mucho comprender la razón por la que el régimen de Maduro y sus conmilitones del PSUV, hacen uso de esta estrategia goebeliana, y para ello cuentan con el más grande monopolio de medios impresos, radiales y televisivos, que jamás ni nunca existió en el país en ninguna época de su historia republicana. A esto se suma el ensañamiento contra directivos y periodistas de medios de comunicación, que no han cambiado su línea editorial como El Nacional, Talcual, El Impulso, Correo del Caroní, El Carabobeño y por otra parte el cierre del 70% de importantes diarios de provincia: “ El sol de Maturín”, “Antorcha”, “Caribe”, “La Hora”, “ Versión Final”, “Los Llanos”, ”Diario de Sucre”, “ El Guayanés”, “ El Expreso”, “El Noticiario”, ”El Nacionalista”, y “La Prensa del Llano”. Otros, como Jornada han tenido que disminuir sus páginas y editarlo en blanco y negro, mientras por otra parte más de 280 periodistas quedaron sin fuentes de trabajo. Al mismo tiempo que Diosdado Cabello mantiene su empeño de encarcelar a Miguel Henrique Otero y Teodoro Petkoff y demandar al diario español ABC y al New York Times por supuestas informaciones difamatorias.
Un gran amigo y colega en amena conversación sobre este tema soltó esta expresión: “Una democracia participativa sin medios ni libertad de expresión, es como una cama sin sabanas y sin almohadas”. No hay duda alguna de que la diversidad del lenguaje, las ideas, los códigos sociales, las técnicas, las concepciones artísticas, éticas y religiosas son elementos propios del mundo humano que conforman la cultura que es, por tanto, característica del hombre en una auténtica democracia. Los animales pueden crear sociedades disciplinadas y orgánicas, pero jamás producen esos objetivos únicos que son la cultura, la educación y los valores.
A buen entendedor, pocas palabras…..
Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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martes, 6 de octubre de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., LAS FARC Y SU CONCUBINATO CON EL CHAVISMO

 “Las FARC y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos […] que ocupan espacio en Colombia, por lo que mi gobierno reconoce a esos grupos como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”  Hugo Chávez

Un día después de la liberación de Clara Rojas y de Consuelo González Perdomo, en julio del año 2008, el extinto presidente, Hugo Chávez, exigió a los países del continente y a Europa que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) no sean más calificados como "terroristas" sino como "fuerzas insurgentes".
La solicitud de Chávez abrió una nueva polémica con el gobierno colombiano, que a pesar de haber agradecido al mandatario venezolano su papel en la liberación de los rehenes, afirmó que "por ningún motivo" aceptaba la posibilidad de que se le levante a las FARC el calificativo de "grupo terrorista".
"Señor presidente de Colombia [Álvaro Uribe], quisiera retomar con usted el diálogo, pero en un nuevo nivel. Le pido que comencemos reconociendo a las FARC y al ELN como fuerzas insurgentes de Colombia y no como grupos terroristas", afirmó Chávez en un discurso pronunciado ante la Asamblea Nacional, en el que agregó: "Las FARC y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos [...] que ocupan espacio en Colombia, destacó, por lo que su gobierno reconoce a esos grupos "como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado" y que la calificación de terroristas se debe a "la presión de Estados Unidos".
Esta aproximación ideológica, que lo podríamos calificar como un vulgar concubinato político entre las FARC y el régimen chavista, se había hecho latente desde el mismo momento cuando el entonces Ministro de Relaciones Interiores, Ramón Rodríguez Chacín, quien había coordinado el rescate del grupo de rehenes, saludó con voz entrecortada por la emoción a los guerrilleros colombianos, con una frase que quedó impregnada en la mente de los venezolanos: “Que tal camaradas, suerte y éxitos”.
Rodríguez Chacín, es un capitán de navío retirado y fue estrecho colaborador de Hugo Chávez desde los tiempos en que el extinto encabezó, siendo teniente coronel del Ejército, un fallido golpe, en 1992. Durante su carrera militar, Rodríguez Chacín se desempeñó en el área de inteligencia. A pocos días de la liberación de los rehenes colombianos renunció al cargo y al ser preguntado sobre su nuevo destino, dijo que "un revolucionario no es revolucionario temporalmente, lo es siempre. "Yo sigo a la orden y al servicio de este proceso. Voy ahora donde me mande la revolución".
Pero la revolución no lo mandó para otro cargo en el gobierno de Chávez ni en el de Maduro, sino a su bien acondicionada hacienda en los predios llaneros de Barinas, en donde según vecinos y moradores del lugar, suele celebrar periódicas reuniones con altos jerarcas de la guerrilla colombiana, entre otros, el máximo comandante de las FARC, Timoleón Jimenez alias ‘Timochenko’, quien al parecer habita en dicha propiedad y desde donde se habría trasladado hasta una pista en el vecino estado Apure, para tomar el avión de la empresa estatal PDVSA que los llevaría hasta la Habana, a  la reunión por la paz que acordó las FARC con el gobierno de Colombia.
Cabe recordar que durante los últimos años, Rodríguez Chacín se desempeñó como enlace del gobierno venezolano con los grupos insurgentes colombianos y que también fue uno de los promotores de un polémico decreto-ley de inteligencia y contrainteligencia, que obligaba a la población a actuar como informante de los cuerpos de seguridad, el cual Chávez derogó, pocos días después de sancionarla, argumentando que violaba la Constitución.
La relación o aproximación que ya era evidente entre las FARC y el gobierno venezolano, causaba encendidos comentarios en el seno de las Fuerzas Armadas, y al mismo tiempo confusión, por lo que a las primeras de cambio aquellas palabras que condenaban las pretensiones del gobierno -de acuerdo a como lo manifestó en su momento Baduel- de usurpar un modelo socialista y convertir a Venezuela en un capitalismo de Estado, sirvieran para que se especulara que su salida del despacho de Defensa, obedecía a su disgusto con el poder ejecutivo de imponer en los cuarteles el lema: “Patria, socialismo o muerte”
Este cronista autor de la columna “Toque de Diana” que por espacio de 37 años mantuvo estrecha relación con el mundo castrense, logró conocer de fuente fidedigna en aquel momento, que el principal detonante de estas diferencias entre Chávez y Baduel, viejos compañeros de armas que juraron ante el Samán de Güere, se debía la negativa del Presidente de la República a enfrentar el problema de la violencia fronteriza, que era propiciada por la guerrilla colombiana de las FARC. Ello se pudo comprobar días después por declaraciones de Baduel publicadas en el diario El Tiempo de Bogotá, en las que siendo aún ministro de la Defensa expresaba tácitamente: “Las fuerzas militares de Venezuela no son proclives a las FARC”.
Sin embargo, la presencia de guerrilleros de las FARC y del ELN en Venezuela es de vieja data, con el agravante de que en los últimos años desde que detenta el poder el llamado socialismo bolivariano y marxista, estos ocupan extensas zonas de los estados Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Cabe significar que las FARC llegaron a tener en la década 2000-2010, más de 7o personas para canjearlas, cifra que se ha ido reduciendo por posteriores liberaciones, fallecimientos,  asesinatos y fugas hasta los actuales momentos.
En el año 2002 la guerrilla colombiana elaboró una lista de “canjeables” de aproximadamente 60 personas, en las que figuraban seis congresistas, doce diputados regionales, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y su compañera de fórmula Clara Rojas, tres estadounidenses y decenas de soldados y policías, pero el canje no llego a producirse.
Cinco años después, en el 2007, hubo un intento de mediación por parte del extinto Hugo Chávez, que fue cancelado por el presidente Álvaro Uribe en noviembre, pero los guerrilleros como gesto de “desagravio” hacia Chávez, liberaron a dos rehenes en el año 2008. Es a partir de entonces cuando se comenzaron a realizar nuevas mediaciones hasta el año 2010, cuando anunciaron la liberación de otros cinco secuestrados, como gesto de desagravio, en esta ocasión, hacia Piedad Córdoba, destituía de su cargo de Senadora, quien por cierto suele visitar Venezuela con mucha frecuencia, y para cuyo fin el gobierno venezolano le facilita aviones de PDVSA y del Ministerio del Interior, amén de una tarjeta de crédito de monto ilimitado.
En la "operación Jaque" (2008) fueron rescatados Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once militares y policías, y la "operación Camaleón" (2010) devolvió la libertad al general de la Policía Luis Mendieta y tres uniformados más.
En las zonas fronterizas, la presencia de la guerrilla colombiana en territorio venezolano es virtualmente notoria, y así lo han denunciado por años comerciantes y empresarios a quienes amenazan  si se niegan a pagar las denominadas vacunas de protección. Un mal que parece no tener fin, por la poca importancia que el régimen le asigna a esta situación que cada día tiende a empeorar, al extremo de que hasta poseen una emisora “Antorcha Estéreo”,  que a juicio de los tachirenses, constituye una prueba más de que los guerrilleros hacen lo que quieren en nuestro país.
Acordados los términos de la paz firmada entre las FARC y el gobierno colombiano, el presidente Santos afirmó que los subversivos no serán extraditados a EE.UU., y podrán aspirar a cargos públicos en Colombia, como parte de los acuerdos de paz con el Gobierno y que al completarse el proceso de dichas negociaciones, en marzo del 2016, cualquier guerrillero podría optar por un cargo público, al argumentar que el proceso busca que dejen las armas y continúen su lucha por la vía legal. Incluso, aseguró que el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, con quien logró el acuerdo tras llevarse a cabo intensas negociaciones en Cuba, donde aún continúan, podría aspirar a la presidencia.
¿Y qué garantía tenemos los venezolanos de que una vez firmada la paz, la guerrilla colombiana no siga usurpando nuestra soberanía y deje de hacer de las suyas, ante la complaciente mirada de un régimen que detrás de bambalinas, la apoya abiertamente, por haber sido reconocida por Chávez como “una fuerza insurgente que tiene un proyecto político, que tiene un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”?
Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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miércoles, 30 de septiembre de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., MARXISMO BOLIVARIANO: ARROZ CON MANGO

 “Con mi nombre se quiere hacer en Colombia el bien y el mal, y muchos lo invocan como el texto de sus disparates” SIMÓN BOLÍVAR
En un establecimiento comercial ubicado al lado de un conocido supermercado en la ciudad de Maracay, y en el que me encontraba en espera de que lo abrieran, escuché  a un hombre vociferando en alta voz, como para que todas aquellas personas que hacían cola en procura de alimentos lo escucharan. Ataviado con franela y gorra roja, hacía alarde de su militancia en el PSUV, y a todo gañote y haciendo notar su trasnocho con el tufo que llegaba a distancia, tomó por el hombro a otro sujeto que aguardaba en la cola y al que conocía, por la manera del trato con el que le dijo en voz alta: “Tenemos que defender el marxismo bolivariano que heredamos del Comandante Supremo y nuestro Libertador, Hugo Chávez”. La gente para no caer en provocaciones, solo atinó a mirarse entre sí y en silencio, probablemente para evitar una innecesaria confrontación con el individuo.
Seguros estamos que en el alvéolo del tálamo de su cerebro, ni siquiera figura la palabra marxismo, pues para sus adentros probablemente se preguntará: ¿Con qué se come eso? Lo cierto es que el individuo blandiendo un periódico de los que el régimen distribuye gratuitamente en todo el país, repetía una y otra vez la misma frase, evidenciando obviamente que además de su trasnocho etílico, buscaba deliberadamente provocar a los presentes.
El sujeto de marras mencionaba el marxismo como si se tratara de un  objeto de su obsecuente  lenguaje, que no dudamos escuchó en  alguna de las peroratas de Maduro que casi a diario y en cadena realiza a través de VTV, Tves y todos los medios radiales de que dispone  el régimen, abusivamente. Desconoce sin lugar a dudas, que para el marxismo la base de la organización social era la división de clases, concepto ciertamente complejo que hasta el día de hoy genera conflictos en torno a su definición. Para Marx y otros filósofos contemporáneos, como Engels, la sociedad capitalista se dividía en clases según los medios de producción que se poseyeran o  la fuerza laboral.
Mucha gente se pregunta, ¿por qué se les ocurrió a los ideólogos venezolanos del socialismo del siglo XXI, denominarlo socialismo bolivariano y marxista, conciliando pensamientos antagónicos que se corresponden a épocas, realidades, circunstancias y visiones distintas, tales como el liberalismo de Bolívar y el comunismo de Carlos Marx, cuando no existe ni remotamente una identidad entre las ideas del prócer venezolano y el llamado socialismo del siglo XXI? Y por otra parte, ¿Qué afinidad se puede encontrar entre el liberalismo conservador del Libertador y el materialismo histórico del alemán?
Estaban acaso los trasnochados socialistas bolivarianos y marxistas, en conocimiento sobre el criterio que de Bolívar tenía Marx, quien en enero de 1858, a 28 años de la muerte del caraqueño, publicó un artículo en el “The New American Cyclopedia”, en el que redactó una sintética biografía llena de vacíos, errores e imprecisiones, acusándolo entre otras cosas de “su tendencia al despotismo, su afición a los homenajes y frecuentes negligencias en sus campañas militares”. Su opinión fue crítica y peyorativa, pues refería en el citado artículo que “Bolívar era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar, en la que los asuntos más importantes quedaban en manos de favoritos, que arruinaban las finanzas públicas y luego recurrían a medios odiosos para reorganizarlas”
Pero el asunto no para allí, pues algunos días después, el 14 de febrero de 1858, al comentar las observaciones y reparos realizados por Charles Dana, coeditor de “The New American Cyclopedia” a su artículo, en carta dirigida a Engels, Marx menciona a Bolívar, negándose a compararlo con Napoleón Bonaparte, y lo califica como el “canalla más cobarde, brutal y miserable”. Ni siquiera con el tiempo cambió sus criterios, pues entre febrero y septiembre de 1860, en su “Herr Vogt” afirmó: “La fuerza creadora de mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, el de Simón Bolívar”.
De tal manera que el socialismo bolivariano y marxista es simplemente un arroz con mango, o lo que en término coloquial podríamos decir un bodrio, por cuanto se trata de una inaceptable mescolanza de sistemas de pensamiento contradictorios e incompatibles, expuestos con simpleza y mediocridad, que nadie entiende ni procesa y que demuestra al mismo tiempo la inexistencia de una doctrina propia, estructurada y coherente, y que esa falta de contenido se llena con gestos histriónicos; simbología popular (los ojos de Chávez); figuras de personajes históricos emblemáticos (Che Guevara); cultos necrófilos; clientelismo irresponsable y discurso populista, autoritario, violento y desafiante, que auspicia la descalificación y el revanchismo adornado con el insulto y el lenguaje procaz, que termina finalmente sustituyendo a las ideas.
Según Aristóteles la demagogia origina “las revoluciones en las democracias”. Y nada más cierto, pues los demagogos saben hablar, hipnotizan a las masas, su verdad es la única y es la voz de Dios, además de que detestan la libertad de expresión y de prensa y todo disidente o crítico es enemigo, traidor, imperialista, burgués o escuálido. No se cansan de acusar a los medios de comunicación para justificar su fracaso; todo gasto público es inversión. Es su patrimonio privado que reparten a discreción, pero cobran en obediencia y riqueza, pues como lo refiere Max Weber: “La entrega al carisma, del caudillo no ocurre porque lo mande la costumbre o la ley, sino porque la gente cree en él. A su persona y a sus cualidades se entrega el séquito y el partido”.
Por eso es que la demagogia populista les hace incurrir a los socialistas marxistas del régimen, en recurrentes contradicciones, como por ejemplo hablar de su intenso amor por la paz y anunciar la compra de 8 aviones de guerra; predicar a los cuatro vientos su apego a la democracia participativa e incluyente, y tener presos políticos como Leopoldo López, Antonio Ledezma y casi un  centenar de estudiantes, muchos de ellos objeto de torturas denunciadas ante la CIDH; pregonar a los cuatro vientos la absoluta libertad de expresión y de prensa y exponer al escarnio a César Miguel Rondón, por el solo hecho de haber entrevistado al Alcalde de Cúcuta, sobre el problema fronterizo colombo-venezolano, y por último, su feroz ensañamiento contra los diarios EL NACIONAL, Talcual y otros importantes medios impresos de provincia
Para los demagogos y populistas, las ideologías y el odio son el sustento de sus políticas. Hablan constantemente en reuniones, concentraciones, y todo cuanto sarao preparan para el tinglado simulado de democracia, pero atizando pasiones sin limitaciones ni intermediarios, de manera que alientan el odio de clases contra los ricos, a los que acusan de ser “antipatriotas”, siempre con el encendido verbo ideológico seudo revolucionario, que los identifica como providenciales, carismáticos, agradables en la tribuna, pero infernales en el entorno privado.
Hitler, Mussolini, Perón y otros cuantos dictadores concentraron el poder y rompieron la democracia, pues fueron unos tiranos, dictadores y enemigos de la libertad, que con fantasías ideológicas sometieron a su libre albedrío y voluntad, la vida y patrimonio de sus compatriotas. Lord Acton (1834-1902) refiriéndose al poder total de que disponen los dictadores dijo: El poder corrompe. Y el poder absoluto, corrompe absolutamente” y J.F. Kennedy (1917-1963) expresó: “Aquellos que, cabalgando a lomo de tigre, locamente buscan el poder, acabaron dentro de él”.
Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
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jueves, 17 de septiembre de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., LA SENTENCIA DE LÓPEZ, OPROBIO PARA LA PATRIA DE BOLÍVAR

 “Seré implacable con los que, obcecados en sus crímenes, resistieren el suave impulso de la verdad y la justicia, y prefirieren el escándalo de una guerra fratricida y legar a sus descendientes la infamia y el oprobio”  Simón Bolívar
La Constitución Nacional y la ley contienen la presunción de ser conocida por todos sobre quienes impera. La ley busca evitar los desafueros, corrupción, peculado, abusos de poder, pero a nombre de ella se han perpetrado actos de injusticia y persecución. La insólita sentencia dictada por la Jueza Susana Barreiros, a Leopoldo López, quien deberá purgar condena de 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas en el recinto carcelario militar de Ramo Verde, constituye un aberrante dictamen que pone en entre dicho más aún, a la justicia (¿) socialista revolucionaria y por ende comunista, del actual régimen que preside Nicolás Maduro.
La historia enseña que los cambios que perduran son los realizados en democracia, con libertad, diálogo, tolerancia y respeto a los ciudadanos. La imposición, la soberbia, el convencimiento de ser el único dueño de la verdad y  forzar un estilo de vida social y política a quienes se gobierna, no solo constituye un descarnado y descarado abuso de poder, sino una marcada insensibilidad hacia la dignidad del ser humano, a su familia y al país nacional, pues al pisotear las libertades individuales, se mancilla y menosprecia a las personas, a la Constitución Nacional y a las leyes.
Es cierto, como me refería en amena conversación un conocido amigo jurisconsulto, que la Ley no marca exclusividad ni monopolio, aun cuando rige para la sociedad entera sin discriminación alguna. Pero hay quienes como Maduro, Cabello y otros capitostes del régimen que predican las bondades del socialismo del llamado siglo XXI,  las quebrantan por ignorancia, insensibilidad o por insolente irrespeto a la sociedad, sin importarles un bledo las consecuencias que de sus mal habidas atribuciones deriven.
No solo el país nacional se sorprendió del dictamen que se dictó contra López, sino también  Organismos internacionales y prominentes personajes que expresaron su solidaridad, así como la coalición de 96 ex presidentes y primeros ministros democráticos, que conforman el Club de Madrid, el cual en un comunicado en el mes de marzo de 2014, dio a conocer su acuerdo, y también Irwin Cotler, abogado de Nelson Mandela, quien abogó por la liberación de López en el aniversario de la muerte del ex presidente africano, que fue encarcelado por motivos políticos. A ello se suman la ONU que mediante decreto con fecha 8 de octubre de 2014 exigía que Leopoldo López debía ser liberado inmediatamente, tras una investigación exhaustiva, que determinó había sido detenido arbitrariamente. Suman muchos otros organismos internacionales, como el Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias del Consejo de Derechos Humanos de la ONU encargado de la investigación, en la que también participó el Estado venezolano; Internacional Socialista, a la que no se le permitió el acceso de sus dos representantes para visitar a López en la cárcel militar de Ramo Verde el 16 de noviembre de 2014 y la Comunidad Europea; Amnistía Internacional que criticó la falta de independencia judicial en el juicio; Organización de defensa de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW), que calificó la “Condena a López como una muestra el deterioro del Estado venezolano”;  Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del gobierno español, quien pidió respeto a las garantías procesales y a la libertad de todos los políticos en Venezuela; Felipe González, ex presidente de España: “Venezuela es una dictadura de facto”.
Nada más cierto lo expresado por la Ex Magistrada del TSJ Blanca Mármol de León, cuando refiriéndose al tema manifestó "No es una sentencia. Es una orden". Y es que Leopoldo López, es hoy por hoy el dirigente político de mayor significación nacional e internacional, y así se observa en  las encuestas locales, por  lo que el país y la comunidad internacional lo  reconocen y  lo apoyan. 
El régimen prefiere mantener tras las rejas a Leopoldo López, aun sabiendo que no es una sentencia con una base jurídica sólida con análisis de estricto apego a la legalidad, y que tampoco es un acto jurisdiccional pues no contiene argumentación, análisis probatorio ni mucho menos análisis jurídico, como bien lo asevera Juan Carlos Gutiérrez, abogado de López.
Para el pueblo venezolano es difícil digerir los 13 años, nueve meses, siete días y 12 horas de condena que le impuso la jueza a López, una sentencia que a juicio del abogado José Vicente Haro es  totalmente "desproporcionada", si se compara con la pena de 14 años y seis meses que recibió Walid Makled, un narcotraficante confeso; o los cinco años que le impusieron a los menores de edad involucrados en el asesinato de la actriz Mónica Spear y su esposo.
En una auténtica democracia, la justicia es un conjunto de valores esenciales sobre los cuales se basa una sociedad y el Estado, y estos valores son: el respeto, la equidad, la igualdad y la libertad, que en el caso de nuestro país brillan por su ausencia, pues quienes detentan el poder violan no solo las leyes sino – lo más grave – la propia Constitución Nacional, al más puro estilo de guapo de barrio, al que nada intimida y asusta. Si no, veamos el envalentonamiento de Nicolás Maduro insultando por televisión y en cadena a sus adversarios políticos y a un Diosdado Cabello anticipando con su mazo en la mano, la pena que le sería impuesta días después a Leopoldo López, atemorizados sin duda alguna por el deterioro del régimen, al que según las encuestas rechaza un 78% de su población a nivel nacional.
Pero será la justicia divina, la que es llevada a cabo por Dios, y que para los cristianos tiene el poder de ejercerla,  la que castigará a quienes cegados por el poder se envilecen cruelmente y sin empacho alguno, tomando venganza contra todas aquellas personas que les estorba en su camino, en su pretensión de eternizarse, sin importarles  en lo más mínimo la desgraciada suerte que atraviesa el país desde hace varios años.
Existe la injusticia que no aparece solamente en la ley y en el cumplimiento de la misma, sino en el día a día, cuando algunos de los valores como el respeto, la verdad, el amor al prójimo, la solidaridad, la ética, no se toman en cuenta y son dejados de lado. Valores estos que brillan por su ausencia por lo que a veces, la mala justicia o injusticia y el abuso conducen inevitablemente a fallas en el ordenamiento jurídico, denominado vacío legal, que es lo que estamos presenciando con el ensañamiento del régimen contra Leopoldo López, un caraqueño de 42 años de edad, segundo de los tres hijos del matrimonio entre Leopoldo López Gil y Antonieta Mendoza, por cuyas venas corre sangre del Libertador, pues es tataranieto de Concepción Amestoy Palacios, sobrina de Simón Bolívar, y al mismo tiempo descendiente de Cristóbal Mendoza, primer presidente constitucional de Venezuela.
¡Qué ironía!. El régimen, sin vergüenza ni escrúpulo alguno, condenó vilmente a un descendiente del Padre de la Patria, al que tanto invocan, y hasta lleva su nombre en un mamotreto laxativo que denominan revolución socialista y “bolivariana”.
No hay duda alguna, estamos en presencia de un régimen que exhibe un membrete ideológico disfrazado de democrático, pero que es comunista, en el que se habla de libertad, soberanía, desarrollo, igualdad y tantas falsas promesas, para engañar bajo su ética populista y demagógica con la que alcanzaron el poder democráticamente, y seguir haciendo de las suyas. Ya se les acabó el libreto, pese a la desbordada publicidad en los canales del estado, en los que con su paternalismo dadivoso pretenden erigirse como nuestros redentores.
Una máxima del Libertador:” LA JUSTICIA SOLA ES LA QUE CONSERVA LA REPÚBLICA”
Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
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miércoles, 9 de septiembre de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., ANTE LA INJUSTICIA: DESOBEDIENCIA CIVIL

Históricamente la desobediencia civil nace como consecuencia de los atropellos ejecutados por quienes detentan un poder legítimo en su origen, pero no en su ejercicio contra un colectivo en particular, de tal manera que la desobediencia civil tiene sentido, cuando se busca proteger los derechos humanos inherentes a un grupo y a quienes le son vulnerados.

Mucho antes de que los militares de Altamira se declararan en desobediencia legítima, el Artículo 350 de la Constitución se había convertido en un tema de conversación controversial. La desobediencia civil estuvo consagrada en la constitución originaria de 1811 pero desapareció en todas las constituciones posteriores incluyendo la del año 1961. Fue el general Francisco Visconti quien planteó reinsertar en la Constitución de 1999 el artículo 350, con el propósito de beneficiar a las personas militares y civiles que participaron en las intentonas de golpe del 4-F y27-N.
De tal manera que la Constitución consagra el derecho y deber de desobedecer cuando se violen derechos, garantías, principios y valores constitucionales. Aunque la desobediencia signifique actuar ilegalmente, esto es sólo en apariencia, porque realmente la ilegalidad se encuentra en el acto desobedecido no en la actuación del desobediente, de acuerdo a la opinión de calificados juristas constitucionalistas. Por lo que en consecuencia, cada ciudadano, decide desobedecer en el momento en que observe que se están dictando normas, actos, sentencias, decretos, etc. contrarios a la Constitución, es decir a los derechos, garantías, principios y valores constitucionales. Como se supone que todos formamos parte del soberano en el que el espíritu, valores, y principios son compartidos y precisamente por ser comunes a todos se encuentran expresados en la Constitución, entonces es probable que lo que a cada quien le parece violatorio de la norma constitucional, sea un sentimiento compartido por la mayoría, con lo cual, aquello que en principio es una opinión particular se convierte en una opinión pública, que puede generar reacciones, dentro de las cuales se encuentra las de desobedecer.
¿Y es que acaso en nuestro país, no se observa todos los días la sistemática violación de la mayoría de los artículos que contempla la Constitución Nacional, peyorativamente denominada La Bicha por el Comandante galáctico?  Enumeramos sólo tres (3) para reafirmar lo anteriormente expuesto, y que justifica por si solo la aplicación del Artículo 350:
•        Artículo 116.- No se decretarán ni ejecutarán confiscaciones de bienes sino en los casos permitidos por esta Constitución. Por vía de excepción podrán ser objeto de confiscación, mediante sentencia firme, los bienes de personas naturales, jurídicas, nacionales o extranjeras, responsables de delitos cometidos contra el patrimonio público..etc. ¿Acaso el difunto Franklin Brito incurrió en este delito por el cual pagó con su vida hace 5 años, tras bárbaro ensañamiento del que fue víctima por espacio de tres años?
•        Artículo 31.- Toda persona tiene derecho en los términos establecidos por los tratados, pactos y convenciones sobre derechos humanos ratificados por la República, a dirigir peticiones o quejas ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto de solicitar el amparo a sus derechos humanos, por lo que el Estado adoptará, conforme a procedimientos establecidos en la Constitución y a la ley, las medidas que sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos internacionales previstos en este artículo. ¿Y entonces como quedan los súbditos colombianos que fueron deportados a su país, tras inhumanos procedimientos, que puso en tela de juicio el talante dizque democrático del régimen?
•        Artículo 58.- La comunicación es libre y plural, y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de la Constitución(…) .¿ Cómo se explica entonces la arbitraria detención de Leopoldo López, Daniel Ceballos, Antonio Ledezma y un centenar de estudiantes, así como la feroz acometida de Nicolás Maduro, personeros del régimen y el presidente de la Asamblea Nacional, contra medios de comunicación, entre otros EL NACIONAL y TALCUAL y una veintena de diarios de provincia, de los cuales muchos de ellos dejaron de circular?
El maestro Vasconsello para quien la mejor definición de justicia la extrae del pensamiento de Benito Juárez: “La Justicia es el respeto al derecho ajeno”, pues existirá el clima jurídico necesario para que puedan desenvolverse armónicamente los derechos sociales e individuales generando la equidad”.
En un clima de irrespeto a la ley nace la intranquilidad, y con ella el menoscabo del orden jurídico. El respeto a todos los derechos ajenos debe ser total; no nos podemos contentar con amparar algunos y despreciar a otros, quizás llevados por la irreflexiva idea que entre los derechos existen diferencias, gradaciones, causa por la cual a veces se tutelan unos y se desprotegen otros.
De tal manera que la necesidad de la justicia, como lo sostenía el jurista Celso, es reconocer a cada quien lo que le pertenece; lo que no es muy fácil de lograr, por las ambiciones, apetitos y ansias de dominación, que lamentablemente subyacen en el género humano. Poco a poco lentamente, y a veces en medio de tantos sufrimientos, la humanidad ha ido reconociendo que los hombres, por el mero hecho de serlo, tienen derechos inalienables que ninguna autoridad puede desconocer.
Estos derechos fueron ampliamente difundidos por el movimiento Iluminista en el siglo XVIII.
Al comienzo se refirieron a los derechos individuales, derecho a la vida, honor, libertad de pensamiento, etc., y posteriormente fueron ampliándose en el aspecto social, pues se reconoce el derecho a una existencia digna, a la salud, educación, etc. Nadie puede exigir derechos sin cumplir obligaciones, pues al igual que la moneda que tiene sello y cara, el derecho solo subsiste cuando se cumple con el deber.
En un régimen de derecho estos principios son insoslayables. Cuando estos principios son violados enerva el  espíritu de los ciudadanos que no tienen otra alternativa que recurrir a la llamada teoría de Rawls, que se circunscribe la aplicación de la llamada desobediencia civil, según su autor, pag. 404, “En una sociedad casi justa, una sociedad bien ordenada en su mayor parte, pero en la que, no obstante, ocurren violaciones graves de justicia”.
Rawls sostiene que un estado próximo a la justicia, requiere un régimen democrático por cuanto su teoría se refiere al papel que desempeña, y a la justificación de la desobediencia civil ante las autoridades democráticas legítimamente establecidas. Define la desobediencia civil de la siguiente manera: “Es un acto público, no violento, consciente y político, contrario a la ley, cometido con el propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno”. Cita a título de ejemplo a Howard Zimn quien al referirse a la desobediencia civil señala: “Es la violación discriminada y deliberada de la ley con un propósito social de vital importancia”.
Para Rawls la desobediencia civil es un deber más que un derecho; se actúa porque se considera violado un principio, como es el caso de Venezuela, en el que se ha infringido gravemente el primer principio de la justicia y por tanto es un recurso estabilizador del sistema constitucional, que ayuda a mantener y reforzar instituciones justas, las cuales  voceros del oficialismo tildan de acciones conspirativas, fascistas y golpistas.
Los venezolanos debemos tener muy claro y acendrado en nuestras mentes y corazones,  que aunque la desobediencia civil amenaza la concordia ciudadana, la responsabilidad no recae en  aquellos que protestan, sino en aquellos cuyo abuso de poder y de autoridad justifica tal acción; porque emplear el aparato represivo del Estado para mantener instituciones manifiestamente injustas, es una forma de fuerza ilegítima a la que los hombres tienen derecho a resistirse.
 Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
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viernes, 28 de agosto de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., ¿DEMOCRACIA EN VENEZUELA?

“El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos, y se respeta el valor sagrado de la humanidad: la nuestra es la madre de todos los hombres libres y justos, sin distinción de origen y condición” Simón Bolívar

La democracia en la antigüedad era directa; se expresaba a través de manos levantadas en el ágora; estaba circunscrita a ciudades pequeñas (de dos o tres mil habitantes); era ejercida sólo por hombres libres (las mujeres y los esclavos estaban excluidos de la vida política) y no tomaba en cuenta al individuo sino a la colectividad. La democracia moderna es representativa; se expresa a través del voto secreto; se da en naciones con talante democrático; ha ampliado considerablemente el derecho al voto y le concede un gran valor al individuo.

La democracia implica la mayor participación posible y en la sociedad moderna hay decisiones que sólo pueden tomar los expertos: cómo abatir la inflación, generar empleo, estabilizar una moneda o resolver la inseguridad, por ejemplo. Pero si pretenden como es el caso venezolano en los actuales momentos, quienes detentan el poder desde hace 16 años, manejar el país a la buena de Dios y a su más entero capricho, sin el más mínimo asomo de buscar soluciones a la grave situación que padece la nación, como consecuencia de sus erradas políticas, no hay duda que estamos en presencia de un régimen ajeno a los derechos humanos, libertad de expresión y libre comercio, que nos está conduciendo a las puertas de una apocalíptica crisis en todos los sentidos.

Maduro y sus conmilitones políticos del PSUV, se empeñan en hacer creer que el país disfruta de una verdadera democracia participativa, pero los hechos que saltan a la vista ponen de manifiesto todo lo contrario, como el encarcelamiento de líderes políticos: Leopoldo López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y un centenar de estudiantes, empresarios y comerciantes, entre otros, solo por el hecho de disentir del modelo socialista que se empeñan en sembrar en el país; la saña en contra del diario EL NACIONAL al que prohíben enajenar, vender o realizar cualquier tipo de negociación mercantil; los permanentes ataques verbales de Maduro, Cabello y otros dirigentes del oficialismo a personeros de la oposición, acusándolos de insólitos hechos como el “descuartizamiento” de una señora perpetrado por un delincuente, cuya privilegiada memoria denunció a 21 personas supuestamente implicadas en este aborrecible crimen; el atropello y vejamen a periodistas a los que se les agrede físicamente sin motivo alguno, por el simple hecho por cumplir con su labor profesional; la incesante campaña de desprestigio a través de los canales de estado VTV y Tves, contra dirigentes de la oposición; la detención de ciudadanos por el simple hecho de haber  abucheado a la gobernadora del estado Falcón y a la Ministra de Turismo, esposa de Diosdado Cabello, en la población de Chichiriviche. Bueno, y una sarta de atrocidades que ya el pueblo ni siquiera toma en cuenta, pero que sin embargo, no deja de hacer daño a quienes son víctimas de la perversa actitud de los que se creen dueños y amos del país, cobijados bajo una mal llamada revolución bolivariana y socialista.

Lejos están los socialistas de nuevo cuño ahora enquistados en el poder, de hacer fe de la verdadera democracia, la que permite las reformas sin violencia, en la que la voluntad general debe armonizarse con la del Estado para gobernar democráticamente, porque gobernar democráticamente no tiene que ver con quién tiene el poder, sino a quién beneficia el poder.

Quienes con rostro de piedra mienten y engañan todos los días, tienen la vieja creencia de que por repetir una y otra vez, se pueda convertir un enunciado falso en verdadero. Nada más errado, por cuanto el pueblo venezolano ha despertado, acosado de una cotidiana mentira, y observado a quienes los engullen con sus mentirosas posturas socialistas, ataviados con trajes de marca, engullir manjares y disfrutar de las mieles del poder, mientras en calles de las ciudades de todo el país se observa a niños, ancianos y mujeres mendingando para procurar sus subsistencia., todo como consecuencia de un régimen corrupto e impune que arribó al poder con falsas promesas como las de eliminar de las calles a los niños abandonados, que hoy por hoy en muchos casos son los jóvenes volcados en la violencia y el delito, que día a día crece ante la mirada impotente de millares de conciudadanos.

Muchos se preguntan, ¿cómo levantar una democracia, en la que los jueces inclinan la balanza de acuerdo a sus “intereses muy particulares”, con leyes que nunca se aplican y en la que los organismos de control tienen marcada inclinación hacia el partido de gobierno, del que acatan órdenes sin el menor escrúpulo y vergüenza? Y tienen sobrada razón para mostrar su malestar, basado en la desconfianza que genera la aplicación injusta de la ley, en un gobierno (¡) en el que la sociedad es víctima de la negligencia, ineptitud e incapacidad de quienes manejan las riendas del poder. La única esperanza está a la vuelta de la esquina el próximo 6 de diciembre, fecha en la que se celebrarán las elecciones parlamentarias, oportunidad que permitirá mediante el voto popular, alcanzar el cambio que millones de venezolanos anhelamos, cansados y hartos de tanta demagogia, injurias, populismo, insultos, mentiras y todo cuanto les viene en gana,. Oportunidad que permitirá cerrarles la puerta en sus propias narices, a los defensores a ultranza del llamado socialismo del siglo XXI, con el que pretenden mediante engañifas y trampas, establecer definitivamente en el país.

La nación toda se encuentra inerme ante la desbordada delincuencia. Los marginados convertidos en delincuentes, como una suerte de “negocio de riesgo”, cuentan con abogados y jueces a los que pueden remunerar bien por su defensa. Y en los propios centros penitenciarios, guardias nacionales y personal civil, toman parte del reparto aplicando su propia ley. Todo ello genera en la población un justificado temor, angustia y miedo ante la posibilidad de ser despojado, secuestrado o asesinado en cualquier sitio o lugar de la geografía patria.

La abogada Rocío San Miguel, presidenta de la ONG Control Ciudadano expresa su preocupación en tal sentido ante la escalada de la crisis: escasez, inflación, y desabastecimiento, elementos que han sido el detonante del malestar social y de acuerdo a las estadísticas que maneja el Observatorio de la Violencia en Venezuela, se han realizado 16 protestas y 6 intentos de saqueos semanales. Y las Fuerzas Armadas Nacionales, a través de la Operación Libertad del Pueblo (OLP), adelantan un fuerte mecanismo de represión militar, que hasta la presente fecha ha generado más de 900 detenciones para contener supuestamente a la delincuencia, pero reprimiendo también a la población descontenta con el gobierno de Nicolás Maduro.

Un cuadro nada alentador, si observamos los últimos y recientes acontecimientos políticos, sociales y económicos, que mantienen en vilo al país y con un barril de petróleo a $ 39 dólares, lo cual hace suponer al común  de los ciudadanos que la inflación tiende a crecer desproporcionadamente, como reflejan las estadísticas  de conocidos economistas de las más prestigiosas Universidades nacionales.


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careduagui@yahoo.com // @_toquedediana

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martes, 18 de agosto de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., UN RÉGIMEN TRAGICÓMICO

Hace algunos años, una de las plantas de televisión transmitía un programa de concurso que era animado por el popular Guillermo González,  hombre de dilatada trayectoria en dicho medio, quien solía chacharear con los concursantes  y utilizaba una frase que luego fue cotidiana en las charlas entre amigos y conocidos, ya que cuando algún interlocutor, se la echaba de avispado, solía decirle: “rolo e’ vivo”. Viene a la memoria de este columnista, el mencionado programa televisivo, no solo porque era entretenido y ameno, sino porque observando el espectáculo tragicómico que todos los días y muchas veces en cadena, el régimen por medio de su animador estrella desliza cualquier disparate, éste nos induce mentalmente a preguntarle: ¿Cuánto vale el show?.

Y es que los actores de la comedia oficial, todos los días montan un show, con el fin único de distraer la atención de millones de venezolanos, que con angustia viven una desesperada situación ante la crisis que hace mella en sus bolsillos y afecta su calidad de vida, por la escasez de productos alimenticios, medicinas, bienes y servicios, desempleo, inseguridad y la migración de miembros de sus familias en busca de nuevos horizontes allende las fronteras, situación que se ha convertido en una verdadera y dolorosa tragedia para cientos de miles de  hogares.
Es común escuchar a la gente, en calle, plazas, comercios, bancos y otros lugares, que Maduro y quienes se encuentran enquistados en el gobierno,  todos los días esgrimen un tema, aunque sea venial, como para distraer la atención de la caótica situación que mantiene en vilo a hombres, mujeres, ancianos y niños de todo el país,  huérfanos de políticas sociales y económicas,  que tiende a agravarse más aún en los próximos meses, según opinión de los más calificados economistas y de estudiosos de esta materia, en Universidades Nacionales.
Es risible, por no decir ridículo, y ello forma parte del show, escuchar a quien tiene los hilos del poder, manifestar olímpicamente que “los Estados Unidos planificó los saqueos de San Félix y que tiene en sus manos las pruebas”, cuando de todos es conocido que el desabastecimiento de alimentos viene ocurriendo desde hace bastante tiempo, y que el régimen no ha podido solucionar por ninguna circunstancia. El tema del Esequibo, que Guyana lo ha tomado por los cachos, y ahora de víctima se ha convertido en victimario, lejos de conciliar mediante oficios diplomáticos, se empeña en agredir a su par guyanés, refiriendo que “la Exxon Móbil lo está llevando por un barranco.”  Desconoce, sin duda alguna, que las Relaciones Internacionales responden a los fines del Estado, y que la Constitución establece los principios de independencia, igualdad entre los estados, libre determinación y no intervención, y que la defensa de estos principios impone a la República, la práctica democrática en la participación y toma de decisiones, en el seno de organismos e instituciones internacionales.
Y para escribir una página más del absurdo cotidiano, tenemos una Asamblea Nacional en la que los militantes del partido del oficialismo, sin el menor pudor levantan su manos y aprueban por mayoría, cuando de castigar al contendor de la oposición se trata, bien sea para despojarlo de su curul, o manejar los hilos del poder y subliminalmente ordenar a los demás órganos sumisos al régimen, inhabilitar a ciudadanos que les estorba en el diario acontecer político. Y qué decir de determinados integrantes de la Fuerza Armada, que no acatan las disposiciones contempladas en la Carta Magna, en la ejecución de los altos fines que les ha sido encomendado, como institución esencialmente profesional, sin militancia política alguna, subordinada a la autoridad civil, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con la ley y la Constitución. Los parlamentarios del oficialismo y algunos oficiales de la Fuerza Armada, exhiben escasa comprensión, del lugar que les corresponde a cada uno en el ordenamiento democrático.
Sin detenerse a pensar en verdades tan elementales y sin medir las consecuencias de sus actos, parlamentarios y militares han hecho lo posible por debilitar aún más la frágil y maltrecha institucionalidad del país. Lo que queda después de este episodio es penoso, preocupante y sombrío. No solo por la tamaña irresponsabilidad de los diputados oficialistas que han levantado lanzas en contra de uno de los cimientos del convivir democrático y de la separación y control de poderes, sino sobre todo por las señales que vienen desde las Fuerzas Armadas,  a las que se les  ha visto metida de lleno en la política. En su predio, es común ahora – como un asunto cotidiano – por lo menos es lo que inferimos luego de las recientes declaraciones del titular de la cartera de Defensa,  tocar el tema político sin ningún recelo ni disimulo, bajo el pretexto de la defensa de un proceso de cambio arropado bajo una mal llamada revolución bolivariana. Los enemigos de antaño- viejos guerrilleros de los años 60 – a quienes combatieron ferozmente, ahora hacen vida común en el alto gobierno. Por eso ahora, con más fuerza, rigor y sin recelo alguno, Maduro afirma una y otra vez en sus largas peroratas discursivas, que el gobierno que preside es cívico-militar, al que habría que alternar su denominación para llamarlo, militar-cívico, pues sus más altos funcionarios en los cargos que detentan en la administración pública, llámense Ministerios, Gobernaciones, Alcaldías y empresas del Estado, llegan a sus despachos con botas, charreteras, condecoraciones, y por supuesto, armas.
Sin embargo, ante este desalentador cuadro, millones de venezolanos mantienen la esperanza y la fe de un nuevo amanecer democrático, y un mañana mejor para nuestros hijos y para la Patria. No se puede permitir, que la ceguera y el oportunismo sigan haciendo de las suyas, y que estas dos instituciones: Asamblea Nacional y Fuerza Armada, sean el péndulo para mantener en el poder a quienes han defraudado por espacio de 16 años, a todo un pueblo merecedor de mejores destinos.
Sabias palabras, las que contiene una de las cartas que Bolívar le dirige a Santander, en la que refiere: “Catorce años ha que estoy renunciando al mando que contra todos mis deseos he conservado, unas veces por necesidad y otras por compasión. Hasta ahora he sido dócil a los ruegos; pero no lo seré más porque me es insoportable sufrir el oprobio de oirme llamar tirano y usurpador. Yo sé padecer todo menos esto. El horror que profeso a la opresión no me permite ser víctima de este sacrificio. Esta es mi pasión dominante, no la puedo doblegar, y mi mayor flaqueza es mi amor a la libertad; este amor me arrastra a olvidar hasta la gloria misma. Quiero pasar por todo, prefiero sucumbir en mis esperanzas, a pasar por tirano, y aun aparecer sospechoso, Mi impetuosa pasión, mi aspiración mayor es la de llevar el nombre de amante de la libertad”

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
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martes, 11 de agosto de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., DESAFUERO Y CORRUPCIÓN

Los estropicios que a diario perpetra el régimen, en manifiesta y abierta contradicción del espíritu de la ley y la Constitución Nacional, a lo que se le agrega el insulto, descalificación, atropellos, desmanes y excesos de poder, sin duda alguna constituyen una tropelía que incide en el estado de ánimo de los venezolanos, cansados de la desaforada actitud que con marcado acento y sin el menor escrúpulo, acometen día a día quienes arropados bajo un falso socialismo, al que etiquetaron demagógicamente con el nombre del Libertador y padre de la Patria, dejando de lado  los valores morales y éticos de los que siempre hizo gala el pueblo venezolano.

Salta a la vista que la arbitrariedad y sinrazón de dichos actos, refuerzan el carácter irreflexivo de quien se encuentra al frente de los destinos del país, así como el de sus conmilitones enseñoreados en los distintos cargos de la administración pública y demás poderes, llámense Consejo Nacional Electoral, Fiscalía General de la República, Ministerio de Justicia (¿), Defensoría del Pueblo (¿), Asamblea Nacional, Gobernaciones y Alcaldías, entre otros, quienes generalmente acompañan a Maduro en las cansonas peroratas televisadas y radiales en cadena, las cuales a diario realiza por cualquier pretexto, y que complacidos aplauden como focas las insolencias que a menudo profiere su jefe político, contra sus adversarios a los que califica de enemigos, traidores de la patria, apátridas, golpistas, imperialistas, terroristas, pelucones (término que se copió de Rafael Correa), y últimamente conspiradores y aliados del paramilitarismo.
En un estado de derecho, la ley contiene la presunción de ser conocida por todos y busca evitar los desafueros, corrupción, peculado y abusos de poder. No marca exclusividad ni monopolio y rige para toda una sociedad sin discriminación alguna. Por lo que quienes la quebrantan como es el caso del régimen venezolano, por ignorancia, insensibilidad o por insolente irrespeto a la sociedad y a la ley, no solo violan la misma, sino también la carta fundamental de la República, convirtiéndose en transgresores y lo que es peor – y así lo califican en los cenáculos internacionales - en un gobierno forajido que violenta los derechos humanos y coarta la libertad de expresión y de prensa.
En  nuestro país pocas personas confían en la justicia, porque muchos de quienes la transgreden, se esconden o huyen apoyados por la acción cómplice de un  régimen, que se ha hecho de la vista gorda desde hace tiempo, pese a las denuncias incluso formuladas por personas de su entorno político, como es el caso del que fuera Ministro de Economía y hombre fuerte del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Jorge Giordani, que en una reunión del gabinete presidencial acusó del apoderamiento de más de 25 mil millones de bolívares, a personas ligadas al régimen, encubiertas en empresas de maletín. Desde entonces y hasta la presente fecha, nada se ha sabido que los culpables de este delito hayan sido sancionados y penados por la ley. Está claro entonces, que existe una displicencia y celestina actitud de quienes se encuentran al frente de los órganos competentes, obligados a reparar el enorme daño que se perpetrado contra el erario del estado, por lo que el delito ha quedado en la más desafiante impunidad.
Son muchos los casos de corrupción que se han denunciado, desde que llegaron al poder quienes ardorosamente se ufanan de ser socialistas bolivarianos,  y tras haber delinquido  pasean su mal habida riqueza en las propias narices de la sociedad, y presumen de su nuevo escalón social, con apoyo de personeros del régimen que hacen mutis, o simplemente manifiestan que los órganos competentes son los llamados a tomar cartas en el asunto. Esa deliberada respuesta obedece, a que están conscientes de que organismos competentes para realizar estas investigaciones, son sumisos a las órdenes que provienen de las altas esferas del poder. Como se explica por ejemplo, la reciente adquisición a la empresa brasileña Embraer, del nuevo, flamante y lujoso avión presidencial, camuflado con las siglas de CONVIASA, para ocultar el lujo que guarda en su interior y cuyo costo es millonario. A ello habría que agregarle el valor de la otra nave presidencial, que se encuentra fuera de servicio, y que también suma otra opulenta cifra, lo cual hace un total de 150 millones de dólares.
Existe un natural descontento en la población, no solo por la imperante corrupción, sino además por la incapacidad del régimen en solucionar los graves problemas que confronta el pueblo venezolano: escasez de alimentos, medicinas, bienes y servicios, desempleo, nepotismo y la inseguridad que ubica a Venezuela en el primer lugar de violencia de América Latina. Solo basta conocer las desgarradoras cifras de hombres, mujeres y niños que ingresan a las morgues de todas las ciudades, para tener una idea de esta inimaginable situación jamás vista en toda la historia del país.
Pese al dramático cuadro antes referido, continúa presente la ineptitud, incapacidad, arrogancia, autoritarismo y prepotencia, desde Maduro hasta sus más conspicuos colaboradores, en su mayoría militares en servicio activo y prestados a funciones que nada tiene que ver con su formación castrense, quienes con su encendido verbo atizan las llamas de la violencia, cuya flama tiene su origen en la propia alma de esta mal llamada revolución bolivariana y marxista, que el propio Fidel Castro admitió como comunista.
La excesiva mediocridad y el nugatorio talento de Maduro y sus adláteres peseuvistas, han conducido al país a una repugnante e ineficiente gestión pública, que hace morir a la gente no solo por la agresión física, sino también por la hambruna y falta de medicinas, que diezman a la mayoría de la población adulta e infantil huérfana del apoyo gubernamental, ya que sus recursos son utilizados como botín por una sarta de ruines enchufados o boliburgueses, que nada les importa el sufrimiento de sus semejantes, a quienes con sloganes populistas les ofrecieron villas y castillos,  entonándoles cansones estribillos como “Patria, Patria, Patria querida….  y  así, así así, es que se gobierna”.
El país nacional exige una “razia” pero a nivel de los poderes públicos, desde la presidencia de la República, hasta Ministerios, empresas del estado, Gobernaciones, Alcaldías y cuanto organismo esté en manos de los socialistas de nuevo cuño, a fin de rescatar los valores no solo de nuestra nacionalidad, sino los morales y éticos, pisoteados a más no poder. Valores bajo las premisas de un sistema democrático con los debidos órganos constitutivos del poder público y una administración de justicia sólida y eficaz, y no la opereta que nos brindan como sucedáneo de todos los males, que solamente cura a los ahijados de los padrinos de la mafia venezolana.
El país nacional está ávido de restituir un Estado, que sea garante de los derechos humanos; de la libre empresa; libertad de expresión y de prensa; autonomía universitaria; seguridad social y bienestar de sus ciudadanos: hombres, mujeres, niños y ancianos. Un estado en el que se combata con todo rigor y el peso de la ley a la delincuencia, en todas sus manifestaciones y expresiones. Un Estado en el que la paz, sosiego, tranquilidad, seguridad y felicidad de sus habitantes retorne a tiempos pretéritos y hermane nuevamente a los venezolanos sin distingo de color, clases sociales, religiosas y étnicas.
En días pasados observamos el lado oscuro de la luna, y desde hace tiempo el lado oscuro del régimen. Es la hora de validar nuestra esperanza,  y bien lo dijo el Libertador en una de sus célebres citas: “Cuando los partidos carecen de autoridad, ora por falta de poder, ya por el triunfo de sus contrarios, nace el descontento y los debilita”. El 6 de diciembre es la oportunidad para que se concrete el anhelo y sueño de millones de venezolanos.
Carlos E. Aguilera A.,
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